Continúo el relato del viaje realizado del 4 al 18 de junio por tierras francesas y belgas, que dejaba la pasada semana en Saint Brieuc. El 13 de junio tenía como objetivo visitar tres recintos parroquiales muy bien conservados de los muchos que hay en Bretaña y que al menos están formados por el arco triunfal, el calvario, el cementerio, la iglesia y el osario. Tras recorrer 97 km llegamos al primero de ellos, el de Saint-Thégonnec (Sant-Tegoneg), que data de mediados del siglo XVI. En el interior de la iglesia destacan el púlpito y el retablo de finales del siglo XVII dedicado a San José.
Tenemos un magnífico recuerdo de nuestra visita a estos recintos hace veinte años, así que 7 km después nos detuvimos en Guimiliau (Gwimilio) para visitar el recinto parroquial de Saint-Miliau, construido entre los siglos XVI y XVII. Cuenta con una iglesia y su torre-campanario, un osario-capilla funeraria, una puerta triunfal y un crucero. La portada de la iglesia dispone de numerosas esculturas esculpidas, cosa que también sucede en el calvario, motivo por el que está declarado monumento histórico.
Tras la visita a estos dos recintos parroquiales optamos por hacer un paréntesis para visitar dos lugares que no conocíamos, relacionados con espacios naturales. Es por ello que nos trasladamos 16 km para subir caminando hasta Roc’h Trevezel (348 m), un corto paseo por un sendero bien acondicionado que sube hasta las rocas del segundo monte más alto del macizo de Armórica, en los Monts d’Arrée. Al no disponer de mucho tiempo, descartamos recorrer el sendero circular de 5,45 km que parte del mismo aparcamiento.
18 km más tarde nos detuvimos en Huelgoat, donde nos acercamos a la oficina de turismo para que nos informaran sobre el sendero que pensábamos recorrer, de nombre Circuito Pintoresco, una hora de entretenida marcha entre peñascos por el Parque Natural de Armórica. Parte del molino existente junto al lago de Huelgoat, a orillas del arroyo Argent. Lo más emblemático de la ruta por el bosque es la Roche Tremblante, bloque de granito de de más de 137 toneladas, que es posible llegar a balancear ligeramente. La oficina de turismo se encuentra en 25 place Aristide Briand y abre de 10 a 12:30 y de 14 a 17 h.
Tras comer de bocadillo en Huelgoat antes de realizar la marcha, nos desplazamos 26 km hasta Pleyben (Pleiben) para visitar el último recinto parroquial de la jornada que cuenta con el calvario más monumental de Bretaña, construido en 1555 y magníficamente tallado con escenas de la vida de Jesucristo. Es el recinto que más me ha gustado porque todo es amplio y grande, como sucede con la iglesia y su campanario de 52 metros de altura que cuenta con una monumental portada ricamente tallada. El osario-relicario está convertido en un pequeño museo. 34 km después concluimos la jornada en el Hotel Ibis Quimper, en el que pasamos dos noches.
Lástima que el 14 de junio amaneció un día tontorrón, bastante fresco y completamente encapotado y no cambió tras recorrer 17,5 km, cuando llegamos al coqueto pueblo de Locronan (Lokorn), uno de los más bonitos de Bretaña, pues sus casas grises de piedra no lucían como merecen. A la entrada del pueblo hay un buen aparcamiento, gratis hasta el 15 de junio, desde donde nos dirigimos hasta la oficina de turismo, sita en 15 place de l’Église, que abre de 10 a 12:30 y de 13:30 a 18 h. Enfrente y presidiendo la Grand Place, rodeada de mansiones de granito de los siglos XVII y XVIII, se encuentra la iglesia de Saint-Ronan, del siglo XV, que visitamos para luego deambular por sus calles y concluir el recorrido en la sencilla capilla de Notre Dame de Bonne Nouvelle, que cuenta con un crucero junto a su fachada.
Tan sólo 10 km después se encontraba nuestra siguiente cita, el pueblo de Douarnenez, La casualidad hizo que aparcásemos a un paso de la plaza Gabriel Peri, donde se encuentra Bolomig, pequeña estatua de un niño egipcio con dos tinajas, que constituye el símbolo de esta población. De allí bajamos caminando hasta el Port du Rosmeur, donde en esta ocasión no tuvimos problemas para comer en la terraza de un restaurante, mientras contemplábamos varias embarcaciones tradicionales y algún que otro cormorán.
Por la tarde cambiamos de escenario, pues la dedicamos a recorrer la costa, desplazándonos 28 km hasta la Pointe du Van, dando un agradable paseo por el sendero que bordea los acantilados y pasa por la capilla de Saint-They. Tras recorrer 6 km llegamos al Finisterre bretón, la Pointe du Raz, declarada Gran Sitio de Francia, por lo que está siempre muy concurrida. Se accede caminando desde un gigantesco aparcamiento en el que hay que pagar 8 €. El lugar nos decepcionó bastante pues la bruma hizo que el pequeño faro situado en el islote de la Vieille pareciera tan sólo una silueta, Menos mal que de camino entre las dos puntas disfrutamos contemplando los molinos de Trouguer. De allí al hotel de Quimper teníamos 63 km.
El 15 de junio pedimos permiso en el hotel para retrasar un par de horas la salida, pues todavía no habíamos visitado Quimper (Kemper), la capital del Cornouaille bretón (Kernev), disculpa para realizar este viaje tras haber recorrido en septiembre del pasado año su hermano inglés. Dejamos el coche en el parking Place de la Résistance, cerca del Conseil Départemental du Finistère, cruzamos el río Odet y directamente nos dirigimos a la Catedral de Saint-Cernin, una de las primeras catedrales góticas de Bretaña, pues fue construida entre los siglos XIII y XV. Destacan las agujas, de 76 metros de altura, visibles de numerosas partes de la ciudad.
Tras la visita a la Catedral de Quimper, junto a la que se encuentra el típico carrusel, nos adentramos en el casco antiguo, la zona peatonal conocida como Vieux Quimper, siendo su arteria principal la rue Kéréon, la más comercial de todas, que cuenta con notables casas con fachadas de entramado de madera. Nos acercamos al mercado y a la hermosa plaza de Terre-au-Duc, para continuar nuestro recorrido por la rue Boucheries, contemplando casi al final la Tour Nevet, resto de la antigua muralla.
Pasado el mediodía iniciamos el regreso a Leioa, aunque todavía pasamos otras dos noches en Bretaña, en la ciudad de Auray, distante 100 km, pero de ello espero hablar la próxima semana. El viaje continúa.