Déjalo, Isabel

Isabel Díaz Ayuso se ha pasado de rosca. Ya ni siquiera llama la atención, que es lo peor que le podía pasar, con sus apelaciones constantes a ETA, algo que no le toca ni por tiempo ni por lugar. Pero ella insiste, y esa una señal más de su debilidad, de su desgaste e incluso de su fragilidad. La mujer fuerte, la única del PP que mantenía el pulso con la extrema derecha se ha quedado sin argumentos y empieza a dar vueltas en círculos: el gobierno de Sánchez lo hace todo mal y ETA vive, la lucha (la de ella) sigue. De ahí no la sacas. Si algo he aprendido estos años es que al político hay que darle tiempo antes de decidir que sabemos cómo es.

La cosecha de los vientos

Para parar a la fascistada es necesario hablar claro, llamar a las cosas por su nombre y señalar lo que necesitemos señalar, para bien y para mal. Y si el tono en el Congreso ha subido hasta lo insoportable no es por casualidad: porque el PSOE ha dejado hacer, porque al PSOE le interesaba que Vox sacara la cabeza, porque al PSOE le venía bien que Abascal le comiera la tostada a Casado, porque si el PSOE es el objeto de la ira de Vox, y esta es visible, es bueno para el PSOE. Pero ahora toca recoger las tempestades: los discursos se han ido de lo permisible y la cámara se le ha ido de las manos a la Mesa. Pero todo ha sido por un motivo.

La dictadura china, en plenitud

Nunca me he creído el relato de China sobre el surgimiento, la expansión y la mortalidad del coronavirus en su propio territorio. Y la política de “cero covid” del gobierno me invita a pensar que en aquel país el impacto de la pandemia fue terrible (no quiero imaginar lo que puede estar pasando en Corea del Norte), sobre todo por la terquedad de la dictadura. ¿A qué tiene miedo? ¿Qué sabe el gobierno chino que ocultó y sigue ocultando que le mueve a actuar de esta manera? Confinamientos forzosos, violencia, señalamiento… En El Confidencial lo resumen así: “Intimidación y secretismo: la táctica silenciosa de Xi para minar las protestas”.

Así tiene que ser

No, Elon Musk no está obrando el milagro, no está consiguiendo que Twitter funcione con menos personal después de haberse librado de quienes querían que su trabajo fuese compatible con su vida, Musk está dejando cosas sin hacer. Las más peligrosas. Y la Unión Europea, como cualquiera que no se enamore rápidamente de los latigueros con mucho éxito, se ha dado cuenta: “El comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, pide al magnate que Twitter destine ‘suficientes recursos humanos’ para cumplir con las nuevas reglas de Bruselas sobre control de contenidos” (La Información).

Un trabajo mal hecho

La mayor parte de las y los aficionados a la selección española de fútbol se enteran de lo que dice Luis Enrique Martínez en Twitch gracias a la prensa tradicional. Después de ver durante años la acción de las y los grandes prescriptores en redes sociales o plataformas tengo claro que estas necesitan a los medios tradicionales como complemento, por lo que no entiendo el “miedo” que, como bien apuntan en Magnet, “evidencia” la manipulación de la COPE a una emisión para presentar como burdo al seleccionador asturiano, que lo está haciendo muy bien como streamer amateur. Ese nerviosismo de la radio deja ver, sobre todo, desconocimiento.

El reino de la picaresca

Es evidente que a Bildu se la han colado: Aizpurua ha vendido la trasferencia de Tráfico a Nafarroa como un logro propio cuando, como recuerdan en Newtral (de allí, de Madrid), en 2019, con el mismo PSOE, “el acuerdo de investidura con el PNV incluye la transferencia”. La misma transferencia. Así que para el gobierno español, ceder en algo que ya había cedido ha sido fácil. Lo significativo del caso es la venta que ha hecho la coalición: ni siquiera les sonaba el anuncio, solo hace unos años, del PNV. Tampoco lo buscaron en Google. Es la consecuencia de creer que las negociaciones en Madrid empezaron contigo.

PP y Vox

PP y Vox ya gobiernan juntos una autonomía, y la extrema derecha ya gobierna varios estados de Europa, así que, sí, veo perfectamente posible que PP y Vox se alíen para gobernar España. Y no me extrañaría que los de Abascal ocupasen algunos ministerios. No podemos olvidar cómo es el país en el que eligen a la mayoría de los diputados de Vox (ni Euskadi ni Galiza mandan diputados ultraderechistas, y Catalunya solo dos, tantos como del PP), ni la ambición del PP de recuperar el gobierno español a cualquier precio, literalmente. Pero el PP, sin Vox, no tiene nada que hacer. Y eso es lo importante. Lo más importante.

Personajes como estos

El acoso y derribo al gobierno de PSOE y Podemos es flagrante: representantes de Vox, pero también del PP, lanzan acusaciones de trazo grueso y perfil democrático muy bajo, como si no costara (pero tienen que tener un coste), y tuiteros, presentadores, informadores y contertulios las relanzan: personajes como Pablo Motos que se arroja, como un Cruzado, a una batalla unipersonal que suma a la guerra colectiva. Mr. Insustancial me representa con su tuit: “No he visto en mi vida el programa de Pablo Motos. Es algo que debería avergonzarme siendo del gremio pero, la verdad, odio el batiburrillo ese que se montan”.

Todo puede empeorar

El PSOE trolea a Bildu, el PP marisquea con a Vox, Pablo Motos participa abiertamente en la campaña de desprestigio a una ministra, pero todo puede empeorar: “Mientras estabais aquí distraídos con lo de Pablo Motos que sepáis que Musk se ha puesto a suspender cuentas de prominentes antifascistas estadounidenses a petición del ultraderechista Andy Ngo, porque por supuesto esto es lo que significa ‘free speach’”, tuiteaba Shine McShine (y es fácil encontrar referencias en Google sobre esta historia). Así evoluciona Twitter: sin personal para hacer más ética la herramienta y con personas que, activamente, la hacen menos ética.

Vamos a contarlo bien

No es que a mí me caigan especialmente bien quienes viven de proclamarse antifascistas. Antifascista se es o no se es, en todo momento y en todo lugar, no vale solo con declararlo y mostrarse activista, cada uno, de su propio antifascismo. Esa guerra por su cuenta (como la de Pablo Motos pero más hipócrita) se ve muy bien en el caso de Rusia: “Ser conservador o tradicionalista no es malo ni bueno per se, pero aquellos que apoyan las políticas del Kremlin desde posiciones de izquierda llevan una buena pedrada en la cabeza”, tuitea Ricardo Marquina, periodista que trabaja allí, no uno que se informa en Twitter y Telegram.

Pues les da para unas comisiones

Que con la que les está cayendo el PP de Madrid haga un tuit con esta noticia de El Español (siempre al quite) debería de ser de juzgado de guardia: “Madrid es la autonomía más barata en impuestos gracias a las políticas liberales”. Pese a que recaudan menos, en la capital de España sí les da para dejar seis millones de euros de dinero público en solo dos comisiones. El milagro de los panes y los peces, u otro mucho más mundano que consiste en repartir primero a quienes tienen contacto directo con el ayuntamiento y tan estrecho que se permiten el lujo de sugerir que se merecen una medalla de la ciudad.

Descubren la política y escriben un libro

Nunca dejarán de sorprenderme quienes creen que la política empieza y acaba con ellas y ellos, y para que quede claro hasta escriben un libro, como ha hecho Gala Pin, que acompañó a Ada Colau en su primera legislatura. Un libro que, por lo que cuentan entrevistadora (de Eldiario.es) y entrevistada, no aporta nada nuevo a quienes llevamos años siguiendo de cerca la política: todo se ralentiza, con el funcionariado hemos topado, hay lobbies y la policía municipal no es tan mala cuando en vez de enfrentarte a ella trabajas con ella. Gala Pin descubre el fuego en 2022 y nos lo cuenta en un libro. Cómo no.

Cuñados supremos

Otros que están encantados de haberse conocido con los de La Base, el podcast que dirige Pablo Iglesias en Público. Lo mismo te cuentan “la verdad” sobre Rusia, que te analizan las elecciones en Francia, que te hablan del pacto PP-Vox, que te hacen una semblanza de Núñez Feijóo como si lo conocieran de toda la vida. Y todo esto, sin pasar a la página siguiente. La Base es un cuñadómetro de primer nivel: no hay tema sobre el que sepan más que los demás. No hay verdad que se les resista. No hay personaje ni situación que no puedan analizar con detalle. Son como Iker Jiménez pero en podcast. Es decir: prescindibles.

Seguimos en Barcelona

Dadas las circunstancias, mejor espero al libro de Gala Pin, el podcast de Pablo Iglesias o la película en prime-time que se monta Iker Jiménez para alborozo, generalmente, de los magufos que votan a Vox. Pero, venga, me voy a aventurar y a sugerir que lo que pasó en el Camp Nou hace ahora una semana y que permitió a las y los seguidores del Eintracht ocupar las gradas mayoritariamente no tiene nada que ver con el modelo de negocio ni con un equipo “acostumbrado a ganar”. Lo siento, pero más bien creo que es el producto de quienes siguen a su equipo solo si vence o compite por los grandes trofeos.

Y en pandemia

Desde ayer podemos entrar a cualquier sitio sin mascarilla salvo los centros de salud y el transporte público, prácticamente. Será que me he vuelto temeroso entre el coronavirus, la guerra, la crisis y mi ansiedad, pero me parece un error. Un gran error. Seguimos en una pandemia mundial, no lo digo yo, lo dice la OMS, y eso quiere decir que continúa la transmisión de un virus que no tenemos controlado y que puede mutar en cualquier momento para volverse más agresivo y más letal. Si sucede nos va a pillar con la guardia baja (la mascarilla es también un recordatorio) y la ocupación hospitalaria, alta.

El libreto de Otegi

Arnaldo Otegi es igual de honesto cuando dice que quiere llevar a la Ertzaintza a donde la izquierda abertzale la quería hace 40 años, como si ese sitio no fuera el infierno desde entonces hasta hoy, que cuando dice que cualquier otra cosa. Ese es su nivel de franqueza y de discurso político. No otro. Lo suyo es reescribir el pasado en cada nueva línea. No importa lo que haya pasado ni importa que todos lo hayamos visto: importa el puto tuit. Para eso vive Otegi: para el retuit de la afición desmemoriada o, peor, que necesita cambiar lo que ha hecho y, como eso no es posible, necesita que los demás lo olvidemos.

Es el mismo que el del PP

El libreto de Otegi, no obstante, es el mismo que el del PP: su necesidad de olvidar y hacer olvidar su propio pasado les une. Su papel de principal partido en la oposición, por cierto, también, igual que sus tuits y declaraciones asombrosas, por no decir otra cosa: “Acaban de imputar a Juan Carlos Monedero que, por supuesto, no tiene nada que ver ni con Podemos, ni con el vicepresidente del Gobierno”. Esto fue lo que tuiteó la cuenta oficial del PP, del mismo PP de Bárcenas que, según Casado esta misma semana, no tiene nada que ver con el PP, del mismo PP que va a vender una sede para dejar atrás a M. Rajoy.

Y el gobierno español, a lo suyo

Si la oposición en España genera indignación y asombro, el gobierno español todavía lo hace más: PSOE y Podemos dedican tanto tiempo a sus luchas internas y a hacer política de partido o campañas desde las instituciones que hasta tres países se les han adelantado para condenar el fascismo y el antisemitismo que hace solo unos días se ha exhibido impúdicamente en Madrid: las embajadas de Rusia e Israel y el embajador de Alemania han condenado en Twitter este lesivo espectáculo, adelantándose a un gobierno español cuyos socios estaban echando una carrera por hacer suya la ley de Igualdad.

El mal gusto no es delito

Sigo pensando que la libertad de expresión está mal explicada. Por ejemplo, no debería de amparar a los fascistas del párrafo anterior. Pero sí debería de hacerlo a Pablo Hasél por el sencillo motivo de que su mal gusto no es un delito. El papel de Podemos en este desastre judicial (otro más) lo resume muy bien Òscar Nin en Beatburguer: “Actuando como si fuesen chavalotes fumando porros en La Complutense mientras esperan en la copistería a que les entreguen fotocopias de ‘Cartas desde la cárcel’ de Antonio Gramsci para intercambiarlas. (…) Hoy llueve fuerte y este paraguas ya no sirve para nada”.

Y Rato sale de la cárcel

Hásel entra en la cárcel igual que Rodrigo Rato sale de ella: porque en algún lugar de una ley pone que el rapero tiene que hacerlo y el político del PP puede hacerlo. La ley, ya lo hemos comprobado en la CAV en las últimas semanas, la interpretan señores y señoras en función de sus creencias y opiniones, y otro montón de señores y señoras, todos y todas con toga, les arropan. Así va esto. Y por eso pasa lo que pasa, por eso el provocador del instituto come maco y el banquero deja de hacerlo y hasta puede viajar a Londres en plena pandemia para estar con su hija, pero yo no puedo ver a mi madre a veinte kilómetros.

«Sucedió»

600.000 euros en extras, aunque sea un dinero declarado a Hacienda, como asegura Juan Manuel Moreno Bonilla que fue el suyo que le daba Bárcenas, hay que justificarlos. Es mucho dinero, y no vale como excusa la que pone el ahora presidente de la Junta, que “sucedió hace una década” (El Plural). Si el pasado le persigue es porque “sucedió”, precisamente. Todos podemos tener nuestros fantasmas y nuestras dudas sobre qué habría sucedido si hubiéramos hecho otra cosa hace diez años, pero si lo que te pesa como una losa son 600.000 euros que te dio Bárcenas siendo representante del PP, ahora te toca apechugar.

Mató el tiempo

“No era algo premeditado y lo hizo por matar el tiempo”. Esa es la conclusión (más propia del Mundo Today que de La Opinión de Málaga) que confirma Santiago Pedraz, de la Audiencia Nacional, ante los hechos que protagonizó el exmilitar que imprimió fotos de los miembros del gobierno, las colocó en muñecos, hizo prácticas de tiro contra ellos y, luego, alguien difundió ese vídeo en Internet (porque el juez considera que no lo hizo el acusado ni la difusión conllevara una amenaza intencionada). La decisión, no obstante, aunque sorprendente parecía esperada ya que la propia fiscalía solicitó el sobreseimiento.

También lo hizo por el bien del planeta

Tesla ha decidido invertir una millonada en Bitcoin a la vez que ha anunciado que permitirá que sus carísimos coches sean comprados con esta moneda virtual. De momento, la jugada le está saliendo redonda: el bitcoin ha subido como la espuma, como buen activo especulativo que es, y si espera un poco antes de deshacerse de su inversión, la empresa habrá ganado una barbaridad de dinero solo con una operación: la suya. Todo este despropósito que enriquecerá a los más ricos (mientras Elon Musk mantiene su halo de Robin Hood para algunos) es una fotografía perfecta de lo que es y para lo que sirve el Bitcoin.

¿Llega el Twitter de pago?

Además de la de Tesla y el Bitcon, esta semana hemos asistido a otra maniobra que tiene que ver con la especulación para inflar el precio (o intentarlo): Twitter ha podido filtrar que está planteándose crear cuentas de pago. Siguiendo la estela de OnlyFans, Twitter daría la posibilidad a los autores de monetizar sus tuits y retuits. Que la fuente pueda ser Twitter y lo lance como una simple posibilidad deja claro que busca llamar la atención y una revalorización. Como Mr. Insustancial, opino que esta puede ser “la mejor manera de que muchos turras que se creen lo más del cabás desaparezcan” de nuestra vista.

Piqueras, el profesional

Esta semana hemos visto, sobre todo en Twitter, la cara de Pedro Piqueras decenas de veces: su gesto hosco ante otro final ridículo de Sálvame que le daba paso justo cuando a él le tocaba arrancar con una cifra de muertos de esas intolerables pero, a la vez, acostumbradas. Junto a su cara, muchos chistes y muchas reflexiones sobre la televisión y el periodismo. Venga, va, que sí, que yo también puedo ponerme estupendo, pero Pedro Piqueras sabe que su audiencia media, y por extensión su sueldo, dependen de ese “access”. Y no nos engañemos, que Telecinco no se convierte en la BBC durante media hora al día.