Luis Arroyo retrata muy bien lo que aporta hoy Internet a la política. Empieza por una reflexión de Obama: un comentario de un premio Nobel sobre un asunto que conoce tiene el mismo peso que una crítica al mismo comentario que un ignorante. Por otro lado, los mensajes falsos a favor de Trump y en contra de Clinton que inundaron Internet no fueron una maniobra orquestada, sino el modo que encontraron un grupo de centroeuropeos de sacarse unos 3.000 euros publicando y difundiendo contenido con cierto interés (aunque fuera falso).
La velocidad con la carne mala
El presidente del PP de Terrasa (sí, me he ido lejos) ha empezado el año con una hamburguesa del McDonald’s. Los gustos culinarios de cada uno me importan un bledo, pero que acompañe la foto que ha subido a Twitter con este mensaje: “Foto dedicada a comunistas rancios-radicales y a anti-sistema!No podréis con progreso y con economía d mercado” (sic) es mezclar la velocidad con la carne mala y mal cocinada. Que disfrute Gabriel Turmo de su carne y su ideología picadas.
Al final, Twitter es así
¿Les sorprende lo que acaban de leer? En el fondo, solo es el producto del Twitter que hemos construido entre todos y que he encontrado, esta misma semana, muy bien resumido: “Parte de la magia de Twitter es gente que no han salido de su casa más que para hacer infraturismo explicándote el mundo interseccionalmente”. El juego de pedantería de @Xabibenputa es intencionado y forma parte del ese retrato de lo que algunos consideran que es Twitter.
También hay buenas preguntas
Pero no todo lo que hay en Twitter es malintencionado, como denunciaba Arroyo, pretencioso o, directamente, idiota. Es cierto que también hay preguntas buenas, independiente de quién las formule. Por ejemplo, Manuela Carmena ha reducido la deuda del Ayuntamiento de Madrid, y en Podemos lo han celebrado… hasta que @MargaretCastor ha preguntado en voz alta: “Entonces priorizar el pago de la deuda, cuando todavía hay gente necesitada, ¿era bueno?”.
Y buenos chistes con denuncia
Esta semana hemos asistido al cruce de tuits entre los community managers del Athletic y del Leganés, sobre la “patxanga” que, con ánimo divertido, se jugó ayer. Pero también al que han generado desde el entorno del Espanyol, club molesto (y con razón) con la campaña que identificaba Catalunya con el FC Barcelona (ese que capitanea un “señor” llamado Piqué). Los rivales barceloneses han hecho bromas con que, entonces, ellos eran samoanos, y la denuncia con buen humor ha tenido un justo recorrido.