Continúo el relato del crucero por el Golfo Pérsico que dejaba hace un par de semanas en Abu Dhabi, emirato en el que permanecimos en nuestra siguiente escala, la isla de Sir Bani Yas, en la que estuvimos doce horas. La verdad es que esta escala nos sobró, pues su principal atractivo es su enorme playa repleta de tumbonas vacías, cosa que no nos atraía cuando vivimos a 3 km de la playa. Esta isla está situada a 250 km al suroeste de Abu Dhabi y a unos 9 km de la costa de Jebel Dhanna. Hay compañías de cruceros que trasladan su buffet y uno de los bares a la isla, para atender a sus clientes. No fue el caso de la nuestra, Norwegian Cruise Line, así que en la isla no pudimos ni tomar un café.
Es por ello que, por hacer algo, para el 17 de diciembre teníamos reservada la excursión “4×4 Nature & Wildlife Drive Sir Bani Yas” por el Arabian Wildlife Park, de tan solo hora y cuarto de duración, al astronómico precio de 155 € por persona. Me imaginaba una especie de safari africano para observar principalmente los oryx árabes, enormes antílopes autóctonos de la zona, aunque reintroducidos en la isla. La verdad es que nos sentimos estafados, pues fue como visitar un zoo desde un todo terreno. Cabárceno es mucho mejor, muchísimo más barato y lo tengo cerca de casa. Aunque las fotos que os muestro dan un poco el pego, la obtención de algunas me costó bastante esfuerzo, para evitar la alta valla que tenía al lado.
El 18 de diciembre estábamos en un nuevo estado, Bahrain, en el que permanecimos ocho horas, La moneda, el dinar, es la más cara de todas, pues el cambio es de 1 EUR = 0,41 BD. La diferencia horaria se reduce a 2 horas. También habíamos contratado la excursión “A Visit To Bahrain”, de 5 horas de duración y un buen precio, una plaza gratis y la otra a 47 €. Esta me pareció muy correcta, centrándonos en la capital del país, Manama. La primera parada fue en una marisma sobre la que se alzan las ruinas de un fuerte, para luego dirigirnos al Financial Harbour, donde se encuentran las lujosas torres acristaladas y el Bahrain World Trade Center, que incorpora tres turbinas eólicas entre los dos centros comerciales
La siguiente cita fue en la principal atracción del país, la moderna Gran Mezquita Al Fateh, construida en 1987 con capacidad para 7.000 fieles. Para acceder al interior, las mujeres tuvieron que colocarse la abaya, el manto negro que cubre todo el cuerpo. Como curiosidad, la gran cúpula de la mezquita está construida íntegramente de fibra de vidrio, siendo la mayor del mundo de este tipo. El mármol usado en los suelos es italiano, la lámpara de araña es de Austria y las puertas están hechas de madera de teca de la India.
Concluimos la excursión en el Manama Souq, el bazar más antiguo de la capital, cuya entrada principal es el histórico edificio Bab Al Bahrain. El edificio principal está en buena parte dedicado a hostelería, así que preferimos perdernos por las estrechas calles y callejones que lo rodean, donde existen un montón de pequeñas tiendas que venden todo tipo de productos. Por primera vez en este viaje sentimos que estábamos en un país árabe. Antes de regresar al autobús nos tomamos sendos zumos de naranja en un diminuto local, en el que amablemente nos permitieron pagar con dirhams de Emiratos.
El 19 de diciembre teníamos que haber ido a Dammam (Arabia Saudì), pero cancelaron la escala y nos pusieron un insulso día de navegación a cámara lenta para tardar un montón de horas en realizar la corta travesía que separa Bahrain de Doha, la capital de Qatar, a donde llegamos cuando empezaba a anochecer. Aquí la moneda es el ryal catarí (1 EUR = 3,93 QAR), Por la noche contemplamos desde nuestro camarote el skyline catarí, el mejor iluminado de todos, al que nos acercamos al día siguiente, caminando 1,5 km por la Corniche desde el hotel que reservamos para dejar los equipajes, tras tener que abandonar el crucero a las 08:30 h. También disfrutamos contemplando los dhows, las embarcaciones tradicionales.
La jornada del 20 de diciembre se nos presentaba muy intensa, pues disponíamos de 14 horas para estar en Doha pero ya no teníamos la comodidad del crucero. Nuestro primer destino, tras caminar 1,5 km, como ya he comentado, fue un lugar del que me habían hablado maravillas, el Museo de Arte Islámico (Museum of Islamic Art), construido sobre una isla artificial junto a la Corniche, por el arquitecto chino Ieoh Ming Pei, ganador del Premio Pritzker. Además de ser un magnífico mirador sobre el skyline de Doha, alberga un montón de muestras artísticas del mundo islámico correspondientes a los últimos 14 siglos de historia.
Nuestra siguiente cita es el Souq Waqif, un animado zoco centenario que se extiende sobre cuatro manzanas cerca de la Corniche. Pensábamos haber ido caminando pues se encuentra a menos de 2 km del museo, pero como la ruta no era muy derecha, los guardas del hotel nos pidieron un UBER que nos llevó por menos de 3 euros. Los cafés son caros (de 5 a 6 €) pero los taxis resultan baratísimos. Este zoco cuenta con un laberinto de estrechas callejuelas repletas de puestos y una arteria central, peatonal, llena de establecimientos de hostelería, donde primero tomamos un zumo de naranja y luego aprovechamos para comer, mientras contemplamos desde la terraza el espectáculo de la vida en esta arteria tan concurrida. Es la ciudad en la que más mujeres hemos visto vestidas de negro y, para nosotros, la guinda del viaje.
Después de comer, un nuevo taxi nos acercó al hotel también por menos de 3 euros. Eran las 3 de la tarde, hora a la que podíamos acceder a la habitación, pero no la utilizamos para descansar pues, aunque no lo teníamos previsto, decidimos visitar el Museo Nacional de Qatar (National Museum of Qatar), que lo teníamos a menos de 300 metros del hotel. Fue diseñado por el arquitecto francés Jean Nouvel, ganador del Premio Pritzker y recrea las formaciones de cristal naturales conocidas como “rosas del desierto”. Una joya todavía inacabada, aunque su interior no es tan bueno como el de Arte Islámico, cuenta con enormes pantallas digitales, gustándome los espacios dedicados a la fauna originaria de la zona y al mundo del camello. En una zona se expone un avance de lo que será el Museo del Automóvil. Cuenta con amplios jardines y un pequeño bar en el que tomamos el último café del viaje. Amablemente, el camarero nos perdonó el ryal que nos faltaba y nos obsequió con dos pastelitos. La gente ha sido muy amable, pese al temor que nos infundieron algunas personas debido a la guerra en Gaza.
Como comenté al principio, las gestiones con la compañía Norwegian Cruise Line fueron caóticas, pero el crucero realizado en el Norwgian Dawn ha sido el mejor de los cinco que llevamos realizados. En diciembre la temperatura ha sido la ideal, mínimas de 19 grados y máximas de 24 a 25. La única pega es que anochece pronto, sobre las 17:30 en Emiratos y las 16:30 en Bahrain y Qatar.