Isabel Pantoja es una persona que ha cumplido su pena de cárcel por blanqueo de capitales. Vale. Tiene todo el derecho a reinsertarse. De acuerdo. Como estrella de la canción española que fue, intentará recuperar su actividad. Estupendo. Para lograrlo, su empresa (Universal) puede comprar un programa de máxima audiencia, a un público entregado y a unos presentadores que lo pongan fácil. Magnífico. Y casi cinco millones de personas son capaces de verlo y batir un récord de audiencia. Clarificador.
No podemos olvidarnos
Jorge Morales, como persona capaz de explicar con cierta claridad el atraco que, mes tras mes, sufrimos con la factura de la luz, y que en 2017 va a ser, directamente, un saqueo, no para: televisiones, radios y periódicos le requieren, pero no descuida su cuenta en Twitter donde sigue ofreciendo datos clarificadores: el consumo de electricidad tiene que ser la quinta parte de la factura. Ojo, que si solo es la cuarta parte o menos, además, pagamos de más.
¡Participa en el sorteo y reúnete con un diputado!
¿No les suena ridículo? Pues es real: en Podemos te invitan a entrar en la web de Errejón y apuntarte a un sorteo para reunirte con él. ¡Toma ya con la nueva política! He visto a un diputado dar su número de móvil en un mitin, tengo las tarjetas (con e-mails y números directos) de diputados de varios partidos (de los de la casta, vaya) porque, generalmente, las dan con facilidad. Pero lo de entrar en un sorteo para estar con un diputado no lo había visto nunca.
La nueva política también es blindarte
Si lo del sorteo no es ya suficientemente ridículo y, sobre todo, representativo del concepto que tienen de sí mismos los nuevos políticos (básicamente, estrellas del rock), podemos echar un ojo a Ciudadanos, donde Albert Rivera, además de acumular mandatos como líder supremo de su partido, ante la evidencia de que con el crecimiento le han salido algunos frentes, se blinda y blinda a sus cuarenta (cuarenta “puestitos”, sí) pretorianos que conforman la nueva ejecutiva.
Trump, Made in China
Juan Antonio Giner llevó a su Twitter la portada del Daily Mirror en la que un redactor suyo posaba en la habitación de un hotel de Donald Trump con un montón de mobiliario y elementos importados desde fuera de EE.UU., principalmente, desde Asia (lo normal). Es decir: que no practica en sus empresas lo que exige a su país. En la web del sensacionalista explican, además, que el hotel está cerca de la Casa Blanca y la habitación cuesta 500 dólares por noche.