A ver si así…

El último ataque desde la justicia española al euskera es difícil de entender y de justificar. ¿Cómo se explica que una ciudadana vasca o un ciudadano vasco acuda a su ayuntamiento y no pueda dirigirse a quien corresponda en el idioma en el que mejor se desenvuelve de los dos que son oficiales en la CAV? Solo un par de días antes había leído un tuit sobre “la exclusión del español” en Asturias. El autor tiraba de ironía e invitaba a que quien se hubiera sentido “discriminado” por hablar en castellano en el principado a contar su caso, a compartirlo. A veces, con un poco de distancia se ve el ridículo mejor.

¿Y si lo acaba usando Núñez Feijóo?

Hacer campaña desprestigiando la política es hacerla mal, y quien la hace así (de mal) deja claro que no entiende nada. Lo sorprendente es que esas personas incapaces de la reflexión más básica hayan llegado tan lejos. Es evidente que en política se paga poco y por eso hay cabida para las y los mediocres. Porque no es muy inteligente quien critica el uso del avión presidencial que ha hecho Pedro Sánchez desde posiciones que aspiran a sustituirle. ¿Qué pasa si Núñez Feijóo llega a Moncloa y empieza a usar el Falcon? Qué va a pasar: que el PSOE criticaría el mismo uso. Otro fascículo sobre los males de España.

Lógicamente

Me resulta muy llamativa la poca vergüenza que tienen en Vox para robar ideas: convierten el trumpismo en su principal argumentario (incluso en el uso del coche, algo mucho más importante en EE.UU. que en su España) y tiran de ideas ajenas para llenar sus programas electorales. Por ejemplo, una rebaja drástica del IRPF. Lo ultraliberal les gusta, está claro, pero cuesta saber si por “ultra” o por “liberal”. Copian la receta incluso aunque sepa a rayos: “La caída de la carga fiscal aumenta el déficit de Italia al 12,1% en el primer trimestre”, leemos en El Economista. Por suerte, las matemáticas básicas siguen funcionando.

Bien hecho

Precisamente la Fundación Disenso, ligada a Vox, llegaba a esta conclusión: “EITB y TV3 mencionan 30 veces ‘extrema derecha’ frente a solo una vez ‘extrema izquierda’” (Vozpópuli). Una vez más, las matemáticas básicas funcionan: lo que existe se contabiliza y lo que no existe tiende a cero. Y tampoco sé qué más añadir en las líneas que me quedan salvo que siento orgullo cada vez que en el ente público, como en el grupo mediático desde el que les escribo, llamamos a las cosas por su nombre, empezando por la ultraderecha. Otros no lo hacen y también eso merece ser tenido en cuenta. Y por fin he llegado a los 500 caracteres.

¡Sálvanos, Zuck!

De momento, solo sabemos que se parece mucho a Twitter, que va ligada a la cuenta en Instagram y que en Europa no podemos disfrutar de ella, de momento, por la normativa más estricta de nuestra organización supranacional, lo que es un alivio. Pero Threads, la red social de Meta (antes se llamaba Facebook), ya está operativa en América. La ha estrenado Mark Zuckerberg, por supuesto, y se presenta como la alternativa a Twitter, aunque su mayor control en cuestiones de lenguaje y desnudos puede no resultar muy atractiva para la banda de canallas “wannabe” que habitan en la red de Elon Musk.

Podemos se deshace

Más allá de la negociación, o lo que haya sido, entre Podemos y Sumar, esto que tuitea Ícaro Moyano sobre los 52.000 inscritas e inscritos que votaron por ella es bastante interesante: “Por ponerlo en perspectiva: más de 180.000 votaron sobre el chalet de Galapagar. Más de 130.000 votaron sobre el gobierno de coalición. No les interesa ni a ellos”. Es cierto que la votación ha sido exprés, pero no lo es menos que todos el mundo estaba pendiente de la negociación que se estaba dando mientras “la gente” votaba. ¿Qué buscaba Podemos? ¿Qué legitimidad ganó? ¿Alguien se acordó de los “círculos” a última hora y pensó en el qué dirán?

¿Quién justifica esto?

Hace tiempo que me caí del guindo: no creo en los ataques de falsa bandera cuando sirven para justificar a Rusia (lo del Nord Stream 2 es un ataque estadounidense que tiene que ser juzgado y castigado. Punto). Y más cuando las excusas de “falsa bandera”, además de coincidir con la contraofensiva de Ucrania (demasiado anunciada) van acompañadas de esto: “Los rusos nos bombardeaban mientras intentábamos ponernos a salvo del agua en Jersón” (El Independiente). Y esto, ¿cómo se justifica? ¿Quién lo hace? ¿Quién compra la mercancía averiada de Rusia porque quiere? Creo que me hago demasiadas preguntas últimamente.

Cuestión de herencias

Ellas y ellos lo heredaron y nosotras y nosotros, también: sus privilegios, sus propiedades son las que no tenemos porque trincaron, nos lo trincaron, en algunos casos, y nadie, absolutamente nadie, ha hecho casi nada por restituir lo robado: “Los bisnietos de Franco impresionan al sector como promotores de viviendas de lujo” (Vozpópuli). Y no solo le dan a los pisos (de 7,5 a 12 millones), también a los hoteles de alta gama. Lo suyo siempre fue eso: vivir a lo grande. Y lo nuestro, por supuesto, lo pequeño, lo que nos dejaron. Lo siento, pero ante esto no tengo dudas y soy agresivo: al pijo, ni agua. Y menos, al pijo fascista.

Correcto

Me hago viejo y gruñón, y empiezo a creer que viajamos por encima de nuestras posibilidades: ni económica, ni medioambiental, ni personalmente compensa ver sitios masificados que, cada vez más, se parecen unos a otros. Y algunos servicios como Airbnb, lejos de democratizar el turismo, han servido para enriquecer a quienes más tienen y para descontrolar la presencia de turistas en las ciudades. Así que noticias como esta me parecen bien: “Florencia pone coto a Airbnb en su zona histórica al prohibir los alquileres turísticos” (El Economista). Sé que esto va en mi contra porque al final viajarán solo quienes puedan. Pero da igual: ya lo hacen.

Qué malos son

En El Periódico de España lo tienen claro: “La Liga del descrédito de los árbitros: Negreira, Vinicius, fallos garrafales y un órdago de Tebas y Florentino”. Yo, también: el VAR solo ha servido para que siete árbitros constaten que son peor que cuatro. Esto es una evidencia a cámara lenta y con líneas de colores. Y lo de Negreira solo ha servido para poner cifras a lo que todas y todos sospechábamos. Y que no me vengan con excusas, que todos hemos visto hasta agresiones de jugadores del FC Barcelona a los del Athletic en San Mamés. Son malos, muy malos. Y son corporativistas. Lo peor es que el año que viene serán los mismos.

El enemigo común de PP y Bildu

Oskar Matute quería poner colorado al PP… Y ha acabado reconociendo que Bildu y los de Núñez Feijóo comparten enemigo en Euskadi: “Un dirigente del PP de Álava se dirigió a ellos en las elecciones municipales de 2012 para pedirles que votaran a su propia lista y que no saldría así la candidatura del PNV” (El Plural) en Gasteiz. A cambio, el PP “se equivocarían en dos alcaldías” del mismo territorio. En Araba, las alcaldías que disputa Bildu se las disputa al PNV, así que está claro quién salía perjudicado en todas maniobras, quién es el enemigo común y que las relaciones PP-Bildu, hasta para señalarse, les benefician.

Invasión competencial para perjudicar

Si no recuerdo mal, la primera gran invasión competencial del primer gobierno español de coalición, a la vez el más progresista y, al mismo tiempo, el más encantado de haberse sentado en el consejo de ministros y ministras, fue la del Ingreso Mínimo Vital. No importaba que la CAV tuviera una RGI en funcionamiento, no importaba que aquella fuera una clara declaración de intenciones recentralista de Pablo Iglesias: nos la colaron. ¿Y para qué? “El Gobierno (español) rechaza tres de cada cuatro solicitudes del Ingreso Mínimo Vital y deja sin ayuda a 250.000 personas vulnerables”, según Público.

¿Cuánto trabajan estos días?

En política se trabaja mucho (pero mucho, mucho), se gana menos que en la empresa privada, te exponer, puedes aparecer en los periódicos y, si no eres funcionario y quieres recolocarte cuando acabe tu ciclo en una empresa de tu sector, con el que habrás tenido contacto durante la legislatura, como es lógico que por eso te han llamado, serás señalado y señalada. Así que, ¿cómo no va a huir el talento de la política? Fran Sánchez reflexiona sobre ello en Ethic. Pero a su repaso le falta una arista: una campaña como esta en la que nos encontramos que es agotadora y que exige jornadas de más de 14 horas. ¿Cómo atraes talento a esta guerra?

No lo sabía nadie

Parece que la India es el primer país que admite que vende a Europa gasolina a partir de crudo ruso, según El Economista. No solo lo hace, sino que lo defiende: su ministro de Exteriores, Subrahmanyam Jaishankar (por supuesto, he hecho copy-paste), ha explicado con claridad el proceso (refinar el petróleo ruso y comercializarlo) y su legalidad, ya que no considera que su país vaya verse sancionado. Por mi parte, no creo que estas declaraciones abran la puerta porque ya está abierta. El mundo, especialmente Europa, depende tanto del suministro ruso que mientras hacía la ley dejaba a la trampa hacerse sola. Y lo sabíamos todas y todos.

Para algo tiene una red social

Elon Musk no hace tan bien los coches ni hace tan bien las redes sociales. De momento, parece que su empresa de cohetes sí va hacia arriba (se me ha ocurrido a mí solito el juego de palabras), si atendemos a los clientes que tiene, pero también es verdad que la falta de competencia juega a su favor. Pero lo que mejor ha hecho Musk desde que conocemos su existencia es especular para ampliar beneficios. Tal vez por eso le ha fastidiado tanto que Soros haya vendido su paquete accionarial en Tesla: porque ha hecho su juego y, además, esta vez, ha salido perdiendo. Por supuesto, su respuesta ha sido intentar ridiculizarle en Twitter.

Trabajar es malo para la salud

No es un chiste, tampoco lo escribo alegremente: en Magnet han recopilado varias fuentes relevantes (economistas de prestigio), el Financial Times y hasta mutuas españolas, que coinciden en que nuestra salud es cada vez peor y el trabajo es la causa. Es cierto que ya no tenemos los problemas físicos de otras épocas, pero los psicológicos y emocionales se están disparando (y eso sin hablar de los infartos y la incidencia del cáncer por no poder cuidarnos debidamente). Todo esto sucede por el tipo de vida laboral que llevamos, que absorbe toda nuestra vida y para mal, según los indicadores, los expertos y nuestra propia vivencia.

Hay alternativas

Ante la certeza (no solo mía, sino de cada una y de cada uno de nosotros) de lo que nos resulta perjudicial, esta sugerencia en Genbeta: “Trabajar cuatro días a la semana reduce el estrés de los trabajadores y esto da más ingresos a las empresas: eso dice este estudio”. En las empresas en las que hicieron la prueba piloto “bajó el estrés, el agotamiento, la fatiga y los conflictos familiar, mientras que la salud física y mental mejoraron. Los empleados utilizaron su día libre para aficiones, las tareas domésticas y su cuidado personal”. “Se produjo una reducción de 6 horas de trabajo” pero ganaron un día a la semana. Un día de vida.

También ganaron las empresas

No solo las y los trabajadores que participaron en el experimento de la semana laboral de cuatro días obtuvieron beneficios: “Las compañías que optaron por el nuevo modelo horario sin tocar el sueldo aseguran haber crecido en 2022 en volumen de negocio y en empleo, además de sortear los problemas de falta de personal”. El titular es de La Información, donde han preguntado directamente a las y los jefes de empresas, de diferentes sectores y con un modelo de negocio de cara al público (no solo oficinas), y todas y todos coinciden en que es posible crecer con un modelo de cuatro días laborales.

Con esto, ganamos todos y todas

La subida del SMI y de los sueldos, en general (tengo mis dudas cuando sé que con los sueldos de todas y todos seguimos financiando que la diferencia aumente entre el sector público y el privado), es una buena noticia. Muy buena. Para empezar, pone sobra la mesa que en hostelería “un salario mínimo de 1.082 euros sería prácticamente igual que el sueldo medio” (El Economista). Pero no se trata solo de sectores (“el salario medio en la agricultura, ganadería o pesca se sitúa en los 1.352 euros brutos”): “El SMI superará el 68% del sueldo medio en Extremadura y casi toda Andalucía”.

Sí, somos pobres

 “En 2022 han aumentado de forma notable quienes se ubican como ‘clase baja’ o ‘pobre’ en el CIS, un movimiento que señala a un factor clave: la inflación y el daño que está causando en los más precarios”. Esto en El Diario me ha gustado porque creo que es un despertar. No pertenecemos a una clase media porque, por comparación, vivamos mejor que mucha gente. La verdadera clase media, de hecho, vive mucho mejor que nosotras y nosotros, con vacaciones y coche propio. Nos han hecho creer que lo básico nos convierte en clase media para que consumamos sin remordimientos, pero la realidad es que no podemos permitírnoslo.

Dos meses luchando por su vida

Se juegan la vida, literalmente, pero las y los manifestantes en Irán saben que con sus protestas están jugándose la vida que pueden llevar. Después de “dos meses de atroz represión y derramamiento de sangre” (República) nada ha cambiado, y el régimen ahora condena a muerte a algunos manifestantes detenidos. Manifestantes hartos de que en su país una lectura integrista de la religión haga que las mujeres especialmente vivan con miedo porque las pueden matar, como mataron a Mahsa Amini por no usar correctamente su hiyab y por ser kurda. La comunidad internacional no puede mirar a otro lado ni un día más.

Hemos enriquecido y adorado a idiotas

Elon Musk es solo el ejemplo más visible de que algunas fortunas, además de indecentes por su volumen, son intolerables por cómo se han conseguido: el único mérito del de Twitter es haber entendido mejor que nadie (solo Jeff Bezos le hace sombra) cómo funciona esta nueva economía virtual. Pero no son los únicos: Stephen Findeisen recordaba en su cuenta en Twitter que Sam Bankman-Fried y Elizabeth Holmes habían aparecido en la portada de Forbes poco antes de perder sus respectivas fortunas con ventas fraudulentas y evidentes señales de no tener ni idea de cómo funciona un negocio básico. Las y los ricos son el lastre.

Insisto

Amancio Ortega no me parece el peor, comparado con los Musk, los Bezos, los Bankman-Fried y las Holmes, pero es evidente que forma parte del grupo que pone en peligro nuestra civilización: “Ortega más otros 124 multimillonarios contaminan tanto como toda Francia, según Oxfam. Las personas más ricas del mundo producen 393 millones de toneladas métricas de emisiones de CO2” (El Economista). No podemos permitirnos sus jets privados, su exclusividad asentada en importaciones de lujo hasta sus casas y sus negocios, o sus excentricidades (como poner en marcha empresas de cohetes espaciales).

Cada cosa, a su tiempo, pero…

No podemos pedir a IU, ni a Sumar, ni a Podemos, que haga algo contra las y los ultrarricos. Son las instancias supranacionales las que deben tomar la iniciativa porque son las únicas que pueden hacer palanca. Pero a los partidos de izquierda españoles sí podemos advertirles de que están haciendo un camino que puede acabar en un sitio muy pequeño o en un barranco. Elige tu propia aventura. Ahora IU “pide paso con un macroevento con mensaje a Podemos: ‘Somos la organización con mayor presencia municipalista’” (El Plural), después de saber que la coalición Unidos Podemos no se reedite para las próximas elecciones.

El tiro en el pie se lo dan todas y todos

Por el bien de la democracia solo espero que esta semana no pasemos otro episodio de bochorno en la izquierda española: “El padre de Yolanda Díaz la defiende frente a Pablo Iglesias: ‘No sé por qué tiene esa obsesión’” (El Independiente). ¿Qué hace este hombre, por mucho que sea un padre defendiendo a su hija, por mucho que haya sido un sindicalista conocido en Galiza, representando ese papelón en Cuatro? Las críticas de Iglesias, en cualquier caso, son el desencadenante, y parece que nadie es consciente de que con esta división televisada a la carrera electoral salen todas y todos cojos, aunque finalmente haya coalición.