Yo qué sé ya…

Cuando una empresa o una institución es extorsionada por hackers (muchos ataques vienen de países como Corea del Norte, que financia así su dictadura hasta que Putin le alquila unas tropillas) no lo dice. Es entendible: nadie quiere presentarse como vulnerable. No puedo dejar de pensar en eso mientras veo a Pedro Sánchez escabullirse, mezclar cosas y mantener la tensión con todas las hipótesis sobre la mesa. Yo no tengo ni idea de qué paso, pero intento estar informado y pasar lo que leo por un tamiz crítico. Por suerte, hacerlo es mi trabajo diario. Y sí, el ancho de los agujeros lo define mi propia experiencia.

Ni un día feliz

No empezaba mal la semana el PP: las encuestas situaban en Moncloa a Núñez Feijóo y Dolors Montserrat será elegida en Valencia presidenta del PPE (ellas y ellos sabrán). No parece el mejor momento para llevar a sus compañeras y compañeros europeos a la región de la DANA (¿les enseñarán alguna zona de recuperación?).  Además, el apagón dejó sin brillo (sin hueco en las noticias) la “victoria holgada del PP y el bloque de la derecha” (El Imparcial) que adelantan las encuestas. Eso, sí, ni en la más favorable el PP se libra del yugo (y las flechas) de Vox. ¿Cómo van a explicarlo a los amigos europeos?

No va bien

Alberto Núñez Feijóo ya ha optado por dejar que el gobierno de coalición en España se cueza en su propio jugo. Parece que nada va a detener la tendencia que da la victoria al dúo PP-Vox, que España está cansada de que su gobernó dependa de que todos los partidos voten como Bildu: a favor del gobierno del estado opresor del sur pase lo que pase. Además, España no va bien: “El paro subió en 193.700 personas en el primer trimestre: el mayor aumento desde 2013” (Vozpópuli). Y no sé yo si vale la excusa de que la Semana Santa ha caído tarde, porque en la CAV los datos del primer trimestre han sido los mejores desde 2008.

Tampoco a él

Otro al que no le va bien es a Donald Trump: después de los primeros cien días de mandato, su nota es “la más baja para un presidente en al menos siete décadas”. Lo dice la CNN, que es la misma cadena que ha hecho la encuesta. Las y los republicanos, por supuesto, le dan su apoyo, y las y los demócratas le aborrecen, pero entre quienes no se declaran ni en un partido ni en otro, solo el 31% aprueban su gestión. Para sorpresa de nadie, “Trump ha visto caídas notables en la aprobación de mujeres y estadounidenses hispanos”. En general, no le consideran capaz de manejar temas complicados y hasta con la economía, su fuerte, genera desconfianza.

Y a futuro, peor

Los demócratas, como Alberto Núñez Feijóo, han apostado por dejar que el gobierno siga tomando decisiones y complicándose la vida. Una decisión arriesgada pero que puede funcionar, como explica Enrique Dans en su blog: “Mientras Occidente, liderado por la administración Trump, se enreda en debates absurdos sobre si el clima cambia o no, China acelera la producción de paneles solares, turbinas eólicas, baterías de nueva generación, vehículos eléctricos y redes eléctricas inteligentes. Es la paradoja china: el país más contaminante del mundo actualmente es, a la vez, el líder en la transición medioambiental”.

Otra masacre rusa

No podemos mantenernos indiferentes ante los abusos. Menos, ante los asesinatos. Y mucho menos, ante las masacres: “Rusia ha atacado con misiles balísticos el centro de la ciudad, en un bombardeo en el que han muerto al menos 32 personas, entre ellas dos niños, y más de 80 han resultado heridas. entre ellas 10 menores” (El Independiente). No por recurrente, no por larga la invasión rusa sobre Ucrania, no porque Netanyahu mate a más gente en Gaza, no porque algunos hayan desempolvado el “no a la guerra” en su beneficio, debemos pasarlo por alto: Putin sigue matando a misilazos en el borde Este de Europa con impunidad.

El jefe es Putin

Antes de esta última masacre rusa en su invasión sobre Ucrania, la posición de EE.UU. era esta: “Trump cede ante Moscú y podría aceptar las conquistas rusas en Ucrania” (Público). Después de los más de 30 asesinatos, me temo que la postura del gobierno estadounidense será la misma. Putin es el jefe, no nos olvidemos. Putin es el que decidió desestabilizar Occidente durante años, en un trabajo minucioso y financiado, además, por la propia Europa, con su dependencia de los recursos naturales rusos. ¿Por qué? Por imperialismo y porque podía, porque se lo hemos puesto fácil con los Abascales y los Trumps, y con los reels.

Quien mata a periodistas

La vida de un periodista no vale más que la de cualquier otra persona, y ante más de 60.000 muertes (según varias fuertes) en Gaza, titular así puede resultar una frivolidad: “Israel ha asesinado a uno de cada diez periodistas en Gaza” (Diario Socialista). Pero no lo es, evidentemente: quien mata a periodistas lo que busca es un apagón informativo. No soy un necio: también sé que Hamás no quiere periodistas internacionales sobre el terreno para servirnos ellos las imágenes que les interesan. Tampoco estoy siendo equidistante: el que asesina es el ejército israelí y el que veta es Hamás. Pero la información molesta a ambos.

Ya que hablamos de aranceles…

Trump ha dado un impulso al europeísmo que debemos aprovechar y, al mismo tiempo, ha puesto encima de la mesa temas de los que hemos hablado poco, claramente. ¿Quién sabía que aranceles pone Europa a otros países y con qué motivos? Yo, no, la verdad. Y si miramos más allá de nuestras fronteras y del egoísmo de Trump (amigos suyos muy cercanos han ganado millones con el terremoto bursátil, ¿y él no lo ha hecho?), encontramos ahora noticias muy interesantes: “Japón lleva medio siglo cobrando un arancel 0% a los coches extranjeros. No encontrarás uno entre los 50 más vendidos” (Xataka).

No es posible

Enrique Dans recuerda, por su lado, algo también muy certero en su blog: es inviable que un iPhone se construya hoy completamente en EE.UU., y no solo un iPhone. Pero el teléfono es solo un ejemplo, un icono. La realidad es que en aquel país, por mucho que Trump se empeñe, no existe la industria tecnológica que exige la producción de este tipo de elementos. Dans tampoco habla con condescendencia de los países que, como China, han desarrollado esa industria, precisamente, con inversiones importantes y sostenidas durante décadas. Al contrario: la pone en valor. Precisamente por eso es imposible levantarla en EE.UU. de pronto.

¿Cuáles son los medios de masas?

Entro cada día a Bluesky para leer a Bernie Sanders y a Xavier Tomàs. El demócrata me reconcilia con EE.UU. un poco cada mañana, y el consultor me hace reflexionar: “Los medios de comunicación ya no son medios de masas: TikTok es un medio de masas, el Washington Post, no”. Así comenta una conversación entre Ignacio Escolar e Iñakli Gabilondo que, con el debido respeto, me dan mucha más pereza que los hilos de Tomàs. La reflexión es capital: los periódicos hoy parecen hechos por periodistas (también los de los gabinetes de prensa) para periodistas (especialmente para los de los gabinetes de prensa).

Los ultras lo saben bien

Los fachas saben muy bien que los medios de masas no son los periódicos. Y les viene de maravilla, por cierto, que nadie dé la importancia debida a estar informado por periodistas: “Los políticos de extrema derecha son los que difunden más bulos, según un estudio en 26 países”. Que esto que publican en El Nacional no nos sorprenda me aterra, pero soy optimista y confío que las llamadas de atención de la Universidad de Amsterdam, donde han hecho el estudio, sirvan para algo: existe una “relación simbiótica entre los populistas de extrema derecha y los medios alternativos”.

No solo es política

Los medios alternativos y no informativos, empezando por las redes sociales, siguiendo por las webs creadas para intoxicar y terminando por las plataformas en las que todo es entretenimiento, son hoy los grandes medios. Tiene razón Xavier Tomàs. Es el mundo que hemos creado: el del entretenimiento sobre todas las cosas, el de que no sepamos separar lo importante de lo accesorio y el de los millones que se mueven como si no costara. El Wrexham, que pertenece a los actores Ryan Reynolds y Rob McElhenney, en la cuarta división inglesa, “ingresó más que más de media LaLiga EA Sports” (2 Playbook) gracias a Disney y Meta, entre otros.

Hay muchas personas que lo ven

Somos una civilización de mierda, lo ha expuesto Rubén Arranz en El Independiente. El autor anuncia: “Hay dos personas que se matan en directo en internet”. Son Simón Pérez y Silvia Charro, la pareja que se dio a conocer por recomendar inversiones en YouTube como si estuvieran drogados, según dicen los que saben. Ambos perdieron sus trabajos y entraron en una espiral de autodestrucción que exhiben on-line a cambio de dinero para seguir autodestruyéndose en directo. La tragedia no es que estén ellos dos, es que haya miles de personas viéndolo y colaborando económicamente con este drama.

Correcto

“El impuesto a las bebidas azucaradas ha sido un éxito rotundo. Y hay quien quiere extenderlo ahora a la sal”, leo en Xataka y, claro, me parece una grandísima noticia. El subtítulo, además, me parece magnífico: “Frente al reinado absoluto de los utraprocesados, los expertos en salud pública han encontrado el medicamento más efectivo: los impuestos”. Somos así de idiotas: necesitamos un código de colores y letras visible para saber que un paquete de Doritos es malo. “Desde que se introdujo el impuesto, el contenido de azúcar en las bebidas se ha reducido un 44%”. El problema de la sal es que no sabemos cuánta consumimos.

No lo es

EE.UU. no es una democracia. O no lo es tal y como reconocemos la democracia vasca, sin ir más lejos (¿para qué?). La idea de Trump, solo tres meses después de ser reelegido, de optar a un tercer mandato es solo una pista más de hacia dónde va aquel país: hacia una autocracia. Y ojo, porque si Trump nos parece malo, ¿cuáles son las opciones del trumpismo para sucederle? ¿Elon Musk, presidente? ¿JD Vance? ¿Marco Rubio? ¿Robert F. Kennedy? Quien piense que exagero, que soy un alarmista, que se pase por la web trumpista en castellano, Voz.us, que eche un vistazo a los titulares y se detenga en: “No estoy bromeando”.

No va en serio

Como ya todo es posible hoy en EE.UU. y en el mundo, no son pocos los que se han tomado en serio la intervención del demócrata Robert Garcia, que parece estar interrogando con firmeza a Paula Kerger, la máxima responsable de la televisión pública estadounidense, PBS. Garcia, que solo interpreta el papel de tipo duro (ella se ríe divertida mientras responde a extravagancias), le pregunta si Elmo es comunista, si Epi y Blas “forman parte de una agenda homosexual extremista” o si el Monstruo de las Galletas está fomentando malos hábitos. La broma (bien tirada) tiene gracia porque la caza de brujas es real. Esa es la tragedia.

No hay otra manera

No quiero que haya recortes en gasto social. Pero si queremos mantener los derechos que hemos alcanzado en Europa, debemos defenderlos. Me gustaría que la realidad fuese otra y que los descerebrados no mandasen. Pero así es, nos toca preservar lo nuestro y para lograrlo tenemos que pasar de inofensivos (no nos defendemos porque no podemos) a pacíficos (no atacamos porque no queremos), como sugería el propio Elon Musk. También me gustaría que quien va a decidir cuánto y cómo gastamos los vascos en Defensa, hable claro: “Reino Unido recorta el gasto social para elevar la inversión en defensa hasta el 2,5 %” (El Debate).

Ha llegado su hora

Yolanda Díaz apesta a cadáver político. Ella exige: “Ha llegado la hora de relanzar la agenda social del Gobierno” (El Independiente), pero su modo de hacer política necesita que corra el dinero. Y en tiempos de guerra o preguerra, no es imposible. Además, el modo en el que se ha echado en brazos de Podemos, que no va a dudar en estrujarla como un oso a una ramita, solo certifica su defunción política. ¿De verdad cree que es posible el regreso a un proyecto común de quienes abandonaron Podemos para engordar Sumar? Desde el pasado fin de semana, Díaz ya solo late por el sueldo. Hasta ahí ha llegado.

Mucho ruido

Soy aita y manejo con asiduidad la tecnología. Creo que puedo tener una opinión formada, sin ser ningún experto, sobre la incorporación de pantallas (tablets, en el caso más habitual) en las aulas. Y soy muy, muy crítico. Así que, de saque, celebraría que en Euskadi se echase una buena pensada a su uso (e incluso su desuso), pero no me voy a sumar a la ola que ha generado Isabel Díaz Ayuso, que ha anunciado su limitación. María del Mar Sánchez hace en su web un análisis de la medida: no va al fondo (habrá tablets, pero compartidas, lo que no añade nada bueno), solo se queda en la forma (el populismo) y no suma al debate que reclamamos.

No se ha entendido bien, no

Alberto Sicilia es hoy lo mejor que podemos encontrar en X. Escribe desde Ucrania y explica muy bien lo que está pasando en este mundo tan inestable: “Con el acuerdo de Rusia con EE.UU., el equipo negociador ruso ha metido un golazo tremendo a la diplomacia ucraniana… y a la diplomacia europea” ya que “Rusia ha conseguido que EE.UU. se cargue gran parte de las sanciones a su sistema financiero”, conectando al SWIFT su “banco estatal para temas agrícolas”. Pero aún hay más: “SWIFT es una entidad belga, así que “Europa, que ni siquiera ha estado en la mesa de negociaciones, ahora tiene que conectar a un banco estatal ruso”.

Más allá de la anécdota

Más allá de la anécdota de que los que toman decisiones militares en EE.UU. monten un grupo de Signal (que es como un grupo de WhatApp) y metan en él a un periodista, lo importante es lo que revela esta cagada: “Una estrategia de confrontación con Europa”. Mario Saavedra lo plasma con claridad en EPE. “Si Estados Unidos restaura la libertad de navegación a un gran coste, entonces debe haber alguna ganancia económica a cambio”. Esto lo habría dicho en ese grupo Stephen Miller, el subjefe de gabinete. Trump “rechaza toda acción que no suponga un beneficio” y “quiere resultados que se puedan medir en miles de millones de dólares”.

Una provocación es una provocación

En ese mismo grupo, el vicepresidente JD Vance fue el primero que mostró su repulsa a hacer algo por Europa, ya que asegurar la seguridad en el Canal de Suez atacando a los hutíes beneficiaba en mayor medida a nuestro continente que al suyo. En este contexto, Vance vendrá a Europa a provocar: “Irá a ‘divertirse’ a Groenlandia en medio de las amenazas de Trump para anexionarse la isla” (El Independiente). “JD Vance se une al viaje que su esposa realizará esta semana y que las autoridades danesas habían rechazado, alertando de la ‘agresividad’ de EE.UU.”. Es evidente que Vance viene a provocar y como tal debemos tratarlo.

Más propaganda no es la solución

Hace unas semanas, el fichaje de Idafe Martínez en Moncloa y, esta misma semana, el de Daniel Bernabé, me resultaban muy interesantes. Hoy, después de escuchar el debate en el Congreso sobre seguridad y defensa, me parecen gilipolleces. Es más, me parece peligroso: la propaganda (la de Trump y la de Putin, la de Abascal y la de Núñez Feijóo, la de Azipurua y Belarra) no se frena con más propaganda. Si la propaganda va a más, todos perdemos. Todos. Y la intención de Sánchez (el primer interesando en que Vox esté fuerte, según su estrategia) con estos fichajes no es combatir la propaganda, es que haya más ruido.

¿Vale todo?

Esperaba más de la reflexión de Víctor Lenore sobre el libro de Luisgé Martín “donde José Bretón despliega su versión autoexculpatoria sobre el inhumano asesinato de sus dos hijos pequeños” (Vozpópuli). Pero esa expectativa es mi problema, no de Lenore. La verdad es que el debate me parece menor, comparado con el de nuestra supervivencia: ¿qué diferencia hay entre esa entrevista y la de Jordi Évole a Josu Ternera, o la de Kike Santaren a José Amedo en este mismo periódico? ¿Podían las víctimas de uno u otro parar sus publicaciones? ¿No debemos saber cómo se justifican para conocer mejor a quien pueda cometer otros delitos?