Continúo el relato del viaje por Australia y Nueva Zelanda, realizado del 23 de septiembre al 24 de octubre de 2018, que dejaba la pasada semana en Sydney, ciudad que dejamos aparcada, de momento, para disfrutar de ella en los tres últimos días de viaje.
20 de octubre. Día 28 de viaje. Hoy nos ha venido bien estar alojados en un apartamento, pues toca madrugón y desayunar en él, ya que a las 7 de la mañana tenemos que estar en un punto de recogida cercano, pues nos hemos apuntado a una excursión a las Blue Mountains, las famosas Montañas Azules, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000. La excursión, de casi 12 horas de duración, la efectuamos en un minibús de 20 plazas, para luego recorrer la zona utilizando diferentes teleféricos, un ferrocarril panorámico y a pie. También asistimos a un espectáculo aborigen, visitamos la reserva natural Featherdale y regresamos a Sydney en un ferry por el río.
Abandonamos Sydney y nos dirigimos directamente al Scenic World, que cuenta con un tren panorámico, una ruta aérea, un teleférico y una pasarela por la selva tropical. Debutamos en el enorme teleférico llamado Scenic Skyway, en el que prácticamente sobrevolamos los acantilados de los que caen algunas cascadas. Este viaje de 720 metros ofrece las mejores vistas de Katoomba Falls, Three Sisters, Mt Solitary y Jamison Valley, deslizándonos a 270 metros sobre los barrancos en una cabina con suelo de electro-vidrio, aunque también hay asientos y pisos sólidos. Inaugurado en 1958, el Scenic Skyway fue el primer teleférico de Australia. La cabina actual, de fabricación suiza, se inauguró en 2017 y puede transportar 84 pasajeros. Es el teleférico más grande del hemisferio sur.
Tras desembarcar, desde un mirador contemplamos las icónicas Three Sisters (Tres Hermanas). Enseguida embarcamos en el Scenic Cableway, un teleférico escénico de 545 metros de recorrido, que desciende suavemente hacia el valle de Jamison y regresa a la cima del acantilado. Desde la enorme cabina contemplamos hermosas formaciones rocosas. La actual cabina, de fabricación suiza, se inauguró en 2018, con capacidad para 84 pasajeros. Es el teleférico más empinado del hemisferio sur.
Desembarcamos del teleférico y accedemos directamente al Scenic Walkway, un sendero que recorre el bosque lluvioso de la selva tropical templada. Se trata de un paseo de un cuarto de hora de duración entre las estaciones del teleférico y del ferrocarril, en el que tenemos ocasión de contemplar una variada flora. También vemos elementos de la historia de la minería de carbón del sitio, incluida la entrada original de la mina, una réplica de la cabaña de los mineros y una escultura de bronce a escala de un minero y su pony.
Nos dirigimos ahora al último medio de transporte del Scenic World. Se trata del Scenic Railway, el ferrocarril de pasajeros más empinado del mundo, de quinta generación, que recorre una ruta inolvidable de 310 metros a través de un túnel por el acantilado antes de emerger al suelo del valle de Jamison. La pendiente es de 52°, aunque si quieres más emoción puedes elegir un asiento con mayor inclinación (64°), aunque también se puede optar por uno de tan sólo 20º. El ferrocarril original se construyó a finales del siglo XIX para dar servicio a la mina de carbón de Katoomba. Tras un rápido almuerzo, podemos contemplar de nuevo, ahora mejor, las rocas conocidas como Tres Hermanas.
Cambiamos de tema. La siguiente parada es el nuevo centro aborigen de Waradah (Waradah Aboriginal Centre), donde presenciamos un espectáculo aborigen mientras escuchamos el didyeridú, un instrumento de viento tradicional. El espectáculo incluye el Corroboree, canción y danza interpretada por bailarines aborígenes con pintura y vestuario tradicionales. También asistimos a la escenificación sobre la fundación de la Australia moderna, la fiebre del oro y su herencia ANZAC (Australian and New Zealand Army Corps), cuerpo especial creado en la Primera Guerra Mundial.
Volvemos al medio natural en el corazón de las Montañas Azules. Un sencillo y breve paseo nos lleva al Sublime Point, espectacular mirador sobre un acantilado que ofrece magníficas vistas panorámicas del Valle de Jamison, con sus escarpados riscos de arenisca de color rosa y teja, y una exuberante selva subtropical a sus pies. Al regreso, mientras esperamos la salida del minibús, me entretengo fotografiando hermosas flores, entre las que destaca la waratah rojo, arriba a la izquierda.
Y de mirador a mirador o, lo que es lo mismo, de Sublime Point a Lincoln’s Rock, así llamado desde 2013 en homenaje al montañero de este nombre que vivió durante dos décadas en la zona. Se hizo famoso por sus escaladas al Everest, siendo dado por muerto cuando descendía de su cima en 2006, pero encontrado con vida al día siguiente. Falleció en 2012 por un cáncer provocado por el amianto. Este mirador es mucho más salvaje, pues volvemos a contemplar el Valle de Jamison sobre unas losas al borde del acantilado.
Hemos tenido muchísima suerte. El regreso a Sydney lo tenemos en un ferry y, nada más embarcar en él, comienza a “diluviar”. ¡Menuda tormenta que tira! Por la ventanilla parece caer una cascada. Navegamos por el Parramatta, un importante río en la historia colonial de Australia. Nuestro destino final es Circular Quay, la terminal situada a un paso de la Ópera de Sydnaey. Antes de llegar navegamos frente al Luna Park, contemplamos el skyline de la ciudad y pasamos bajo el famoso puente del puerto. Lástima que el día no acompañe.
Hoy no regresamos caminando al apartamento, pues sigue lloviendo con fuerza. Tenemos suerte de conseguir un taxi en un hotel cercano. Todavía tenemos casi dos días y medio para seguir “pateando” por Sydney, pero de ello os hablaré más adelante. El viaje continúa.
Me ha sabido a poco,tengo ganas de ir…. ya veremos,el bicho lo ha trastocado todo.