Dejad que los videojuegos sean solo videojuegos

He decidido hacer observación participante y esta temporada juego a Sorare, un “fantasy” de fútbol (llevo jugando a este tipo de juegos desde que se hacía con lápiz, papel, sobres y sellos) con tecnología blockchain, posibilidad de pagar en criptomoneda (cero euros llevo gastados) y, por supuesto, la fórmula de “cajas botín” (así las llaman en Público). Es decir: abrir sobes con cartas virtuales, algunos, gratuitos; otros, de pago (mis equipos, evidentemente, son pírricos). Lo he hecho para ver cómo funcionan “las nuevas tragaperras”, el modelo de negocio terrible de algunos videojuegos: “Una adicción a comprar”. No se escapa ni el FIFA.

El colector que la IA atasca

Internet es una herramienta extraordinaria, revolucionaria, maravillosa. La internet comercial es, posiblemente, lo peor que nos ha pasado como humanidad. Sin ella, algunos ultrarricos hoy serían vendedores de crecepelo. Y esa internet comercial es peor desde que la inteligencia artificial se ha puesto a disposición de cualquiera: “La basura digital emanada de la IA está infestando las redes sociales, que están fracasando además estrepitosamente a la hora de etiquetar adecuadamente este tipo de contenido” (Marketing Directo). Ya hemos puesto nombre a esta práctica: “‘AI Slop’ o basura digital emanada de la IA”.

La IA que mata a Internet

Antonio Ortiz, cuyo blog sobre IA es posiblemente el más interesante que se puede leer hoy en castellano, ha escrito un largo tuit sobre cómo “se está esfumando el tráfico y las visitas humanas a Wikipedia”. El motivo, evidente: esos resumencitos que encontramos en Google que nos evitan hacer “clic” en un link: “Cada vez más usuarios obtienen la información del sitio a través de chatbots de inteligencia artificial en lugar de visitar directamente la plataforma”. La pregunta es: ¿cómo pretende Google ganar dinero si ya nadie sigue enlaces? ¿Y cómo pretende Google que sobrevivamos los generadores de contenido, empezando por este diario?

Las cifras reales

Esta internet comercial que convierte los videojuegos en tragaperras virtuales y que atasca las redes sociales con basura generada por inteligencia artificial y estupidez real, tiene otro elemento negativo: el reparto de riqueza es inexistente y la parte del león y hasta el chocolate del loro se lo zampan las grandes empresas. El humorista Álvaro Casares ha hablado de cómo “monetiza” sus contenidos: “El vídeo tiene 12 millones de reproducciones y me han pagado 465 euros” (Huffington Post). Esta es la cifra real. Hago la pregunta que siempre, siempre hay que hacerse: ¿cuál es el modelo de negocio? Las colaboraciones con marcas.

La defensa

Explica Alberto Soler en su canal de Instagram que “los Nokia están de vuelta. Pero no por nostalgia. En países como Noruega, Suecia o Finlandia, los dumbphones (teléfonos ‘tontos’ sin Internet) se están vendiendo como nunca. Cada vez más familias los eligen como primer dispositivo para sus hijos, evitando la exposición temprana a redes sociales y pantallas”. De hecho, incluso hay asociaciones de pediatras que recomiendan teléfonos sin Internet (para hacer llamadas, a la antigua) como primeros móviles para las y los más pequeños, porque “un móvil conectado no es un juguete, es una puerta abierta”. Esto hay que llevarlo tatuado.

¿Quién va a generar la riqueza?

Cualquier país, empezando por el vasco, necesita fomentar la creación de riqueza y puestos de trabajo. Voy a decir algo escandaloso: con las cotizaciones del funcionariado no llega. Sin embargo, nos encontramos con un país (el español pero también el vasco) en esta situación que denuncia Miquel Roig: “España es una potencia exportadora en tres sectores: turismo, agricultura y ganadería, automóvil (de motor de combustión). Los tres sectores, los tres, están siendo constantemente cuestionados por su espacio político”.

Es su éxito, no nuestro fracaso

No me gusta Alvise Pérez, pero reconozco que ha sabido activar un voto que ya tenía opción (Vox) con una campaña bastante barata (que no gratis). Tampoco me gusta el periodismo autocomplaciente, pero Carlos Padilla dice cosas interesantes en su columna en The Objective: “El fracaso del periodismo es tachar de friki lo que no se entiende”. Y el cierre es sublime: “El domingo se debió escuchar entre muchos colegas de profesión, capos de este oficio, lo que no se ha oído en miles de hogares españoles, ‘¿pero quién es Alvise?’”.

La ignorancia es su alimento

El ascenso de Alvise no es obra de Vox, sino del PP, que ha comprado los temas, los enfoques y hasta los medios. Y algunas y algunos de los de Núñez Feijóo incluso han ido más allá (sí, es posible). Es mejor estar sentado para leer esto en El Diario: “Una senadora del PP se pregunta si la historia ‘nos contó algo mal’ al explicar que los nazis eran ‘de extrema derecha’. Esther del Brío lanza en sus redes sociales una consulta a ‘historiadores’ para esclarecer por qué un partido ‘nacional socialista’ pudo ser considerado de extrema derecha”.

Así estamos

Este titular en La Vanguardia es incluso más corto que un tuit pero define perfectamente, en un flashazo, lo que es Europa hoy: “Diputados de ultraderecha y de la izquierda radical boicotean a Zelenski en el Bundestag”. Ambos márgenes se comportan exactamente igual allí y aquí: y en Euskadi, como en España, sabemos perfectamente quién está en contra de ayudar a Ucrania a defenderse de la invasión rusa. Pero debemos aferrarnos a una idea: quienes estamos en el medio somos más y mucho más sensibles con el sufrimiento.

¿Para qué van a servir las webs?

Esther Lastra lanza una reflexión muy interesante en Marketing Directo: la inteligencia artificial que nos resumirá toda la información que haya en Internet sobre el tema que nos interese en un par de párrafos acabará con el posicionamiento de las webs y el marketing de contenido (escribir piezas interesantes para prescribir en tu sector). Pero bien pensado, la IA puede acabar con todas las webs: ¿para qué diseñarlas si nadie va a llegar a ellas? La propia Lastra da una clave: el negocio de Google con ese posicionamiento de webs.

Un PP “ayusizado”

“El PP vasco prevé que el mitin de la presidenta de la Comunidad de Madrid en el Palacio Euskalduna de la capital vizcaína sea el que más simpatizantes atraiga de toda la campaña, ‘hay mucha ilusión, la gente tiene muchas ganas de verla’”. Mikel Segovia en El Independiente no puede resumir mejor lo que es el PP vasco hoy: una formación reducida a su núcleo duro después de reabsorber a Ciudadanos, que era poco más que una familia en su ala derecha. Una formación que abraza el ayusismo porque todo lo demás le ha fallado. Una formación que solo aspira a conservar y activar al mínimo posible.

En la política y en la vida

Las redes sociales digitales han empeorado la política: los tuits se han convertido en la manera de comunicar de las y los representantes de la ciudadanía, y esta se ha hooliganizado, al menos, en parte, para defender y atacar a su partido y a los otros. ¿Para qué? Pero en la vida no nos ha ido mucho mejor: perdemos nuestro valiosísimo tiempo con gilipolleces pegadas unas a otras. Europa (que sirve para algo, insisto e insistiré) ya ha puesto el foco. Y el ministro español de Consumo, también: “Garzón carga contra los ‘efectos nocivos’ de TikTok, Meta o Twitter: provocan ‘ansiedad’ y ‘depresión’ en los jóvenes” (República). Y esto es innegable.

El peor problema, el propio Musk

Hablando de redes sociales: no hacen un mal resumen en Marketing Directo sobre “el rosario de problemas que Elon Musk deja en herencia a la nueva CEO de Twitter”, Linda Yaccarino. Uno de los más importantes, precisamente, lo puede solucionar la política: la huida de anunciantes e ingresos podría arreglarse revertiendo la norma de los anteriores propietarios de no permitir publicidad política en la red. Otro problema es el control de gasto y el equilibrio con el personal necesario. Pero el principal es bregar con Elon Musk, que tiene toda la pinta de querer entrometerse en la gestión de la empresa por la que pagó 44.000 millones.

¿Hay que regularlo todo? Sí

Hace tiempo que, por suerte, no oímos la milonga de la necesaria descentralización de Internet, como eufemismo de su desregulación. Curiosamente, desde posiciones progresistas han alimentado durante años ideas ultraliberales. Es evidente, lo era entonces y espero que lo sea cada día, más, que es necesaria una regulación clara sobre todo lo que podemos hacer on-line. Porque mientras divagamos sobre lo que es progre y lo que es bobo, los malos avanzan: “¿Qué hay detrás de las aplicaciones que pagan por hacer encuestas? Recogen información personal que deberíamos proteger y venden datos a terceros”, avisan en Maldita.

A estos empoderamos

También era evidente, evidentísimo, que ampliar la grada de animación en San Mamés iba a servir para empoderar a los de siempre, a quienes consideran que la bandera para reclamar amnistía para los presos de ETA, la del Arrano Beltza con la que la izquierda abertzale quiso sustituir a la Ikurriña o la que sirve para reconocer la ocupación rusa del Donbass, son elementos de animación. A quienes no van a animar cuando el equipo está ante su última oportunidad. Esos son los que controlan la grada de animación. No otros. Siempre lo fueron, pero muchos miraron para otro lado por la campaña. Y no, no todas las campañas son iguales.

PP: Lo Peor de lo Peor

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El relato en la versión web de Diario16 es espeluznante: “Ni Las Vegas ni Tarantino: el PP en Baleares. Cocaína, palizas a prostitutas, sobornos, sesiones en clubes de putas solo para políticos y agentes de policía… El sumario del juez Penalva no tiene desperdicio, y lo del Partido Popular con las putas ya huele a infección. No hay trama de corrupción que salpique al PP donde no aparezcan cuerpos de mujer usados a cambio de unos euros. A veces ni euros. Fue un tal Alejandro Halffter, siendo viceconsejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid, de la panda de Esperanza Aguirre y Francisco Granados –qué gran pareja perdió el género chico cuando lo encerraron–, quien soltó aquello de: ‘Hay que celebrarlo con un volquete de putas’”.

Y aún hay más

Después de saber que los diputados del PP, Gustavo de Arístegui y Pedro Gómez de la Serna usaban sus influencias para cobrar por trabajos ficticios y, después, movían el dinero para no pagar a Hacienda, parece un pecado menor que el propio De Arístegui, diputado y ex embajador en India con el PP, cobrara con normalidad sus trabajos de “asesor” por medio de una cuenta en Marruecos. El “figura” ya había tenido problemas con Hacienda, así que, en vez de regularizar la situación, emigró la entrada del dinero (El Español).

La telebasura funciona… por nuestra culpa

No se lleve las manos a la cabeza: es así de simple. Si la telebasura es una mina de oro es porque tiene espectadores y atrae a publicistas. Tampoco vale señalar a España: en Euskadi este tipo de programación triunfa. Woody Allen ya decía que en Hollywood no sacaban la basura a la calle, que le emitían por la tele, y aquella ironía sigue estando vigente. Uno de los mejores en este “arte” es Paolo Vasile, al que en La Voz de Galicia dedican una columna deliciosa: puede parecer que le defenestran, pero no, reconocen su mérito de hacer una telebasura cada vez mejor.

No hay mito, solo trabajo

Observo que las cifras de altas de autónomos no dejan de crecer: cada vez son más los que quieren creerse que hay una recuperación económica y que el modo más ágil de intentar aprovecharla es como trabajador autónomo. Así que celebro el post en el blog Pymes y Autónomos que, precisamente, desmonta el mito del trabajador superior. Al contrario: derechos laborales rebajados sin que (añado yo) los sindicatos hagan algo realmente útil por nosotros.

Una declaración muy bonita

Bonita… Y poco más. No sirve de absolutamente nada que “The International Consumer Protection and Enforcement Network” (pueden pronunciarlo exagerando el acento inglés para que tenga algo de gracia) haya publicado una normativa que “impide” que los que nos colocan publicidad encubierta desde las redes sociales sigan haciéndolo. El texto es muy bonito, y pide, claro, que se especifique que estamos viendo publicidad. Pero no hay sanciones ni forma de obligar a que dejen de intentar engañarnos. Así que, como declaración, preciosa. Pero inútil.

Twitter no acertó

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Escribo estas líneas sin conocer el resultado de las elecciones, pero no me hace falta saberlo para afirmar que Twitter no acertó. En ‘Hipertextual’ han escrito una pieza muy acertada sobre las diferencias entre lo que podemos leer en nuestros “timelines” y la realidad. Twitter no es representativo de nada, y las opiniones que se vierten refuerzan una mayoría particular, la de Twitter, o todas las de Twitter, mejor dicho, sin que ni una sola de ellas tenga que coincidir con la realidad vasca o española.

Campaña hasta el final… y con lo identitario

Durante la campaña que, afortunadamente, ya ha acabado (hasta un “fan” de estos procesos como puedo ser yo llega a cansarse de la dinámica), hemos señalado el acierto, por lo menos en su primera parte, de un vídeo de Vox. El resto de las acciones del partido de Santiago Abascal daban entre risa y pena, incluido una de las últimas: presentar justo antes del final de la campaña 60.000 firmas para pedir que se suspenda la final de la Copa si pitamos el himno español.

Sin límites

Hayan votado o no al PP, celebren conmigo este arranque de semana con el alto nivel de jetismo ilustrado de algunos. Lo de Moratinos, viviendo de las relaciones exteriores cuando le toca ser ministro y cuando le toca ser asesor influyente en el sector privado, es de “cum laude” en esta materia de tener la cara de adamantium (quienes hayan visto las películas de Lobezno sabrán de lo que hablo): “Moratinos usó la embajada en Qatar para sus negocios privados con una constructora”, leemos en ‘El Confidencial’ entre la sorpresa y el asco.

Somos autónomos

Realmente, no hay un hecho noticioso suficiente para desencadenar la reflexión en ‘El Blog Salmón’ sobre la situación de los autónomos. Solo el típico hastío que, cada cierto tiempo, llega a su nivel máximo: “Ser autónomo hoy en día se ha convertido en una profesión de infarto en la que la persona física (no jurídica) se juega muchísimo en función de la salud económica de su negocio. Una auténtica vergüenza que en nuestro país se penalicen las ganas de trabajar con trámites, burocracia e impuestos, muchos impuestos”.

De fotógrafos y burbujas

Iba a hablarles sobre el post en ‘Xataka’ en el que hacen una estupenda reflexión sobre cómo el sector de los fotógrafos de boda sí ha sabido adaptarse a las novedades tecnológicas y de los gustos de los clientes, cuando me he encontrado en ‘Marketing Directo’ con otro de signo contrario en el nobilísimo arte de capturar los momentos con instantáneas. En este segundo blog hablan de Danielle Bernstein, la “instagramer” que cobra hasta 15.000 dólares a una marca por sacarse una foto luciéndola. Pura burbuja de Internet y de la foto digital.