SICILIA (1): Los templos griegos

Con bastante retraso, inicio el relato del cuarto viaje del año, realizado del 10 al 20 de mayo, que tuvo como destino la isla de Sicilia. El comienzo fue un poco problemático pues el vuelo de Volotea con destino a Palermo salió con casi dos horas de retraso, lo que nos permitió conocer la sala VIP del aeropuerto de Bilbao gracias a la tarjeta VISA. Eso si, llegamos a Sicilia pasada la media noche. Menos mal que, pese a la hora intempestiva, nos vinieron a recoger de nuestro alojamiento, Residence Villa Rosa Dei Venti ****, con el que lo teníamos incluido en el precio. Eso si, entre pitos y flautas, pese a estar ubicado en Cinisi, a poco más de 8 km del aeropuerto, hasta la una y media de la madrugada no nos fuimos a la cama, así que no pudimos disfrutar de la coqueta habitación con terraza a la piscina, ya que a las 9 de la mañana nos tenían que devolver al aeropuerto para recoger el coche.

El 11 de mayo estábamos de nuevo en el aeropuerto para tramitar la recogida del coche que teníamos reservado con la compañía Noleggiare. Allí nos entregaron un coche enorme, un Peugeot 5008, con el que recorrimos 1.800 km por Sicilia, aunque nuestro primer destino se encontraba a tan sólo 90 km, en el noroeste de la isla, en las salinas de Nubia, cerca de Trapani. Se trataba del Relais Antiche Saline ****, un sencillo pero confortable alojamiento a 90 € la noche con desayuno, el más barato con diferencia del viaje. El trato era muy familiar, así que en cuanto llegamos nos dieron la habitación. Por la noche disfrutamos de una espectacular puesta de sol, adornada con la Torre Nubia.

El Hotel no tiene restaurante, así que nada más instalarnos en la habitación, caminamos 350 metros hasta la Salina Culcasi di Nubia con idea de comer en la Trattoria dei Sale, cosa que luego hicimos tras visitar el interesante Museo del Sale, ubicado en el antiguo molino. Luego disfruté de un espectacular plato de pasta con marisco, así que volvimos a cenar, en este caso una riquísima sepia a la parrilla. Al día siguiente por la noche volvimos a las salinas para ver la puesta de sol y luego cenar en La Torre di Nubia, ubicado a unos 2 km del hotel, junto a la torre del mismo nombre. Nos encantó el hotel y esta zona de salinas.

Tras comer y un poco de siesta, pues la noche anterior habíamos dormido poco, nos desplazamos 9 km hasta las afueras de Trapani, para coger el Funivia Trapani-Erice, un teleférico con servicio constante que enlaza estas dos poblaciones. Erice se encuentra en lo alto del Monte Giuliano a unos 751 metros. Es el pueblo que más me ha gustado de Sicilia. Está parcialmente amurallado, accediendo a su interior por la Porta Trapani, llegando enseguida al Real Duomo y Torre de Re Federico. Pasamos junto a varias iglesias y la Piazza della Logia, para luego subir hasta el Castello di Venere. No ha estado nada mal esta primera jornada y qué suerte tuvimos, pues al día siguiente Erice estuvo oculto por las nubes.

La jornada del 12 de mayo prometía ser una de las más interesantes del viaje, teniendo la primera parada en el Parque Arqueológico de Segesta, una antigua ciudad habitada por los Elimi, pobladores de esta zona antes de la llegada de los riegos. Como había 14 autobuses con escolares, tras aparcar el coche cogimos un autobús que te sube hasta una colina en la que se encuentra un espectacular teatro griego muy bien conservado, construido a finales del siglo III aC con capacidad para 3.000 personas. De nuevo junto a la entrada deambulamos por uno de los templos griegos mejor conservados, que data del siglo V aC.

Unos 35 km después, con idea de parar a comer, nos detuvimos en Gibellina, pueblo reconstruido unos 20 km más abajo del original, pues fue completamente arrasado por el terremoto de 1968. Se autoproclama como “Ciudad del Arte Contemporáneo”, por contar con numerosas esculturas de artistas de fama mundial, pero las que más nos interesaban no conseguimos dar con ellas. Parecía un pueblo fantasma, aunque encontramos un bar para poder comer tras contemplar la la Porta del Belice, más conocida como la Stella di Consagra, por el nombre de su autor, Pietro Consagra.

La tarde avanzaba cuando nos desplazamos 30 km hasta un lugar de cuyo nombre nunca me acuerdo, Selinunte. Por error pasé primero por el puerto pesquero, antes de acercarnos a nuestro destino, el Parque Arqueológico de Selinunte, el más extenso de Europa, que cuenta con restos de numerosos templos de orden dórico, repartidos a lo largo de 270 hectáreas, El más interesante y mejor conservado es el Templo E, conocido también como el Templo de Hera, aunque hay quien dice que fue dedicado a Afrodita, construido hacia mediados del siglo VI aC. Junto a él se encuentra la cantera.

Continuamos el paseo caminando hasta el Museo Baglio Florio, que exhibe objetos encontrados durante las excavaciones en el parque. Mientras esperábamos al vehículo eléctrico que nos desplazó al siguiente templo, aprovechamos para tomar un café. Nuestro destino era el segundo templo mejor conservado de Selinunte, el C, un templo griego de estilo dórico muy antiguo, construido a mediados del siglo VI aC. Aquí empezamos a ver lo caras que son las entradas en Sicilia, pues entre Segesta y Selinunte, entre los dos hemos dejado casi 80 €. Y acabamos de empezar. De aquí tuvimos casi 100 km para regresar al hotel.

El 13 de mayo tuvimos que recorrer 182 km para llegar a una nueva localidad, Agrigento, en la que pasamos dos noches en el Hotel Della Valle ****. Una vez instalados en la habitación, nos trasladamos a un lugar muy cercano y que ya visitamos en el año 2000. Se trata del Área Arqueológica del Valle de los Templos, que desde 1997 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, por ser el conjunto de templos griegos mejor conservado del mundo, visitando en primer lugar el de Giunone o Juno, para luego desplazarnos al mejor de todos, el de la Concordia, construido en la segunda mitad del siglo V aC, delante del cual se encuentra la escultura “Ícaro caído”, obra de Igor Mitoraj.

Continuamos recorriendo el Área Arqueológica del Valle de los Templos de Agrigento pasando por la Necrópolis paleocristiana y observando el proyecto de recuperación de la Capra Girgentana. Visitamos a continuación la sala de exposiciones de Villa Aurea, bordeamos los jardines de la Kolymbethra y nos acercamos a las columnas que se conservan del Templo de Hércules o Heracles (Tempio di Ercole), para concluir nuestro recorrido contemplando el templo de los Dioscuros (Tempio di Castore e Pulluce), que data del siglo V aC. Finaliza aquí una jornada intensa, con la mañana de viaje y la tarde de templos.

Hemos estado ya en algunos de los lugares más importantes de Sicilia, pero todavía nos queda mucho por recorrer. El viaje continúa.

Por tierras de Albacete (y 2)

Continúo el relato de la escapada realizada a la provincia de Albacete del 7 al 11 de abril, que dejaba la pasada semana en Almansa. El 9 de abril iniciamos la jornada desplazándonos 55 km hasta el primero de los pueblos en los que se rodó “Amanece, que no es poco”, una película de humor absurdo dirigida y escrita por José Luis Cuerda, estrenada en enero de 1989. Se trata de Liétor un pueblo de algo más de mil habitantes en el que teníamos contratada una visita guiada, única forma de ver sus iglesias. Estamos en uno de los pueblos más bonitos de Castilla-La Mancha, siendo el que más me gustó en esta escapada. La primera cita fue en le iglesia parroquial de Santiago Apóstol, construida en el siglo XVIII, llamando la atención el trampantojo de su retablo mayor. Guarda también la sección de Etnografía del Museo parroquial, muy interesante por cierto.

Al lado tenemos la Plaza Mayor, presidida por el Ayuntamiento y la hermosa Fuente del Pilar. Comienza entonces el recorrido por las estrechas callejuelas d su casco antiguo, pasando por varios lugares que sirvieron de decorado a la mencionada película, siendo el más interesante de esta localidad la ermita de Nuestra Señora de Belén, en la que su atractivo reside en que está completamente decorada con pinturas populares, realizadas entre 1734 y 1735, con una gran variedad iconográfica.

Continuamos nuestro recorrido por Léitor, acercándonos a los miradores situados sobre un acantilado, que dominan la vega del río Mundo. Junto a uno de ellos se encuentra una de las tirolinas más grandes del Mundo, en alusión al río, que vuela a 105 metros de altura durante dos minutos. Todavía nos queda una iglesia por ver, la de San Juan de la Cruz, perteneciente al convento de los Carmelitas Descalzos, cuya cripta guarda varios cuerpos momificados. Mucho más agradable fue la última visita al antiguo lavadero, que funcionó entre los años cincuenta y ochenta del siglo pasado.

Comimos en Léitor y nos desplazamos 21 km a otro de los escenarios de la película “Amanece, que no es poco”, que cuenta con una población de 608 habitantes, Aýna, en el que llamó nuestra atención el acento sobre la y. Sin embargo poco nos dijo, pues cuando lo visitamos parecía un pueblo fantasma con los bares cerrados. Lo más interesante lo tuvimos antes de llegar, cuando nos detuvimos en dos miradores, primero en el del Diablo, desde donde se contempla todo el pueblo y, más adelante, en el Sidecar, protagonista en la citada película, como lo fue Amancio Palacios, que hizo de asesor político. Por ello, que le llamen “la Suiza manchega”, me parece un poco pretencioso.

Aunque la tarde avanzaba, pese a quedarnos lejos, 73,5 km, como estaba a tan sólo 12 km del Parador, decidimos acercarnos a Chinchilla de Monte-Aragón, localidad dominada por el símbolo de esta población, el castillo de origen árabe. Aunque ya habíamos estado en Chichilla diez años antes, no conocíamos un lugar muy pintoresco, las Casas del Agujero, cuevas-vivienda excavadas en la roca, cuyo origen se remonta al siglo XVI, cuando la población musulmana y judía fue expulsada de sus viviendas.

Ya que estábamos en Chinchilla decidimos acercarnos a tomar un vino al centro de su casco antiguo, la plaza de La Mancha o Plaza Mayor, a la que se asoman los principales edificios de esta población, como la barroca Casa Consistorial, situada junto a su antiguo acceso, el Arco de la Villa. En el otro lateral está la neoclásica Torre del Reloj y, enfrente, la iglesia arciprestal de Santa María del Salvador. Casi al lado se encuentra un imponente palacio, la Casa solar de los Núñez Cortés. De aquí regresamos al Parador.

Iniciamos el día 10 con muchos kilómetros por delante hasta Riópar, donde nos detuvimos a tomar un café en el restaurante Los Bronces, sorprendiéndonos que sobre la barra había un póster del Athletic. Nuestro destino estaba 8 km más adelante en el parking de la explanada de los Chorros, punto de partida para subir caminando durante menos de media hora por un sendero perfectamente acondicionado, hasta la base de un escarpe de unos trescientos metros de altura. En él nace el río Mundo, precipitándose el agua desde la cueva de los Chorros en forma de cascada de 86 metros de altura. Caminando otros veinte minutos llegamos al segundo mirador, desde donde se contempla de más cerca la cascada superior, que resulta impresionante cuando se produce el “reventón”, tras varios días de lluvias intensas He estado en dos ocasiones en este lugar, pero no he tenido la suerte de coincidir con ese fenómeno.

A 12 km tuvimos nuestro siguiente destino, Villaverde de Guadalimar, un pueblo del que nunca había oído hablar que cuenta con una población de tan sólo 310 habitantes pero, como estaba tan cerca, allí nos fuimos. Nuestro objetivo consistía en caminar por la Senda Encantada, un espacio cargado de historias y leyendas, de gnomos, ninfas y elfos, en el que algunos de los pinos del bosque han sido esculpidos con curiosas formas. Discurre esta ruta, de una hora de duración, en torno al arroyo de los Pajares,

Como nos pillaba de paso, 38 km más tarde nos detuvimos en Molinicos, un pueblo de 785 habitantes, que fue el tercer escenario de la película “Amanece, que no es poco” y que se encuentra bañado por el arroyo de Fuente de la Higuera. Sus casas están casi todas en cuesta, siendo prácticamente el único lugar llano la plaza que ocupan el antiguo y el nuevo Ayuntamiento. Sin embargo, lo que más llamó mi atención fueron los numerosos murales que aparecen dispersos por la población.

La tarde avanzaba, pero todavía tuvimos tiempo para desplazarnos hasta Yeste, población de 2.509 habitantes situada a 25 km de Molinicos, por una carretera que pasa junto al embalse de la Fuensanta. Su edificio más notable es el castillo, antigua fortaleza islámica del siglo XI junto a la que se encuentra la Torre del Homenaje del siglo XIV. Entre los siglos XIII y XVI sirvió de residencia de los comendadores de la Orden de Santiago. Otro edificio de interés es la iglesia gótica de la Asunción. Aquí concluyó esta ajetreada jornada, teniendo por delante 129 km para regresar al Parador.

El 11 de abril, tras visitar el Museo de la Cuchillería, del que ya os hablé, nos dispusimos a cubrir los 655 km que nos separaban de Leioa.

Os muestro a continuación otros lugares que visitamos hace 10 años. Así, el 21 de abril de 2015 estuvimos recorriendo la Hoz del Júcar, visitando los hermosos pueblos de Jonquera y Alcalá del Júcar.

Un día después, tras acercarnos al nacimiento del río Mundo, visitamos Riópar Viejo y Alcaraz.

Próximo destino: Sicilia.

Por tierras de Albacete (1)

Para la tercera escapada del año elegimos un destino que hacía 10 años que no visitábamos, la provincia de Albacete, que tiene una extensión bastante grande, 14.858 km², y una población de 389.070 habitantes, de los que casi la mitad, 174.137, viven en su capital, a la que nos desplazamos del 7 al 11 de abril, tras cubrir los 655 km que nos separaban de Leioa. Es la provincia más oriental de Castilla-La Mancha y, debido a su tamaño, no pudimos recorrerla en su totalidad, así que lo que os muestro a continuación es lo que hicimos en cinco días.

Para pasar las cuatro noches de esta escapada elegimos un alojamiento con un buena relación calidad-precio, el Parador de Albacete ****, situado en las afueras de la capital, en medio de la nada, en el km 251 de la CN-301. Las habitaciones de este confortable alojamiento se ubican en torno a un patio interior y cuentan con muebles castellanos. Dispone de amplios jardines y una piscina. El restaurante oferta gastronomía manchega, pudiendo disfrutar en la cena de un plato de migas como a mí me gustan.

El 7 de abril, tras instalarnos en el Parador y quedar con nuestros amigos madrileños, nos dirigimos al centro de Albacete, distante 5,5 km, dejando el coche en el Parking Catedral, ubicado junto al primer edificio que visitamos, la Catedral de San Juan Bautista, que se comenzó a construir en 1515, aunque se fue demoliendo según se avanzaba, datando la que ahora vemos del año 1949, cuando se concluyó en estilos neorrománico y neogótico. De su decoración interior destacan las pinturas realizadas por Casimiro Escribá, que constituyen una de las mayores obras pictóricas del mundo realizadas por un único autor, representando episodios de la Biblia.

A tan sólo 200 metros de la Catedral tuvimos la siguiente cita en una coqueta zona verde, la plaza Altozano, a la que se asoma la antigua Casa Cortés, que fue sede del Ayuntamiento. Cuenta con una fuente, numerosas flores y varias esculturas, como la reproducción de una de las más emblemáticas del arte íbero, la Bicha de Balazote. Desde 1998 está también el monumento al Cuchillero, añadiéndose en 2023 el dedicado al albaceteño José Luis Cuerda, autor y director de la película “Amanece, que no es poco”, cuyos escenarios de rodaje recorrimos en días siguientes.

Callejeamos luego por Albacete en busca de otro lugar emblemático, el Pasaje Lodares, monumental galería comercial situada entre las calles Tinte y Mayor, construida a semejanza de las galerías italianas y proyectada por el arquitecto valenciano Buenaventura Ferrando Castells en 1925. De vuelta al parking ví un par de coloristas murales y la estatua dedicada a Isabel de Portugal, señora de Albacete entre 1526 y 1539. Es una réplica de la original, que se encuentra en el Museo del Prado. De esta forma concluyó la primera jornada.

Aunque no lo visitamos hasta el día 11 por la mañana, antes de abandonar el Parador, incluyó aquí la visita que realizamos a un lugar que no hay que perderse en Albacete, el Museo de la Cuchillería, ubicado en la plaza de la Catedral en la casa de Hortelano, un palacete de principios del siglo XX. Este museo expone obras de arte únicas del mundo de la cuchillería de todos los tipos, estilos, materiales y épocas. También recrea un antiguo taller cuchillero y muestra antiguas fotografías y una buena colección de tijeras.

El día 8 de abril iniciamos a jornada desplazándonos 67 km hacia el este hasta la población de Alpera, que ronda los 2.300 habitantes y cuenta con varios atractivos en la periferia de su centro urbano, acercándonos en primer lugar al curioso Pozo de la Nieve, construcción perteneciente a la arquitectura de piedra seca para almacenar hielo. Tiene un diámetro de 17,5 metros, una profundidad de 10 y una cúpula de 7 metros de altura. Una vez en el centro visitamos la parroquia de Santa Marina, construida durante los siglos XVII y XVIII, el antiguo lavadero y el mercado. Contemplamos también el Ayuntamiento, la ermita de San Roque, los hermosos murales y las decoradas botellas de vino de la Bodega Santa Cruz, a la que luego fuimos a comprar vino, que decoran la población. Cuenta también con la Trilladora T-110, fabricada en Gasteiz en 1914.

Más lejos del centro de Alpera se encuentra su principal atractivo, que hay que visitar  con guía. Se trata de la Cueva de la Vieja, un abrigo de notables dimensiones que desde 1998 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Cuenta con 170 imágenes, entre las que destacan 33 arqueros, 15 ciervos, 10 cabras, 5 toros y un caballo. Tras comer en un bar de la población, volvimos a las afueras para bajar la comida caminando por el Parque de la Mejorada, de 12 hectáreas de extensión y ejemplares de gran edad de pino carrasco y encinas. En una esquina del parque se encuentra el Templete de la Santa Cruz.

Tras el paseo por Alpera, de nuevo a la carretera para cubrir los 22 km que nos separaban de una población mucho mayor, Almansa, que cuenta con más de 24.000 habitantes, en la que antes destacaba una actividad venida a menos, el calzado y otros artículos de piel, pues ahora sólo hay abierto un Outlet. El gran atractivo de Almansa es su castillo, de origen almohade (siglo XII), aunque reconstruido en el siglo XIV cuando pasó a manos del infante don Juan Manuel. Dispone en su interior de un Centro de interpretación y zona arqueológica.

Una vez visitado el castillo hicimos lo propio con otros dos lugares que se encuentran casi al lado, comenzando por el Palacio de los Condes de Cirat, que data del siglo XVI y es en la actualidad la sede del Ayuntamiento. En un patio anexo encontramos la colección de esculturas modernistas de José Luis Sánchez. Al lado tenemos iglesia arciprestal de la Asunción, frente a la que se encuentra la llamada Fuente de los patos, que realmente son cisnes. El parque cercano, al que nos desplazamos para tomar un vino en una terraza, supuso el final de nuestra visita a Almansa. Por delante tuvimos 69 km para regresar al Parador.

Todavía nos quedan unos cuantos lugares por visitar en la provincia de Albacete. La escapada continúa.

Viaje a Andalucía (y 8): Marbella y Estepona

Continúo el relato del viaje realizado por tierras andaluzas del 17 al 28 de marzo, que dejaba la pasada semana tras visitar la ciudad de Málaga. El 27 de marzo iniciamos un nuevo recorrido por la costa malagueña, deteniéndonos cuando llevábamos menos de 18 km, en el municipio de Benalmádena, para visitar el exterior del castillo de Colomares (2 € los jubilados), pues no hay acceso al interior. Fue construido entre 1987 y 1994 para homenajear a Cristóbal Colón y presume de ser uno de los monumentos más famosos y hermosos de la provincia de Málaga. Cuenta con un bar en el interior del recinto.

La siguiente parada la tuvimos 37 km después en Marbella, población en la que en un anterior viaje nos gustó su casco antiguo. Dejamos el coche en el Parking APK2 Arias Maldonado, situado en la calle del mismo nombre, bastante cerca de la oficina de turismo, ubicada muy cerca junto al Paseo Marítimo, donde hicimos una pausa en la terraza de un bar. Caminamos por el paseo hasta la playa del Faro, donde se encuentra la estatua de Venus haciendo esquí acuático. Desde allí observamos al fondo la costa africana.

Enseguida abandonamos el paseo para caminar por otro lugar emblemático de Marbella, la avenida del Mar, un paseo peatonal que nos conduce al casco antiguo y que se ha convertido en un mueso al aire libre, pues su parte central la adornan un buen grupo de surrealistas esculturas de bronce obra de Salvador Dalí. Esta avenida conduce sin solución de continuidad al parque de la Alameda, un oasis en el centro de la ciudad, que cuenta con abundante arbolado, bancos decorados y una coqueta fuente central.

Cruzamos la avenida Ricardo Soriano y ya estamos en el casco antiguo, al que accedemos por la pintoresca y estrecha calle San Lázaro y nos dirigimos al centro de la parte antigua, la preciosa plaza de los Naranjos, en la que se encuentra el Ayuntamiento y la Casa del Corregidor y a la que se asoma la ermita de Santiago. De allí nos dirigimos a la iglesia de Santa María de la Encarnación, magnífico ejemplo de la arquitectura religiosa andaluza. Deambulamos luego por la parte vieja con rumbo a la calle Ancha, a cuyo final se encuentra la iglesia del Santo Cristo de la Vera Cruz. Concluido este recorrido, con todos los restaurantes abarrotados, deshacemos lo andado para comer, muy bien por cierto y con una excelente relación calidad-precio, en La Almadraba del Puerto, en la plaza de la Victoria, donde se encuentra la famosa ranita.

La siguiente cita la tuvimos a 33 km, en una localidad que no conocía, Estepona, cuyo casco antiguo es un buen ejemplo de pueblo andaluz, con casas encaladas adornadas con numerosas macetas con flores, así que deambulamos por sus calles, como el pasaje Maruja Mallo y la calle Concepción, con rumbo a un lugar icónico de Estepona, la plaza de las Flores. También nos acercamos a la iglesia de Ntra Sra de los Remedios, remodelada en 1772. Frente a ella se encuentra la estatua de uno de sus párrocos, Manuel Sánchez.

Una vez recorrido el casco antiguo, nos dedicamos a caminar por el Paseo Marítimo, que bordea la playa de Estepona y que está adornado por diferentes esculturas, siendo la que más me gustó “El viajero”, de  Juanjo San Pedro, que parece estar mirando a nuestro destino situado al final del paseo. Se trata del nuevo icono de Estepona, el Mirador del Carmen, un equipamiento cultural inaugurado en 2023, que en su planta 12 tiene el Cielo Skybar, que cuenta con una espectacular vista panorámica. Hay que pagar 3 € por utilizar el ascensor, que luego te descuentan de la consumición. De aquí regresamos al Parador, dando por concluida esta jornada.

El 28 de marzo, como no teníamos el vuelo hasta avanzada la tarde, decidimos aprovechar la mañana para una visita que teníamos pendiente y que nos encantó. el Museo del Automóvil y la Moda, situado en av de Sor Teresa Prat, 15 (entrada 4 €). Como no teníamos transporte público decidí llevar el coche, pues cuenta con un amplio aparcamiento. Lo que no sabía es que lo utilizan los vecinos de la zona, no pudiendo aparcar hasta dar tres vueltas. El museo merece realmente la pena, pues en sus trece salas pudimos contemplar casi un centenar de exclusivos vehículos restaurados y más de 200 piezas de alta costura.

A continuación nos desplazamos al centro de Málaga. Resulta difícil aparcar, así que lo hicimos en el parking más grande, el del Muelle Uno, bajo el Centre Pompidou, así que caminamos por lugares que ya conocíamos, pasando por el parque de Málaga, y la zona en la que amarran los cruceros. Teníamos un lugar pendiente de visitar, la plaza de la Merced, en la que se encuentra el obelisco en homenaje al General Torrijos, que luchó por la Constitución y fue fusilado en Málaga en 1831. Pasamos frente a la iglesia de Santiago y, como nos gustó dos días antes, volvimos a comer a la calle Granada.

No lo teníamos previsto pero, de regreso al coche, pasamos frente a un lugar del que nos habían hablado muy bien, el Museo de Málaga, que ocupa el Palacio de la Aduana, un edificio de estilo neoclásico proyectado en 1788 al estilo de los palacios renacentistas italianos, con un patio central porticado. Este museo es fruto de la unión de dos museos provinciales, el de Bellas Artes y el Arqueológico. Su tamaño es enorme, pues cuenta con más de 15.000 fondos de arqueología y unas 2.000 obras de arte desde el siglo XV al contemporáneo. Lástima de no haber dispuesto de más tiempo para disfrutarlo.

Rápidamente regresamos al Parador Málaga Golf, donde habíamos prorrogado la estancia hasta las 6 de de la tarde, así que solo nos quedó un breve tiempo para contemplar por última vez el mar Mediterráneo desde la terraza de la habitación, mientras veíamos cómo jugaban al golf en el campo que teníamos al lado. El aeropuerto lo teníamos a tan solo 5 km, así que pudimos devolver el coche antes de la hora prevista, las 18:30, y embarcar con tranquilidad pues nuestro vuelo de Volotea salía a las 20:25 h llegando al aeropuerto de Bilbao a las 10 de la noche.

De esta forma concluyó este intenso viaje por tierras andaluzas. Salimos de Bilbao el 17 de marzo con un día precioso y llegamos a Málaga cuando llovía con ganas. Cuando volvimos sucedió al revés, pues fue Loiu quien nos recibió con un buen chubasco.