Los premios Trump

Donald Trump ha decidido otorgar los “Fake News Award”, algo así como los premios a las noticias falsas, siempre según él, y los ha repartido entre los más críticos contra su presidencia. Básicamente, es un modo de ponderar a quién tiene más ganas este presidente. Los receptores, como Paul Krugman, así lo han entendido, y han recibido estos galardones (que solo son nominales) con agrado. Ser señalado por este personaje como molesto tiene que ser un gran honor.

El mal que no mejora

Solo ha pasado un año desde que el millonario accedió a la Casa Blanca y en este tiempo tiene un logro en su haber: dar la razón a sus críticos diariamente. Lo último (de momento): ha contradicho a su jefe de gabinete después de que éste admitiera que no iba a haber un muro a lo largo de toda la frontera mexicana y que las ampliaciones del que ya hay no las pagaría el gobierno del Sur. Trump ha llevado la contraria airadamente a John Kelly, cómo no, en Twitter. Una crisis más.

Un paso adelante

Mucho más cerca y ya hablando de un tema que nos toca directamente, tenemos algo que celebrar: el paso que ha dado Joseba Asiron, alcalde de Bildu, colocando placas en memoria de las víctimas de ETA señalando, además, su condición. Al respecto, Jorge Nagore acierta en su tuit cuando comenta las críticas a Asiron porque “omiten que fueran asesinadas”. La decisión del ayuntamiento de Iruña es muy positiva, un paso adelante importante y al que no hay que restar relevancia. Al contrario.

El Bitcoin… ¿Cae?

No he invertido en bitcoins (aunque estas semanas me lo han preguntado varias veces, para mi sorpresa) ni creo que lo vaya a hacer. No se dejen llevar por las apariencias: echo de menos la cartilla de papel y no me gusta la consulta on-line de mi cuenta. Pero aunque no me fíe sé que el Bitcoin es hoy por hoy un éxito y que las caídas que han anunciado estos últimos días son relativas: quien haya invertido antes de septiembre sigue recogiendo buenos beneficios de momento.

Qué porno hemos consumido este año

Ya les he hablado en esta columna de la importante presencia del porno en Internet y que, dentro de este sector, Pornhub es una web que comunica de un modo diferente. Esta semana ha hecho público los datos de consumo de 2017. Dos apuntes: no crean que las búsquedas “porno para mujer” y “lesbianas” responden a otra cosa que al morbo masculino. Y el segundo: el tiempo de permanencia medio en la web no llega a los 10 minutos. No hace falta que les cuenta más, ¿verdad?

Lo innegable

El ingreso en prisión de Leopoldo López y Antonio Ledezma después de estar en arresto domiciliario durante el período previo al sufragio del domingo no es una casualidad. Nicolás Maduro maneja a su antojo el estado, empezando como es evidente por el poder judicial, y sigue despreciando el sufrimiento de una población que mata y muere en un enfrentamiento civil ante el que se muestra indolente. Y todo eso no solo es terrible, también es injustificable.

Los que sobran en Euskadi

El tema de Venezuela lo sacó también en un tuit uno de los habituales de las justificaciones progres de manual cuando Itxaso Atutxa se solidarizó con Idoia Mendia en esta red social, después de que apareciesen pintadas contra el PSE en varias Casas del Pueblo. Las siglas de ETA, una “A” anarquista, una hoz y un martillo, unas reclamaciones por la libertad y una cínica firma “antifascista” (que hace hasta gracia) pintadas con spray negro… Es justo todo lo que sobra en Euskadi.

“Abertzalizar” Catalunya

¡Ya le gustaría a Enric Hernàndez que Catalunya fuera “abertzale”! El director de El Periódico relacionaba, no obstante, este término con el rechazo a la Guardia Civil (que sí) y el ataque a un autobús turísitico en Barcelona (que no). A veces pienso que algunos catalanes no se enteran de lo que ha pasa en Euskadi (y tampoco les importa): abertzale no es sinónimo de violento, de hecho, los abertzales han traído a Euskadi un Concierto y un nivel una autonomía que para sí los quiere Catalunya.

Scaramucci ha durado 10 días

Donald Trump (parece que en realidad ha sido su nuevo jefe de gabinete, John Kelly) ha cesado a Anthony Scaramucci, el director de comunicación que nombró hace menos de dos semanas. El motivo lo señala muy bien la periodista María Ramírez: la vergonzante conversación publicada por el New Yorker en la que “The Mooch” (que se puede traducir por “el que deambula” pero también por “gorrón”) ha sido fulminante. El periodismo siempre es necesario.

Cifuentes, Espinar y Twitter

¿Está mal que Ramón Espinar llamara “guapi” a la presidenta de la Comunidad de Madrid? Sí, sin duda. ¿Se imaginan que uno del PP se lo llama a Irene Montero? ¿Está mal que Cristina Cifuentes relacione porque sí la falta de libertad en Venezuela con Podemos? Sí, sin duda. ¿No se quejan siempre de que señalen a todos los del PP como corruptos sistemáticamente? Pero en Twitter es lo que tenemos cada día: dobles raseros y políticos haciéndose los graciosos sin serlo.