Pero sigue siendo el Rey

Con dinero y más dinero, Juan Carlos I hace siempre lo que quiere, sigue siendo el Rey y su palabra, por supuesto, no la tumba la ley española. El amigo especial de Corinna actualiza el corrido mexicano en un pispás desde cualquier yate o palacio. Lo que está pasando en España con su exjefe de Estado es un escándalo de primera magnitud. Hasta el punto de que puso su residencia oficial (la Zarzuela) como dirección de referencia en una cuenta en Suiza después de recibir 100 millones de euros de una dictadura, como regalo, y traspasar 65 a una mujer misteriosa. Todo esto, en el ejercicio de su cargo.

Por supuesto

Alertan en La Información de que “limitar la inviolabilidad del Rey abre la puerta a la fiscalización de sus cuentas”. Correcto. ¿Qué hay de malo en eso? ¿No están todos los diputados y hasta concejales dando explicaciones de lo que tienen al acceder al cargo y al abandonarlo? ¿Por qué en el caso del jefe del Estado español es diferente? ¿Por sus gónadas? No es un improperio, es que son sus gónadas (y el machismo legalizado) las que eligieron al siguiente jefe de Estado español. ¡Por supuesto que hay que fiscalizar las cuentas de la jefatura del Estado! ¿Qué tipo de país es el que no lo hace? Pues eso.

El “centro-derecha”

En un país en el que al jefe de Estado se le permite cobrar y ocultar comisiones millonarias mientras fiscales, legisladores y jueces miran para otro lado, a la extrema derecha la llaman “centro-derecha”. Por lo menos, lo hace Carlos Iturgaiz que, en un medio que se dirige a ese público que se sitúa entre la derecha y la pared, reclama aunar todos los votos derechones (esto es cosecha mía pero estoy convencido de que se acerca más a la realidad) para que Vox no materialice ese escaño en Araba por el que pugna con el PNV. Ellos sabrán, pero la deriva del PP es preocupante: alimentó a la extrema derecha y ahora la dulcifica.

Un partido de aluvión

No tengo ni idea de si en Vistalegre III hubo “fraude y corrupción”, que es la acusación de “los críticos” en Podemos. Críticos a los que siempre representa el exdirigente de ese partido en Castilla-La Mancha, Fernando Barredo. Pero sí sé que estas críticas, esas corrientes internas, aquellas cribas de la directiva y los casos tan extraños como el de Pablo Iglesias ocultando una tarjeta de memoria con fotos personales de una colaboradora mientras denunciaba un robo, todas estas cosas, encajan perfectamente en lo que es Podemos: un partido de aluvión, de arrastre, en el que entra cualquiera, que luego Pablo Iglesias ya pondrá orden.

Un futuro de mierda

Como hoy es la jornada de reflexión, reflexiono. Y lo hago sobre una pieza en Ctxt sobre el futuro que nos vendían y el presente que pretenden que compremos: todas esas historias que, desde los años 70, nos alertaban de un mañana en el que las empresas sustituían a los gobiernos, de alguna manera, se han cumplido. De hecho, de la peor manera: “Uberizando” la economía e incluso con la pretensión de “uberizar” también los servicios públicos. Nos pagamos nuestra seguridad social y trabajamos para grandes empresas que ganan millones con rondas de inversión, en función de que otros ciudadanos tengan necesidades.

No podían faltar

Están bien alimentados con una doctrina que bebe de lo peor del pasado reciente en Euskadi, están amparados por los políticos que ya estaban en aquella época, y el domingo estarán de interventores y apoderados del partido que hace suyas las reivindicaciones y la lucha de los presos de ETA, así que, ¡cómo iban a faltar en la campaña! A algunos no se les secan las manchas de pintura en las manos cuando vuelven a pringarse otra vez: la tumba de Fernando Buesa ha sido atacada por pintura roja. La tumba, no el monolito. Ante hechos como este no vale hacerse el tonto y preguntar quién lo habrá perpetrado.

Estos, tampoco, claro

No, la vasca no es una sociedad enferma. El problema era que todos los enfermos, todos los sociópatas, encontraron algo que hacer durante 40 años y a alguien que, todavía hoy, les defiende. Lo de la sociedad enferma lo dijo Aznar… Y lo repite estos días Ortega-Smith cuando viene a hacer su campaña a Euskadi. Una campaña que, por desgracia, les va bien: Vox compite por el último escaño en Araba con el PNV. Un escenario inimaginable hace dos semanas, pero real: el fascismo español ha encontrado la rendija para colarse en el Parlamento Vasco, sin programa e insultando a los vascos. Pero ahí están: llamando a la puerta.

La sonrisa de Juan Carlos I

En España, la sonrisa de Juan Carlos I es un bien de primera necesidad. Por eso la cuidó Franco, por eso la han cuidado la mayoría de los diputados españoles, y todos los ministros y ministras, presidentes y vicepresidentes, por eso la ha cuidado la prensa española durante décadas, por eso, puede, solo puede, es una hipótesis, una elucubración, una idea que todavía no sé ni cómo se me ha llegado a ocurrir, la judicatura española mire para otro lado. Qué locura. Seguro que Juan Carlos I sonrió cuando leyó esta noticia en El Confidencial: “El retraso en la causa a Juan Carlos I deja prescrito el peor delito fiscal que afrontaba”.

Tan mayor y tan listo, y dice esto…

Me sorprende que un profesor de Ciencia Política no conozca una de las garantías más básicas de una democracia: el control mediático al gobierno. Cuando yo escribo sobre el vicepresidente dudando de sus declaraciones, como ahora mismo, estoy garantizando que haya un pensamiento discordante. Es la diferencia entre una democracia y una dictadura. Pero en el sentido contrario no funciona: la crítica política a un periodista, o peor aún, el señalamiento, es una práctica, de hecho, antidemocrática. Esto funciona así. ¿Puede cambiar, como sugiere Iglesias? Sí, pero entonces no será una democracia.

Ponte la puta mascarilla

El periodista Txabi Segovia lanzaba en su Twitter un mensaje conciliador, como él es: “Si antes caló el ‘yo me quedo en casa’ ahora es urgente que cale el ‘yo llevo mascarilla’. Los últimos rebrotes de Ordizia, A Mariña o Lleida demuestran lo importante de llevarla siempre. Por ti, por los demás. No cuesta tanto. Yo llevo mascarilla. ¿Te apuntas?”. Yo soy mucho más bruto: si antes caló el “quédate en tu puta casa”, espero que cale ahora el “ponte la puta mascarilla”. O el: “Déjate de putas excusas”. O el: “No eres más putomacho por no ponértela”. O el: “Este puto virus mata y la mascarilla salva vidas”. Me apunto, Txabi.

Iglesias, saca las cuentas

Pablo Iglesias no quiere que Ciudadanos apruebe los presupuestos del Gobierno Español, del que forma parte, y al mismo tiempo, quiere echar al PNV del Gobierno Vasco. ¿Qué van a hacer PSOE y Podemos sin el apoyo del PNV? ¿O creen que el grupo de Aitor Esteban seguiría sosteniendo una mayoría tan frágil con Urkullu expulsado de Ajuria Enea? ¿Han hecho los números bien en Madrid? Igual sí los han hecho y prefieren una lehendakari socialista (porque tengo claro que a Mendia se lo van a ofrecer), reventar el Congreso y volver a convocar unas Generales, puede que con doble vuelta, como le gustan a Sánchez.

Un músico verdaderamente universal

Sigo con Iglesias, porque este es de los que lo aprovechan todo: con la muerte de Ennio Morricone le ha aparecido una oportunidad para hablar del antifascismo de Novecento… Y del suyo propio. Curiosamente, el responsable de prensa de Vox aprovechó también el deceso del compositor para sacar su bandera, en este caso, la religiosa, porque Morricone fue el autor de la BSO de La Misión. Así es la grandeza en la nueva normalidad y en la nueva política: te mueres y todos te utilizan para el tuit, para el guiño, para molar. Lo malo es que te tienes que morir para ser trending topic. Bueno, lo malo es Twitter. Directamente.

A Echenique, como a todos

Pablo Echenique volvió a dar muestras de ser el político español más sobrevalorado del momento cuando hizo suyo un vídeo del digital de Podemos (por lo menos, el que Podemos promociona en sus canales oficiales, en los que pide a sus afiliados que se abonen al medio) criticando a Vicente Vallés. Echenique no me gusta. Vallés me deja más indiferente que a la mayoría. Y sí, me parece mal que el político señale al periodista, igual que me lo ha parecido en todos los casos anteriores. Por eso lo critico. Los que dicen que solo señalamos a Echenique que se miren el ombligo y nos dejen en paz.

Así lo han querido

Tenemos elecciones en Euskadi, estoy bastante seguro de que la geometría variable de PSOE y Podemos va a acabar por enfadar a todos los partidos, por lo que tendremos elecciones generales en 2021, y porque toca también las habrá en Catalunya. Unas elecciones que, según El Nacional, ganaría ERC ampliamente. ¡Cómo no! El PdeCat sigue desmembrándose (ahora ha nacido un Partido Nacionalista Catalán y hay una amenaza de escisión) y parece que tampoco les importa ni a Puigdemont, ni a Torra, ni a Bonvehí. Una cosa era refundar CiU y otra, esto. Su travesía del desierto va a ser muy larga. Y con compañeros sospechosos.

Cuando el problema es la ley

Nadie quiere que ocupen su casa. La presión vecinal como en Portugalete está anticipándose a la acción judicial. Y ahora sabemos que en Baleares el fiscal superior de Baleares “autoriza a las fuerzas de seguridad a desalojar una vivienda sin intervención de un juez. Si los agentes ven la situación clara, están legalmente amparados para abrir la puerta y expulsar a los okupas, lleven allí el tiempo que sea. Incluso los pueden detener” (El Confidencial). “Solo se necesita que el propietario denuncie”. El resultado es que se “ha reducido el problema”. Vaya. Entonces, ¿cuál es el problema? Pues que lo solucionen.

¿Y si cuentan la verdad?

La política es compleja y el gobierno, muy difícil. Así que cada vez que veo un debate complicado reducido a puro maniqueísmo sé que el que quiere simplificar intenta engañarme. Pasa, por ejemplo, con la Educación Concertada que la autoproclamada izquierda ataca siempre pero que sigue subvencionada. ¿Por qué? Porque los gobiernos prefieren mantenerla que construir todos los colegios necesarios y sacar todas las plazas precisas de funcionarios, sobre todo, en tiempos de contracción de la natalidad. Así que, sí, la Concertada hace un servicio educativo pero también a la gestión de lo público.

También sobre los impuestos

Por supuesto, me parece estupendo que la presión fiscal sea progresiva y que se tribute por tramos, como en la actualidad. Con esos impuestos se van a pagar las facturas de la crisis sanitaria y económica provocada por el coronavirus, pero parece que no son suficientes. Gravar más a quien más tiene, insisto, es adecuado: sucede cuando la presión fiscal crece en todos los tramos, esto es, nos toca a todos. En El Confidencial explican que el margen para incrementar los tributos está, precisamente, en el lado bonificado: el de los trabajadores. Si alguien creía lo contrario, que vaya haciéndose mayor.

Pongamos el precio de todo

No me gustó el capítulo final de El Ministerio del Tiempo. De hecho, me parece que desmerecía a toda la temporada y todo lo que habíamos visto. Pero celebro que un ente público apueste por producir y grabar ciencia ficción, dinamizando la industria. Lo que tiene que hacer. Pero para el diputado de Vox, Manuel Mariscal, que cada capítulo cueste más de medio millón de euros (que va a trabajadores) es motivo de crítica cuando sirve para hacer chistes como que Bertín Osborne llega a presidente de España. La chanza era mala por fácil, pero la crítica es mala por perversa: todo lo que no les gusta es un chringuito.

Más barato, en Lidl

El acierto de Lidl es indiscutible: ha sabido producir unas zapatillas con sus colores corporativos que se han agotado en Finlandia, Alemania y Bélgica, algunos de los países donde se han comercializado. En otros, como Irlanda, los clientes las reclaman. Pero pueden encontrarse en las aplicaciones de compra-venta entre particulares con un notable incremento: de los 14,99 € que costaba el par en el supermercado hasta los 500 que piden los más atrevidos. Esto me invita a hacer dos reflexiones: nos estamos volviendo tontos, sin duda. Y el “marquismo” está cambiando: la moda hoy es igualmente absurda pero ya no manda el precio.

Ya puede empezar el fútbol femenino

Por fin, en España, hay fútbol femenino. Por fin, en España, es posible aficionarse a este deporte. Por fin, en España, hay mercado de jugadoras, litigios entre padres-representantes y clubes, y hasta debate. El Real Madrid ya ha llegado al fútbol femenino, ahora, sí, las chicas saben pegarla con efecto, como Beckham. Es lo que trasciende del aluvión de noticias porque el Tacón ya no es el Tacón, ahora es el Real Madrid, con jugadoras que abandonan sus clubes atrapadas por los cantos de sirenas blancas, como en el fútbol masculino. Ojo, puede que la igualdad real pase por eso, por hacer las cosas también mal.

Correcto

Los carroñeros no fallan, como Cake Minuesa. Al principio, la izquierda puso de moda el periodismo a lo Gonzo: lanzándose a preguntar a bocajarro, sin petición de entrevista, sin conversación previa. Una cámara y un micro encendidos, y un periodista “valiente”, solo hacía falta eso. Y el formato lo ha hecho suyo uno que trabaja para contentar a los ultras y asalta al lehendakari en la calle preguntándole por los dos trabajadores sepultados en Zaldibar. En un momento, Minuesa le dice que él representa a los españoles como Urkullu, a lo que el lehendakari contesta que se siente solo vasco. Correcto.

Pero, ¿qué tensión?

A la extrema derecha hay que ponerla en duda siempre. Es una obligación como demócrata. Así que, si Vox dice que no va a encontrar apoderados en Euskadi, donde no tiene ningún representante público, por el clima de tensión, lo primero que hay hacer es dudar: es por la tensión, ¿o es porque no tienen a nadie? Pero, ¿tienen votos en Euskadi? Sí, pero si uno repasa dónde los obtiene en esas aplicaciones que el año pasado se popularizaron, para conocer qué votan tus vecinos, suele coincidir con las zonas en las que hay casas-cuartel. Comprobarlo es fácil, pero replicar el discurso de los ultras es más fácil.

Parece razonable

Según Reuters, al final, las redes sociales tendrán la misma responsabilidad y estarán sujetas a las mismas normas para emitir contenidos que los medios audiovisuales. Por lo menos, en Europa. Así, la regulación que se aplica a estos (que será similar a la que se aplica a la prensa tradicional) valdrá también para esas redes que siempre se amparaban en que el contenido era de los usuarios, no de las plataformas. Sin embargo, los módulos de publicidad sí eran de ellas, claro. Parece bastante razonable que la vara de medir sea una que, no solo ya existe, sino que es el estándar que la ciudadanía reconoce como propio.

El fútbol, a la baja

Es un dineral infame y difícilmente recuperable, visto lo visto los años anteriores, pero los 975 millones de euros que ha pagado Telefónica por el fútbol español hasta 2024 “está por debajo de lo pagado en el contrato para las tres temporadas anteriores” (El Confidencial). La burbuja del fútbol se pincha: ya no hay más seres humanos a los que impactar, ya no se puede pagar más por ver el fútbol, hemos llegado a nuestro tope. Igual que no podemos pagar 100 € por una camiseta. Y no, no es cierto que se vea en China o en India masivamente, ni que allí paguen tanto como aquí por ver los partidos o por el merchandising.

Sí, somos ridículos

No, no hemos teletrabajado todavía. No tenemos ni idea de lo que es ni de si lo queremos. Así que empezar a elucubrar sobre las puertas que abre el teletrabajo es ridículo. Tan ridículo como el que haríamos los urbanitas, si finalmente se normaliza, retirándonos a pueblos a teletrabajar. Daniel Gascón ha reflexionado sobre ello en su novela, y me temo que todas las sátiras e ironías sobre el ridículo que haríamos se quedarán cortas. Pero volvamos al principio: probemos el teletrabajo primero en casa y llevemos el 5G a los pueblos. Pero por los que están, no por los que irían a teletrabajar.