¿Quién se responsabiliza de esto?

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Ya es difícil observar cómo un partido importante padece un momento tan delicado como el que está pasando el PSOE, pero si hay una imagen que nadie quiere ver es la de su militancia enfrentada directamente. Por eso, según Libertad Digital, la dirección (por lo menos a la hora en la que escribo) está haciendo un llamamiento a la calma. Y ante lo imposible que resulta disipar la tensión, a que los simpatizantes de Pedro Sánchez para que no se personen en Ferraz y eviten, así, el enfrentamiento con los de la otra parte (cualquiera que sea).

El vasco que siempre caía de pie

Patxi López logró sacudirse su imagen de delfín de Redondo Terreros y acabó consiguiendo lo que no pudo terminar su mentor. Después, nadie le ha pedido cuentas por las decisiones judiciales (Garzón actuando por si el plan A fallaba, incluido) que evidentemente le beneficiaron (hasta dos ilegalizaciones de candidaturas de la Izquierda Abertzale para aquellas elecciones). Después de gobernar con el PP, acabó presidiendo el Congreso, fugazmente, eso sí. Y ahora puede ser el hombre de “consenso” en el PSOE, según El Confidencial.

Te sobre un emoticono

¿Y qué dice Patxi López? Pues gracias a Twitter sabemos que le duele el PSOE, como a Miguel de Unamuno le dolía España (¿acaso se pensaban que la frase era original?). Y para que entendamos lo que sufre, pone un emoticono de una carita llorosa. Si eso no les ablanda el corazón, yo ya no sé qué puede hacerlo. Y Susana Díaz, responde: “Como a mi compañero Patxi, me duele el @PSOE”. Ojo, que la arroba no es casualidad: creo que lo que le duele a la líder de la contra es el uso que está haciendo el equipo de Sánchez de la cuenta en Twitter de su partido.

Para tomar nota de Podemos

El cinismo y el carroñerismo con los que están actuando los de Podemos, sobre todo Pablo Iglesias, es para tomar nota. No dejan de hablar del PSOE para ensalzar a Pedro Sánchez, al que han despreciado y humillado políticamente en varias ocasiones, ni de aprovechar la crisis socialista para anunciar un cambio de ciclo político que, evidentemente, protagonizarán ellos. El post en el blog de Público que tiene Pablo Iglesias es el retrato perfecto de la política de alcantarilla, con odas oportunistas y conclusiones tan vagas como dirigidas. ¡Vaya con el profesor de politología!

¿Qué ha hecho y qué tenía que hacer?

La posición de Mariano Rajoy, Jorge Moragas o Pedro Arriola ha tenido que ser muy comprometida si, como aseguran en El Español, conocían “la operación de derribo a Sánchez desde la semana pasada”. La cortesía entre líderes obliga a avisar pero, ¿de dónde viene la información? ¿Y a quien te lo cuenta no hay que tenerle respeto? ¿Todo vale para mantenerse en el poder? Pero las hipótesis importan menos que los hechos: lo que haya hecho el PP con esta información le define. Y suponemos que también se filtrará.

No se dice «gilda», se dice «piparra»

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La campaña del PP en Euskadi es muy sencilla: que las matemáticas y su buena posición donde el escaño sale más barato les regalen los resultados. Por extensión, en Internet no hacen esfuerzo alguno (más que el económico), y el PP está desaparecido como siempre. Solo cuando Javier Maroto contaba con un asesor que iba a los encuentros digitales con su propia “cla”, el PP proponía algo diferente en Euskadi. Antes y después, el PP vasco es a Internet lo mismo que es a Euskadi.

Ya he deslizado en alguna columna anterior que su campaña de spots me parece reseñable. Hoy me explicaré: la ejecución es estupenda, pero el planteamiento y el cierre lo único que muestran es su propio cavernicolismo. Es el PP el que acaba de descubrir que los nacionalistas vascos son exactamente iguales que quienes no son nacionalistas vascos. La conclusión a la que han llegado, décadas más tarde que el resto (como otros con otras cosas), les parece tan brillante (y lo es) que deciden gastar mucho, mucho dinero en publicidad on-line. Y ahí se acaba la campaña: anuncios en YouTube, en Facebook y en Twitter, además de en las versiones digitales de algunos medios. Más allá: tuits de Rajoy y mentiras gruesas.

Alfonso Alonso está usando los espacios en redes sociales que engordó como ministro para hacer la campaña pero, ¿qué va a hacer el hombre si Mariano Rajoy usa los que tiene como presidente para hacer campaña, ayer por Galiza, antes de ayer por Euskadi? El timeline del máximo responsable del poder ejecutivo en España, en funciones, es el de cualquier candidato en campaña. Porque a falta de gobierno en Madrid buenas son unas las tortas de Mondoñedo o unas piparras vascas. Aunque en el PP, claro, las llaman “gildas”, que el vascuence es una lengua impuesta por “la” ETA a los funcionarios.

Bonito “zasca”, como dicen los de Internet, pegó al respecto Jon Arrizabalaga a su ex alcalde hace solo un par de días: no es cierto que el euskera valga más que un doctorado en unas oposiciones a medicina. Y para ser forense, ser capaz de hablar en alemán a una familia que reclama una explicación que entiendan, vale más que un posgrado. Pero de eso, como el propio Arrizabalaga denuncia, no dicen nada ni Alonso… Ni Mendia. La irresponsabilidad política tiene precio y se paga en las urnas los domingos electorales.

Pero al PP la realidad en Euskadi le da igual. Llevamos años comprobándolo, y el fin de la injustificable presión de ETA ha rasgado el velo que impedía hablar de lo ridículos que eran y son algunos de sus argumentos. ¡Claro que Euskadi crece más lentamente que España! Simplemente, porque el punto de partida económico español es mucho más bajo. Añado un dato: el PIB español crece el doble que el alemán. ¿Está por eso mejor la economía de España que la de Alemania? Pues eso.

No se crean que en Twitter, por eso de que se queda todo por escrito, tienen más cuidado: Alonso apelaba ayer mismo a la importancia de la representación de las ideas en el Parlamento Vasco… Y se tirará toda la legislatura actuando como si su partido no fuera la última opción política de los vascos, prácticamente residual en la CAV y Nafarroa. Si conservas tu campaña en vinagre el problema es tuyo, no es de los demás.

Pongamos que hablo de Madrid

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Les voy a contar una historia de un amigo, experto en el manejo de las redes sociales (en Euskadi, nos conocemos casi todos). Es un tipo listo, o eso parece cuando hablas con él, sobre todo de estas cosas. Su vida personal se sostiene milagrosamente, pero todos los que nos dedicamos a la comunicación en Internet dejamos ese flanco un poco descuidado. Somos irremediablemente frikis. Con todo, el mayor defecto de mi amigo es, seguramente, que no es un buen vendedor: hace muchas cosas, no las hace mal, pero siempre da la sensación de que alguien se ha comido su queso.

Pegado a su Mac, mi amigo se dedica a la comunicación política en Internet, en Madrid. Hace unos meses, en la anterior campaña, la de la repetición de las generales, cometió un error. Estaba cansado, con la sensación de haberse pasado seis meses trabajando sin parar. Mi amigo, como casi todos los que se dedican a la comunicación política, ha fracasado: no ha conseguido trasladar a la ciudadanía el valor de su trabajo, ni el de los diputados honrados (por supuesto que los hay sinvergüenzas, todos lo sabemos). Como cronista de la actualidad política, me incluyo en este “repaso”: no hemos sabido trasladar el mito del líder, no hemos sabido hacer visible ese halo, no hemos sabido vestir a los reyes que, aun con un montón de trajes encima, hoy se sienten desnudos.

Mi amigo lleva trabajando en comunicación política on-line antes de que existiera “la nueva política”. De hecho, durante una fase muy breve, la nueva política eran ellos, los de Twitter y los de Facebook, los de Linkedin y Last FM (¡menudo dinosaurio es mi amigo!). Luego llegaron Pablo Iglesias y “la casta”, y todo cambió. Sobre todo en Madrid. Y a la segunda, después de aguantar el tirón en las apoteósicas europeas y las fulgurantes municipales y autonómicas, para Podemos, se equivocó. Su error fue básico: hizo una tontería por culpa de un tonto y, claro, el tonto le ganó a tonto. Si les cuento la tontería descubrirán quién es mi amigo, porque su error fue trending topic. Y ya saben que un periodista nunca revela sus fuentes ni deja pasar una bandeja de croquetas gratis.

Pero mi amigo aprendió una lección (y hasta aquí quería conducirles yo): no sobrevalorar al rival. Cuando me dijo esto, en el bar del Congreso, tomando dos gintónics que nos costaron medio céntimo de euro, los dos, le interrumpí: “Será ‘no subestimar’, ¿no, viejo amigo?”. “No, Iker –me respondió–, lo que he aprendido es que no hay que sobrevalorarles”. Mi amigo se dio cuenta durante aquella difícil mañana, mientras no dejaban de aparecer nuevas notificaciones con replies con vejaciones hacia él y retuits a esas vejaciones, que un amateur puede dar una lección a un profesional excepcionalmente, pero no en todo momento y en todas las materias. Que “especialmente los de Podemos, Iker –continuó–, a los de Ciudadanos se les ve venir desde la derecha y con el brazo derecho en alto –mi amigo es rojo, muy rojo–, se comportan en Internet como no quisiera que se comportara ninguno de los míos”. Según él, la comunicación de los canales oficiales es bastante tradicional y sorprendentemente pobre (la cuenta verificada de Podemos Euskadi le da la razón), y son los ‘soldados’ –él usó esa palabra– las que meten el ruido y actúan acatando órdenes masivas en momentos concretos, logrando trending topics e intentando amedrentar a políticos y trabajadores, “pero no piensan, Iker, ¡joder, no piensan! ¿Te das cuenta de lo que te estoy diciendo?”. Y ahí, según mi amigo, está su mayor debilidad: “Piensan tan poco que no se dan cuenta de que esa carencia acabará con ellos. Y lo hará, Iker, lo hará. Podemos se diluirá como un azucarillo. Y yo seguiré aquí”.

Sé que a mi amigo no va a gustarle esta columna.

Aquel pasado dorado de Podemos

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Hasta hace solo un par de años, no había programa sobre política en ETB en el que no apareciera uno que estuvo en Euskadiko Ezkerra para darnos su opinión con contundencia. Y así serán los de Podemos la década que viene. Hoy, el mejor momento de Podemos ya ha pasado, fue entre las europeas y las primeras generales, con el subidón en España de las municipales y algunas autonómicas. Ahora están fuera del foco y, como leíamos ayer, con problemas dentro, con tensiones internas que solo van a más y pulsos en el Congreso.

«Pedro Sánchez pide a los independentistas»

Yo hubiera dejado el titular ahí: “Pedro Sánchez pide a los independentistas”. Pero claro, el titular lo hicieron en el digital de Inda, así que lo completaron con el rollo de los intercambios o los pactos perversos (con los nacionalistas los pactos siempre parecen perversos, con los ultranacionalistas españoles de Ciudadanos, son “de centro”). Pero a lo que vamos: lo capital es que llevamos un par de días leyendo noticias sobre el viraje de Sánchez que, efectivamente, tiene que ser pronunciado con todo lo que ha dicho.

Nadie quiere una foto con Rajoy

En El Plural lo explican muy bien: nadie quiere pactar con Rajoy porque hacerlo significa avalar al presidente de un gobierno que ha ejercido una política ultraconservadora (LOMCE, aborto, recopago) hecha a golpe de decreto-ley, y al presidente de un partido que se sentará en el banquillo como responsable de borrado de pruebas y beneficiario de casos de corrupción denunciados por su propio tesorero, millonario, a la postre. Esa es la condena de un Rajoy al que, sin embargo, en el voto secreto de los electores, sigue sumando apoyos.

«A Sánchez y a Rajoy el veredicto de las urnas se la sopla»

La columna de Luis Herrero en Libertad Digital es como muchas columnas que leemos en este medio: trazo grueso, y planteamientos y conclusiones más deseadas que reales, para acabar dando la razón a un partido neoliberal, en este caso, Ciudadanos, tan de enhorabuena entre los columnistas conservadores como caducado para el electorado. Pero entre tanto negro sobre blanco algo tintineaba: la certeza, incluso entre los más apriorísticos, de que los líderes de PP y PSOE primero piensan en sí mismos, después en sus partidos y, al final, si acaso, en la ciudadanía.

Este Twitter, no

Realmente, no es culpa de Twitter, sino de la sociedad. De hecho, tendríamos que agradecer a Twitter que nos deje verlo, que nos recuerde lo miserables que podemos llegar a ser, la escoria humana que se esconde entre nosotros, agazapada, y que se envalentona en el anonimato y contra colectivos debilitados por los continuos ataques. Me refiero al apoyo asqueroso que está recibiendo un tuitero homófobo que, por su homofobia, precisamente, ha sido localizado y detenido.

Los que iban a ponerse a trabajar el 2 de septiembre

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Ya me parecía criticable que Pablo Iglesias anunciara, con su santa cara, que esperaría al 2 de septiembre para empezar a trabajar, cuando fallara la investidura de Rajoy, para buscar una alternativa con Sánchez. Que el 2 de septiembre se dedicara a hacer fotomontajes en Twitter y chistes con Errejón me parece, simplemente, una vergüenza. Pero es que estamos ya a martes, y seguimos sin conocer avances. Mientras tanto, algunos sí oyen el: “Tic, tac, tic, tac”, que popularizó Iglesias, y no pueden esperar más.

Rajoy vuelve al tiempo muerto

Otro que tiene tiempo para desperdiciar es Mariano Rajoy. De momento, en Vozpópuli leemos que se volverá a reunir con su único socio, Rivera, pero dentro de un tiempo: cuando pase la efervescencia por la investidura fallida y la designación de Soria como candidato para dirigir el Banco Mundial. Insisto: la urgencia, por ejemplo, para el millón de parados que no cobran la prestación, es real. Un país parado un año, ¡un año! Sin presupuestos, sin acciones contra situaciones de necesidad, sin medidas…

Twitter como solución… equivocada

Los militantes socialistas que piden por Twitter un comité federal no creo que sean militantes socialistas de verdad. Supongo que un afiliado con cierta vinculación a su partido sabrá cómo activar mecanismos internos que no erosionen la causa en la que milita. O eso, o el PSOE tiene más problemas y más graves de lo que parece desde fuera. Porque esta petición, relevante por sus consecuencias (forzar el apoyo a Rajoy para la investidura), si se pide en público es para lograr el objetivo haciendo sangre.

Lo que no podemos permitir

En esta ocasión tenemos que denunciar el uso de Twitter para un propósito condenable, como lo son las amenazas de muerte que recibe Carla Antonelli, diputada del PSOE en la Asamblea de Madrid, por su activismo en defensa de la causa LGTB. Ella misma hace visible este acoso, en el que los cobardes anónimos hablan directamente de acabar con su vida, en la red social. No podemos permitir que Twitter sea un sitio donde la violencia y el acoso se presenten con tanta facilidad.

La España del PP

La España del PP es la España de las reformas pagadas en B y los sobresueldos en eso, en un sobre. La de “El Bigotes” y el “yonqui” del dinero que se pasa a denunciante disfrazado de iluminado. La de los trajes de Camps. La de los recortes, las legislaturas estiradas artificialmente, la repetición de elecciones y la espera eterna porque el presidente no tiene prisa. La de las colocaciones y recolocaciones como la de Soria, que también representa la España de los papeles de Panamá.