Escapada africana (1): Sudáfrica

Llevaba tiempo queriendo volver a África, continente que he visitado unas cuantas veces pero la última hace ya mucho tiempo. Como los precios suelen ser bastantes caros, preparé una escapada a medida que no realiza ninguna agencia, consistente en visitar parques nacionales de Sudáfrica, Zambia, Botswana y Zimbabwe en tan solo 10 días. Los servicios de tierra los contratamos a través de los dos hoteles en los que nos alojamos y los vuelos internacionales, a través de la web de Lufthansa, la opción más económica, realizando la ida siguiendo la ruta Bilbao-Frankfurt-Johannesburg y para el regreso igual, pero añadiendo al billete el vuelo Livingstone-Johannesburg realizado con South African Airways. A través de la web de esta compañía contratamos los vuelos Nelspruit Kruger Mpumalanga y el carísimo Nelspruit-Livingstone, que solo operaba dos veces por semana, por lo que acomodamos el programa a él, pues nos evitaba tener que volver a pasar por Johannesburg. Dicho esto, un 6 de septiembre estábamos de nuevo en África dispuestos a realizar un intenso viaje pues, descontados los vuelos, solo disponíamos de 6 días par todo lo que queríamos visitar.

Tras pasar 13 horas en tres diferentes aviones y otras tantas en dos aeropuertos, por fin llegamos a la ciudad de Nelspruit, sede de algunos partidos de mundial de fútbol de Sudáfrica y para nosotros puerta de entrada de esta escapada africana. Los hoteles decentes en el parque de Krugger tienen precios desorbitados, así que optamos por pasar las cuatro próximas noches en esta ciudad, en el Francolín Lodge, un cinco estrellas lleno de encanto, buen precios y unos servicios excelentes. Además cuenta con el restaurante Orange, el mejor de la ciudad según dicen, en el que resulta muy difícil conseguir una mesa si no estás alojado en el hotel. La carne y el vino son excelentes. Fue un gran acierto escoger este hotel, pues además nos gestionaron de maravilla los encargos que les hicimos para los días siguientes.

El primer día completo en Sudáfrica decidimos tomarlo con calma, pues hemos estado casi dos días de viaje, pero nos proponen salir a las 7 de la mañana. Pedimos una hora más de tregua y a las 8 salimos los cuatro en una furgoneta con una conductora. La primera parada es en las Lisbon Falls, un salto de agua de 94 metros de altura, el más alto de la región de Mpumalanga. De allí nos dirigimos a las Berlin Falls, una cascada de 80 metros de altura, donde el río Sabine se desploma sobre una pila circular flanqueada por acantilados de color rojo. Dos hermosos lugares para comenzar esta escapada.

Continuamos la ruta hasta el encantador Blyde River Canyon. Lástima que el día está algo brumosos pues la vista resulta extraordinaria desde el mirador Three Ronavels View Site. A nuestros pies tenemos el embalse Blydepoort. En la zona hay varios puestos de venta de artesanía. Bien entrada la tarde, la conductora nos sorprende con que tenemos la comida incluida en la localidad de Graskop. Consiste en unos riquísimos crepes, con vino a discreción. No ha estado nada mal la primera jornada africana.

Las dos próximas jornadas nos toca madrugar mucho, sobre las 4 de la mañana. Ducha, un café, recoger el pic-nic de desayuno que nos han preparado en el hotel y en marcha. Es lo que tiene el dormir a una hora de la entrada al Kruger National Park, donde hay que estar antes de las 6 de la mañana, hora en la que abren las puertas, para poder ver más animales. La mejor hora coincide con el amanecer. Enseguida vemos rinocerontes, elefantes, jirafas, impalas, un grupo de hienas al borde de la pista, cebras…

Tras desayunar el pic-nic, continuamos recorriendo este inmenso parque de unos 300 kilómetros de largo y 65 de ancho, con una extensión de casi 20.000 kilómetros cuadrados (9 veces la provincia de Bizkaia). Ahora vemos leones, aunque un poco lejos, varias clases de ciervos, facóqueros, búfalos y monos. No contábamos con que en la zona del parque que visitamos hay un excelente restaurante, así que una pausa para la comida y a disfrutar.

Para el mediodía ya habíamos visto cuatro de los Big Five, los cinco grandes (elefantes, rinocerontes, búfalo, león y leopardo), pero nos faltaba este último, así que dedicamos la tarde y la mañana siguiente a buscar algún leopardo, cuestión en la que se empeñó el conductor del todo terreno en el que viajábamos los cuatro. Vimos un venado que acababa de cazar, huellas recientes y avisos por radio de otros conductores de que había alguno cerca, pero nada. Eso si, seguimos viendo elefantes, jirafas cebras e impalas. Por la noche coincidimos con una pareja de madrileños en viaje de novios que se habían acercado a nuestro hotel para conseguir a la desesperada una reserva en el restaurante, pues lo habían intentado los días anteriores por teléfono. Nuevamente les dieron calabazas. Como ellos habían estado en las carísimas reservas privadas donde resulta mucho más fácil ver animales de cerca, les propusimos un trato: nos pasáis fotos del león, rinoceronte con cría y leopardos y a cambio os conseguimos una mesa para cenar. Trato hecho. Es la ventaja que tiene la relación con “la tripulación” del hotel al alojarnos cuatro noches.

El segundo día en Kruger repetimos madrugón, pero el interés ha decaído al continuar sin poder localizar ningún leopardo, así que nos conformamos con volver a ver elefantes, impalas, cebras, monos y varias clases de aves. El viaje continúa. Mañana tenemos que coger un nuevo avión y cambiar de país. Zambia nos espera.

Un comentario en «Escapada africana (1): Sudáfrica»

  1. En este momento me apetecía viajar,y ,qué cosa mejor que abrir tu blog.Me ha encantado , «hoy sin palabras», esperando la continuación.Un abrazo

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