Podemos reconoce que se inventó un abuso sexual

He leído tres veces este párrafo en El Plural antes de trasladarlo a la columna pero, sí, es lo que pone, y parece gravísimo para lo desapercibido que está pasando: “José Manuel Calvente y Podemos han llegado a un acuerdo mediante el cual la formación reconoce el despido improcedente del que fuera su abogado. El letrado fue despedido en enero del partido que dirige Pablo Iglesias al ser acusado de acoso sexual hacia una trabajadora del equipo legal morado, Marta Flor Núñez. El abogado, por su parte, ha renunciado a pedir la nulidad del despido y recibirá una indemnización de Podemos”.

Pero el juego de tronos continúa

Mientras con una mano pagan una indemnización que se quisieron ahorrar con una falsa acusación de acoso sexual, con la otra, en Podemos, se dedican a disolver IU: según Vozpópuli, Alberto Garzón “irá al próximo congreso de enero de la mano de una lista repleta de personas que desde hace meses le están haciendo la vida imposible, pero como mal menor ante la posibilidad de una defenestración violenta y sin premio. A cambio, según las fuentes consultadas, los dirigentes de IU aliados a Iglesias evitan la explosión de información reservada y comprometedora”. Algunos tienen tiempo para todo.

Abascal sí tiene experiencia en “lo privado”

Todo el mundo conoce ya a estas alturas que Santiago Abascal fue, durante décadas, el niño mimado del PP: con buenos puestos y buenos sueldos hasta el último minuto antes de dar el salto a Vox. En ese tiempo en el que el partido de ultraderecha no tenía representación desconocemos quién le pagaba la nómina a un Abascal demasiado bien acostumbrado. La que es menos conocida es la historia de su experiencia en la empresa privada: en Emprendedores describen cómo se arruinó montando en Gasteiz una franquicia de Heineken que acabó “con unas pérdidas superiores a los 130.000 euros”. Un lince.

Y Ortega Smith, el historiador

Si hay algo que fastidia a la parroquia voxera es que se diga que sus historiadores de cabecera son unos revisionistas que no es que se enfrenten a consensos históricos, sino que se inventan peripecias alucinantes que quieren colocarnos a base de golpes en la mesa (y de colaboradores en Wikipedia, cuidado con ese riesgo). Para hacernos una idea vale este botón de muestra: Ortega Smith diciendo muy serio en el 24h que durante la dictadura franquista “había elecciones, lo que pasa es que siempre las ganaba el régimen”. Con esos fundamentos, esas lecturas y esa contundencia él solo se retrata y define.

No podía dejar de comentarlo

La innecesaria moción de censura que provocó y perdió Vox nos ha hecho perder mucho tiempo y mucha tinta. Una pena. Y ha hecho que se nos pasen temas más relevantes, como la actitud de Andrea Levy durante la Comisión de Cultura del ayuntamiento de Madrid, en la que ella es delegada. La del PP regaló minutos realmente bochornosos gritando desde su casa (era telemática en parte) a la oposición e incluso el presidente de la propia comisión, a la que faltó claramente al respeto. Un vídeo que tiene que perseguirle porque es la muestra de la prepotencia de su partido y su persona. Ella lo ha querido así.

¿Y quién juzga a los jueces?

Junto al crecimiento de la política populista hemos observado el crecimiento de la justicia populista a la que no le ha importado el coste económico de sus decisiones. La justicia también se ha convertido en correctora de la política: si ciudadanía o Congreso no tumbaban a los gobiernos catalanes, lo hacían los jueces, esa casta en muchos casos hereditaria. Y llega la pandemia y con ella los jueces que, en nombre de las garantías invalidan normas para detener el coronavirus. En Vozpópuli recuerdan que el gobierno español pretende renovar la cúpula judicial justo al mismo tiempo que estos se revelan. ¡Qué casualidad!

No se leen

Cristian Campos es uno de esos colaboracionistas que han encontrado su púlpito en Twitter (con casi 125.000 seguidores) y el digital de Pedro J. Ramírez. Un tipo que justifica al fascismo mientras se tiene por antifascista porque ataca gobiernos legítimos como el catalán, y tan obsesionado que no se da cuenta de que ha hecho suyo el discurso independentista cuando se mete con otros: “Demasiado libres, demasiado trabajadores, demasiado prósperos. El socialismo debe hundir Madrid para que las comunidades en las que gobiernan ellos y sus socios no pierdan en la comparación”.

Problemas reales

Opinadores como Cristian Campos, que no hacen ningún favor a nadie salvo a Abascal, a Pedro J. Ramírez y similares, y a sí mismos, por supuesto, siguen intentando aclarar quién es el galgo y quién es el podenco entre los gobiernos español y madrileño. Mientras tanto, hay millones de personas en su España (y en nuestra Euskadi) con problemas reales: “La pequeña hostelería se desploma: durante el mes de septiembre se destruyeron 3.548 establecimientos, el 2,5 por ciento del total” (Pymes y Autónomos). Y el futuro no es nada bueno con restricciones que no sabemos dónde saltarán y miedo… Que hay que vencer.

¿Qué para qué sirve Europa?

Es una noticia de la semana pasada que se nos había escurrido entre tanta miseria política madrileña, pero no por eso deja de ser importante: “El Parlamento Europeo ha reclamado este jueves la prohibición de las prácticas laborales sin remunerar al señalar que suponen una ‘explotación de trabajo de los jóvenes’ y una violación de sus derechos” (Infobae). Para unas cuantas generaciones la noticia llega tarde y es una pena que quien tuvo que trabajar gratis para que le “enseñaran” el oficio necesite un toque de Europa para no repetirlo con la juventud de ahora. Pero lo daremos por bueno de cualquier manera.

¿Por qué no están en las facultades?

Me gustan las historias. Creo que por eso me hice periodista. Igual fue porque pensaba que daba la posibilidad de viajar, no lo recuerdo bien. Pero, al final, se trata de lo mismo aquí o allí, de encontrar historias. Y me gusta el fútbol. Así que, claro, me gustan las revistas como Líbero o Panenka. Esta última acaba de cumplir 100 números, lo que es una auténtica pasada. 100 números publicando historias sobre fútbol como casi nadie hace, en unos pocos puntos de venta y por correo, y con un trabajadísimo trabajo en redes y de diseño. No me explico por qué sus responsables no están en todos los másteres de periodismo.

Los dueños del tiempo

En Euskadi los mismos que intentan apropiarse de la cultura y de la historia vasca, por supuesto, quieren ser los dueños del tiempo, y mientras aparecen en aniversarios de asesinados por el franquismo contra una tapia, reclamando su relato, luego no quieren saber nada de lo que pasó en democracia. Ya les gustaría, pero no puede ser. Así que, sí, estoy de acuerdo con Juan Soto Ivars cuando critica en El Confidencial que las últimas detenciones de miembros de ETA se hayan considerado “fuera de tiempo”. Lo único que era de otro tiempo eran las protestas: hay familias que hoy reclaman justicia.

En Podemos no descansan nunca

Da igual lo que pase: da igual que Pablo Iglesias corte tantas cabezas en Podemos que Íñigo Errejón puede montar un partido con todos los decapitados. Da igual que Podemos alcance una vicepresidenta y cuatro ministerios en el gobierno español. Y da igual que nos azote una pandemia y una crisis económica derivada aterradora. Da igual todo porque algunos no descansan: “La cúpula de Podemos teme que Yolanda Díaz aproveche los problemas judiciales de Iglesias para asaltar el poder” (Vozpópuli). El juego de tronos entre los morados parece que no tiene fin, para ellos la partida siempre está abierta. Qué agotador.

El infravalorado derecho a desconectar

De la pandemia y la crisis económica no saldremos mejores: hay ya demasiadas muestras que indican lo contrario. Pero con suerte sí habremos dado algunos pasos, por ejemplo, a favor del teletrabajo. Pero el real, no el que se limita a enviarte a tu casa con un ordenador y, si tienes suerte, el teléfono, y te ata a la mesa (en muchas ocasiones, la del comedor o la cocina) durante todo el día. El derecho a la desconexión en el trabajo presencial no estaba suficientemente valorado hasta ahora, pero con el teletrabajo es una pieza imprescindible para que no salgamos “de esta” completamente locos.

Diez años de la tercera red

Llevo más de diez años dedicándome a observar y explicar las redes sociales digitales. Al principio, estábamos perdidos: había demasiadas y todas parecían valiosas. Ya entonces destacaba Facebook. Después, redujimos rápida y felizmente todo a dos: Facebook y Twitter. Y en una tercera fase dimos cabida a Instagram. Ahora vamos camino de convertirla en la primera red social para comunicarnos: los periodistas cada vez la miran más, en detrimento de Twitter, y la ciudadanía que vota y compra, abandona Facebook para entrar a Instagram, que cumple 10 años en mejor forma que nunca.

¿Nos lo creemos o no?

Endika Río se quejaba esta semana de que no pudimos ver la semifinal de Copa entre el Athletic y el Levante. No pudimos verla, por supuesto, porque la jugaban los equipos femeninos de ambos clubes. Nadie concibe que no fuera a emitirse, aunque solo fuese de pago, si la jugaran los Williams y Campaña. Eso significa que sobre el fútbol femenino hablamos mucho pero pocos ponen los medios para alcanzar una igualdad real. Sin embargo, esta misma semana hemos podido ver por YouTube un trofeo “veraniego” que sí jugaron el Valladolid y el Athletic… De los chicos, claro.

Ayuso inventa el nacionalismo madrileño

No sé si Isabel Díaz Ayuso es muy lista o es todo lo contrario pero sabe aprovechar nuestro momento de duda entre si sus ideas son disparatadas o parte de una estrategia. Algunas de sus declaraciones y justificaciones son para enmarcarlas y exponerlas en el museo de la Comunicación, en la sala de lo que no se debe de hacer. Por ejemplo, inventarse esto: “Ser madrileño es una forma de ser, es una actitud. Aquí se es madrileño desde el primer día. Por eso somos la capital de España”. Y con eso y un bizcocho, a correr. ¿Todas las desgracias de una mala gestión parecen menos si eres la capital porque molas?

Abascal, por España

El giro hacia el colaboracionismo que está dando Vozpópuli resulta preocupante. No tanto por el digital, que tiene todo el derecho del mundo a elegir el poste contra el que estrellarse. Sino porque no hay explicación evidente y esos fenómenos hay que controlarlos cuando se trata de fascismo. Pues bien, fruto de ese giro, Santiago Abascal les ha concedido la entrevista en la que casi confirma que será el candidato de su moción de censura y que sabe que no tiene recorrido, incluso que puede reforzar a Sánchez, pero que se trata de “devolver la voz al pueblo español”. Ni con el jabón de Vozpópuli deja de parecer un friki.

No podemos tratarles como si fueran idiotas

La política y el periodismo tienen una base común: no puedes tratar ni a las y los votantes ni a las y los lectores como si fueran idiotas. A partir de ahí, es lícito armar un discurso y tratar de hacerlo valer. Pero siempre con esa premisa, con la de que quien elige una papeleta o una cabecera es una persona adulta que maneja su vida con el mismo esfuerzo que las y los demás, y para eso hace falta un mínimo de inteligencia y experiencia. Justo lo contrario a lo que ha hecho esta semana La Razón en su web, preguntando si “¿cree que la ‘Operación Kitchen’ es una maniobra de Moncloa para desgastar al PP?”.

No hay vida en Venus

Parece que es lo que le falta a este 2020 tan sorprendente: la noticia de que hay vida extraterrestre… Y que su intención es aniquilarnos. De momento, son muchos los medios que han buscado clics a su web (una vez más, como si fuéramos idiotas) anunciando el descubrimiento de vida en Venus, pero no es cierto. Todos los divulgadores coinciden: la presencia de fosfano lleva aparejada, por lo general, la existencia de microrganismos, pero en las condiciones de Venus este gas puede generarse de otra manera. Eso, sí: ahora Venus es el principal candidato para que encontremos esa vida extraterrestre.

“Propicios días”

Los aficionados a la ciencia ficción reconocerán el saludo de Demolition Man, una película tan bruta y burda que resultaba cómica, y en la que el futuro solo era la excusa para que Sylvester Stallone y Wesley Snipes lucieran músculos. Pero el guion también dejó una serie de expresiones célebres sobre un “mañana” sin contacto humano directo y muy cursi, con esa expresión como emblema: “Propicios días”. El genial Jon Cortazar recuperaba en Twitter ayer el saludo sin tocarse las palmas que podíamos ver también en la cinta y que hoy resulta premonitorio de lo que nos acabará recomendando la OMS.

Team facha

Pago unos 100 € al mes para estar conectado a Internet constantemente. Lo que me cuesta el móvil, aparte. Y lo hago contento cuando veo vídeos como el de dos fachas discutiendo a megafonazos y al modo facha, con una buena dosis de agresividad, por ver quién es más facha, en una manifestación de fachas y, para colmo, con una reportera y un cámara de “Estado de Alarma” (el programa para fachas de Javier Negre) que no solo pretende entrevistar a uno de ellos, sino que intercede, con la mascarilla por debajo de la nariz, cuando intenta llevárselo la policía. Definitivamente, pago Internet pare disfrutar de estos momentos.

El chaletaco de Abascal

Algún día nos explicarán quién pagaba tan bien a Santiago Abascal cuando Vox no era nada. Fueron unos cuantos años en los que el líder lo era de un partido sin base ni representación, pero en los que pudo permitirse ahorrar para un chaletazo en Madrid valorado en un millón de euros que su mujer, Lidia Bedman, muestra sin tapujos en Instagram. Y ahora medios que participan activamente en el blanqueo a la extrema derecha, como Vozpópuli, difunden su labor: la de Bedman como influencer y la de Abascal como cabeza de familia que llevaba a casa un fajazo de billetes. ¿Quién se lo daba?

Un Borbón, un Audi

Froilán de Borbón ha estrenado su Audi de 80.000 euros con una multa de aparcamiento. Sería gracioso si el cochazo no fuera, en sí mismo, un insulto a la cara. ¿Se lo han pagado su madre y/o su padre? ¿Es un regalo de otro miembro de la familia que va sobrado de pasta? ¿Por qué a los Borbón les gusta tanto Audi, como hemos visto en Twitter: los han conducido desde un joven Juan Carlos I a Felipe VI y Letizia Ortiz en la actualidad? Ya sé que Froilán no iba a empezar con un Fiat Punto gris de segunda mano, como hice yo, pero me fastidia pensar en que lo hayamos pagado entre todos aunque sea de manera indirecta.

Más niñatos

En Euskadi hemos normalizado auténticas aberraciones. No ya convivir (algunos, hasta blanquear a cambio de pisar moqueta) con quienes defendieron y defienden a asesinos por motivos ideológicos (es decir, fascistas). También esa violencia de baja intensidad pero estructural que son las pintadas: desde el “gora ETA” de turno a la que ha sufrido la placa que recuerda a Gregorio Ordóñez, otra vez, este mismo fin de semana. En fin. Ahora, en Catalunya, empieza a aparecer ese fenómeno que podemos resumir como el de los “tontos con espray” y que allí firma Arran. Lo que les queda por ver.

Y más meritocracia

Está claro que Froilán de Borbón no tiene un Audi de 80.000 euros por méritos propios. Otro ejemplo de que la “meritocracia” que reclaman los liberales españoles que, curiosamente, suelen ser también monárquicos, es una meritocracia viciada, normalmente, por una posición familiar holgada (como la de los Borbón). Después de vender Idealista por una milmillonada, a los hermanos Encinar les ha caído alguna hagiografía amable que recuerda que empezaron subiendo maletas en el hotel de sus padres. Un hotel que daba para pagar un máster en Harvard. No lo critico, pero no empezaron de mozos de almacén.