23-F

La calidad del sistema democrático español la estamos comprobando en el Congreso, el Gobierno (y los partidos que lo sustentan) y la Justicia españolas por separado… Y en la relación entre los tres poderes. La pandemia solo ha agudizado unos problemas que vienen de muy lejos, que no se cerraron ni mucho menos aquel 23-F ni con la Transición y que en 1985 vivieron uno de sus momentos más repugnantes: Público ha difundido “unas grabaciones a altos mandos de la Guardia Civil” que “demuestran que Mikel Zabalza murió tras ser torturado en Intxaurrondo”. ¿De verdad nadie ve motivo para reabrir la investigación?

El monopolio de la violencia en Euskadi

La ausencia de altercados violentos en Euskadi, salvo algún verso suelto, después de la detención de Pablo Hasél y las manifestaciones (alguna, multitudinaria) ha sido mucho más clarificadora que la presencia de jóvenes (y no tan jóvenes, y a la edad de los detenidos me remito) violentos que se enfrentan a la Ertzaintza tras esperar a los agentes haciendo litros. En Euskadi a los violentos alguien les ata en corto… Y les suelta el sedal cuando conviene al dueño de la caña. Los últimos incidentes en Lekeitio o en el propio Bilbao, y la respuesta de la Izquierda Abertzale o sus prescriptores han sido muy elocuentes.

“Plena normalidad democrática”

El bajísimo nivel del parlamentarismo español, del primero gobierno de coalición y de la judicatura que se empeña en corregir a los dos primeros porque han entendido mal eso de “hacer justicia”, no está reñido con la capacidad de los políticos españoles para superarse a sí mismos: Echenique es un experto capaz de denostar la “plena normalidad democrática” que ha llevado a su partido a la vicepresidencia de un gobierno y a otros cuatro ministerios. Ya sé que la precariedad de la que habla en su tuit no la puede arreglar Podemos en un año, pero si en vez de tuitear trabajaran en ello avanzarían más rápido.

Pero el fascismo sí es fascismo

Claro que no tiene razón Rocío de Meer cuando dice que el antifascismo es terrorismo. Son dos cosas diferentes y los que hemos sufrido que justifiquen el terrorismo en nuestro nombre y sin pedirlo lo sabemos muy bien. De hecho, terrorismo, antifascismo y fascismo son tres formas de enfrentarse al mundo completamente diferentes que la diputada de Vox consigue que estén presentes en su brevísimo tuit. ¿Quién puede estar interesada o interesado en identificar el antifascismo con el terrorismo? Pues justo dos colectivos que se presentan como antagónicos pero tienen en común, justo, que justifican al fascismo.

Por ejemplo

Por supuesto, nada tiene de antifascista, nada tiene de luchador por la libertad de expresión y nada tiene de defensor de los derechos de la clase trabajadora quien pega un puñetazo a un fotógrafo que intenta hacer su labor en medio de los incidentes con la excusa del encarcelamiento de Pablo Hasél. José Mari Martínez, fotógrafo de este periódico, fue el agredido el pasado domingo. En 2019, Oskar Martínez, también fotógrafo en DEIA, fue agredido por un ertzaina. Eso indica que los fotógrafos de la cabecera están siempre donde tienen que estar: donde molestan al violento.

Schwarzenegger marca el camino

Arnold Schwarzenegger ya se ha vacunado: en su coche y en un estadio, a la americana. Lo ha hecho porque tiene más de 70 años y le ha tocado. Además, ha decidido recibir su inmunidad contra el coronavirus dando ejemplo: se ha grabado, lo ha tuiteado e incluso ha tomado prestada una frase de Terminator muy adecuada, dadas las circunstancias: “Acompáñame si quieres sobrevivir”. Cada vez son menos los que tienen dudas sobre la conveniencia de la vacuna, y esta es una magnífica noticia, gracias a prescriptores como Schwarzenegger y a la acción de los políticos en Euskadi y España. Y ya.

“Cerdas”

Es lógico que en los sistemas de representación vasco y español, en el que se votan listas, se cuelen algunos especímenes que salgan rana. En la siguiente convocatoria electoral, si esos batracios siguen estando en las papeletas cada uno es libre de reelegirlos o no. Concreto: muchos no conocíamos a Rocío de Meer, aunque cualquier que fuera en las listas de Vox era potencialmente un animalillo verde. Hoy sabemos que se trata de una diputada que llama “cerdas” en un tuit a Irene Montero y Cristina Fallarás por una reflexión sobre que la menstruación o el parto pueden seguir siendo tabú.

Esta vez importa el cómo

Ya no nos importa el qué, algo hemos avanzado: nadie duda de que Juan Carlos I se benefició de su puesto de jefe de Estado, recibió generosos regalos, ocultó su capital y no pagó impuestos, usó testaferros o pantallas para moverlo, ni de que se lo gastaba con alegría y con amigas en lo peor de la anterior crisis económica. Ahora importa el cómo: Nicolás Murga, coronel retirado del ejército del Aire, ha sido llamado a declarar porque era el titular de la cuenta corriente oculta en la que el empresario mexicano Allen Sanginés-Krause ingresaba el dinero que se gastaban los descendientes del emérito.

Donde las dan…

En Podemos no pueden pensar que solo ellos van a lanzar golpes en el gobierno de coalición. No es lo normal, desde luego, pero esta pelea interna no la empezó el PSOE. Y en un combate las dos partes salen heridas, por mucho que Iglesias se ponga parches preventivos en LaSexta. Después de varios puñetazos de los de Podemos, es ahora a la parte morada del gobierno española a la que le toca encajar: “El PSOE presenta unilateralmente la ley de Igualdad de Trato sin Unidas Podemos y a espaldas de Igualdad”. Este es el elocuente titular en el digital promovido en las redes de los de Iglesias, Montero y Echenique.

¿Ya tenemos presidente?

A mí tampoco me caía bien Trump y yo también creía que un cambio en la Casa Blanca era necesario, pero me sorprende la cobertura mediática que ha tenido, a tantos kilómetros como estamos, la llegada de Biden, supongo que por los vínculos económicos y afectivos que hay entre EE.UU. y Euskadi, básicamente. Más allá de hecho noticioso y la información espectacularizada, el demócrata ya manda, y no ha tardado ni un segundo: “El nuevo presidente de EEUU ha firmado hasta 17 órdenes ejecutivas de su Gobierno horas después de acceder al cargo”, leemos en República.com con alivio.

Cómo blanquear a una nazi

El que hace Marina Alías en Vozpópuli es un ejercicio de blanqueamiento de la ultraderecha de libro: presenta a Rocío de Meer como una agitadora del Twitter, como una madre que decidió dar el paso a la política empujada por Abascal y, hasta cuando habla de las evidencias de su ideología, la justifica. Si menciona que su abuelo fue un coronel franquista y el jefe de gabinete de Carrero Blanco, recoge la reflexión de De Meer: “No sé por qué los nietos de media España valen más que los nietos de la otra media”. Si menciona que difunde vídeos de grupos nazis polacos, recoge su defensa palabra por palabra. Colaboracionismo de calidad.

Cinco looks que me gustarían

No he leído la pieza de Núria Tiburcio en El Confidencial sobre los cinco looks que le “gustaría verle a la reina Letizia en este nuevo curso” porque no me interesa. Me gustaría ver a Letizia Ortiz con el look de presentadora del Telediario. Un puesto muy digno pero no real. Mejor, de contertulia en Antena 3 después de haber sido desplazada de la pública junto a Urdaci. También me gustaría ver cómo es el look de reina destronada. O de madre que deja a sus hijas en la ikastola en plena pandemia, sin chófer ni servicio de seguridad. O de persona que hace dieta… Pero con la ansiedad del día a día de verdad.

13 me parecen pocos

Solo 13 personas han sido detenidas en Madrid durante la manifestación de negacionistas por incumplir repetidamente las medidas sanitarias delante de la policía. Pocas me parecen. Yo multaba hasta el tope permitido a todos los que incumplen porque les sale del higo las normas que la mayoría sí respetamos. Lo reconozco: siempre he llevado mal ver que algunos piensan que los mandatos están para los demás y que quien los cumple es el pringado. Así que esta vez no tendría piedad y, es más, no comprendo que la tengan las autoridades. Hay que cortar este negacionismo gilipollas por lo sano para que no se extienda más.

No, no hay que elegir

Tontos del negacionismo, aparte, el bulo que más se ha extendido es el que vincula el trabajo con el ascenso de los contagios y los fallecimientos. Aunque hasta la OMS alerte de que el riesgo es mucho mayor en entornos relajados que en los que estamos concentrados y quietos (el trabajo o el transporte público), no dejan de aparecer alarmistas que ofrecen una falsa dicotomía: o trabajo o salud. Nada más lejos que la realidad: los estados que no detuvieron sus economías tienen mejores datos sanitarios. Es cuestión de cultura, y la cultura que intentan instalar algunos, la de la queja y el alarmismo, no la necesitamos.

La derrota de Messi

Pase lo que pase, Messi ya ha perdido. Ha perdido su aura de hombre de club, de tipo humilde y callado, de Dios del fútbol sin doblez. Carlos Malpartida ha escrito en Medium un corolario estupendo al entremés veraniego que empezó relatado en un Burofax: “Nos sales con los payos de Cuatrecasas, la pornografía de los millones, la horterada loser del City y ese menudeo de todo lo que pasa fuera de la sagrada cancha. (…) Tocaba poner el pecho, las chanclas y las seis pelotas de oro encima de la mesa. (…) A quién le importa la champions, Lionel. La champions es cosa de pobres”. Y el próximo 10 de junio, más.

Un desalojo, ¿otra ocupación?

La justicia ha ratificado lo que dictaba el sentido común. Ahora solo falta que se ejecute la sentencia cuanto antes y la familia Franco sea desalojada del Pazo de Meirás que, por cierto, puede acabar ocupado por los Borbón porque la jueza interpreta que la propiedad fue regalada (curioso eufemismo) al jefe de Estado de turno, no a Franco y sus herederos. De momento, la reclamación la ha hecho el Estado y este ha sido reconocido como dueño, sin tener que pagar, además, una compensación a los descendientes del dictador por su mantenimiento, como estos y su cara dura exigían.

Patria, sí, pero la que ellos quieran

Después de dar la bienvenida en Twitter al anuncio de la serie “Patria” con la foto del cartel de la misma, Fernando Aramburu ha reculado en su blog y se ha sumado a los críticos con la equidistancia que, según muchos y casi todos de derechas, muestra. No les ha gustado que junto a la imagen de un atentado de ETA haya otra de una tortura policial (ambas son del fotógrafo vasco David Herranz). Aramburu va al grano: su novela no es equidistante y se centra en un sufrimiento. Como se centra, también, en una única manera de ver e interpretar lo que pasó, convertida ahora en estrategia de marketing.

La casa de la ultraderecha

En ese espacio entre la derecha y la pared podemos encontrar críticos televisivos, críticos de fotos promocionales, racistas pero con amigos negros, xenófobos pero con amigos gays, liberales en lo económico, lectores de OK Diario y, la última moda, negacionistas de la pandemia y opositores al uso de mascarilla o a las restricciones. La detención de un tuitero por “incitar a la violencia, pasarse por un profesional sanitario del Instituto Carlos III y hacer afirmaciones falsas sobre el COVID” ha levantado la liebre sobre cómo estos perfiles se relacionan con seguidores de la extrema derecha, muy activos en Internet.

Enseñar la bandera en Twitter

En “American History X”, el primer día en el patio de la cárcel, Derek Vinyard decide “enseñar la bandera”, como él mismo dice: se quita la camiseta para hacer pesas y para que el resto de reclusos vean sus tatuajes con simbología nazi. Y siguen haciéndolo: la extrema derecha se oculta torpemente hasta que decide que ha llegado el momento de enseñar la bandera. Ahí, ya, no hay vuelta atrás y la violencia toma el protagonismo. Así que es significativo que la diputada Rocío de Meer divulgue con insistencia en su propio Twitter material audiovisual que generan y dinamizan grupos de extrema derecha.

Lo que es el teletrabajo y lo que pensamos que es

Antes de la pandemia era necesario legislar el teletrabajo. Hoy es imprescindible. Sobre todo, para aclarar qué es teletrabajo, ya que hay demasiadas versiones. Teletrabajar no consiste en acortar las semanas. Quienes llevan años teletrabajando saben que, de hecho, es todo lo contrario. Así que, por un lado, sorprenden las quejas del trabajador ante una regulación exigente con él (esperamos la misma exigencia para la empresa, que no tiene presos en celdas pagadas por el reo) y, por otro, que en el propio ministerio crean que quien pica tecla puede estar pensando en alargar los fines de semana.

Haciéndoles el trabajo

¿Dudo de la palabra de la extrema derecha? Por supuesto. Es el deber de todo demócrata. Y la foto de la pedrada, perdónenme, pero sí deja lugar a las dudas. Lo que tengo meridianamente claro es que quienes van a manifestarse contra los de Vox no tienen nada de antifascistas. Más bien, al contrario. Además, unos y otros se hacen el trabajo y, entre pedradas dudosas y manifestaciones que realmente sobran abren la puerta a que la vasca sea percibida, otra vez, como una sociedad violenta. Y todos ellos parecen felices: unos porque necesitan políticamente ese enfrentamiento, los otros porque se lo han inculcado.

¿Se necesitan? Sí

Vox necesita a quienes se manifiestan contra ellos como Bildu necesita a esos manifestantes (y la presencia e Vox, claro) para echar la culpa de la violencia policial al PNV. Esto es muy fácil: si cuando vienen los ultras de Vox absolutamente nadie les hace caso no pasaría nada. Pero, claro, unos y otros perderían su oportunidad para agitar el árbol y recoger las nueces de la violencia, esa metáfora que tanto gusta hoy a fascistas de uno u otro origen. Así que, que no me vengan con chuminadas quienes no hicieron frente al fascismo de aquí y ahora lo hacen al de allí porque están de campaña y Permach necesita tuitear.

Nace el “Partido Nacionalista Catalán”

A veces lo más fácil es llamar a las cosas por su nombre. Siguiendo esta lógica, al final, nace el “Partido Nacionalista Catalán” de la mano de Marta Pascal, admiradora confesa de la gestión del Partido Nacionalista Vasco y que llegó a enfrentarse a Carles Puigdemont (la única que tuvo el valor de enfrentarse a él) antes de abandonar el liderazgo en el PDeCat (y su acta de senadora, que para en eso también mostró coherencia). El primer paso ya está dado, y esa nueva agrupación puede convertirse en el refugio de esos nacionalistas que creen que el país se hace construyéndolo paso a paso. Ni a saltos ni rompiendo.

Mujer y deportista: tía buena

Danae Boronat ha lanzado una necesaria denuncia en Twitter: “Muere una futbolista y en la foto que ilustra la noticia aparece en bikini. Es noticia por ser una jugadora prometedora en Italia. Esta es una práctica habitual que sufren las mujeres y que muchos no entenderán como cosificación o sexualización de la mujer pero lo es”. En el caso lucutoso es especialmente duro, pero no es ni mucho menos una excepción: las deportistas profesionales son exhibidas en las webs deportivas como tías buenas en demasiadas ocasiones. Y en otras, presentan a mujeres exuberantes como deportistas profesionales despreciando a las que lo son de verdad.

25 años de “parejita”

La serie de cómics de “La Parejita”, de Manel Fontdevila, es muy significativa para mí, porque me ha acompañado, precisamente, en mi vida en pareja y, como muchos, me he visto reflejado en algunas ocasiones en Mauricio y Emilia. Mentira: me he visto reflejado en estos personajes en muchas ocasiones. Esta semana que hoy termina, la serie ha cumplido 25 años dese su creación. Ya no aparecen nuevas historias, pero el autor ha creado una viñeta conmemorativa y ha confesado que a veces vuelve a dibujarlos solo para saber que siguen ahí, en un universo paralelo de personajes. Gracias, Manel, por crearlos.