¿»Ideológica»?

Me ha sorprendido mucho este titular en El Confidencial: “Ciudadanos entra en fase autodestructiva y la brecha ideológica interna se ensancha”. ¿Ideológica? El problema del partido, precisamente, es que es una amalgama, que no tiene un cemento ideológico que evite que se convierta en una centrifugadora. El final del partido de Arrimadas y Bal, lo he escrito varias veces en la columna, me recuerda al final de EA. En el español insisten en que son neoliberales igual que en el vasco abrazaron la socialdemocracia hasta que Bildu les hizo el abrazo del oso. Pero en ambos casos su objeto fundacional fue la ambición. Y así acaban.

Liberales en lo económico, fachas en lo moral

Ciudadanos acabó con UPYD y cebó a Vox. Esa ha sido su aportación a la política española. Por el camino ha dejado un reguero de políticos de muy bajo nivel que pulsaron el botón de descenso al sótano en el ascensor parlamentario. Nada más. Su liberalismo es de empeño: tuvieron que empeñarse en que eran liberales porque algo tenían que ser y porque sirve como excusa para casi todo. Por ejemplo, seguro que se declaran liberales en lo económico (y un poco fachas en lo moral, aunque no lo confiesen) los “inversores y grandes patrimonios” que “disparan las consultas a bufetes para tributar en Italia” (Vozpópuli).

“Solo es el inicio”

Poco estamos hablando de una de las consecuencias que tendrá la pérdida de valor de las criptomonedas: las empresas vinculadas a estos activos (que para mí nunca pasaron de estafa piramidal, lo siento) se metieron a promocionar eventos y equipos deportivos pagando, precisamente, en criptomonedas a sus patrocinados. Ahora, equipos como el de Mercedes en Fórmula 1 anuncian que rompen contratos. En algunos casos, las pérdidas de dinero suponen un agujero importante en los presupuestos, pero entiendo que serán pocos los equipos que admitan que tienen problemas de liquidez por los criptoactivos.

Un mundo descontextualizado

Llevo tiempo pensando que, si bien la iconoclastia ha sido común a todos los cambios generacionales, el modo en el que la juventud actual ha sido empoderada (por sus mayores) y ha roto con todo lo anterior es exagerado y no necesariamente positivo. Además, es evidente que el consumo cultural hoy es a pildorazos: escuchamos canciones en Spotify pero no las ponemos en su contexto, esto es, un disco. En CCCB Lab, Ainhoa Marzol reflexiona con acierto sobre “la multiplicación de los microformatos” que “propicia la viralidad” pero “también puede tener efectos bien nocivos en cómo accedemos a la información”.

Cuidémonos

Confieso en estas líneas que más de una vez he hecho que el camino de vuelta a mi casa pasara por delante del Café Farggi, en la calle Esperanza de Bilbao. Lo hacía cuando necesitaba mejorar un día. Esta semana me he enterado del cambio de gerencia de la peor manera posible: un post en Instagram anunciaba el fin a quince años de café y trozos de tarta que disolvían cualquier mala jornada, “por problemas de salud”. Me encantaría poder dar las gracias en persona a quienes me han endulzado la vida con su dedicación, y ojalá no fuesen necesarias noticias como esta para recordarnos lo importante que es cuidarnos unos a otros.

Déjalo, Isabel

Isabel Díaz Ayuso se ha pasado de rosca. Ya ni siquiera llama la atención, que es lo peor que le podía pasar, con sus apelaciones constantes a ETA, algo que no le toca ni por tiempo ni por lugar. Pero ella insiste, y esa una señal más de su debilidad, de su desgaste e incluso de su fragilidad. La mujer fuerte, la única del PP que mantenía el pulso con la extrema derecha se ha quedado sin argumentos y empieza a dar vueltas en círculos: el gobierno de Sánchez lo hace todo mal y ETA vive, la lucha (la de ella) sigue. De ahí no la sacas. Si algo he aprendido estos años es que al político hay que darle tiempo antes de decidir que sabemos cómo es.

La cosecha de los vientos

Para parar a la fascistada es necesario hablar claro, llamar a las cosas por su nombre y señalar lo que necesitemos señalar, para bien y para mal. Y si el tono en el Congreso ha subido hasta lo insoportable no es por casualidad: porque el PSOE ha dejado hacer, porque al PSOE le interesaba que Vox sacara la cabeza, porque al PSOE le venía bien que Abascal le comiera la tostada a Casado, porque si el PSOE es el objeto de la ira de Vox, y esta es visible, es bueno para el PSOE. Pero ahora toca recoger las tempestades: los discursos se han ido de lo permisible y la cámara se le ha ido de las manos a la Mesa. Pero todo ha sido por un motivo.

La dictadura china, en plenitud

Nunca me he creído el relato de China sobre el surgimiento, la expansión y la mortalidad del coronavirus en su propio territorio. Y la política de “cero covid” del gobierno me invita a pensar que en aquel país el impacto de la pandemia fue terrible (no quiero imaginar lo que puede estar pasando en Corea del Norte), sobre todo por la terquedad de la dictadura. ¿A qué tiene miedo? ¿Qué sabe el gobierno chino que ocultó y sigue ocultando que le mueve a actuar de esta manera? Confinamientos forzosos, violencia, señalamiento… En El Confidencial lo resumen así: “Intimidación y secretismo: la táctica silenciosa de Xi para minar las protestas”.

Así tiene que ser

No, Elon Musk no está obrando el milagro, no está consiguiendo que Twitter funcione con menos personal después de haberse librado de quienes querían que su trabajo fuese compatible con su vida, Musk está dejando cosas sin hacer. Las más peligrosas. Y la Unión Europea, como cualquiera que no se enamore rápidamente de los latigueros con mucho éxito, se ha dado cuenta: “El comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, pide al magnate que Twitter destine ‘suficientes recursos humanos’ para cumplir con las nuevas reglas de Bruselas sobre control de contenidos” (La Información).

Un trabajo mal hecho

La mayor parte de las y los aficionados a la selección española de fútbol se enteran de lo que dice Luis Enrique Martínez en Twitch gracias a la prensa tradicional. Después de ver durante años la acción de las y los grandes prescriptores en redes sociales o plataformas tengo claro que estas necesitan a los medios tradicionales como complemento, por lo que no entiendo el “miedo” que, como bien apuntan en Magnet, “evidencia” la manipulación de la COPE a una emisión para presentar como burdo al seleccionador asturiano, que lo está haciendo muy bien como streamer amateur. Ese nerviosismo de la radio deja ver, sobre todo, desconocimiento.

«La ignorancia es muy atrevida»

Tiene razón Ricardo Marquina con la apostilla de su tuit (“La ignorancia es muy atrevida”) sobre lo sucedido en la grada de animación de San Mamés el pasado sábado, cuando la Ertzaintza se vio obligada a retirar una bandera prorrusa del Donbas. “Estos palurdos pasarían el resto de su vida en la cárcel si defendieran posiciones separatistas de cualquiera de las minorías lingüísticas, étnicas o religiosas de Rusia”, recordaba el periodista desde la propia Rusia. Me temo que es tan sencillo como eso: la falta de ideas propias es sustituida por ideas incrustadas por medio de una propaganda burda que no penetra en la mayoría.

La Ikurrina ya fue perseguida

El fascismo no entra dentro de la libertad de expresión. Ya lo explicó Popper en su famosa paradoja: si dejas espacio a cualquier tipo de fascismo, por pequeño que sea, en San Mamés o en Euskadi Irratia, ese fascismo acaba por comerte. Por lo tanto no vale apelar a esa libertad, ni mucho menos equiparar una bandera prorrusa del Donbás a la Ikurrina. Porque la Ikurrina no será perseguida mañana: ya lo fue. Y no solo por Franco. La Ikurrina fue una bandera despreciada y vetada por quienes intentaron desde los fondos del antiguo San Mamés pretendían sustituirla como símbolo por un águila negra sobre fondo amarillo.

Justifícame esto

No en el Donbás, pero sí en Jersón, territorio ucraniano ocupado por Rusia de la misma manera, por la fuerza, han asesinado “al director de la Filarmónica después de negarse a tocar para los invasores” (El Nacional). Igual el portador de la bandera en San Mamés puede justificar las razones de la ejecución de Yuri Kerpatenko en su propia casa, evidentemente, sin ningún tipo de juicio ni sentencia previa. El músico se había negado “a actuar ante las tropas invasoras en un concierto pensado para mostrar ‘la mejora de la vida en Jersón’” (El Nacional). Si tengo que elegir bandera, elijo la de Kerpatenko.

El amigo de Rusia

La valentía de las mujeres iraníes y la dura represión de su régimen no han recibido la necesaria respuesta internacional mientras el país se veía como un posible aliado para reducir la dependencia hacia Rusia. Pero eso ha cambiado con el uso que podría estar haciendo Putin contra la población ucraniana de drones con carga explosiva de fabricación iraní, lo que ha permitido que pongamos la lupa en la batalla por los Derechos Humanos más básicos. Así que toca señalar el cinismo previo y, después, difundir titulares como este: “Detenida por el régimen de Irán la escaladora Elnaz Rekabi tras competir sin velo en Seúl” (República).

Se larga porque quiere

Uno que ha dejado claro cuál es su bandera es Martin Varsavsky, que dice sentirse “acosado fiscalmente” y por eso “tengo que irme” (El Confidencial). Juanma López Zafra, por su parte, asegura en Twitter que el inversor “se larga, porque lo echan”, en referencia a los impuestos. Y ante semejante colección de tonterías yo solo puedo aportar que Varsavsky se va porque quiere y porque su única patria es su dinero. En esta situación ni es la víctima ni tiene que ser el modelo a seguir. Al contrario: señalar sus contradicciones (a ver en qué país acaba, a ver cuándo regresa a España) y su insolidaridad es una obligación.

No, «hablar» no es lo que nos molesta

Según El Diario, Antonio Garamendi “ha pedido ‘no hablar de ricos y pobres’, en referencia al Gobierno, ya que son planteamientos ‘preocupantes’, en opinión del líder de la patronal CEOE, que dividen y radicalizan a la sociedad”. En realidad, hablar de ellos no nos radicaliza: llevamos años hablando de Bill Gates y no han llovido ordenadores desde las ventanas. Lo que hace que la sangre hierva es que los ricos se beneficien de nuestra pobreza con tanto descaro, que ganen más dinero cuando peor lo pasamos y que se sientan tan impunes que, además, hagan ostentación de sus millones. Eso sí que nos radicaliza.

Un ejemplo

Es tal la impunidad con la que actúan y son beneficiados los ricos que solo tardamos unos segundos en encontrar un ejemplo en El Confidencial: “El fin del impuesto del patrimonio en Andalucía ha disparado el interés inversor en los pisos turísticos en la comunidad, según afirma Carlos Pérez-Lanzac, presidente de la Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía”. Todo va bien para quien más tiene. Y el resto nos conformaremos con contratar en Airbnb una semana de vacaciones a mil euros más gastos (en el Mercadona). Y sí, las bajadas impositivas benefician a quienes pueden comprar pisos turísticos.

Nazis pero frikis

A quien lleva años reivindicando un día nacional casposo, basado en un falso descubrimiento y una blanqueada invasión, sacando hasta a la cabra de la legión a pasear, no le puede sorprender que la fachada lo celebre. Y este año, ya sin medidas contra la pandemia, ha sido abiertamente apoyado por la extrema derecha: “Democracia Nacional ha protagonizado una manifestación con autorización legal en Barcelona, donde se han exhibido esvásticas. En Madrid, militantes franquistas grabaron y difundieron los abucheos contra Pedro Sánchez” (Público). Manifestaciones nazis y, por lo que hemos visto en fotos y vídeos, también frikis.

Hablando de fachas…

El relato de Anna Romandash en El Independiente sobre la situación en Zaporiya es estremecedor. No se fija tanto en los avances rusos y en la contabilidad de las víctimas ucranianas, la periodista pone el acento en los sentimientos, de rabia, impotencia y ganas de venganza, de la ciudadanía que se ha visto ocupada por la fuerza y, ahora, masacrada por los misiles rusos. ¿Qué podemos esperar? ¿Una resistencia pacífica? ¿Una aceptación y adaptación a las autoridades rusas (idioma, inlcuido)? ¿Nos parece mal las ganas de empuñar un fusil que han sido despertadas por la invasión rusa?

Justifícame esto

Las y los equidistantes y quienes justifican a Rusia usando sin rubor su argumentario (y vemos ejemplos casi a diario) forman una banda asquerosa. Sus piruetas y su retórica nos resultan más mareantes cada día que pasa. Y su silencio, cada vez más pesado: ¿quién puede justificar este chantaje de Rusia sobre Europa: “Gazprom alerta a Europa: ‘En poco tiempo se pueden congelar ciudades enteras’”? ¿Qué maniobra de la OTAN puede explicar eso? ¿Qué discurso en Bruselas ha resultado una ofensa al pueblo ruso para que el Kremlin actúe de esa manera mafiosa con su empresa pública de gas? ¿Cuántas tonterías más tenemos que escuchar?

Defienden a este

“El general Sergey Surovikin se ha estrenado con un ataque contra civiles en Kiev” (Público). El nuevo jefe del Ejército Ruso en Ucrania, nombrado el pasado sábado, solo dos días antes de que empezaran los bombardeos, tiene un largo historial: asesinato de manifestantes rusos durante unas protestas, matanzas en Siria, comercio ilegal de armas, operaciones sangrientas en Chechenia y, por supuesto, una alta distinción militar, la de ‘Héroe de Rusia’, que le impuso Putin. Quien defiende las acciones “defensivas” del Kremlin matando a civiles en Ucrania ante cada derrota militar, defiende a Surovikin. Que nadie lo olvide.

Indefendible

No hace falta ir tan lejos para encontrar hechos y personas indefendibles. “Las petroleras sacan más margen de beneficio que nunca a la gasolina y al diésel. La CNMC revela que el margen bruto de distribución de gasolina 95 y gasóleo A –sin contar impuestos ni petróleo– se elevó en julio al máximo histórico” (El Confidencial). O lo que es lo mismo: Putin no es el culpable, es la excusa para subir los precios. Y leer y escribir esto me deja estupefacto. Más bien, me deja con ganas de soltar un par de insultos. Y entiendo lo que es una empresa y la lógica del beneficio al accionista, pero no entiendo el abuso. Venga de quien venga.

Somos insostenibles

Nuestra civilización es insostenible. No tenemos recursos suficientes para satisfacernos. Y ya no hablo solo de la voracidad de las y los ultrarricos: “China se come un tercio de todo el pescado del mundo” (Xataka). “El 80% de todo el pescado que se ha recogido este año en las aguas internacionales frente a países como Argentina, Ecuador o Perú lo ha recogido China”. Y lo hacen porque sus caladeros están esquilmados y diezmados por su actividad industrial. Pero “el pesquero es solo una de las muchísimas facetas que tiene el hecho de que cada vez hay más millones de personas incorporándose a estilos de vida intensivos en recursos”.

El gran “descontrol” de China

Dentro del gigantesco “descontrol” de la cuadriculada dictadura China también nos encontramos con TikTok. En realidad, la falta de alimentos o el éxito desmedido de esta red social son consecuencias de un crecimiento bien calculado. Si proyectan alguna sensación de caos no es por descontrol, sino por lo pésimas que son algunas consecuencias. En el caso de TikTok, los contenidos perniciosos, como la cantidad de cuentas en las que dan consejos sobre invertir en criptomonedas que esconden venta de producto (cursos, inversiones) van a ser regulados, por lo menos, por la CNMV, según La Información.

La gran metáfora

El cuadro hiperrealista que pintó Antonio López de la familia real española, por el que cobró 300.000 €, y que retrata a Juan Carlos I y Sofía de Grecia junto a sus dos hijas y su hijo (un pelín apartado) está actualmente cubierto por “un visillo con el que se oculta el cuadro cuando hay visitas oficiales porque se avergüenzan de él” (El Periódico de España). No solo eso: “Mientras que Felipe es capaz de mandar al ostracismo a su padre, no se atreve a retirar el cuadro de ahí. Por eso, cuando finalmente lo quiten, que lo acabarán quitando, ¿qué van a poner? Felipe está tan asustado, que ni siquiera ha querido pintarse como rey”, según Peio Riaño.