Todos y todas lo sabían todo

Estoy viejo ya para las falsas sorpresas, prefiero el pragmatismo de Miquel Roig en X: “Itziar Ituño tiene todo el derecho del mundo a ir a las manifestaciones que quiera. Una empresa tiene todo el derecho del mundo a contratar o prescindir de Itziar Ituño para sus campañas publicitarias en función de si cree que eso beneficia o perjudica su imagen”. Yo sumaría otro par de evidencias: Ituño sabía que vendía su imagen a marcas sensibles a ciertas corrientes (que hablamos de Iberia y BMW, por favor), y estas empresas sabían qué pensaba Itziar Ituño. Pero ni a una ni a otros les importaba que circulara el dinero si nadie ponía el grito en el cielo.

La fiesta de la hipocresía

Dicho lo anterior y contrastadas las contradicciones de todos los agentes que participan en un conflicto moral que a nadie importó hasta que alguien alzo la voz (el linchamiento a Ituño no tiene justificación en ningún caso), tiene razón Gorka Mostajo en que hay tuits y opiniones que han envejecido mal: quienes critican ferozmente y condicionan a artistas para que no muestren en público que sus opiniones políticas no son las mismas que las de Arnaldo Otegi, como hizo Hasier Arraiz, son hoy las y los máximos defensores de la libertad de expresión y manifestación. A menudo jolgorio de la hipocresía estamos asistiendo.

Es su cultura y hay que respetarla

Si el partido republicano de EE.UU. quiere que su candidato a presidente del país sea un septuagenario al que las y los votantes ya sacaron de la Casa Blanca, que muestra sin rubor sus lazos con la extrema derecha, que es un neoliberal extremista, que ha sido condenado por abuso sexual y por fraude fiscal, que ha puesto en duda el sistema democrático y ha acusado a su rival de manipular un resultado electoral sin pruebas, y que está siendo investigado por instigar un asalto al capitolio estadounidense en el que murieron cinco personas, tendremos que respetarlo. Y actuar en consecuencia sobre la cultura de aquel país, por supuesto.

Vox cita a Unamuno

Sigo hablando de la extrema derecha porque esto en The Objective hay que leerlo: “El sector crítico dentro de Vox ha vuelto a emitir un manifiesto –la declaración de Fuenteovejuna– con motivo de la nueva cúpula confeccionada por Santiago Abascal para su candidatura a la Asamblea General Extraordinaria del próximo 27 de enero, en la que blinda aún más su núcleo duro”. Los críticos “hacen suyas las palabras de Miguel de Unamuno –‘venceréis pero no convenceréis’”. A mí, que Unamuno acabe citado por Vox, sinceramente, me parece hasta justicia poética con retraso. “Nuestro momento llegará”, culminan.

El look de hacer que trabaja

Tampoco tiene desperdicio esto en Vanitatis: Letizia Ortiz elige un “look working” para volver al trabajo después de las vacaciones de navidad en “el que es su único acto de la semana”. El día elegido fue el martes (16 de enero), y la hora, las 10:30 de la mañana. La chaqueta, camiseta y pendientes que eligió formaban “un estilismo working” con el que cumplió con su labor: “Estar informada acerca de los principales proyectos de la Asociación Española Contra el Cáncer para el año 2024”. Menos mal que se puso una camiseta porque seguramente la sudó. Solo me queda una duda: el iPad que portaba, ¿formaba parte del look?

La muy llevadera levedad de Twitter

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Rescato el título de una columna que ya escribí hace unos días porque la noche electoral nos ha dejado unos resultados que coinciden, casi por completo, con la lectura que realizamos una semana atrás: el PP resiste, el PSOE no pierde tanto, Podemos se sitúa como el tercer espacio y Ciudadanos se desinfla. En la CAV, EAJ-PNV saca uno más y Podemos gana a costa de un Bildu que pierde más, incluso, que el PSE. Está claro que el PP, a los vascos y las vascas, nos importa muy poquito.

Esto, en Twitter, tiene su reflejo: Arraiz, que es un tipo valiente, reconoció: “Nos hemos caído”, cuando lo han hecho con casi todo el equipo. En la misma red social varios usuarios se acordaron honestamente de un Larreina cuyo pecado pudo ser no levantar la voz cuando, entre otros, pedían el voto para él quienes se refugian en Cuba huidos de la justicia española. Y Ortuzar, que es un tipo práctico, dio la bienvenida en Twitter a Podemos al tiempo que recordaba que su partido había ganado un escaño en un escenario en el que todos menos EAJ-PNV han perdido representantes por la entrada, precisamente, de Podemos y, en menor medida (sobre todo en Euskadi), de Ciudadanos.

Precisamente, Ciudadanos cambió la soberbia por silencio rabioso anoche en Internet, y Podemos hizo en Twitter dos menciones relevantes: la cuenta del Partido aseguraba que no debían nada a los bancos (a alguien se lo deberán, en el presente y en el futuro, como todos), y Pablo Iglesias se acordó de Pedro Sánchez mientras hablaba de un bipartidismo que, evidentemente, quieren perpetuar cambiando, simplemente, al actor que se enfrentará al PP.

Y en el PP, poca euforia. Estuvieron comedidos después de un cierre de campaña estrambótico en redes sociales (con un sentido del humor inusual e incoherente). Y más a la derecha, en UPyD, era más interesante lo que decían sobre ellos que lo que decían ellos mismos. Por ejemplo, que sacaron menos votos que el Partido Animalista. No fueron pocos los que se alegraron de la salida de este partido, oportunista y cínico hasta el hastío, del Congreso. Una cámara a la que tampoco entra Maroto, muy mencionado y con mucha retranca por la “twittesferra” alavesa.

IU, que había hecho una campaña muy “tergetizada” en redes sociales, como si en ellas solo existieran usuarios expertos y ajenos a la sociedad, también decidió guardar silencio. Lo han intentado todo y nada ha salido bien.

En resumen, Twitter ayer y, especialmente, anoche, no estuvo interesante. Todos se guardan para el futuro, cuando la levedad de una herramienta de puro entretenimiento deje paso a la gravedad del parlamento de turno y, sobre todo, a la de las televisiones. Porque esta campaña no ha sido ni la de los debates parlamentarios ni la de Twitter: LaSexta ha sido la cadena de televisión que más ha crecido en la CAV en los últimos años y, estas elecciones, Podemos ha obtenido un resultado tan meritorio como extraordinario. Ambos datos no son una causalidad. Twitter y Facebook son solo el reflejo. Y aunque lo sepamos, muchos miramos al reflejo antes que a la realidad.

Columna publicada [Enlace roto.] del 20 de diciembre de 2015.

Bildu y Podemos, negociaciones en Francia

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Como si la negociación entre partidos para plantear escenarios y pactos postelectorales fuera algo pecaminoso (o peor: de la “casta”), Oskar Matute habría sido la bisagra para que, por un lado, Pablo Iglesias e Iñigo Errejón y, por otro, Rufi Etxeberria y Hasier Arraiz, se hubieran reunido en Francia para negociar a escondidas. Finalmente, la reunión no ha tenido lugar, siempre según ‘La Voz Libre’ por miedo a que el encuentro se filtrara a los medios. Descrita la situación, lo que yo no sé es si algunos tenían ganas de protagonizar un encuentro ETA-Gobierno español.

El marido de Susana Díaz, bajo el foco

Lo que he leído en ‘Vozpópuli’ me ha dejado pasmado: “José María Moriche, marido de Susana Díaz, desde 2003 hasta 2012 trabajó para el Instituto de Formación y Estudios Sociales de UGT. Su nómina se financió, al menos en 2010, con cargo a la aportación de 8 millones que hizo la Consejería de Empleo de la Junta a UGT para cursos de formación. La Junta lleva dilatando desde hace tres años la devolución por UGT Andalucía del dinero injustificadamente gastado, al que se cargó su sueldo. En concreto se reclaman 204.000 euros por ‘importes no justificados’. Díaz convocó elecciones sin que conste que haya iniciado o logrado la recuperación de tal dinero, a pesar de que se lo exigió hace un año la Cámara de Cuentas y que desde hace tres años la Junta sabe tal irregularidad. Tal fondo, precisamente, nutrió la nómina de su marido en el IFES”.

Homenaje a Barrionuevo y Corcuera

Pasan los años, la nebulosa de los GAL no se disipa, y quienes estuvieron enredados en la guerra sucia contra ETA no ya con normalidad, sino con homenajes. No solo eso: la última comida a la que han sido invitados se ha celebrado en el cuartel de la Guardia Civil desde el que salió Tejero el 23-F para tomar el Congreso de los diputados. Anécdotas aparte, en la pieza en ‘Estrella Digital’ denuncian varios encuentros gastronómicos de aquella vieja cúpula, Pascual Sala, hombre clave de Interior en los gobiernos de González, incluido.

El tonto del pueblo

Esta semana, un preso de “Resitencia Galega” ha reivindicado, por medio de una carta, 50 actos violentos con la parafernalia que suponen: “Lucha independentista”, “colectivo de presos independentistas gallegos”, “combatiente”, “acoso criminal de la democracia española” a quien comete actos violentos, a los que llaman “acciones ejecutadas”, y dice que actúan “devolviendo la dignidad a nuestro pueblo”. Eso sí, el valiente no firma la carta de reivindicación (‘El Confidencial Autonómico’).

Redefiniendo la tontería

Tengo un iPhone y un iPad, y soy plenamente consciente de que tengo dos buenos dispositivos… sobrevalorados (ambas percepciones son compatibles gracias a Apple). Soy consciente, también, de que la primera generación de este teléfono esta tableta es sustancialmente diferente a las actuales, por eso creo que el reloj de Apple presentado esta semana es solo el rudimento de lo que será el mismo dispositivo en un lustro. Dicho esto, me parece una soberana tontería un reloj que no funciona sin el teléfono, cuya batería dura 18 horas (‘Androidpit’), y que costará más de 400 €.

Vuelve el ladrillo

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Realmente, nunca se fue. Los inversores han seguido comprando ladrillo, pero en las subastas, de un modo más discreto. Y las transacciones sin hipoteca, billete sobre billete, han sido demasiado habituales durante un tiempo que se consideraba de crisis. Como anteúltimo indicio, resulta significativo que responsables del “banco malo” lo hayan abandonado para montar un negocio inmobiliario. Pero la última muestra de que el ladrillo vuelve a estar al alza la ha dado el gobierno español, que piensa colocar un “impuestazo”, según ‘Vozpópuli’ a la compra-venta, cuyo crecimiento esperan.

Las frases de Rosell

El presidente de la CEOE se ha cubierto de gloria con eso de que las amas de casa engordan las listas del paro artificialmente y para cobrar el subsidio (como si fuera automático), pero Juan Rosell ya había mostrado su altura moral con otras declaraciones, como recuerdan en ‘Publico’: “Quien se apunte al paro porque sí, habrá que decirle que no”, “la gente encuentra trabajo milagrosamente cuando falta un mes o dos para agotar el subsidio”, “a los funcionarios sería mejor darles un subsidio a tenerlos en la Administración consumiendo papel” o “hay una inflación de noticias negativas que debería moderarse” son solo algunas de sus “perlas”.

¿Es correcto?

No lo creo. Sinceramente, no me parece bien que un banco que ha sido rescatado con 25.000 millones de euros que vamos a tener que pagar entre todos empiece a repartir bonus a la cúpula directiva, como informan en ‘El Confidencial’. Ni que vaya a recuperar el plan de pensiones a sus trabajadores cuando estos tienen la jubilación que corresponde. Si las cuentas de Goirigolzarri salen bien, me alegro: que empiece a aligerar la deuda que vamos a sufragar entre todos. Porque si el modelo español de privatizar beneficios y socializar pérdidas ha hecho “crack” no pueden volver a él con tanta ligereza.

¿Por qué vuelve a Sortu a reclamar la amnistía?

Sinceramente, espero que no sea por el motivo que mencionan en ‘El Confidencial Autonómico’, donde vinculan la recuperación de la “amnistía” como reivindicación a la existencia de un grupo disidente dentro de la izquierda abertzale, Ibil. Pero sí me parece significativo. La izquierda abertzale había hecho un gran trabajo de realismo trasladando a sus bases que la exigencia de imposibles no formaba parte del nuevo tiempo, pero su vuelta a estos objetivos de máximos inalcanzables, como recogen en su boletín, no puede ser casual. ¿Marcan distancia con otras izquierdas? ¿Quieren tensionar la cuerda de Bildu? ¿Hay péndulo?

Poca vergüenza

Es una cuestión de sensibilidad que, se tiene, o no se tiene. Y si Rita Barberá quiere hacer pagar a una familia 45.000 € por la exhumación de un antepasado muerto durante la Guerra Civil española, porque lo considera “arqueología”, está mostrando que sensibilidad no le sobra, precisamente. En ‘El Plural’ recogen la noticia y la contextualizan adecuadamente: esta locura es solo el último episodio, porque antes la alcaldesa de Valencia, directamente, se había negado a recuperar la memoria de su ciudad y su ciudadanía. ¿O de qué cree que va esto?