Si quieren atención, que tengan atención

Si lo que quería Qatar comprándose el Mundial de fútbol que empieza hoy era atención, aquí la tiene. Empezando por las 6.750 personas fallecidas contabilizadas (la opacidad del régimen y el velo mediático invitan a pensar que serán más) en la ejecución de las obras. Siguiendo por las opiniones homófobas de quienes el emirato ha designado como embajadores del evento. Siguiendo, también, por el machismo normalizado en el país. Y terminando por la dictadura religiosa que prohíbe muestras de afecto y que ha empoderado a una clase alta exclusivista y sobreprotegida por el país y sus principales clientes. Eso es Qatar.

Todo lo que está mal en el fútbol

El mundial de Qatar no solo pone en el escaparate a la dictadura que lo acoge, tan despegada de la realidad que pensaba que iba a servir para que loásemos sus virtudes. También deja al descubierto todo lo que funciona mal en el mundo del fútbol: cómo se consiguió (cómo influyó el emirato para conseguir los votos lo hemos visto en documentales y leído en un montón de reportajes), o cómo las ligas de cada país se prostituyen para hacer un hueco en noviembre. Pero otros deportes también se dejan: Arabia Saudí organizará unos JJ.OO. de invierno en 2029 y el mismo país ha organizado un circuito mundial de golf regalando millones.

Todo lo que está mal en el Mundo

Con todo, que Qatar se haya comprado el Mundial de fútbol y Arabia Saudí unos cuantos deportes más es solo la punta del iceberg. El problema es cuánto depende el planeta de sátrapas y dictadores que han logrado hacerse los dueños (no sin violencia) de las materias primas que el resto del mundo necesita. Y que no sean sistemas democráticos salvo excepciones no es una casualidad. Pero los gobiernos consienten y ceden terreno. Xi Jinping fue el más buscado en Bali junto a Biden. Y los únicos que blanquearán a Qatar tal y como Qatar pretende son quienes se sienten en los palcos. Eso es lo intolerable y boicoteable.

No necesito tu permiso

La mayoría de quienes piden un boicot al Mundial de Qatar no habrían visto ningún partido de haberse celebrado cuando tocaba y en un país democrático. Son como quienes señalan a los aficionados que salen del estadio cinco minutos antes de que el árbitro termine el partido un martes a las once de la noche (en jornada adelantada por un Mundial extemporáneo). No necesito el permiso de nadie para ver fútbol, ni para irme si quiero (que no me he ido nunca). La altura moral de quienes planean boicots culturales o deportivos ya la conocemos, y podemos asegurar que no es tanta como ellas y ellos creen.

Hablemos de fútbol

Me reservo este último párrafo para hablar solo de fútbol, como propone Borja Pardo en su hilo en Twitter: Mbappé, Cristiano Ronaldo, Messi o Neymar son los nombres propios a seguir. ¿Qué harán? ¿Hasta dónde llegarán? ¿Cómo se despedirán de los mundiales el portugués y el argentino? En lo local, Iñaki Williams en la selección de Ghana es para mí uno de los mejores reclamos de la competición. Y no hay que perder de vista a los arbitrajes, especialmente cuando juegue Qatar, cuyo país no ha comprado el Mundial para ver a su selección goleada en los tres partidos de la liguilla. ¡Qué ruede el balón!

Cambio de banda

Es probable que mañana debute Leo Messi con el PSG. Con ese tipo de jugadores ningún club puede arriesgarse a un falso anuncio: cuando Pocchetino lo dijo sabía que estaba generando millones de euros de inversión publicitaria pero también tecnológica: todo el mundo quiere ver el primer partido de Messi con otro escudo. Lo llamativo es que en España lo ofrecerá Ibai Llanos en su canal de Twitch. Un cambio de banda (de paradigma televisivo, en este caso) a la altura de los del mejor Xabi Alonso. Ahora, a ver cómo hace el control Llanos.

Juego en equipo

Ibai Llanos no está solo: “Piqué compra los derechos de la Liga francesa con la baza de Messi” (El Nacional). Evidentemente, no estamos ante una casualidad, y menos cuando Piqué ya ha “regalado” a Llanos la emisión de la Copa América después de que su empresa, Kosmos, comprara los derechos de emisión en España. El intento de cambio de banda y paradigma es real: personajes como Piqué quieren protagonizar revoluciones y tienen el dinero para hacerlo, y aunque la televisión siga reinando y el periódico siga siendo la guarda de nuestra memoria, vía crónica, Internet es la referencia de la generación que viene.

El falso nueve

Raúl Díaz ha sabido recuperar de su memoria en el momento adecuado las palabras que importan, en este caso, las de Florentino Pérez cuando presentó en “El Chiringuito” aquel megaproyecto de la Superliga europea: “En 2024 estamos todos muertos. La situación es muy dramática. Este año teníamos que ingresar 900 millones y vamos a ingresar 600”. Estas frases suenan de otra manera (aunque nunca lo hicieron con gravedad) después de saber que el Real Madrid ha ofrecido 160 millones de euros por un jugador que además le va a costar una fortuna cada año. Ver a un millonario llorar esta vez tampoco es triste, sino repugnante.

Piscineros

Llevaba mucho tiempo desencantado con la prensa deportiva y este verano, después de leer “Saber Perder” de David Trueba, sé por fin por qué: por cómo la mayoría de la especializada diferencia entre club y jugadores por interés. No ha acabado agosto y estoy presenciando lo que el escritor madrileño describía en su novela: cómo una parte de los periodistas atacan a Umtiti por aferrarse a su contrato y querer trabajar para ganarse un puesto. Hablamos de acoso, de señalamiento diario, de púlpitos que sirven para destruir en nombre de una institución, e incluso de mobbing, aunque se trate de fútbol.

En mi equipo

El fútbol está lleno de historias y de personajes que nos fascinan, y a veces los partidos son intensos y divertidos (o todo lo contrario). Eso hace que el fútbol nos emocione y que sigamos enganchados a este deporte del que depende una inmensa industria llena de piratas. Pero también con personas como Jürgen Klopp. El periodista Jordi Cardero resumía la crónica de una de las mejores jugadas del entrenador: “Algunos aficionados del Liverpool hicieron un cántico homofóbico en la visita a Norwich. Klopp se ha reunido con Paul Amann, fundador Kop Outs (colectivo LGTBI) para denunciarlo”. Además, lo han grabado y lo han difundido.

La maldad es indiscutible

Solo el levantamiento del secreto de sumario nos permitirá confirmar si en el asesinato de Samuel Luiz en A Coruña durante el fin de semana la homofobia es el desencadenante principal. Para confirmar la maldad de algunos no hace falta esperar, solo mirar hacia atrás: este entrecomillado de Espinosa de los Monteros en El Plural, “hemos pasado de pegar palizas a los homosexuales a que ahora esos colectivos impongan su ley”, fue relanzado por varios usuarios de Twitter después de la agresión mortal a modo de recuerdo de que la homofobia, evidentemente fortalecida antes de lo sucedido, no tiene nada de casual y sí de causal.

¿Ignorante o tramposo?

Sin salir de Vox llegamos al tuit de su diputado por Badajoz, Víctor Sánchez del Real, después de que Pablo Díaz se llevara 1,8 millones en un concurso televisivo: “Enhorabuena a Hacienda, que acaba de ganar 800.000 euros en Pasapalabra de Antena3”. Un usuario de Twitter le preguntaba: “¿Cómo cree que se paga su (muy jugoso) sueldo?” junto al pantallazo en el que se muestra los más de 86.000 euros anuales que le abonamos entre todos. El Sánchez del Real no es el único tuit que se queja de los impuestos, pero sí uno de los más irresponsables porque es parte del órgano legislativo y tiene incidencia directa en el balance público.

Otro liberal

El pensamiento liberal ha encontrado en Twitter un espacio en el que engordar. ¿Quién está en contra de tener más libertad o de que sus ingresos rindan más? ¿Y quién está a favor de que se descomponga el estado de bienestar? Esa contradicción es habitual en los liberales de pacotilla, pero algunos, como Juan Pina (que dudo de que sea un nombre real pero tiene más de 10.000 seguidores), van más allá: “La izquierda ataca tanto el juego porque da esperanza de movilidad social, que odia, y porque pone en evidencia la miseria del igualitarismo inducido por el Estado. Hasta esa esperanza quiere quitarle a la gente”.

La ansiedad de contarlo

Los Pájaros Pican ha resumido en un interesante hilo de Twitter las conclusiones de un estudio de la universidad de Cambridge sobre cómo usamos los móviles y las redes sociales durante el verano: “Solo 1 de cada 10 fotos son vistas más de dos veces, pasado un año de ser tomadas” en el ingente archivo de Google Photos que posee quien tenga un Android. “230.000 fotos son almacenadas cada décima de segundo”. En resumen: “Sobre una muestra de 9.500 jóvenes entre 16 y 30 años, el 89% afirmaba necesitar taxativamente el compartir sus vacaciones en las redes”, y “el 83% de los jóvenes sentía cierta ansiedad al ver las stories y las fotos de amigos”.

Una locura

Después de leer un par de veces las cifras de fotos, datos y porcentajes del párrafo anterior para asimilarlas correctamente, tengo que meterme en más números: los que ofrece Marc Menchén en su breve hilo sobre la situación económica real del FC Barcelona. Cientos de millones de euros de agujero, otros más de doscientos comprometidos, jugadores regalados solo para ahorrarse los sueldos, fichas multimillonarias (empezando por la de Messi) y un crédito organizado por Goldman Sachs de más de 500 millones más para empezar a afrontarlo todo. Y el balón sigue rodando. ¿Por qué se permite esta sinrazón?

Es la p… chufla

Después de decenas de hilos en Twitter, columnas en digitales, tertulias televisivas y entrevistas en papel a científicos o simples opinadores que se vinieron arriba, asegurando que el foco de los contagios eran los puestos de trabajo, ahora se escucha el silencio, como diría el hortera de Albert Rivera. ¿Por qué? Porque vía Mallorca hemos confirmado lo que venían avisando quienes tienen que lidiar con la pandemia en primera fila: que los contagios se dan en las chuflas y por el entorno cercano de los que se van a esas chuflas. Es así. Y no tiene nada de malo a menos que lo neguemos como han hecho algunos durante un año.

Y quienes la promueven

El sector de la chufla siempre ha sido rentable solo para unos pocos: The Coca-Cola Company (que da trabajo a mucha gente, vale) y los empresarios de la noche o de empresas de turismo a los que les da igual todo mientras facturen. ¿Ellos son los responsables de esta movida? Yo tiraría más arriba, pero no más abajo: los menores son menores y hay que tutelarlos, y las amas y aitas hacen lo que pueden. Son los gobiernos (español y balear, en este caso), la presión de asociaciones de empresarios y sindicatos, y la lánguida mirada al atardecer de las instituciones isleñas las que deben responder del desastre.

No pero sí

Solo 48 horas después de que Pedro Sánchez afirmase que “nunca jamás” iba a celebrarse un referéndum en Catalunya, la vicepresidenta primera de su gobierno, Carmen Calvo, “no ha descartado la celebración de un referéndum consultivo” (El Independiente), el ministro de Política Territorial, Miquel Iceta, “defiende votar en referéndum un acuerdo sobre autogobierno y financiación” (El Periódico) y la ministra de Igualdad, Irene Montero, sugiere: “Un referéndum ahora, no, en un tiempo ya veremos” (El Nacional). La rectificación me parece bien, por supuesto, pero la falta de coherencia en política suele pagarse muy cara.

El jefe infiltrado, versión Juan Palomo

Dara Khosrowshahi, director ejecutivo de Uber Eats, decidió pasar dos días como “rider”. Solo documentó en sus redes sociales uno, el primero, en el que ganó tanta panoja (casi 100 dólares) que los que curran todos los días con los envíos lo pusieron en duda. El segundo día ganó solo la mitad. Pero el resto del año se mete al bolsillo 12 millones de dólares, por lo que jugar a ser rider resulta insultante. ¿De dónde sale tanto dinero? De las expectativas, de una valorización virtual y de las piernas y las espaldas de sus repartidores, que tienen que vivir con esas fluctuaciones, esa inseguridad y, encima, cierto pitorreo.

La intrahistoria

Que una Eurocopa maravillosa no nos impidan insistir en un necesario reajuste en la industria del fútbol. El mejor ejemplo es Leo Messi que, en el momento en el que escribo estas líneas, sigue sin contrato. Messi ha arruinado al Barcelona, que “tiene ya una deuda de más de 1.100 millones de euros (se acerca al doble de lo que factura)” (Vozpópuli) y desmonta la teoría de que “ganan tanto porque lo generan”. Al contrario, y ese agujero empuja a Laporta a abrazar la Superliga de Florentino Pérez. La familia del jugador, por cierto, quiere seguir en Barcelona pero “su entorno” (quienes viven de él) le invita a cambiar de pagador.

El relato

Lo bueno que tiene Twitter si eres un poco vago es que solo necesitas escribir 240 caracteres. También ayuda si lo tuyo es el populismo. Y es muy útil para quienes son hábiles con el mensaje-gancho pero no son capaces de desarrollar una idea. Así, el relato se nos ha reducido a su título y parece una verdad absoluta que Australia ha dominado el coronavirus con “millones de test y miles de rastreadores”, sin mencionar que es una isla aislada, que geográficamente convive con gobiernos muy férreos o que le basta con cerrar puertos y aeropuertos a países en los que la gente se manifiesta contra las restricciones.

¿La verdad? ¡Qué más da!

Una pandemia es una forma de guerra, solo que contra un enemigo minúsculo que diezma a la población. Y como en toda guerra, la verdad es una de las más tiroteadas. Sobre todo, en Twitter. Pero hay quien se desenvuelve con verdades a medias y mentiras a tres cuartos también delante de un micrófono: “Madrid anuncia su desescalada el mismo día que Sanidad pide a las comunidades que sean más duras” (La Voz de Galicia). En efecto, Isabel Díaz Ayuso está exhibiéndose como una política muy hábil para ser responsable solo de las buenas noticias. ¿Eso es ser una buena política? Yo no he dicho eso. Ni lo pienso.

Hasta las mejores sufren

Todos los sistemas sanitarios, también los mejores, están sufriendo durante la pandemia. Del mismo modo, todos los gobiernos sufren el desgaste de una gestión complejísima en una situación de gran sensibilidad social y personal. Incluso la primerísima clase bruselense se ve impotente para frenar los contagios o, lo más básico, hacer cumplir los contratos a proveedores farmacéuticos a los que ha inyectado dinero. “Crecen en la UE las críticas a Von der Leyen por la mala gestión de la crisis de las vacunas”, lo que “empuja a varios Estados a exigir la entrega rápida de los fondos europeos”, leemos en República.com.

Sobre la libertad de expresión

El tiempo y lo que he visto y leído me refuerzan en la idea de que la libertad de expresión está mal explicada: no se trata de que puedas decir lo que te da la gana, sino de que puedas decir lo que es legal que digas (también puedes forzar esa legalidad, ahí está el nudo gordiano). Y como es debemos defenderla: nadie nos puede coartar si queremos decir lo que podemos decir. Víctor Lenore tuiteaba lo que pretendo expresar de un modo muy gráfico: “La libertad de expresión es un principio irrenunciable, que debemos defender incluso para artistas tan mediocres y políticamente tóxicos como Pablo Hasel”.

Más sobre el contrato de Messi

Sigo pensando que ese mantra de “genera más de lo que gana” que ha vuelto a hacerse oír después de que conozcamos al detalle el contrato de Leo Messi solo busca que el torrente de dinero que genera el fútbol no deje de correr. No niego que Messi atraiga más contratos publicitarios a corto, pero sí creo que a medio plazo su salario hace que el sistema se vuelva insostenible. Al respecto, Borja Barba tuiteaba con acierto: “A la gente le parece normal que sus clubes firmen contratos que después no pueden pagar. Y todo es por un único motivo: nunca hay consecuencias. Tampoco me sorprende”.