Nuestro día a día

Julián Macías expone en X el día a día de Internet de manera muy concreta: “El bulo racista, 5.000 RT. La verdad, 2 RT. No solo es que la mentira se comparta 2.500 veces más que la verdad. Es que esta cuenta verificada publica mentiras racistas cada día, entre ellas fue la primera en publicar que el asesino de Mocejón era magrebí”. El caso al que se refiere es la violación a una turista en Magaluf por la que han sido detenidos siete franceses y un suizo. Antes de que El Diario de Mallorca lo contara y obtuviera dos retuits, uno de esos medios que utiliza la ultraderecha para sus mierdas acusó a ocho magrebíes y obtuvo esos 5.000.

Y el suyo

El día a día de algunas y algunos es tener el estómago revuelto ante los bulos racistas que corren velozmente e intentar, por lo menos, denunciarlo. El de otras y otros es justificar lo que sea porque tienen una ideología de mierda. En este caso, lo expone Javi Cuesta: “Putin besa el Corán en su visita al jefe de Chechenia, Ramzán Kadírov. Un gesto inocuo por el que ardería la Twitter de Elon Musk y que sería catalogado como una especie de ‘sumisión europea’ si lo hiciera cualquier líder europeo (un Macron, por poner un ejemplo)”. Por cierto, se nota también el silencio de quienes nunca critican a Rusia.

Es posible

Es posible criticar a Putin y a Netanyahu a la vez. Es perfectamente posible ver que los dos golpean sin piedad a población civil de maneras muy similares. Nada te impide alzar la voz, señalar la crueldad, la injusticia y el gasto militar de ambos líderes, salvo que tengas una ideología de mierda, claro, que no te deje darte cuenta. “Israel ataca en toda la Franja de Gaza y mata al menos 22 palestinos, diez de ellos niños”. Esto que leemos en Público es absolutamente injustificable, y quien defienda de manera activa o poniéndose de lado a Netanyahu y su gobierno ultra tendrá responsabilidad directa en cada matanza.

El junquerisme

Los partidos políticos son organizaciones complejas. Y hablo de partidos políticos tradicionales, esos en los que hay una argamasa ideológica, no los de aluvión o que se forman contra otro partido político. Así que vaya por delante mi respeto al proceso que está haciendo ERC, donde estará costando mucho asumir responsabilidades y tomar decisiones con un pacto de gobierno endeble en Catalunya. Un sector del partido, “el junquerisme”, pide celeridad: Junqueras es hoy el único candidato a liderar ERC y reclaman que su posible elección se celebre en septiembre, y no en noviembre como quiere la actual dirección, según El Nacional.

¿De quién es la culpa?

Por fin hoy el Athletic juega contra el Barça y Nico Williams lo hará de rojo y blanco. Después de un verano muy pesado, tanto que el tema ha llegado a aburrirnos, la realidad se ha impuesto: ni con todo el favor de todos los estamentos el club de Laporta ha podido reunir el dinero para intentar el fichaje. Humo. Puro humo. Y mucha mierda en las redes sociales, eso, también. No olvidamos, que quede claro. Precisamente en X, Rafa Cabeleira ha escrito una gran verdad: “Si llevas un mes diciendo que lo de Nico Williams está hecho no culpes ahora al club por no hacerlo, la culpa es tuya por decirlo”. Qué caída del guindo, “mare”.

Hasta que solo quede Elon

Por supuesto que creo que es una buena noticia el descenso del número de personas usuarias en la red social X, por lo menos, en Europa: de 111,4 millones a 105,9, según Euronews. Esta cifra supone una quinta parte de su negocio mundial: 550 millones de personas en el planeta nos conectamos a la plataforma de Elon Musk, el que decidió volver a dar de alta cuentas baneadas por los anteriores propietarios (es decir, infló esos números recuperando a lo peor de su red). Cuantas más personas se mantengan alejadas o abandonen de ese pozo de guano, mejor. Y no va a pasar nada: también pensábamos que nada podía reemplazar a Facebook.

Esto no es Gaza

Lo único bueno que le veo a X es que me hace la vida más fácil. Por ejemplo, puedo coger un tuit del Telediario para ilustrar este párrafo: “Un centenar de colonos israelíes irrumpió anoche, arrasando con todo, en la aldea de Jit, en la Cisjordania ocupada. Quemaron coches y casas y abrieron fuego contra la población”. No hablamos de Gaza ni de una noticia excepcional, por desgracia. Y si no nos enteramos de más ataques de colonos es porque son tan recurrentes que dejan de ser hechos noticiosos, pero son graves y, como tal, deben ser frenados en seco. Y si no lo hace Israel, que lo haga la comunidad internacional.

Lo veremos en otra plataforma

También es verdad que en X sigo a personas muy interesantes que me ponen sobra la pista de temas jugosos y que, en algunas ocasiones, los comentan con cierto salero. Pero no pasa nada si la red de Musk colapsa: nos encontraremos en otras plataformas. Niporwifi es uno de esos a los que seguiré en la próxima web que se ponga de moda porque a noticias como esta en El Confidencial: “Dos bisnietos de Franco venden 7 pisos de lujo en Madrid por 57,7 millones de euros”, apostilla así: “Su bisabuelo tomó un vuelo de Canarias a Marruecos, y ahí empezó su empresa. Esta familia se hizo a sí misma con dinero robado al Estado español”.

No reconocen una dictadura

Precisamente en X y gracias a que Elon Musk permitió hacer tuits largos, Zigor Aldama explica que le “sorprende ver a tanta gente de países democráticos apoyar regímenes como el ruso, el cubano, el norcoreano o el chino”, y describe cómo estos regímenes, a los que también añade el de Venezuela, controlan a la prensa, los parlamentos y las elecciones. El periodista vasco termina con un dardo certero: “Equiparar a Rusia con Polonia, o a China con Estados Unidos, es una fantasía de gente cegada por su ideología”. Yo soy mucho menos sutil: no puede dar lecciones de democracia quien no reconoce una dictadura cuando la tiene delante.

La realidad de la recarga de los eléctricos

Salgo por fin de X para volver a algo tan clásico como un blog, en concreto, al de Gonzalo Casado, que ha expuesto con total claridad a qué se enfrenta el dueño de un Tesla. Lo hace desde el optimismo y la convicción de que ha tomado una buena decisión, pero también con un realismo necesario sobre lo que sucede con los puntos de recarga: no siempre disponibles, alejados y, en las ciudades, con solo una plaza para el que coche que está recargando, sin que nadie pueda esperar después. Una realidad que ayuda a que la mayoría mantengamos nuestros recelos hacia unos vehículos que, además, son caros.

«Tiro en la nuka»

Hernani, 2024, y algunos o algunas siguen, espray en mano, amenazando a la Ertzaintza y al consejero vasco de Seguridad el día que arranca en el cargo. Imanol Lasa lo explica muy bien en X: “No son tics residuales del pasado, sino la expresión del odio y la amenaza que aún perviven”. Y estas amenazas tan concretas y conocidas no son un fenómeno atmosférico: es un modo de pensar, de vivir y de sentir que existe, y que el marketing político caro no logra tapar. Y debe de ser, también, un mensaje claro a las y los agentes, para que no duden de quién les defiende pese a todo, y quien sigue atacándoles como siempre.

¿Por qué?

La salida, por fin, de prisión de Julian Assange es una buena noticia aunque para lograrlo, “se declarará culpable del delito de conspiración” (BBC). El australiano ha pasado cinco años encarcelado en el Reino Unido y de doce refugiándose en embajadas, perseguido por acusaciones de violación que se archivaron, y claro, por conspirar y relevar secretos. Todo ha sido bastante difuso, la verdad, pero lo cierto es que Assange se ha convertido en el símbolo de que también en el mundo occidental los países persiguen a los periodistas. Tampoco hace falta irse tan lejos: Pablo González sigue en una cárcel de Polonia sin que nadie le haya juzgado.

Otro que pacta con la justicia

Otro que pacta con la justicia es Alberto González, la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que admite que “defraudó a Hacienda por valor de 350.951 euros en dos ejercicios y que también se sirvió de una trama de facturas falsas para ejecutar el engaño” (El Diario). A mí esto me escandaliza, pero más lo hace aún que no sea un escándalo mayúsculo en España. Ya sé que Díaz Ayuso es responsable solo de sus propios actos, pero no es sostenible este punto de degradación tan próximo al poder. Y en Moncloa también tienen lo suyo, claro. No me imagino lo que supondría algo así en la CAV.

El horror de cada día

Almudena Ariza mostraba en X un vídeo de unos pocos segundos pero abrumadoramente angustioso, en el que se veían las consecuencias directas de un bombardeo, y lo explicaba así: “Más de 150 muertos en poco más de 24 horas en Gaza. Están siendo las jornadas más letales de la guerra. Ha habido 48 muertos solo en ataques contra tres barrios residenciales”. Ane Irazabal era igual de descriptiva en su tuit sobre el mismo ataque, pero en otro sentido: “El horror que ya no ocupa titulares”. No podemos permitirnos dejar de sorprendernos, ni por la persecución a la prensa, ni por los escándalos políticos, ni por el ataque a la humanidad.

Rusia, igual

En Ucrania también continúan las agresiones sobre población civil: “Rusia ha atacado hoy, como ya es habitual, el centro de Járkiv. Ha vuelto a bombardear el barrio donde siempre me alojo. Esta vez con una bomba aérea; su capacidad de destrucción es tremenda. Conozco al dedillo el lugar y allí no hay nada militar. Es una salvajada rusa más”. El tuit es del periodista Cristian Segura. Ya sé que no son los únicos lugares del mundo donde hay guerra, destrucción y muerte, pero sí sé que los presidentes de Israel y Rusia son los responsables de sus guerras, la destrucción que ejecutan sus ejércitos y la muerte de civiles.

«This is Gaza»

La responsable del departamento legal de la UNRWA, la agencia de la ONU para asuntos palestinos, mostraba hace unos días en X lo que es Gaza hoy. El vídeo es desde un coche, con el móvil, directo y crudo. Philippa Greer habla de “destrucción por todas las partes” de miles de vidas que han sido vividas en una ciudad que hoy el gobierno y el ejercito israelíes han reducido a escombros. ¿Para qué? La verdad es que ya no importa el motivo, pero sí importa que lo paguen: esta atrocidad no puede quedar sin respuesta. Cada denuncia pública, como la de Greer, debe servir para que la exigencia de justicia inmediata sea mayor cada día.

Ya lo arreglará quien venga

Nada es comparable a la destrucción ordenada por Netanyahu sobre Gaza, y cualquier cosa que escriba después de volver el vídeo de Philippa Greer me va a parecer irrelevante, sin embargo, esto en Vozpópuli de lo que apenas se habla es tan importante como grave: “El Gobierno (español) ha pagado 8.400 millones en cuatro meses sólo en intereses de la deuda”. (Vozpópuli) ¿Y luego, qué? Pero dejar un marrón a quien venga no es algo exclusivo de PSOE y Sumar: “El 80% de las comunidades autónomas se saltan el límite de deuda que marca la ley”. Solo cumplimos, significativamente, Euskadi, Nafarroa, Madrid y Canarias.

Nos importa una mierda

Lo de Gaza nos mueve, sí, pero, vaya, qué lejos nos pilla. Y lo de la deuda pública nos parece un tema que no tiene por qué afectarnos: ya nos quejaremos de los ajustes, montaremos huelgas y abrazaremos populismos. Otra vez. Lo cierto es que nos importa todo una mierda: “Cuatro de cada diez personas evita frecuentemente las noticias, mientras que en España el desapego sube ocho puntos respecto a 2023” (Reuters). La ciudadanía se queja de “fatiga informativa” y la combate pasando de todo en vez de filtrando fuentes y atendiendo solo a aquellos medios en los que confía. Pero en la profesión tendremos que hacer también autocrítica, ¿no?

La política de la subasta

De que la política española haya parecido una subasta durante décadas y haya acabado siéndolo solo tienen culpa PSOE y PP que, alternativamente, negociaban con el PNV y el espacio de Convergencia el cumplimiento de la ley (lo que es el Estatuto), y criticaban que lo hiciera el otro. Al final, de tanto parecer una subasta el mercadeo español, y de incorporarse actores a estas negociaciones de lo que ya nos correspondía (ERC y, finalmente, Bildu) ha acabado siéndolo: “Compromís advierte al PSOE de que retirará su apoyo si hay financiación singular para Cataluña y no para Valencia” (Electomanía). Ahora, que lo gestionen.

No es política

He defendido a Mbappé por sus declaraciones sobre los extremos y a Unai Simón porque no tiene nada que demostrar de su altura deportiva y humana a estas alturas. Lo que no voy a defender es argumentos como este: “Mbappé tiene que entender ha fichado por el Real Madrid, que es un club universal, plural y apolítico, al contrario que clubes como el independentista Barcelona o el club estado de Catar. Aquí no se viene a meterse en temas políticos, por muy buena intención que tenga…” (Dani en X). Mbappé no se metió en ningún tema político: estar en contra de todos los fascismos es un deber humano.

Tenemos que mirar de frente

No podemos mirar de lado a lo que ha pasado en la UPV/EHU: aunque Ainhoa Ozaeta tenga todos sus derechos y aunque asumamos su reintegración en la vida social como una labor colectiva, como la de cualquier otra persona condenada, debemos mirar de frente a la realidad palpable y dolorosa de que personajes como Joseba Permach, ese que justificaba los atentados de ETA en la peor época de la banda, encuentre acomodo en una institución como la universidad pública vasca (en la que forman a nuestra juventud), y que teja con dinero de todas y todos una red de favores a personas que tienen en común comprender esas justificaciones.

Desinformación vasca

Gorka Mostajo denuncia en X, con acierto, la existencia de un canal (de mierda) en Telegram en la que lanzan bulos y desinformación, y señalan, esta vez, a él. Son esas marcas (de mierda) que desde el anonimato hacen el caldo gordo a Vox y al PP, a Alvise Pérez. Exactamente lo mismo existe, a los ojos de quien quiera verlo, en el otro extremo: la izquierda abertzale cuenta con los mismos chivatos y manipuladores de siempre, ahora en redes sociales. Volviendo a lo que ha tocado a Mostajo, en esa cuenta (de mierda) buscaban cuadrar el círculo: aprovechar un asesinato para generar rechazo a la inmigración y al euskera. Solo se han retratado.

Esto es electoralismo

Hace un año, de cara a las elecciones municipales, y en la CAV también forales, el gobierno español aprobaba con Bildu y ERC (que después renegó de haberlo hecho) una ley de vivienda para la campaña. Les funcionó. Pero no a la ciudadanía: “Los precios del alquiler siguen disparados y está habiendo una fuga de inmuebles hacia los contratos de temporada y por habitaciones, que dan menos derechos al inquilino”, resumen Fernando H. Valls en X, antes de enlazar a una pieza en La Vanguardia con un análisis más extenso. En resumen: sin fomento de la oferta no hay contención real en los precios. Pero las elecciones les fueron bien.

Algo más que una guerra

Me cuesta llamar “genocidio” a lo que el ejército y el gobierno israelíes están haciendo en la franja de Gaza porque me parece el más grave de los términos. Pero es evidente que no podemos hablar de “guerra” cuando una fuerza poderosa aplasta militarmente a la población civil y a una resistencia cafre, y que calificar como “atrocidad” a esto se queda corto: “Al menos 35 muertos por bombardeos israelíes sobre campamento de desplazados en Rafah” (France 24). Si quien manda en Israel no se esconde ni se avergüenza de lo que hace, no entiendo que el mundo deba de ser cuidadoso con la política exterior hacia el gobierno de ese país.

El mismo dolor

Una cosa si agradezco a la comunidad internacional: nos han ahorrado la hipocresía que ha exhibido con Rusia Por lo menos, no hemos oído hablar de bloqueos que nunca se dieron: hemos seguido comprando recursos naturales al Kremlin con los que este ha financiado su invasión sobre Ucrania, y al mismo tiempo le hemos dado a Ucrania material militar con el que defenderse de ataques que hemos financiado. Una jugada redonda para quienes fabrican las armas. Y pésima para las víctimas del centro comercial de Jarkiv que fue bombardeado el pasado sábado. Sí, esto sucede, y siempre habrá quien lo justifique. Como siempre.