Todo atado

Anna López resume en X cómo vivimos hoy el franquismo: “Misas por Franco, ofrendas florales, manuales de adoctrinamiento nazi y actos en plena calle con portavoces neonazis. 50 años después, la extrema derecha sigue celebrando al dictador con total normalidad”. La politóloga adelanta así el artículo de Danilo Albín en Público, en el que el autor explora “el mapa de la apología franquista por el 20-N”. Cincuenta años después (algunos) vivimos con asombro la normalización (“normalidad”, escribe López con acierto) de la exhibición de la dictadura, e incluso la normalización de su defensa.

El fascismo vasco

Con el mismo asombro con el que asisto a las exhibiciones de orgullo franquista, asisto a las manifestaciones de orgullo del fascismo vasco, al colaboracionismo a cambio de seguir pisando moqueta, y a la ignorancia arrogante. Solo me queda copiar y pegar esto de la Fundación Fernando Buesa en X, e insistir para que no se disuelva como la nieve al posarse sobre los guantes: “Hay palabras que hieren. Calificar a Asier Carrera Arenzana de preso político es falso y profundamente ofensivo ya que fue juzgado, condenado y encarcelado por asesinar hace 25 años en Vitoria-Gasteiz a Jorge Díez Elorza y a Fernando Buesa Blanco”.

Se equivocan

Como la paloma de Rafael Alberti, quienes insultaron a Carlos Mazón en la comisión de investigación del Congreso, se equivocaron. En nombre de la reparación no se puede caer en el calificativo grueso. Tampoco contra quien ha mostrado que no se aflige cuando sabe que si hubiese estado donde tenía que estar se habrían salvado muchas vidas. El insulto está muy bien para lograr que se viralicen unos segundos de vídeo, pero para nada más. Y si la carrera de los argumentos obliga a que estos sean cada vez más convincentes, la del insulto lleva a todo lo contrario. Por si todo esto no fuera suficiente, que quede claro: insultar es lo más fácil.

No es altruista

“No llevamos tres años ayudando a los ucranianos de forma altruista. Si acaso, desde la Unión Europea debemos darle las gracias por plantarse ante la flagrante vulneración del mundo basado en reglas, y por defender el derecho a los pueblos a existir y ser soberanos, una idea de democracia que no tiene el país agresor, desde luego. Todo esto está en juego en las fronteras”. Este tuit de Estefanía Molina me parece el mejor resumen de lo que llevamos haciendo desde que en 2022, Rusia invade Ucrania. Desde entonces, siempre hay que recordarlo, 250.000 personas han perdido la vida.

Mejor

Los aficionados del Athletic no podrán ir al Camp Nou porque el FC Barcelona no enviará entradas a Bilbao. Mejor. Eso que nos ahorramos, porque la tarifa, por lo que estamos sabiendo, es un atraco. Y porque no somos bien recibidos: el Barça necesita enemigos para disipar sus problemas y el Athletic, Nico Williams y la afición, somos un adversario fácil. Por todo esto, si yo fuera Jon Uriarte (que nunca lo seré porque soy demasiado hooligan), no acudiría al palco. Donde no quieren a los socios no pinta nada el presidente del club. ¿Respeto institucional? Que se lo ganen Laporta y sus secuaces.

«Impostura y fetiches ideológicos que provoquen aplausos»

Estefanía Molina tiene un discurso sobre vivienda tan valiente como interesante. El problema en España es “que falta muchísima vivienda social” y que “se aplican cuatro parches ineficaces”. Continúa: “Pero. eso sí, ‘que viene la ultraderecha’. Qué útil está siendo Vox para enmascarar ineficacia política bajo el manto de la polarización”. Hoy, la política se basa en “impostura y fetiches ideológicos que provoquen aplausos”. ¿La verdad? “España gasta 34 euros al año por ciudadano, frente a los más de 300 en Irlanda, Francia o Dinamarca”, y en el caso catalán: “Controlar precios ha expulsado oferta en Barcelona”.

Un ejemplo

Señalar las gilipolleces y las trampas siempre es necesario; señalar las trampas que, además, son gilipolleces es obligatorio. Cuando Arnaldo Otegi reclama en EITB mil millones al gobierno vasco para vivienda pública pega una patada al balón, pero no afronta el problema. ¿No presume Bildu de ser la primera fuerza municipalista en Hegoalde? Pues que aplique la ley del suelo sobre la que tienen competencia los ayuntamientos. Pero, claro, eso supone recalificar terreno para constructores privados, que deben seguir siendo los malos de la película, o que el municipio adelante una millonada para construir VPO, y es más fácil echar la culpa al gobierno.

No

Sigo señalando gilipolleces con las que nos quieren hacer trampa: “Feijóo, sobre la dana: ‘Si vuelve a llover con la intensidad que llovió, volvería a pasar lo mismo’”, leo en El Diario. Obviamente, no. Si vuelve a llover con la intensidad que llovió (y volverá a pasar porque la crisis climática es irreversible), los servicios de emergencia ya han aprendido que la eficacia y la velocidad salvan vidas, literalmente. Después de todo lo visto, oído y vivido, nadie duda de que un aviso a la población antes de las inundaciones habría reducido el número de víctimas, incluso aceptando que con ese volumen de agua las emergencias no siempre llegan.

Sigue el genocidio

Luego hablo del Euskadi-Palestina, pero primero hablo de lo importante: “Israel ha destruido más de 1.500 edificaciones en Gaza desde que firmó el alto el fuego. Tel Aviv sigue con su plan de arrasar por completo el territorio palestino. Cambiar el paisaje es un elemento del delito de genocidio”. Lo cuenta en Bluesky el periodista especializado Javier Espinosa. Su mensaje se suma a las noticias que llegan de Cisjordania, donde los colonos siguen comportándose como terroristas con la impunidad del estado de Israel pero también de todos los que amparan lo que permite y ejecuta el gobierno de ultras que lidera Netanyahu.

Haciendo rivales

Si hasta el presidente de la federación vasca evita llamar al país por su nombre, Euskadi, ¿qué vamos a pedir a la federación palestina? El tuit que publicaron (y que borraron) en el que llama a sus rivales “basque equipo” y “catalán equipo”, les identifica con banderas españolas y habla del “horario de Madrid” es una provocación deportiva en toda regla. Y como yo quiero que mi selección, Euskadi, gane ese partido para avanzar en la reivindicación nacional, acepto la provocación como una motivación para los jugadores y para la afición. Porque me temo que hay gente que no sabe a qué va el sábado a San Mamés y que si Palestina marca lo celebrará.

No tienen razón

Parece que cuando algún representante de izquierdas pronuncia la palabra “vivienda” empieza a tener razón, pero la realidad es que no. Estefanía Molina también lo tiene claro: “Se ha extendido en España un discurso de extrema izquierda preocupante: se dice que no hay que construir más para que bajen los precios, que las casas ya están en algún lado y solo queda expropiarlas. Los datos muestran que es falso”, tuitea. En Euskadi, Bildu no aplica la ley del suelo (que permite a los ayuntamientos generar viviendas) para aplicar la ley que aprobó al PSOE y que se limita a topar el incremento del alquiler en las zonas tensionadas.

¿Se habrá reinsertado?

¿Un condenado por colaborar con ETA que sale de la cárcel, se convierte en casero y acaba llamando a una empresa de desocupación con pinta neonazi, se ha reinsertado? Aún hay más: “Josu Álvarez, durante el desaloje, pidió ayuda a la Ertzaintza tras las amenazas de los vecinos por haber invitado a ‘nazis’ a su barrio” (Vozpópuli). Repregunto: ¿un condenado por colaborar con ETA que sale de la cárcel y llama a la Ertzaintza para protegerse, se ha reinsertado? “Josu Álvarez Pérez, exmiembro de la banda terrorista, aceptó una condena de 6 años de prisión por ayudar a otros miembros de la organización terrorista a huir a Francia”.

Las “smartcosas” siempre han sido tiendas portátiles

Cuando Steve Jobs sacó el iPhone metió en el bolsillo de todas las personas usuarias una tienda. Esa fue una de las grandes claves empresariales de Apple. Y desde entonces todo ha ido a peor, hasta llegar al punto que explica muy bien Enrique Dans: “Es difícil imaginar a alguien dispuesto a pagar tres mil euros por un electrodoméstico que le interrumpe con un anuncio de yogures. Pero además envía un mensaje inequívoco de que ningún producto conectado es realmente tuyo, y que deberías pensártelo mucho antes de adquirirlo”. Se refiere a los frigoríficos Samsung con pantalla que ha empezado a proyectar anuncios.

No compres un Tesla

Las ventas en Tesla van muy mal y difícilmente van a remontar: son coches más caros que sus principales competidores fabricados en China, tienen menos complementos y peores reparaciones, y lo que es peor, su marca está vinculada para siempre a Elon Musk, un líder faraónico amiguísimo de Donald Trump y al que es fácil adivinar intenciones perversas. Por si todo esto fuera poco, “los accionistas de Tesla aprueban un sueldo billonario para Elon Musk para la próxima década” (Business People), un sueldo vinculado a objetivos. Para mí, claramente, es el momento de rechazar a Tesla y optar por las alternativas europeas.

Metapublicidad

Este titular en Xataka cumple con su función: resumir la pieza. Ahí va: “Que Instagram y Facebook estén plagadas de anuncios fraudulentos es malo. Que Meta se esté haciendo de oro con ellos es aún peor”. Amparo Babiloni lo desgrana así: “Meta estimó que un 10% de todo el volumen de ingresos vendría de anuncios fraudulentos, que sumaría 16.000 millones de dólares”. ¿Y qué hacen en Facebook e Instagram? “Subirle la cuota al anunciante para supuestamente desincentivarle. Es decir, que si siguen anunciándose, Meta gana aún más dinero con los fraudes”, por su permisividad es “el sitio favorito de los estafadores”.

Vives en un barrio rico

Si estás leyendo estas líneas en Euskadi te resuelvo rápidamente la pregunta que hace, a modo de gancho, El Diario: “El nuevo mapa de la renta, calle a calle: ¿vives en un barrio rico o pobre?”. Vives en un barrio rico. Porque si algo demuestra el mapa de la renta, como otros mapas y comparadores, es que Euskadi es un país, comunidad o territorio, da igual cómo lo llamemos para esto, próspero. Muy próspero. Mucho más que cualquiera de alrededor, también del norte. Aún así, el “mood” generalizado es que va fatal, que nada funciona y que todo está mal hecho. ¿Por qué? ¿A quién beneficia la mentira?

“Desplazados climáticos”

Por mucho que estemos mejor (mejor y bien, para ser exactos), no descarto que en nuestro pequeño país también tengamos que hablar de “desplazados climáticos”. Leo en El Nacional que en Catalunya ya han empezado: un barrio de Alcanar, en Tarragona, será demolido y su población, reubicada porque se encuentra en una zona inundable que, con la fuerza que tienen ahora los temporales, se ha vuelto peligrosa. Esto es un drama, evidentemente, pero también un recordatorio: el de que no debemos cortarnos en señalar la estulticia de quien niega el cambio climático.

La vivienda

Tengo claro que hasta que no friamos a impuestos a quienes consideran que la vivienda es “un activo” no solucionaremos nada. Pero el de la vivienda es un problema tan grande que es necesariamente multifactorial. Estefanía Molina ofrece en su extenso tuit un punto de vista muy interesante: en realidad, no sobran casas y, si sobran, es porque hay despoblación. Sigue siendo necesario construirlas en Barcelona o Madrid, pero también en Donostia o Bilbao, porque no podemos transportarlas. Y la actual ley española de Vivienda lo que no resuelve es justo lo que importa: la oferta.

Y las personas

Necesitarán viviendas, por ejemplo, las personas migrantes que vendrán a trabajar a nuestras ciudades y las familias que formen o traigan. Sí, tenemos que contar con ellas porque las necesitamos: “Mientras el debate político se endurece en torno a la inmigración, los datos económicos revelan que el futuro del país depende, en gran medida, de quienes llegan desde fuera” (El Blog Salmón). Esto pasa en España y, seguro, pasa en Euskadi por extensión. Así que, además de por una cuestión básica de humanidad, que nadie cuente conmigo para señalar a colectivos migrantes: les necesitamos, como poco, tanto como ellos a nosotros. Cualquier cosa fuera de esta realidad es demagogia fascistoide.

“Made in China” ya no significa lo que creemos

“Muchos creían que el “Made in China” era sinónimo de barato y poco fiable: ahora es una etiqueta que inquieta a Occidente”, así de contundente es Javier Márquez en Xataka. El primer subtítulo concentra toda la pieza: “China ha pasado de ser la fábrica del mundo a un referente tecnológico global”. Dicho de otro modo: ha pasado “del ensamblaje a la vanguardia”. Y solo tenemos que mirar a nuestras carreteras (los coches eléctricos) pero también a nuestros móviles y relojes inteligentes de marcas chinas. Y como productores China sigue arrollando: “Fabrica el 57% de las baterías de coches eléctricos del mundo”.

Un paso a un lado

La torpeza política que está exhibiendo la izquierda española es llamativa: Pablo Iglesias destrozó Podemos y Yolanda Díaz está destrozando Sumar. Su renuncia a liderar el proyecto político (pero no a la vicepresidencia ni al ministerio) descabeza una estructura débil y sin expectativas. Y ahora, ¿qué? ¿Qué liderazgo asoma, el de Urtasun, que si de algo ha dejado pruebas es de su habilidad para asegurar su propia supervivencia política? ¿Errejón, dando una nueva vuelta de tuerca a su carrera? ¿Y qué va a liderar quien sea elegida o elegido si Sumar ha tenido serios problemas para articularse como partido?

Antes de lo primero

Antes de dar ese paso a un lado que tuiteaba, “Yolanda Díaz adelantó a Sánchez su dimisión y se aseguró su continuidad en el Gobierno”, según El Independiente. Porque una cosa es pasar del lío de liderar una formación de izquierdas que se desangra, y otra es dejar lo que está bien pagado, te da estatus y te saca por la tele. Porque, sí, Díaz podía haber dado un paso hacia el otro lado y centrarse Sumar, apartándose del Gobierno (en eso Pablo Iglesias dio una lección, presentándose en las autonómicas madrileñas). Pero Díaz ha elegido pasar la patata caliente, o como decimos las y los de mi generación, el marrón.

“El líder moral”

El motivo por el que Yolanda Díaz ha decidido dejar el brownie sobre la mesa para que se lo coma otra persona lo tuitea con claridad Estefanía Molina: “Alvise saca 3 diputados. Igual que Sumar, y uno más que Podemos. Ese es el estado de la izquierda a la izquierda del PSOE: no hay rumbo, vagando a la deriva”. Por desgracia para ella, añade esto a su tuit: “Y eso explica por qué Pedro Sánchez se ha convertido en el líder moral e indiscutible de la izquierda española”. Lo de Pedro Sánchez como “líder moral” me deja con cara de pasmo. Ese nivel de moral es el verdadero problema de la izquierda, mayor incluso que las luchas cainitas.

Los temas

Josu Eguren tiraba de sarcasmo o de ironía con su tuit después del anuncio de Yolanda Díaz: “Esta tarde batukada y taller de nuevas masculinidades en Malasaña. Hay que volver a reconstruir la izquierda desde 0”. La exageración encierra una verdad que no es cómoda pero que la izquierda tiene que afrontar: la apertura de temas y de enfoques ha generado desafección. Es imposible atender a todas las problemáticas y todas las aristas. Es imposible, incluso, entenderlas. Y es posible que muchas y muchos de quienes aseguran comprenderlo no lo hagan realmente. La izquierda se ha volatilizado por voluntad propia.

De qué va esto

Desde que los malos resultados de Sumar han dejado fuera a del parlamento europeo a IU, su cuenta en X está llena de afirmaciones interesantísimas para todas y todos: “Hay que hablar con honestidad y decir que no hemos hecho bien las cosas. Hay que hacerlas bien a partir de ahora. Nos falta humildad”. “Esto no va de obedecernos a los que estamos encantados de habernos conocido. Las decisiones políticas se construyen sobre la voluntad popular”. “Nos ha faltado humildad y nos han sobrado gallitos de corral” (Antonio Maíllo). “La necesidad de incorporar a más gente a la transformación del país sigue vigente” (Enrique Santiago).