«La foto de Colón», como concepto

“La foto de Colón” ya no es una foto, es una imagen que se nos genera espontáneamente: políticos de derechas y ciudadanos perdidos en la democracia, ideas e ideologías que se transforman para ser insensibles ante la empatía o a la convivencia entre diferentes. Y en esa foto, en esa imagen, participan PP, Vox y lo que queda de Ciudadanos, que es bien poquito. Allá ellos con lo que han elegido, pero allá nosotros con lo que elegiremos a partir de ahora. Andoni Ortuzar lo dice muy claro: no hay alternativa al actual gobierno español. Porque si este cae lo que viene es la foto de Colón pero en movimiento.

Si saben cómo se pone, ¿para qué la invitan?

El PP buscaba un imposible en la swinger party de derechas en la que había aceptado participar: marcar distancia con quien se apretaba para rozar. Pero además lo buscó donde no iba a encontrarlo: en Isabel Díaz Ayuso, a la que no se le ocurrió otra cosa que pedir a Felipe VI acción y responsabilidad. ¡Qué locura! En El Plural resumen muy bien su intervención: “Ayuso desafía a Casado en directo y enfada a Génova por retar al Rey”. Una aparición fulgurante que alegró a las masas y a Abascal, y que mete al PP hasta el fondo en el atolladero en el que ya estaba atrapado. Ahora, a sacar las manazas.

¿Podemos es ahora Ione Belarra?

La sonrisa de Albert Rivera es el reflejo futuro de los partidos personalistas que tan de moda están en España desde hace unos años: los viejos se han dejado llevar por la tendencia pero los nuevos lo han sido siempre al 100%. A Arrimadas ya la hemos visto dando tumbos en la plaza de Colón, y ahora estaremos atentos a qué hace Ione Belarra, que hereda un partido organizado por su predecesor, el mismo que la designó. Belarra es una política pragmática, lo ha demostrado alcanzando el poder con los pulsos que le gustaban a Iglesias, y sabe que su futuro está ligado al de Yolanda Díaz, y no al de Irene Montero.

Sánchez es el PSOE

Con la previsible salida de Susana Díaz de la cúpula socialista andaluza, Pedro Sánchez ya no tiene a nadie que le lleve la contraria en su partido. No se le puede reprochar nada a quien fue cosido a puñaladas en su propia casa y aprovechó su resurgimiento para romper con el felipismo, el zapaterismo y, ahora, detonar cualquier istmo que le uniese al viejo aparato. Pero como buen socialista, Sánchez conoce y conserva las mecánicas de su partido. De cara al futuro, César Calderón muestra más dudas: “Cuando pierda las próximas elecciones, ya no habrá un solo líder socialista sin mochila capaz de salvarse de la quema” (Vozpópuli).

Pero no es un líder mundial

Antes del encuentro, Ángel Villarino explicaba en Twitter en qué consistiría: “Biden sacará unos minutos (menos de 5) para saludar a Sánchez. No es un encuentro bilateral, ni está en agenda, ni habrá tiempo para charlar sobre nada. Es un gesto que tiene su importancia, pero es solo un gesto. No le demos más vueltas”. La imagen del presidente español en la cumbre de la OTAN no es buena, ni fuera ni dentro: un líder que solo lo es en su partido, que no sabe dirigir un gobierno de coalición y que depende completamente de que los independentistas no decidan romper el muro de contención a la extrema derecha en el Congreso.

Un escándalo más

Si la Audiencia Nacional acredita finalmente, como adelanta la SER y recoge El Plural, “que el PP tenía una Caja B y que la sede de la formación política, en Génova 13, se pagó con dinero negro”, estaríamos ante un escándalo mayúsculo que debería de llevar a consecuencias igual de relevantes. Y para que no queden dudas: “Los jueces considerarán en la resolución judicial que la ‘realidad’ de esa contabilidad paralela es un ‘hecho incontrovertible’ sobre el que ‘no hay discusión’”. Si se confirma la sentencia en julio, se multiplicarán los sordos y los ciegos en el PP, quienes nunca recibieron un billete y quienes ni siquiera estaban allí.

El atraco cotidiano

Después de la subida de la factura de la luz viene, sin ninguna duda ya, la de los carburantes. Pero esta vez, vía Estado: “El plan es subir los impuestos tanto al diésel como a la gasolina para equiparar los precios al de los países del entorno” (El Economista). Y la subida constante del precio del petróleo solo lo “mejora”: Cuanto más caro sea el litro, más recaudación. El plan es que para 2050 los coches sean eléctricos y compartidos. Para lograrlos, durante 30 años pero empezando ya mismo van a gravar el uso de vehículos cuya compra incentivan los propios gobiernos. Un negocio muy caro, como siempre, para el ciudadano medio.

La tragedia recurrente

Pagamos más por la luz, pagamos más por los combustibles, nuestro futuro es negro, negrísimo, y el presente en España, una puta mierda. Así, sin paños calientes: “La crisis se ceba con los españoles de 35 a 44 años: 210.528 empleos destruidos. Las afiliaciones a la Seguridad Social se desploman en ese tramo de edad, entre otras razones, por el menor coste de la rescisión de los contratos” (Vozpópuli). El problema es que se trata de la franja de edad que tiene que asegurar el futuro con sus hijos y que tiene que incentivar el consumo. Mala señal la que emite un país en el que solo funcionariado y pensionistas viven tranquilos.

La crisis permanente

Fernando González Urbaneja plantea en República.com que la crisis de gobierno y su supuesta remodelación, que generaron titulares al final de la pasada semana, no va a resolverse rápidamente: “La ventaja de abrir una crisis de gobierno sin plazo de materialización es que entretiene mucho. A los periodistas, y a sus fuentes, les encanta la especulación sobre los ministros que salen y los ministrables que suben. Y los enredadores habituales gozan de oportunidades para darse de enterados y tratar de nominar o descartar candidatos. Toda una feria de vanidades y conspiraciones”. Su definición encaja perfectamente en la realidad.

La factura, los de siempre

Cuando vi este tuit de Agustín Almodóvar: “Este gesto de S.M. el Rey comiendo con el Presidente de Portugal en una terraza de Madrid me parece fabuloso, siempre al lado de nuestro turismo, siempre con nuestra hostelería. ¡Bravo Majestad!”, lo primero que pensé es: ¿y quién pagó? La respuesta es obvia: nosotros, los mismos que hubiéramos pagado el piscolabis posterior a la reunión en una sala de Palacio igualmente, lo sé. Pero también sé que el verdadero gesto de Felipe VI sería salir, consumir y abonar las cuentas, dejándose ver con naturalidad. Todo lo demás solo es una puesta en escena.

Así de claro

Suelo quejarme de Twitter, pero lo cierto es que en esta plataforma he conocido a usuarios capaces de resumir la actualidad con maestría: “Cotización a bandazos en función de emoticonos y memes. Para pretender ser el sistema monetario del futuro y depósito de valor de referencia”. Este era el tuit de Miquel Roig sobre la nueva caída del Bitcoin tras un tuit de Elon Musk en el que aparecía el emoticono del corazón roto junto al hashtag #Bitcoin. Así de sencillo, así de abrupto y así de claro: la moneda digital es tan volátil como inextricable es la generación de su valor o que haya tanta gente tomándola en serio.

Y así de evidente

Del mismo modo que Ciudadanos, Podemos acabará por disolverse. En Euskadi ya vimos un proceso parecido con Euskadiko Ezkerra, cuyos integrantes han sido entrevistados o han participado en reportajes o debates mucho más que lo que merecían por su representación pasada. Así también será con Podemos: durante décadas habrá siempre uno que fue de Podemos en todos los platós en los que se traten temas políticos. No lo digo solo yo, un gran empresario de televisión también lo ve claro: “Roures propone a Iglesias ser el ‘nuevo Évole’ con un programa propio y emisiones periódicas” (Vozpópuli).

Comunicación y política

Solo hay un sector que me gusta más que el de la comunicación, una de sus variantes: el de la comunicación política. Es absolutamente apasionante explorar cómo se arman los discursos y se ponen palabras a las ideas. Ojo, que no es tan fácil hacerlo bien. Y cómo todo culmina en una campaña o un gran evento. En esta área también es fascinante detectar y observar un elemento recurrente y no por ello poco atractivo: el flipado. José Antonio Pérez dio con uno de ellos hace poco: “Lo peor de Iván Redondo (y de algunos columnistas) es que se cree el único que se sabe El Ala Oeste de la Casa Blanca de memoria”.

Los mecanismos de la ficción

Una de las características que Internet ha aportado a la comunicación es la de tener razón: no se trata ya de exponer un punto de vista con argumentos y sobre una experiencia comprobable, se trata de tener razón, y también de destruir a quien te la niegue, aunque sea por medio de memes. Así, que el coronavirus fue creado en un laboratorio sigue siendo solo una opinión, pero la necesidad de todo el mundo, empezando por los propios medios, de escribir la noticia, ha convertido esta idea en una posibilidad real. Al respecto, en Magnet han escrito un post estupendo: “Cómo una ‘noticia falsa’ deja de serlo”.

Un temazo

Si algo bueno ha aportado Internet a la comunicación es la posibilidad de encontrar medios que explican con admirable claridad realidades muy concretas y desconocidas para el gran público. Solo así podemos enterarnos de que “las primeras películas (fotográficas) que se comercializaron no eran adecuadas para reproducir tonos de pieles negras y las cartas Kodak (…) utilizaron como modelo estándar a una mujer blanca”. Ahora Google quiere “cámaras que mediante software puedan reproducir una gama más amplia de tonos de piel”, “especialmente los teléfonos inteligentes tienen dificultades para reproducir tonos de piel negra” (Photolari).

Evidentemente, es el mismo PP

Roberto García tira de sarcasmo en su certero tuit sobre la actualidad del Partido Popular: “Ya vale de querer vincular a Pablo Casado con el PP”. Por muchos intentos que haga el actual líder de ese partido, es evidente, de Perogrullo, que el de Casado es el mismo PP que el de Cospedal, el de Rajoy, el de Aznar y el de Fraga. El mismo PP que el de Rosendo Naseiro, Álvaro Lapuerta y Luis Bárcenas. El mismo: el de los sobresueldos y la red clientelar que pasaba por caja, con el que quiso acabar Cospedal de la peor manera, con más corrupción, y que acabó estallando. Las imputaciones de hoy solo son ondas expansivas del mismo Big Bang.

“Guarra”, “estoy de acuerdo”

Es el mismo PP en el que, como explica mejor que nadie Mr. Insustancial, “llaman ‘guarra’ a una periodista y a su presidente, Pablo Casado, solo se le ocurre decir: ‘Estoy de acuerdo con estos caballeros’”. Es el PP del ventilador: si la prensa hace preguntas incómodas, máxima potencia, para que el viento se las lleve. Si políticamente va mal, velocidad constante para esparcir la mierda: Oyarzábala acusa al PNV de prácticas por las que en su partido ha habido imputaciones y condenas, y muestra así que a tener la cara dura no les gana nadie nunca. Ni a Pablo cuando niega, ni a Iñaki cuando reniega.

Lo pepero

Pablo Casado representa muy bien lo pepero: un joven de buenas formas y de derechas que tuvo acceso a subterfugios para mejorar su currículum. También lo hace la imputación de Cospedal: la corrupción estalla con violencia y, primero, contra quien quería terminar con ella antes de que se enterara todo el mundo. Y por supuesto, el PP del barrio de Salamanca, en Madrid, representa muy bien lo pepero: ha organizado una recogida de firmas “por la igualdad de todos los españoles” y en contra de los indultos a los presos políticos catalanes. Porque no hay humanidad que valga más que la unidad de España.

Los amigos

A quien la corrupción y las formas del PP no le dan suficiente repelús, el PP le presenta a sus amigos: los de Vox. Porque de Ciudadanos ya solo queda Arrimadas pasándose de mano en mano una patata que quema. Los amigos del PP son los que niegan a Casado cualquier opción de gobierno y los que invitan a pensar en el PSOE que, por muy mal que lo haga Sánchez, mientras la alternativa sea PP-Vox, contarán con apoyos. ¿Quién quiere sumarse a partidos que utilizan a agitadores como Alvise Pérez, al que la fiscalía ha denunciado ahora “por falsificar una PCR de Illa durante la campaña electoral del 14-F” (Vozpópuli)?

El futuro no es de derechas

Soy un columnista raro: celebro los buenos datos de empleo o de salud gobierne quien gobierne. Y si no gobierna el partido al que voto me intereso especialmente en ver cómo sigue apretando y creando una alternativa que mejore lo que va bien. Ahí reside la grandeza política. El “siempremalismo”, como lo llama Javier Vizcaíno, es aburrido e inútil. Así que, sí, celebré este tuit de Javier Aroca porque, además, muestra un presente y un futuro sin el PP: “Que se dé la mayor caída del paro con Yolanda Diaz, una ministra de Trabajo comunista y sin intervención de la virgen es un cambio trascendente para la España profunda”.

La estafa continua

La factura de la luz es, sin duda, la mayor estafa legalizada de la actualidad: los peajes, las tarifas, los sistemas de cálculo, los costes y las justificaciones hacen que nos resignemos con los consumos. Pero cada vez que hay novedades recordamos que el atraco es global, redondo, amplio, sin fisuras: más de diez millones de consumidores nos veremos afectados para mal por el nuevo sistema de cobro. ¿La solución? “Incentivar el ahorro a través de cambios en las pautas de consumo”, según Teresa Ribera (La Información). El gobierno más progresista de la historia de España prefiere eso a meter mano a las eléctricas.

Cuestión de sensibilidad

El encarcelamiento de los políticos catalanes y su persecución internacional por parte de la justicia y la política españolas muestra una clarísima falta de empatía. Seguro que las sentencias están justificas, pero no lo están en lo humano, lo lógico y lo democrático: representantes de la ciudadanía avanzaron en el camino en el que les pusieron sus votantes y están pagando un precio personal altísimo. Los indultos llegan tarde y mal, y contribuyen poco al alivio, pero lo hacen y eso es lo positivo. Entender todo esto, sentir que son políticos y no criminales, que son personas injustamente presas o huidas, es cuestión solo de sensibilidad.

Y de sociología de un país

En Euskadi no estamos en nuestro mejor momento políticamente: la oposición se ha vuelto populista y oportunista, y la violencia ha vuelto a ser directa y justificada por quienes nunca dejaron de hacerlo. Pero en España, sociológicamente, también están en un momento delicado: el texto de César Calderón en Vozpópuli sobre el cambio de ciclo político presenta una pérdida de confianza abrumadora de los españoles hacia el PSOE y el gobierno de coalición, y vaticina una remontada espectacular del PP sobre el propio PSOE y Ciudadanos… Pero con Vox como apoyo por su derecha para ascender al gobierno.

La transparencia real

Una vez más, la Casa Real española ha decidido hacer una comunicación de mierda: Felipe VI ha sido vacunado, pero no vamos a saber ni cómo ni por quién (no hay imágenes) ni con qué vacuna, que es lo más relevante. Ya sabemos que la opacidad es una de las tradiciones más arraigadas en todas las monarquías, pero especialmente lo es en la española, como la de las prebendas y los amigos que te dejan millones para que regularices tu situación con Hacienda. Bueno, que me lío, que en vez de dar ejemplo y proyectar esa imagen de falsa normalidad que pretenden, han optado por el oscurantismo. Allá ellos y sus movidas.

¡Qué liada!

Cuando Correos presentó su enrevesada campaña para promover supuestamente la igualdad, en la que los sellos tenían un valor en función de su color (piel más blanca o más oscura), ya se veía venir el golpe. Pero la dimensión internacional del mismo ha sido inesperada: The Washington Post explica cómo el servicio postal español ha atribuido un valor menor al sello con apariencia de piel negra, y un valor mayor al sello con apariencia de piel más blanca. Un lío de esos que hacen que te preguntes: ¿Nadie en la cadena de responsabilidad lo vio venir? ¿De verdad este disparate tuvo todas las luces verdes?