Trabajar es malo para la salud

No es un chiste, tampoco lo escribo alegremente: en Magnet han recopilado varias fuentes relevantes (economistas de prestigio), el Financial Times y hasta mutuas españolas, que coinciden en que nuestra salud es cada vez peor y el trabajo es la causa. Es cierto que ya no tenemos los problemas físicos de otras épocas, pero los psicológicos y emocionales se están disparando (y eso sin hablar de los infartos y la incidencia del cáncer por no poder cuidarnos debidamente). Todo esto sucede por el tipo de vida laboral que llevamos, que absorbe toda nuestra vida y para mal, según los indicadores, los expertos y nuestra propia vivencia.

Hay alternativas

Ante la certeza (no solo mía, sino de cada una y de cada uno de nosotros) de lo que nos resulta perjudicial, esta sugerencia en Genbeta: “Trabajar cuatro días a la semana reduce el estrés de los trabajadores y esto da más ingresos a las empresas: eso dice este estudio”. En las empresas en las que hicieron la prueba piloto “bajó el estrés, el agotamiento, la fatiga y los conflictos familiar, mientras que la salud física y mental mejoraron. Los empleados utilizaron su día libre para aficiones, las tareas domésticas y su cuidado personal”. “Se produjo una reducción de 6 horas de trabajo” pero ganaron un día a la semana. Un día de vida.

También ganaron las empresas

No solo las y los trabajadores que participaron en el experimento de la semana laboral de cuatro días obtuvieron beneficios: “Las compañías que optaron por el nuevo modelo horario sin tocar el sueldo aseguran haber crecido en 2022 en volumen de negocio y en empleo, además de sortear los problemas de falta de personal”. El titular es de La Información, donde han preguntado directamente a las y los jefes de empresas, de diferentes sectores y con un modelo de negocio de cara al público (no solo oficinas), y todas y todos coinciden en que es posible crecer con un modelo de cuatro días laborales.

Con esto, ganamos todos y todas

La subida del SMI y de los sueldos, en general (tengo mis dudas cuando sé que con los sueldos de todas y todos seguimos financiando que la diferencia aumente entre el sector público y el privado), es una buena noticia. Muy buena. Para empezar, pone sobra la mesa que en hostelería “un salario mínimo de 1.082 euros sería prácticamente igual que el sueldo medio” (El Economista). Pero no se trata solo de sectores (“el salario medio en la agricultura, ganadería o pesca se sitúa en los 1.352 euros brutos”): “El SMI superará el 68% del sueldo medio en Extremadura y casi toda Andalucía”.

Sí, somos pobres

 “En 2022 han aumentado de forma notable quienes se ubican como ‘clase baja’ o ‘pobre’ en el CIS, un movimiento que señala a un factor clave: la inflación y el daño que está causando en los más precarios”. Esto en El Diario me ha gustado porque creo que es un despertar. No pertenecemos a una clase media porque, por comparación, vivamos mejor que mucha gente. La verdadera clase media, de hecho, vive mucho mejor que nosotras y nosotros, con vacaciones y coche propio. Nos han hecho creer que lo básico nos convierte en clase media para que consumamos sin remordimientos, pero la realidad es que no podemos permitírnoslo.

Dos meses luchando por su vida

Se juegan la vida, literalmente, pero las y los manifestantes en Irán saben que con sus protestas están jugándose la vida que pueden llevar. Después de “dos meses de atroz represión y derramamiento de sangre” (República) nada ha cambiado, y el régimen ahora condena a muerte a algunos manifestantes detenidos. Manifestantes hartos de que en su país una lectura integrista de la religión haga que las mujeres especialmente vivan con miedo porque las pueden matar, como mataron a Mahsa Amini por no usar correctamente su hiyab y por ser kurda. La comunidad internacional no puede mirar a otro lado ni un día más.

Hemos enriquecido y adorado a idiotas

Elon Musk es solo el ejemplo más visible de que algunas fortunas, además de indecentes por su volumen, son intolerables por cómo se han conseguido: el único mérito del de Twitter es haber entendido mejor que nadie (solo Jeff Bezos le hace sombra) cómo funciona esta nueva economía virtual. Pero no son los únicos: Stephen Findeisen recordaba en su cuenta en Twitter que Sam Bankman-Fried y Elizabeth Holmes habían aparecido en la portada de Forbes poco antes de perder sus respectivas fortunas con ventas fraudulentas y evidentes señales de no tener ni idea de cómo funciona un negocio básico. Las y los ricos son el lastre.

Insisto

Amancio Ortega no me parece el peor, comparado con los Musk, los Bezos, los Bankman-Fried y las Holmes, pero es evidente que forma parte del grupo que pone en peligro nuestra civilización: “Ortega más otros 124 multimillonarios contaminan tanto como toda Francia, según Oxfam. Las personas más ricas del mundo producen 393 millones de toneladas métricas de emisiones de CO2” (El Economista). No podemos permitirnos sus jets privados, su exclusividad asentada en importaciones de lujo hasta sus casas y sus negocios, o sus excentricidades (como poner en marcha empresas de cohetes espaciales).

Cada cosa, a su tiempo, pero…

No podemos pedir a IU, ni a Sumar, ni a Podemos, que haga algo contra las y los ultrarricos. Son las instancias supranacionales las que deben tomar la iniciativa porque son las únicas que pueden hacer palanca. Pero a los partidos de izquierda españoles sí podemos advertirles de que están haciendo un camino que puede acabar en un sitio muy pequeño o en un barranco. Elige tu propia aventura. Ahora IU “pide paso con un macroevento con mensaje a Podemos: ‘Somos la organización con mayor presencia municipalista’” (El Plural), después de saber que la coalición Unidos Podemos no se reedite para las próximas elecciones.

El tiro en el pie se lo dan todas y todos

Por el bien de la democracia solo espero que esta semana no pasemos otro episodio de bochorno en la izquierda española: “El padre de Yolanda Díaz la defiende frente a Pablo Iglesias: ‘No sé por qué tiene esa obsesión’” (El Independiente). ¿Qué hace este hombre, por mucho que sea un padre defendiendo a su hija, por mucho que haya sido un sindicalista conocido en Galiza, representando ese papelón en Cuatro? Las críticas de Iglesias, en cualquier caso, son el desencadenante, y parece que nadie es consciente de que con esta división televisada a la carrera electoral salen todas y todos cojos, aunque finalmente haya coalición.

Están en contra de las mujeres

Los insultos y la colección de malos deseos hacia Rita Maestre porque ha anunciado que está embarazada, sugerencias de aborto, incluidas, vuelven a demostrar que muchas personas no son provida, son antimujeres. Locos y tontos siempre ha habido y habrá, y es cierto que en Twitter están sobrerrepresentados, pero lo que estamos viendo desde hace algunos años (intensificado por la “nueva política”, especialmente la de Vox) es preocupante e intolerable. Quien tenga que actuar de oficio va a tener mucho trabajo, pero estaría bien que cada indicio de delito en redes sociales fuese perseguido para detener esta deriva hacia el abismo moral.

El feminicidio es real

Estamos asistiendo a una regresión en los derechos de la mujer y, al mismo tiempo, a un avance hacia ninguna parte como ha quedado demostrado con la mala interpretación de la “autodefensa” esta misma semana en Getxo. Además de eso, en los países en los que las mujeres siempre han sido tratadas como seres humanos de segunda categoría, como Arabia Saudí, ese país asquerosamente blanqueado, siguen produciéndose crímenes: “Arabía Saudí condena a 34 años de cárcel a una mujer por usar Twitter”. “Los cargos son por seguir y retuitear publicaciones a favor de la libertad y derechos de las mujeres” (El Economista).

Buzones para madres

Mientras todo esto sucede en Euskadi, en España y en Arabia Saudí, en EE.UU. han presentado otra idea que sigue yendo contra un derecho elemental de la mujer, el de decidir sobre su propio cuerpo: los buzones para dejar bebés que no pueden ser cuidados por sus madres, ahora que el aborto es ilegal en algunos estados, es un ejemplo muy elocuente de lo desquiciado que está aquel país. ¿De verdad es mejor colocar buzones para recién nacidos que facilitar la irrupción de embarazados no deseados? Y más en un país en el que estar embarazada y parir sale carísimo. ¿O es precisamente por eso?

Yo pensé lo mismo

Lo reconozco sin ningún problema: cuando vi a Sánchez asegurar que no iba a haber crisis ni remodelación en su gobierno lo primero que pensé es si esta sería a finales de agosto o ya en septiembre. A una conclusión parecida han llegado en República: “Sánchez puede estar preparando una crisis de Gobierno aunque lo desmienta porque nunca dice la verdad”. También tengo claro desde casi el primer minuto del gobierno de coalición de que Sánchez se presentaría a las elecciones con un gobierno monocolor después de alguna excusa. Pero cuando lo vaticiné Yolanda Díaz no era la política de moda.

Este tío es gi…

Nunca he tragado a Elon Musk. No puedo con los visionarios cuyo mayor mérito, al final, es acaparar millones. Tantos que si quiere puede comprarse Twitter (al final, no va a hacerlo) o el Manchester United (todavía no sabemos si es cierto o solo una exageración más). Pero esto no me parece lo más grave: su soberbia cuando explica que él apoya al ala izquierdista del partido republicano o al ala conservadora del partido demócrata, me sobra. ¿Y a mí, qué? Si es conservador que lo sea. Pero que nos deje en paz, que no pretenda darnos lecciones, que no nos chuleé solo porque es el conservador con más dinero del mundo.

Crispación

Si Alberto Muñoz ha escrito en El Periódico de España un párrafo inapelable, ¿quién soy yo para añadir nada más? Así que, ahí va: “Nueve de cada diez españoles esperan más de sus dirigentes. Esperan que bajen el tono, que lleguen a acuerdos y que resuelvan cuestiones clave para el futuro del país como son el precio de la energía, la lucha contra la violencia de género y los desafíos derivados de la invasión de Ucrania. Así lo refleja una encuesta publicada por el CIS en la que, además, se señala como responsables de esa crispación al PSOE y a VOX como principales agitadores del mal ambiente”. Ahora, que lo lean los referidos.

Condición

También me parece inapelable el tuit de Aitor Salinas-Armendariz sobre la noticia de que Bildu “exige a Sánchez una excarcelación masiva de presos de ETA” (Vozpópuli). El abogado tiraba de retranca: “Yo pensaba que lo de ‘condicionar la acción política en Madrid a la defensa de los intereses de unos pocos frente a los intereses de la mayoría de los vascos’ era lo que Bildu recriminaba a otros”. Esta legislatura en el Congreso está resultando bastante curiosa, pero nada más asombroso que las contorsiones de Bildu para parecer el PNV, servir a ERC, sostener al PSOE y contentar a su núcleo duro.

Financiación

La democracia es cara, pero cualquier alternativa lo es aún más, sin dudas. Y la financiación es importante para poner en marcha campañas y sostener partidos políticos que articulen reclamaciones. Así que, sí, es lógico que el reparto del dinero preocupe ahora en la gran coalición a la izquierda del PSOE en Andalucía que no supieron armar. Podemos se ha quedado fuera después de perder a su propio juego, y ahora les toca a todos recomponer la imagen de la agrupación, defender su posición dentro de ella y averiguar cómo pagan ahora la campaña. Hablamos de 1,5 millones de euros, según El Independiente.

Adhesión

También anda fino Niporwifi cuando tuitea: “Si hace un año alguien nos dice que Finlandia en 2022 iba a solicitar su adhesión a la OTAN lo habríamos tomado por loco”. Hasta hace un año solo oíamos hablar de la OTAN cuando veíamos en los PGE la partida destinada a la compra de armamento a la que obligaba la organización al estado español. Desde que Putin decidió invadir Ucrania volvemos a hacerlo como espacio de seguridad y solidaridad en el caso de que un loco decida invadir militarmente otro país por el morro. Y esto ya no es una hipótesis que roza el chiste, es una posibilidad real, por desgracia, sobre todo, para las y los ucranianos.

Y hundimiento

Estoy seguro de que Víctor Ventura se ha esforzado en explicarnos en El Economista en qué demonios consistía el “criptochiringuito financiero” que ha generado la caída de las monedas digitales, una detrás de otra. Lo que sí me ha quedado claro es que esta primera pieza del dominó usaba la tecnología para generar una percepción de crecimiento que atraía a nuevos inversores que eran los que pagaban la fiesta, y que el dinero se ha volatilizado (¿se ha volatilizado o ha cambiado de manos?) en cuanto ha surgido un fallo (¿ha surgido o lo han hecho surgir?). Demasiadas preguntas para respuestas tan sencillas.

Ahora, el combustible

En la juerga de la escasez y el encarecimiento no podía quedarse fuera un sector que siempre ha sabido participar en las crisis como ninguno: el del crudo. “El precio del litro del diésel y de la gasolina está subiendo prácticamente a diario. Las tarifas medias alcanzadas (…) se están acercando peligrosamente a las cifras récord históricas registradas”, según Autopista.es. ¿Razones? Las de siempre: que llega el invierno y las tan socorridas “situación macroeconómica y otro tipo de tensiones geopolíticas”. Como excusa, pocas coletillas hay mejores que la del sector petrolífero, el mismo que nos entretiene con el fútbol.

Y por supuesto, la comida

Y si suben la luz y la gasolina, por supuesto, sube todo lo demás, empezando por los alimentos: “Lo que viene es peor, nuestros márgenes son pequeños y los costes se disparan”, leemos en El Economista. No parece que el abastecimiento vaya a estar en peligro ni siquiera ante la cercanía de la Navidad, pero sí “hay un riesgo real para la recuperación”. La recuperación del sector, que sin la hostelería se ha resentido, pero también la recuperación global: no hay sector que no vaya a estar afectado por la crisis. Necesitamos asumirlo y actuar con responsabilidad individual pero también social.

El PP ha dado con la fórmula

El partido de Pablo Casado ha dado con una fórmula económica muy beneficiosa para sus intereses pero no necesariamente para los de la ciudadanía: “Las comunidades del PP prometen bajar impuestos en 2022 mientras exigen más dinero al Gobierno central” (InfoLibre). Dan buenas noticias a la ciudadanía a la vez que desgastan al gobierno español. Parece un plan sin fisuras sobre el papel, pero debajo de él hay personas que perderán sus protecciones por un cálculo político, y eso es intolerable. ¿La solución? El concierto económico: si recaudasen y gestionasen, las comunidades del PP no se atreverían.

¿Dejaremos de trabajar?

Eso es lo que se preguntan en Xataka: ¿puede trasladarse a Europa la dinámica laboral estadounidense? Llevamos ya varias semanas leyendo sobre cómo en esta país hay gente que ha decidido dejar de trabajar porque incluso en EE.UU., sin apenas escudo social, estar en casa es más rentable que las condiciones laborales de muchos puestos. En concreto, respecto a 2010, se ha duplicado el número de personas que ha decidido hacer “la gran renuncia” y no regresar a su puesto. Y entre quienes lo hacen, un 50% valora cambiar de trabajo. Esta última tendencia sí parece que sucede también en Europa.

No, Twitch no es la solución

Después de la filtración en la que conocimos las cifras que manejaban algunas estrellas de Twitch como Ibai Llanos (que podía haber ingresado solo en esta herramienta 1,52 millones de euros entre agosto de 2019 y octubre de 2021), el propio Llanos quiso dejar claro que la en la plataforma no atan a los perros con longanizas. Ahora, leemos en La Vanguardia que “Ibai tiene razón: solo el 5% de los streamers han ganado más de 1.000 dólares este año en Twitch”. No solo “la gran mayoría no gana nada. Algunos incluso pierden, teniendo en cuenta la inversión en material y la falta de ingresos”, según La Vanguardia.