Un chaval de Bilbao ha puesto en su sitio a Iván Espinosa de los Monteros. Tanto ha sorprendido al de Vox lo que le sucedió en Euskadi que sigue desorientado y en sus tuits insiste en mostrarse tan provocador y tan cobarde como es descrito por sus actos: llama (ya desde Madrid, claro) “magrebitarra” a quien le describió como lo que es y retuitea a otro anónimo con banderas de España en su nombre de Twitter que se queja de que un español no pueda hacer aquí un acto político. El equipo “A”, de “Arriba España”, en marcha. Pero ese que se puso delante de los escoltas a cantarle las cuarenta, en mi equipo.
Lecciones, ni una
Para no quedarse atrás en la carrera que algunos echan por la cornisa derecha del precipicio, el PP ha decidido que “no apoya una resolución en Bruselas contra las leyes homófobas de Hungría” (El Plural). Pero lo peor no es el hecho en sí, aunque este ya es suficientemente grave: “La delegación española se desmarca del PP europeo y se alinea con Vox, con el voto discordante de Esteban González Pons”. Acaban de asesinar a un chico de 23 años en Galiza al grito de “maricón” y el principal partido de la oposición se niega a condenar una resolución europea contra medidas homófobas. El PP está perdido.
“Un chuletón al punto”
José Antonio Pérez lo ha visto venir: “Qué mal va a envejecer esto”, opina sobre las declaraciones de Pedro Sánchez de que un chuletón al punto es imbatible, después de que uno de sus ministros haya grabado un vídeo a favor de disminuir el consumo de carne. El escritor vasco está en lo cierto: la contradicción evidente, la declaración de intenciones carnívoras o el tono forzadamente llano, envejecen fatal, y Sánchez ha decidido con sus asesores juntarlo todo para, desde el primer minuto, llamar la atención sobre un charco tan grande que uno de su gobierno mete la pata y salpica a todos en un sector enorme.
“La brasa”
Es evidente que una dieta equilibrada es más sana que una que tenga un exceso casi de lo que sea. Y también lo es que cualquier industria gigantesca, empezando por las del sector alimentario, genera una gran cantidad de residuos y perjuicios al medio ambiente. Pero de ahí a montar una cruzada desde cero, como parece que ha hecho Garzón, y a montar una resistencia cuñadesca, como ha hecho la derecha española, van dos trechos igual de largos. Y no es equidistancia, es cansancio de “la brasa”, como la denomina en Twitter el guionista portugalujo Raúl Díaz, que dan unos y otros a diario.
Los marcos culturales
Otro gran pelmazo de esta semana ha sido el de quienes han intentado defender que los humoristas tienen más gracias que las humoristas. Una gilipollez de un tamaño tan grande que no sé ni con qué compararla: por supuesto que ellas no son menos graciosas que ellos, es que los marcos culturales, eso de lo nos reímos, son abusivamente masculinos, y por eso generan carcajadas más sonoras (que no más ni mejores) Florentino Fernández (que esta semana ha decidido hacer poca gracia con sus comentarios marchistas) o los Hermanos Calatrava. No empezar la discusión por la base es la que la convierte en artificial.