En sus manos estamos

El poder judicial se ha metido en un laberinto del que no es nada fácil salir. Se asomaron a él con algunas decisiones incomprensibles durante la pandemia, corrigiendo a quien debía salvaguardar la salud pública. Pero han echado la puerta abajo demostrando que el peligro público, a veces, lo forman quienes toman dictan sentencias: el empeño de algunos jueces de hacer la lectura más favorable a los condenados por violencia de género les ha descubierto. Lo de Macarena Olona enseñando su nómina, de 7.850,94 €, les presenta como una casta demasiado pegada a uno de los extremos y, sobre todo, muy alejada de la ciudadanía.

Contra la ultraderecha

La ultraderecha es como un troll o como una mala bestia: no se le puede alimentar. Aunque esté en la judicatura. Aunque esté en las fuerzas del orden. Aunque esté integrada en las clases altas. Porque si lo hacemos podemos acabar mal. A estos hechos recientes me remito: “La ultraderecha irrumpe en el Congreso de Brasil al grito de ‘fuera Lula’. La intervención tiene lugar pocas horas después de que Bolsonaro asegurara en Estados Unidos que el Gobierno del nuevo presidente será breve” (El Periódico de España). Ni esto, ni Trump, ni la versión española y casposa de todo lo anterior merecen otra cosa que nuestro pie en pared.

Lo mismo que contra Putin

La ultraderecha ha sido una de las herramientas de Putin para desestabilizar a Occidente en su largo plan para resurgir el imperialismo ruso, invasión militar sobre Ucrania y por el morro, incluida. Quien no quiera ver esto tiene un problema de ceguera voluntaria. Un problema solo suyo, no de quienes vemos que el autócrata ruso se empeña en dejar muestras evidentes de que su ideología está mucho más cerca de la de Orban que de la de Olaf Scholz: en la BBC anuncian “la nueva ofensiva del presidente ruso contra la comunidad LGBT”, con una nueva ley que solo añade más dificultades a la igualdad y la tolerancia.

No es lo que cuesta, es lo que da

Polònia, el famoso programa satírico de TV3, tiene una producción muy cuidada. Y además de ser de los que sube la media de audiencia de la cadena, genera una repercusión y una imagen de marca que también reporta beneficios. Así que los 3,38 millones que cuesta, según Vozpópuli, pueden ser una buena inversión. O no. Lo cierto es que no tengo instrumentos para medirlo. Lo que sí tengo claro es que es muy mala estrategia esta de la derecha de señalar costes, presupuestos y producciones, como si todas fueran un dispendio, como si el buen gasto no fuera posible y como si detrás de cada partida no hubiese decenas de trabajadores.

La puta tele

Veo tele en abierto, lineal, la de toda la vida, por supuesto, como casi todo el mundo: encuentro buena información y necesario entretenimiento. También hay telebasura pero puedo cambiar de canal o apagarla solo apretando un botón. ¿Qué tiene de malo? Nada. Tampoco lo tienen las plataformas ni el pay per view. Salvo que lo esquilmen todo. Y eso es justo lo que sucede en las cabezas pensantes de Federación y Liga: el Mundial y la Copa han demostrado que el fútbol en abierto hace afición. Y Rubiales y Tebas se empeñan en cerrarlo a precios locos y horarios indignantes, especialmente para la hostelería familiar.

Feijóo asume que pierde

Si es cierto que “Feijóo asume que solo podrá gobernar con Vox y prepara un año de equilibrios con la extrema derecha” (El Diario), es evidente que lo que ha asumido el líder el PP es la derrota política. La electoral, posiblemente, también. Y parece que es cierto porque “Feijóo exige a Sánchez que convoque elecciones anticipadas: ‘Ha llegado el momento’” (Vozpópuli). No solo asume que sin Vox ni se acerca a Moncloa, es que puede tener la percepción, posiblemente basada en datos, de que cuanto más tiempo pase más le puede comer la tostada la extrema derecha que el PP, todo el PP, ha cebado durante años.

¡Acabáramos!

No me sorprende, evidentemente, pero no deja de parecerme significativo este titular en El Confidencia Digital: “El entorno de don Juan Carlos se dirigió a Carlos de Inglaterra para que mediara ante el tribunal de Londres”. ¿Para qué sirven las monarquías en 2022? Para ayudarse entre ellas, está claro. Porque la decisión del tribunal británico de poner la inviolabilidad del emérito por encima de todas las cosas tiene consecuencias, y por supuesto son buenas para él: “La decisión de los jueces británicos abre la puerta a la posibilidad de una llegada de don Juan Carlos con motivo de las próximas festividades de Navidad”.

Seguimos en sus manos

La fiscalía belga ha procedido a detener a una vicepresidenta del Parlamento Europeo, Eva Kaili. Es el cargo de mayor rango pero no el único que ha caído. Para hacerlo tienen que estar muy seguros de los indicios delictivos (hacerlo coincidir con el Mundial es para nota), y estando Qatar implicado, me lo creo todo: el emirato intentaba “influir en las decisiones económicas y políticas del Parlamento Europeo, mediante el pago de importantes sumas de dinero o la oferta de importantes regalos”. “Es un expediente por sospecha de corrupción, blanqueo de dinero y organización criminal”, leemos en Euronews.

“¿Quién empezó?”

Si para algo está sirviendo 2022 es para que nos demos cuenta de qué pasa cuando dejamos el mundo en manos de los sátrapas a cambio de sus recursos naturales. La ambición de Qatar solo es comparable a la fortuna de su familia real, y la desfachatez de Rusia también es parangonable, únicamente, a la fortuna de los oligarcas, Putin, incluido. Esto tuiteaban desde la cuenta de la embajada de Rusia en España: “Ahora hay mucho ruido sobre nuestros ataques a la infraestructura energética del país vecino. Sí, lo hacemos. Pero, ¿quién empezó? ¿Quién atacó el puente de Crimea? ¿Quién voló las líneas eléctricas de la central nuclear de Kursk?”.

Hoy empieza el Twitter de pago (si quieres)

Precisamente Twitter empieza a ofrecer hoy su nueva versión de pago. Realmente, se diferencia poco de la anterior, la que resultó completamente fallida. Lo que cambia es que a la vez Elon Musk (porque el personalismo huele detrás de cada decisión) va a intentar que quede claro que las cuentas de pago marcadas como tal no se confundan con las verificadas, a las que va a cambiar el color del “tic” (dorado, para empresas; gris, para instituciones). ¿Qué ofrece la cuenta de pago? Poder subir vídeos largos, la edición de tuits y la menor exposición a anuncios (la mitad que el resto). Todo ello por 8 euros al mes, 11, si tienes un iPhone.

Una puta maravilla

Perdón, pero no podía escribirlo de otra manera: el vídeo que ha hecho Polònia con el imitador de Juan Carlos I y la adaptación de “Tití me preguntó”, de Bud Bunny, me parece eso: una puta maravilla. Porque con humor en TV3 hablan claramente de las novias, de las bolsas de dinero, de Corinna Larsen y, sobre todo, del velo que ha permitido que “el campechano” hiciese lo que le diera la gana “porque soy un Borbón” y porque “en España todo se cobra”. Pero el velo no se ha rasgado, no: pocos se atreven como los catalanes y, de hecho, aún hoy vemos a medios autoproclamados progresistas presentar a Corinna como una despechada.

Unos mataron a otros

Yo tampoco veo necesario que Correos sacase un sello conmemorativo por el centenario del partido comunista en España, pero las negociaciones para mantener una compensación suelen abarcar ámbitos de lo más peregrinos. En cualquier caso, si alguien ha cometido un exceso es Isabel Díaz Ayuso, que en Twitter se preguntaba: “¿Se imaginan un sello conmemorativo de los otros responsables de que los españoles se mataran entre ellos?”. Responsables de la guerra solo hay unos, los golpistas. Y un ministro de Franco fue el fundador de su partido, así que bastante toleramos vascos, españoles y catalanes.

Una mala persona

Pablo Iglesias me parece un tipo soberbio, y siempre he pensado que las escabechinas en Podemos las hacía desde su altura moral y convencido de que eran por un bien común. Lo que no pensaba es que fuera una mala persona hasta que leí en Vozpópuli cómo sigue extendiendo las sombras de todas las dudas sobre Yolanda Díaz. Esta vez, en el micrófono de la SER dejó caer, como si nada, que la de Sumar va a ser tentada por el PSOE, y que ambos lo que buscan es venganza y la desaparición de Podemos. La frustración de Iglesias porque Díaz le ha salido rana es innegable, pero también es un desencadenante de momentos horroroso. Allá él.

Se ha rilado

“Rusia confirma que Putin no asistirá a la cumbre de líderes del G20”, leo en El Periódico de España, y pienso inmediatamente que Putin, tan valiente él, se ha cagado. En su lugar irá uno de los tipos más detestables de la política mundial actual, Serguéi Lavrov, al que espero que reciban como merece. Ni más, ni menos. El valiente líder ruso se queda en el Kremlin porque algo teme, igual contagiarse (hace meses que existen rumores de que es muy celoso de su salud y no se relaciona con casi nadie, por eso siempre se ubica en el extremo de mesas larguísimas), igual acabar juzgado por crímenes contra la humanidad. Ojalá sea lo segundo.

¿Quién quiere periodistas?

Gerard Piqué, como Elon Musk, es de los que anuncian el fin del periodismo y el inicio de una nueva era en la que la información correrá sin necesidad de mediadores. Porque, ¿quién necesita periodistas teniendo amigos (y empleados)? Ibai Llanos no hizo ninguna pregunta incómoda al exfutbolista en la charla que mantuvieron en Twitch. Nadie lo esperaba y no le tocaba. De esa manera, Piqué pudo explicar lo que le dio la gana y como le dio la gana, e incluso llego a divagar sobre cómo revolucionaría él el fútbol sin que nadie le avisara de que llevaba un rato diciendo tonterías. Así todo es más fácil. Para él, claro, que es el que paga.

Correcto

Cumplir la ley es lo correcto en todos los casos. Cumplirla cuando, además, consiste en quitar de los lugares de honor a quien ha masacrado y tiranizado a su propio pueblo, es incluso necesario. Y no tengo nada que reprochar a quien haya aprobado esta ley en 2022, si alguien tiene que sonrojarse es quien ha permitido que Gonzalo Queipo de Llano haya estado en la basílica de la Macarena, en Sevilla, todos estos años, enterrado con privilegios. Y no me refiero solo a la ausencia de esa norma o de la mayoría suficiente para aprobarla, me refiero también a quienes se han desentendido de su responsabilidad ética y moral.

Quién era Queipo de Llano

En El Plural han hecho una semblanza del golpista cuyos restos han sido retirados de una basílica en Sevilla. La primera frase es demoledora: “El historiador José María García Márquez, experto en el general golpista y criminal de guerra Gonzalo Queipo de Llano, atribuye 12.854 ‘casos documentados’ de víctimas asesinadas”. Pero hay más: “Desde los micrófonos de Unión Radio Sevilla, incitaba a ‘matar a los rojos como a perros’”. Paul Preston lo define como “un matón y un chivato, además de chaquetero”, porque mientras preparaba su participación en el golpe franquista pretendía ser diputado durante la República.

Cuanto mejor, mejor

No, no tengo ningún problema en reconocer la idoneidad de la ley que permite retirar a asesinos sanguinarios de lugares de honor, ni en reconocer que esta de El Periódico de España es una buena noticia: “El paro cae en 27.027 personas en el mejor octubre de su historia”. Cuanto mejor, mejor. Y si en otros países de Europa el descenso es aún mayor, me alegro por esa gente y esos estados. Por supuesto, atenderé a las lecturas negativas (según Vozpópuli, “octubre cierra con 103.499 afiliados más, el menor crecimiento en cinco años”), pero no me abonaré a ellas ni en España, ni en Francia, ni en Euskadi.

Injustificable

Nunca me ha convencido eso de que para ser un buen periodista primero hay que ser una buena persona. Seguramente, ser una buena persona hace más fácil esta profesión, pero también genera más sufrimiento. Y las malas personas, igual que las buenas, saben distinguir lo que está bien de lo que está mal, solo que no les importa. Está mal lo que hizo Queipo de Llano. Está bien que haya una ley que le elimine de los sitios de privilegio, y que esta se ejecute. Está bien que el paro baje. Y está mal que Rusia invada Ucrania por el morro, está mal justificarlo y está mal el silencio ante las “23 cámaras de tortura en la zona de Járkov” (Nius).

Qué jóvenes fuimos

Garry Norman no tiene ni cien seguidores en Twitter. Solo es un fan del Newcastle (y un tipo que se define en la red social como contrario a los conservadores británicos) que esta semana ha conseguido generarnos un punto de nostalgia a muchas y muchos, recordando que hace 20 años se encontraba en Bilbao para ver un partido de la copa de la UEFA entre su equipo y el Athletic Club. Un partido que los ingleses perdieron y, aún así, él recordaba en su tuit como el mejor como visitante que disfrutó con su equipo. Un partido que está en la memoria de casi todos los athleticzales que lo vimos porque el fútbol, como la historia, se hace de momentos.

«Siempre hay un nivel más»

En su hilo sobre la preocupante situación de Brasil, una vez más, provocada por la extrema derecha, el populismo y neoliberales como Vargas Llosa o Neymar, Jorge Galindo describe “la lógica circular de la conspiración: siempre hay un nivel más de duda al que acudir”. Si Bolsonaro (después de llenar Brasil de armas) no sabe que sus dudas refuerzan la espiral y la escalada de violencia, malo. Si lo sabe, directamente, tiene que ser juzgado por algo más que la opinión pública e incluso la historia. Un Trump de Aliexpress al que no se puede blanquear de ninguna manera. Y quien lo haga tiene que ser claramente señalado.

No hay diferencia

No hay diferencia alguna entre quienes defienden a Bolsonaro y quienes defienden a Putin. Son colaboradores del fascismo contemporáneo y parecen en Twitter lamebotas del uniforme de las SS. Ricardo Marquina, periodista en Rusia, explicaba con claridad meridiana lo que hace el del Kremlin, o lo que es lo mismo, lo que justifican quienes le defienden, precisamente: “Rusia suspende los acuerdos para exporta trigo desde Odesa por el ataque de hoy a la flota del Mar Negro, ataque considerado como ‘terrorista’ por Moscú. El crucero atacado lanzaba periódicamente misiles contra infraestructuras civiles ucranianas”.

La vergüenza

Para lo de Bolsonaro, lo de Putin, lo de Xi Jinping (que tiene defensores entre comunistas y neoliberales) o lo de Trump, me vale el tuit de Diego E. Barros: “Sabíamos que la primera víctima de una guerra siempre es la verdad. No sabíamos que para alguno también era la vergüenza”. Porque algunos en el frente matan; otras y otros, en el Kremlin y en Rusia Today, arman los argumentarios, y finalmente una horda de sinvergüenzas los difunden en Twitter, las tertulias en las que ya todo da igual o en grupos de WhatsApp y Telegram en las que los más russkies aplaudirán y otros verán al primo que siempre fue medio tonto haciendo de las suyas.

Pero, ¿qué pasa?

“Tres jóvenes asesinados en la noche de Halloween, uno tiroteado en Málaga y dos apuñalados en Sevilla y Tarragona. A estos crímenes se añade una larga lista de sucesos registrados, con dos apuñalados en zonas de ocio de Sevilla y Granada, otro en Seseña (Toledo) y la detención de 18 menores por agredir a varias personas en la Feria de Abril de la capital hispalense”. La noticia es de El Periódico de España y tiene que invitar a la reflexión y movernos a la acción: algo estamos haciendo muy mal si la violencia se trata casi como una nota de sucesos y una práctica inherente a la juventud, como ya hizo Anthony Burgess.

Un gran titular

Al contrario de lo que hemos descrito en el párrafo anterior, este titular de Mikel Segovia en El Independiente es una estupenda noticia: “Los vascos creen que la inmigración mejora su economía y empleo y no daña su identidad. Un informe del Observatorio vasco de Inmigración revela que la tolerancia ha mejorado y sólo el 6% de la población ve la llegada de inmigración como ‘un problema’”. El informe refleja una visión realista que no está condicionada por los innegables problemas que pueden generar algunos grupos aislados, como pretenden algunos incluso organizados en partidos políticos, populistas y de derechas.