No, no lo hace

A Imke Wübbenhorst, la primera mujer que entrena a un equipo de fútbol masculino en Alemania, en la quinta división, un periodista le preguntó si cuando entraba al vestuario sus jugadores se tapaban. Wübbenhorst le respondió que no porque componía sus alineaciones en función “del tamaño de su pene”. De ahí a los titulares: “Elijo a mis jugadores por el tamaño de su pene” que no responden a una afirmación, sino a una ironía (y a una pregunta chunga), solo ha hecho falta dar un paso. Un paso en falso: el texto se relacionará siempre con la entrenadora que quiso decir justo lo contrario.

Sí, sí lo ha hecho

El que va a tener un problema de reputación on-line y off-line a partir de ahora es Pedro Letai, profesor de Derecho, asesor jurídico de la SGAE y autor del libro “Aforismos” en el que, por lo menos dos tuiteros, han encontrado tuits plagiados sin mencionar al autor. Por el morro. Según denuncian estos usuarios de Twitter, Letai habría copiado sus reflexiones y las habría pegado en su libro sin atribución ni vergüenza alguna. De momento, esos tuits son los usados para promocionar el libro, pero cuando conozcamos todo el contenido veremos cuántos aforismos contemporáneos son realmente de Letai o de Twitter.

Esto es muy grave

Puedo entender el resquemor de los socialistas que se están viendo obligados a abandonar la Junta. Es humano que, cuando uno ha dirigido tantos años una institución, salir de ella cueste más. La primera fue la presidenta, como corresponde, pero detrás de ella se dirige a la puerta de salida un montón de cargos de confianza. Y sé (aunque no me gusta) que hay equipos salientes que hacen la puñeta todo lo que pueden a los entrantes en el relevo. Pero no alcanzo a entender la miseria de reclamar que el puesto de designación para el que te escogieron a dedo se convierta en funcionarial. Ahora es un juez el que lo decidirá.

¿Qué inteligencia colectiva?

Les he recomendado posts en Magnet muchas veces y seguiré haciéndolo. Entre los autores de este blog, Mohorte es uno de mis favoritos, pero creo que se ha pegado una buena pasada en uno de sus últimos textos, en el que hablaba del huevo que se ha convertido en la foto de Instagram con más “likes”. ¿Por qué? Porque ha funcionado una viralización banal y dar al “me gusta” al huevo puede hacerte sentir partícipe de una gran broma. Pero de ahí a hablar de “inteligencia colectiva” y del fin de la dictadura del algoritmo hay un trecho muy difícil de recorrer… A menos que te dé todo igual.

Prefiero la de Bielsa

Entre la inteligencia colectiva que solo asoma para hacer bromas inocentes y la de Marcelo Bielsa, una persona inigualable, me quedo con la segunda. Seguramente ya sabrán que el argentino hizo una exposición de más de una hora a los periodistas deportivos en Leeds después de haber sido denunciado por espionaje. ¿Por qué? Para mostrarles su exhaustivo método de trabajo y contextualizar así esa observación al rival. Lo que ha quedado claro es que Bielsa tiene un talento obsesivo inigualable y ha conseguido neutralizar la ola de indignación (un poco impostada, además).

¿Feminismo?

Cada año Cristina Pedroche enseña más su cuerpo y cada año yo lo entiendo menos. Para empezar, no veo las campanadas en la cadena en la que se exhibe. Para seguir, me sorprende que ella y algunos más sigan vendiendo su carnaza como una muestra de feminismo, pero estupefacto me deja que haya quien compre semejante argumento. Todos y cada uno de los presentadores y presentadoras que trabajan en Nochevieja, en todas las cadenas, lo hacen por la tradición o por ser destacados en sus canales durante al año, salvo Cristina Pedroche, que lo hace por el destape.

Algunos ya lo habíamos descubierto

No soy ningún descerebrado: me he leído el artículo de público titulado “2018, el año que abrimos los ojos al feminismo”, y entiendo a lo que se refiere. Es innegable que el feminismo ha entrado en la agenda mediática, política, social y hasta familiar con fuerza durante el pasado año. Pero no creo que el feminismo pueda considerarse un “descubrimiento” a menos que alguien quiera imponer su modelo feminista aunque algunos llevemos librando nuestras pequeñas batallas desde mucho antes que las manifestaciones de marzo pasado, o a menos que alguien haya descubierto en 2018 un modo de atraer la atención.

¿Quién busca la violencia?

El grupo que ha eliminado varias banderas independentistas catalanas y ha acabado por serrar una metálica de cien kilos, está provocando una reacción entre quienes, cansados de ver eliminadas sus telas, optaron por el metal. Exactamente igual que si fuera al revés. Y no hay excusas, justificaciones ni explicaciones lógicas a un atentado que busca enfrentamiento y crispación. El que pone una bandera solo la impone si usa una fuerza directa o estructural (una ocupación, consideración absolutamente legítima). Quien arranca una bandera se impone siempre y lo sabe.

La madre del atrevimiento

Pablo Casado es un atrevido: lo sabíamos desde que era uno de los portavoces del PP, pero ahora, como secretario general, se ha empeñado en confirmarlo con aseveraciones que, si tuviese un poco de sentido común o conocimiento, le sonrojarían. Pero para lograr mantener su tono de convencimiento Casado sabe que necesita no saber: así que, por un lado, lamento que el esfuerzo de Aitor Esteban, que intenta darle una lección de historia sobre la bandera navarra, sea baldío, y por otro celebro que, por lo menos, unos cuantos en Twitter (empezando por mí) se hayan enterado de su origen.

El tipo más buscado es un guionista

He empezado contándoles que no vi a “la Pedroche” durante las campanadas, pero sí acabé cayendo, como tantos otros (tercera opción después de las 0:00 del nuevo año), en “Cachitos”, el programa de La2 que ya está empezando a convertirse en un clásico contemporáneo de la Nochevieja. El de este año, como siempre, ha sido el mejor, y el responsable es el autor de los rótulos o “chyrons”, Antonio Vicente, “sociólogo, periodista y escritor de cuentos infantiles” que “trabaja actualmente en Hoy empieza todo de Radio3”, según la web Eslang, que ha acertado dando con él.

Una lección inesperada

Me gustaría terminar 2018 con optimismo, pero no sé si me va a salir. Y eso que pongo de mi parte y hasta elijo este tuit de Dabiz Muñoz (si él quiere escribirlo así, adelante): “He aprendido hoy que no todo el mundo entiende el mensaje verdadero. Comer como un cerdo en este contexto significa disfrutar de la vida en el amplio sentido de la palabra. Por supuesto, hablo de todo ámbito fuera de lo profesional, que parecéis tontos joder”. Me subo (aunque sé que me bajaré cuando hoy le vea con el vestido de Cristina Pedroche): querer entender el mensaje ayuda a disfrutar de la vida.

Un empeño que aburre

Algo parecido sugiere Ángel Sanchidrián también en Twitter: “Cada vez veo a más lectores y espectadores incapaces de asumir actitudes moralmente reprobables en obras de ficción. Que acusan al autor de los vicios de sus personajes. Que quieren vivir en burbujas de algodón, como si cerrar los ojos matara a los monstruos. Una actitud infantil”. A 2019 le pediría básicamente eso: que se generalice una capacidad de comprensión mayor, como también reclamaba Dabiz Muñoz, y que podamos disfrutar de obras y creaciones sin remordimientos de los demás.

El año del populismo

No es nuevo el populismo en Euskadi ni en España, pero este año el volumen ha sido mayor porque ha irrumpido una nueva fuerza con mucho impulso: Vox. Una fuerza populista como lo son siempre los extremos. Pero su presencia no ha hecho que otros se centren, fíjense: Adelante Andalucía (Podemos) rechazó el puesto en la mesa del Parlamento andaluz que le ofreció Ciudadanos. Los de Rivera se lo ofrecieron después a Vox que, por supuesto, aceptó. Y ahora Teresa Rodríguez se queja de la entrada de la extrema derecha en este órgano. A ver si en 2019 nos toman menos por tontos.

La España eterna

Solo tiene 400 seguidores y ni siquiera utiliza su nombre, pero ha provocado una pequeña tormenta en Twitter por decir lo evidente: “La idea de España que tienen todos los agita banderas en la cabeza es un fanfic de Franco. Mucho quejarse del lavado de cabeza del independentismo pero todo dios se cree a pies juntillas que España existe desde el día después de que se fueran los romanos”. La discusión la abría él mismo intentando desmentir un titular que obviaba que España es un constructo muy reciente: “Los musulmanes estuvieron en la península más tiempo que lo que ha existido España”.

Por un 2019 lleno de fotos

Creo que Flickr sobre todo e Instagram por su popularidad son las dos mejores redes sociales actualmente. En ellas un montón de fotógrafos exhiben su trabajo para que todos lo disfrutemos y, en el mejor de los casos, aprendamos. Sí, también en YouTube (o mejor, en Vimeo), pero ese inmenso mar guarda demasiado plástico en descomposición. Solo les mencionaré un fotógrafo: Alex Vasyliev, que es un estupendo cronista en su Siberia Oriental natal. Pero hay muchos que, como él, están capturando lo que somos y hacemos. Ojalá 2019 nos traiga muchas fotos felices.

No entendéis nada, Ramón

Si Ramón Espinar piensa en serio que PP, Ciudadanos y Vox son los partidos de “los ricos” es evidente que no tiene ni idea de su negocio: la política. Si sabe que miente y, aun así, mantiene el tuit, nos toma por tontos. Es Podemos precisamente el partido de las clases altas, de los altos funcionarios y, como el propio Espinar, de los hijos del establishment. Se pongan como se pongan. Y quien crea como dice Espinar que a Abascal, Rivera y Casado solo les votan los señoritos andaluces se está engañando porque quiere. Pero la actualidad no está para ponerse vendas, precisamente.

Al contrario

Javier Domínguez acertaba con el inicio de su desglose de los resultados en Andalucía por municipios: “El Ejido como ejemplo, como síntoma, como indicador y como explicación”. En este pueblo, famoso por su industria agrícola y la difícil integración de la mano de obra inmigrante, ha ganado Vox al PP, el tercer partido ha sido Ciudadanos, después el PSOE y, finalmente, Podemos Andalucía (con su sopa de siglas). Al final, la ultraderecha ha vencido incluso donde saben que es imposible subsistir sin la inmigración. El bulo ha ganado al pensamiento y eso es peligrosísimo.

“Superficialidades tuiteras”

No lo digo yo, lo dice Nacho Carretero, pero me hubiera encantado sintetizarlo tan bien: “La culpa la tiene una izquierda ocupada en invertir sus energías y discursos en superficialidades tuiteras mientras unos fascistas nacionalistas llenaban de miedo y banderas a obreros que no llegan a fin de mes”. Ante la irrupción de la extrema derecha y la pérdida de relevancia de la izquierda, estos días los representantes de esta última opción se pondrán estupendos y mostrarán una indignación monumental en Twitter, pero la realidad les ha pasado por encima y siguen sin darse cuenta.

Un ejemplo

Desde que Podemos e IU anunciaron su unión en la famosa “foto de los botellines” con Pablo Iglesias y Alberto Garzón brindando con dos San Miguel en el centro de Madrid (dos hombres, ningún guiño a la periferia, lo típico de la vieja política), los resultados electorales les han dado la espalda. ¿Es por la unión o es porque Podemos nació tocando techo? Sobre todo es porque, pasada la efervescencia, ni los protagonistas del pacto ni sus equipos han sabido leer el momento político. El cartel de Teresa Rodríguez a lo Juego de Tronos no es una anécdota: es el ejemplo de que a la nada le sigue la nada.

¿Podemos permitirnos una banalidad?

Ante este panorama Tania Sánchez presentaba la nueva cuenta en Instagram de Manuela Carmena con este comentario en Twitter: “Igual esta es hoy la única buena noticia de la noche”. ¿Podemos permitirnos una banalidad así? No sé la respuesta, pero sí el hecho: la alcaldesa de Madrid se suma a la red social de moda con una foto de sí misma haciendo madalenas en su casa. ¿Era lo que tocaba? ¿La campaña en Madrid va por otro carril y por eso no importa esta coincidencia de “noticias”? ¿O la izquierda, definitivamente, ya no sabe lo que es relevante?

Laura Arias: «Amateur es ‘el que ama’, y yo amo cocinar y fotografiar»

Reconocimiento a la instagramer más influyente | Ve la vida a través de sus lentes de 35, 50 y 100 mm., y la ve de un modo muy optimista. Por eso se ha convertido en un referente del “lifestyle” en Euskadi.

Laura Arias (Bilbao, 1973) empezó con un blog, pero los platos y las elaboraciones desde el principio empezaron a competir con las puestas en escena y las fotos. La llegada de Instagram catapultó a Laura Because que con su “receta” ha arrastrado a 20.000 seguidores.

P.: En Internet es conocida como Laura Because. Why?

R.: Aterricé en Instagram cuando tenía el blog de cocina que se llamaba “Because” (“¡porque sí!”) y la gente me asociaba con ese nombre.

P.: ¿Qué le llevó a escribirlo?

R.: Empecé el blog porque hacía unos platos que encantaban en casa, sencillos pero riquísimos y muy vistosos. Por muy despistados, preocupados o cansados que llegasen mi marido y mis hijas a la mesa, el plato siempre llamaba su atención. Esto hizo que me apeteciese dar el salto y compartirlo en Internet, principalmente, para ocupar el tiempo que pasaba en casa mientras mis hijas estudiaban.

P.: ¿En qué punto está? ¿Lo mantiene?

R.: El blog está cerrado porque ya no lo actualizaba con regularidad. Tuvo mucho éxito desde su comienzo y enseguida comencé a recibir propuestas de diferentes marcas y agencias de publicidad para hacer fotografías y recetas para campañas publicitarias, venta de productos… Así que poco a poco comencé a dedicar a la foto el tiempo que antes dedicaba al blog, aunque sigo compartiendo algunas recetas en Instagram y en mi web.

P.: ¿Hoy son más importantes las recetas… O la fotos?

R.: En mi caso, están igualadas. Yo llegué a la fotografía a través de mi afición por la cocina y, a la vez, mi afición por la fotografía culinaria me ha llevado a cocinar más y mejor.

P.: Sin embargo, usted no es ni cocinera ni fotógrafa profesional, ¿cómo explica su éxito?

R.: Yo soy una amateur en ambos terrenos. Amateur es “el que ama”, y yo amo cocinar y fotografiar, y creo que cuando las cosas se hacen con mimo y de una manera natural tienen recorrido. Busco la belleza en lo cotidiano y la comparto en mis recetas y fotografías. Utilizo composiciones sencillas sacadas de mi propia realidad, y platos e ideas de mi día a día. Creo que la gente se identifica con lo que comparto y percibe el mensaje positivo. Algo reconfortante y muy necesario hoy día, por cierto.

P.: ¿Qué le lleva más tiempo, preparar el plato o la foto?

R.: El plato, sin duda. Rara vez la foto se atasca si el plato está perfecto, y para que lo esté hay un trabajo detrás de mucha cocina que comienza desde el estudio de la receta, una selección concienzuda de producto, y mucha prueba y error antes de llegar a la fotografía. Hay que conocer bien el proceso para que todo esté listo cuando llega el momento del click. Y si al final la fotografía no transmite lo que quiero, lo que veo yo en ese plato, analizo si ha tenido algo que ver con la preparación en sí… ¡Y vuelta a empezar en la cocina!

P.: Componer una foto de comida con tanta calidad no es fácil, denos algún consejo a los aficionados, por favor…

R.: Dos muy básicos con los que se puede llegar lejos: luz natural suave y que lo que preparemos tenga el mejor de los aspectos. Uno extra: simplificar en los recipientes y accesorios que acompañen la preparación. Van muy bien los tonos neutros: la gama de grises, arenas y blancos hacen que la receta resalte con naturalidad.

P.: También hace encargos de fotografía para clientes puntuales, ¿es usted su peor jefa… O los ha visto peores?

R.: Soy una jefa exigente. Creo que en fotografía es muy importante la autocrítica porque es la única manera de crear tu propio estilo y poder transmitir. En cuanto a mis clientes: mantengo los mismos desde hace ya unos años y sumo algunos nuevos que se van incorporando. Todos me han contactado porque les gustaba mi estilo y creían que podríamos crear juntos algo interesante. Yo siempre les adelanto que no soy una fotógrafa al uso, que tengo limitado mi tiempo de dedicación y que me tiene que gustar el proyecto que me proponen.

P.: ¿Qué plato va a preparar para celebrar el premio?

Con unos hongos hechos a la plancha con aceite de oliva virgen extra y servidos con unas escamas de sal por encima. Simple, saludable y más delicioso, imposible, ¿no? Estamos en temporada y hay que aprovechar, que es corta

P.: ¿Móvil o portátil?

R.: Móvil.

P.: ¿Cuál es la App que más usa?

R.: Instagram. Y Planoly para planificar las publicaciones.

P.: ¿Cuál es la primera página web que abre en el navegador?

R.: También es Instagram: después de comer dedico 15 o 20 minutos a ver lo que han publicado mis cuentas favoritas mientras tomo un café.

P.: ¿Recuerda su primera foto en Instagram?

R.: La verdad es que no. De hecho, creo que la borré un día haciendo criba de fotos.

P.: ¿Cuántas veces carga el móvil al día?

R.: Un par.