Del autorretrato a la caricatura

Desconfío de los medios y, sobre todo, de los periodistas que hacen gala de su objetividad. Prefiero mil veces a un compañero de oficio que es honesto y, como todos, parcial por principios (o por bolsillo). Pero los peores son, sin duda, los medios que publican caricaturas de sí mismos. Este tuit de El Mundo es tan triste para la profesión como real, por desgracia: “El Rey debe firmar los decretos que el Gobierno aprueba de urgencia sin cesar. España no está preparada para que el Monarca se viera impedido en una crisis como ésta. España debe cruzar los dedos para que Don Felipe mantenga su buen estado de salud”.

Hay que contar la verdad

En estos momentos es importantísimo contener el torrente informativo para que la desinformación no lo contamine y, sobre todo, contar la verdad. José Antonio Pérez acierta cuando, en un par de líneas, sentencia: “Si te molesta que los científicos hoy digan una cosa y mañana otra, ve y búscate un cura; ellos siempre han dicho, dicen y dirán lo mismo”. Se refería, probablemente, al cambio de criterio de la OMS y los gobiernos sobre el uso de las mascarillas. Lo que no hay que hacer es, como algunos políticos (y periodistas) irresponsables, extender bulos aunque sea a modo de reflexiones al aire.

La mejor definición

Ante la noticia de que los médicos de la sanidad pública madrileña han empezado a organizarse entre ellos sin esperar a las propuestas de la Comunidad, un conocido tuitero, Margaret Castor, escribió: “Madrid es una comunidad autónoma fallida. Esto es escandaloso”. Más allá del escándalo, la definición de “comunidad autónoma fallida” es la mejor que he leído sobre Madrid. Coronavirus aparte, Madrid está construido sobre su capitalidad, atrayendo sedes sociales y talento que roba de otras comunidades, con la colaboración de los principales partidos españoles. Y al final, para que todo sean agujeros.

El camino de Andalucía

El PP más liberal ha ejercido en Madrid esas políticas que no podía poner en marcha en el resto del Estado, insisto, apoyado en la capitalidad y con representantes regionales del PP colaborando en el vaciado de la periferia. Liderado por el PP y apoyado en Ciudadanos y Vox, Andalucía pretende seguir esa estela liberal, y en plena crisis sanitaria, como cuentan en El Confidencial, han colado una serie de medidas que “sienta las bases para la liberalización de la economía andaluza”, como más libertad a los centros comerciales, los apartamentos turísticos, o los promotores de campos de golf, que podrán volver a construir.

El mejor González Pons

Creo que ya lo he visto todo en política: una pandemia en los tiempos de WhatsApp, el PSOE compartiendo el gobierno de España, una moción de censura que prosperó, dos repeticiones electorales, el despacho de Abascal, el dormitorio de Rosa Díez y un tuit razonable de Esteban González Pons. Este: “Aviso a los jefes, teletrabajar no significa trabajar sin horario ni fines de semana. Que el personal teletrabaje no significa que se pueda disponer de su tiempo 24 horas los 7 días. Puesto que el futuro es esto, los jefes deben aprender también a teledirigir. Vamos a respetarnos”. Yo no lo habría escrito mejor.

Siempre son los mismos

La oportunidad de tener un espacio en el que hacerlo y tiempo hace que muchos no repriman sus ganas de tuitear gilipolleces. Con todas las letras. Pero de vez en cuando aparecen expresiones genuinas como esta: “Lo de los muertos. A mí todo el que utiliza los muertos para llevarse el agua a su molino y más si son periodistas o políticos me parecen una panda de miserables. Y siempre son los mismos…”. En efecto, siempre son los mismos los que han contado muertos, los que han hablado del sufrimiento como si fuera suyo hasta la náusea, los que han querido apropiarse de los dramas… Y lo siguen haciendo.

No, no es posible

Para variar, estoy de acuerdo con Elisa Beni que aplaude “al magistrado Antonio Seoane, que ha dictado hoy un pedazo de auto desestimando una petición sindical de exigencia inmediata de equipos de protección”. El juez considera la petición irreal y “para que determinados sindicatos den satisfacción a su electorado real o posible, para utilizarlos como arma propagandística”. Si fuera posible hacerlo, los gobiernos los proporcionarían, pero estamos en una crisis sanitaria mundial que, por desgracia, consiste en eso, en la falta global de recursos. Pese a la desgracia que eso supone, algunos siguen mintiendo.

La miseria de algunos…

Hay dos maneras de buscar un beneficio electoral de este drama: la de esos sindicatos y partidos que mienten cuando dicen que ha faltado previsión o formación (si son capaces de expresarlo sin sonrojarse es que tienen la cara durísima), que los recursos para mascarillas se han desviado al TAV (esto se lo he leído a un representante público, se lo juro) o que aseguran que hay que elegir entre salud pública y empleo. Y luego está el estilo Vox, capaz de acusar, como Alvise Pérez (cebado por Ciudadanos), a Manuela Carmena de tener un respirador en su casa. La propia Carmena lo ha desmentido pero el bulo ya ha sido lanzado.

…Solo está al alcance de unos pocos

Al respecto, el periodista Javier Negre también se ha posicionado: el Adjunto a la Dirección Audiovisual de Unidad Editorial (El Mundo o Marca) y contertulio de Telecinco o Telemadrid dice que él cree a su “amigo” Alvise Pérez. Estos días también hemos visto a Negre en tertulias con otros elementos del entorno de Vox y Bea Fanjul. La caverna del 2020: más jóvenes, más guapos pero más casposos y reaccionarios, incluso, que aquella de la primera década del 2000. Suelo decir de los errores en mi periódico que la cabecera nos cubre a todos para bien y para mal. Pues lo mismo en El Mundo. Ellos sabrán.

Por suerte, Vox se está retratando

Por suerte, como bien tuitea Antonio Maestre, “a Vox la crisis sanitaria le está pasando por encima. No tienen capacidad para meter sus mensajes y sus líderes están desaparecidos. Por eso han aumentado la agresividad en redes y buscan relevancia. Ni caso a Abascal. Están perdidos”. Ni caso a Abascal, ni a Alvise Pérez, ni a los periodistas que buscan su hueco entre la derecha y la pared. Están perdidos. En esta crisis ha quedado claro lo que es inútil, como la extrema derecha, el reiki, los antivacunas, la mayoría de youtubers, el sueldo de muchos jugadores de fútbol o la mermelada de ciruela.

Lo que no necesitamos

En medio de esta crisis mundial, con las cifras de personas fallecidas aumentando cada día, lo que menos necesitamos es a idiotas propagando bulos. Aunque sean médicos como Jesús Candel, más conocido como “Spiriman”. Este personaje, reconocido por populista más que por sanitario, propagó el bulo de que equipos médicos iban a ser enviados a Madrid dejando Andalucía desabastecida. Información que el propio consejero de Sanidad desmintió y explicó. Pero el bulo ya está lanzado, la sombra de la duda, extendida, y el virus del “vete tú a saber”, propagado. También necesitamos contener todo esto.

¿Cuánto tiempo libre tiene Albert?

Parece que el ciudadano Albert Rivera tiene mucho tiempo libre en su nuevo trabajo y que pretende emplearlo en hacerse influencer, y si para eso tiene que extender bulos, pues lo hace. Porque todo clic viene bien para el convento. Y si hay que decir que el CSIC alertó en enero al gobierno español de la peligrosidad del coronavirus aunque el propio Centro Superior de Investigaciones Científicas lo hay negado, se dice. Idafe Martín le respondía en Twitter: “Hace casi 24 horas que el CSIC desmintió esto. Pero el señor Rivera tiene un tuit resultón y aquí vinimos a lo que vinimos. A esparcir mierda”.

Unos y otros son iguales

En este caso, resultan igual de negativos en su papel de esparcidores de bulos quienes aseguran que el PP no recortó la inversión pública en Sanidad allá donde pudo, como hace Álvarez de Toledo, como quienes usan esos recortes para atribuírselos a la Sanidad Vasca, como hacen los que quieren ser Álvarez de Toledo (y en Euskadi, por lo que se ve en Twitter, son unos cuantos). Al virus lo derrotarán los médicos y los científicos, y a los parásitos sociales y políticos tenemos que derrotarles entre todos: a quienes no pagan impuestos, a quienes no cuidan lo público y a quienes mienten por interés electoral.

¡Qué habrán escrito!

Si el confinamiento, además de para parar la epidemia, sirve para que periodísticamente nos saquemos de encima a Fernando Sánchez Dragó y a Alfonso Ussía, puede que hasta merezca la pena el esfuerzo. El primero se ha quejado de que le han echado de El Mundo y el segundo de que, por primera vez, no le han publicado una columna en La Razón. Estas decisiones me reconfortan porque, aunque las dos cabeceras nos hayan acostumbrado a leer barbaridades en sus páginas, por lo menos han sabido jubilar (esperemos que lo de Ussía sea inminente) a viejos que dicen bobadas aunque estén escritas bien.

Si solo te llega por WhatsApp es falso

No necesitamos a Spiriman, no necesitamos a los Albert Rivera que mienten, no necesitamos a las Álvarez de Toledo que manipulan, no necesitamos a quienes se empeñan en parecer copias locales de los anteriores, no necesitamos a los carcas cavernarios, y no necesitamos a quienes nos pasan noticias falsas o memes pidiendo imposibles o echando la culpa a quien no toca. También doy por bueno este confinamiento si nos queda claro lo que Jorge Matías también ha movido en Twitter: “Si lo has leído en WhatsApp es mentira”. Mejor dicho: si solo lo has leído en WhatsApp es mentira. Grabémonoslo en los móviles.

No, no son cromos

Hace bien Antonio González en matizar en Twitter que la regulación de la adquisición de cartas en videojuegos no es tan sencillo como lo publican en El Mundo: no se trata de regular la compra de cromos. Se trata de un sistema perverso que abre la puerta a los adolescentes a todo tipo de juego on-line: EA Sports no ofrece los equipos completos en el FIFA, para poder jugar con las estrellas hace falta comprar sobres “sorpresa” virtuales que se pagan con dinero real y que están llevando problemas a muchos hogares e introduciendo el vicio por las apuestas digitales. Es un problema de verdad.

La televisión ya no es la reina

A las puertas de una campaña electoral nos enteramos de que 2019 ha sido el año de uno de los “sorpassos” más importantes que vamos a vivir en la comunicación: la televisión ya no es el medio que se lleva la parte más importante de la tarta publicitaria. Internet le ha adelantado. Una publicidad en principio más ajustada al target, más fácil de producir, mucho más barata por pieza y en la que la creatividad puede ir más lejos, forman un cóctel al que es difícil resistirse en las agencias y las grandes marcas, que son las que hacen las grandes inversiones y marcan la tendencia, finalmente.

La tecnología nos atonta

Precisamente su producción sencilla y el poco riesgo por pieza que asume el inversor es lo que nos lleva a ver en muchas ocasiones una publicidad on-line de mierda. La tecnología nos atonta: ya no nos esforzamos en recordar fechas u otros datos porque están en Wikipedia, ni números de teléfono que siempre están en nuestra agenda. Pero el colmo de lo inútil que puede ser la tecnología es el software que algunos enseñaban con entusiasmo en Twitter y que identifica qué hacen los jugadores de baloncesto: correr, andar, defender, atacar… Como si no fuera evidente a simple vista.

Otro ejemplo

Un ejemplo más de que la Internet comercial no ha traído nada bueno es la crisis de las mascarillas. Una crisis que no se habría dado de un modo tan marcado sin la gran red. Las noticias corren, las fake-news vuelan, el miedo se expande y las mascarillas hoy son un bien preciado por muchos intoxicados por los alarmistas… Pero sobre todo por los pacientes de enfermedades o tratamientos que les llevan a estar inmunodeprimidos, quienes tienen que tratarles y sus propios familiares. En Magnet también lo recuerdan acertadamente y sin hacer sangre de la realidad: cada día somos una especie más atontada.

El PP volverá a depender de Vox

Si desde el principio el PP hubiera dejado claro que no cuenta con Vox y hubiese buscado otros socios hoy no sería un partido rehén de la extrema derecha: en Galiza, Feijóo podría perder la mayoría absoluta pero mantener el gobierno si Vox quiere. Todo el mundo da por hecho que nadie más en la oposición le va a dar la oportunidad porque el PP, por mucho que esconda el logo, exhibe las formas: no quiere negociar nada con nadie. Bueno, con casi nadie: con Ciudadanos y Vox, sí. Y en su pecado va a estar su penitencia: a ver cómo gestiona lo de alimentar a la bestia y luego quitarle la comida.

Una pérdida irreparable

David Gistau era muy de derechas, muy español y muy del Real Madrid. Es decir. No tenía nada que ver conmigo. Además de eso, escribía de maravilla y en eso también éramos diferentes. Gistau era de esos columnistas, para mí, imprescindibles, porque disfrutaba leyéndolo incluso aunque no estuviese de acuerdo con él. Y si no lo estaba me hacía pensar: ¿por qué alguien culto y hábil mentalmente puede llegar a esas conclusiones? Su pérdida es trágica en lo humano e irreparable en lo profesional porque no queda en la derecha española nadie que deje ese disfrute y ese poso. Sin Gistau, todo es caverna en la otra orilla.

Condiciones inhumanas

Lo sabíamos porque lo habíamos visto en algún reportaje, pero ahora también lo sabe el mundo: las condiciones laborales de los temporeros inmigrantes que trabajan en el campo de Huelva y las de algunos “barrios” como Los Pajaritos, en Sevilla, o La Cañada Real, en Madrid son inhumanas. Lo dice Philip Alston, relator de la ONU de pobreza severa, que ha visitado España durante dos semanas. También alerta sobre la carestía de la vivienda y el riesgo (el real, no el que difunden algunas asociaciones para salir en el Teleberri) de pobreza infantil. España es un país articulado para los ricos, según Alston.

Idiocia infinita

No me gusta el feminismo que señala. Partimos de esa base. También podemos partir de esta otra: Juan Carlos Girauta intenta llamar la atención de Vox y no es el primer “ex” de Ciudadanos que intenta dejarse querer por la extrema derecha (de momento, con escaso éxito). Ahora, pasemos ese feminismo por la capacidad deductiva de Girauta y, ¿qué tenemos? A ETA. Las feministas señalaron a Abascal durante una manifestación (para jolgorio de este) y Girauta, siempre dispuesto, tuiteaba: “Igual que la ETA. Menuda piara. Si le pasa algo, estáis grabadas”. Todo el tuit es un autorretrato.

Caminos interminables

Por mucho que lo intente, no voy a poder describir mejor que Pello Salaburu el jardín en el que se está metiendo UPN: “El vasco Aitor Esteban no vale para reclamar competencias forales. Pero el madrileño Ortega Smith es aceptado como gran navarrista pidiendo que no haya transferencias. Quién te ha visto y quién te ve, UPN”. Cada uno elige a sus compañeros de fatigas pero, a veces, basta ver quién está en un bando para que tú elijas con facilidad el otro. Allá quien prefiera a Ortega Smith para defender que no haya transferencias que siempre implican más autogestión y más empleo.

Madres imprescindibles

La ministra de Igualdad, Irene Montero, visitó el Instituto de la Mujer con su hija Aitana en un cangurito. La foto es tan apropiada que lo sabe ella, lo sabe su equipo de comunicación y lo sé hasta yo. Por eso han hecho un vídeo en formato cuadrado que ella misma ha difundido. Con suerte, se vuelve viral. Vale. A mí, de partida, casi todo me parece bien. Menos lo de los niños cantores, bailaores, contadores de chistes, cocineros o bebés para la foto. Y vale, ella es la ministra del ramo, pero Iglesias es el vicepresidente de Derechos Sociales, ¿por qué no lleva él el cangurito? Si lo hace, ¿vendrá con vídeo viral?