Pese al frío que hace, cada vez paso más horas en la cubierta del barco, dado que el interés va en aumento. El tiempo ha cogido la rutina de que nieva por la noche y tenemos sol por le día, lo que aumenta la sensación térmica. Parece que estoy viendo un documental de National Geographic, pero en directo y en pantalla de cientos de pulgadas. El paso por la localidad de Nesna es de postal.
Estamos en el cuarto día de navegación y todos los pasajeros se concentran en la cubierta para contemplar el paso por el Círculo Polar Ártico. Una escultura situada en un islote rememora el lugar. Luego tiene lugar una ceremonia en la que nos invitan a tomar aceite de hígado de bacalao con una especie de orujo. Es la tercera vez que cruzo esta línea imaginaria. Las dos anteriores fueron en Circle (Alaska) y Rovaniemi (Finlandia). En Islandia me faltó un poco, pues la isla principal queda por debajo de ella.
Según avanzamos hacia el norte, la nieve cada vez se va adueñando más del paisaje, como sucede a nuestro paso por la localidad de Ornes.
A Svolvaer, en las islas Lofoten, llegamos de noche, después de cenar, pero nos animamos a salir del barco a dar una vuelta. La ventisca de nieve pronto hizo que nos refugiáramos a tomar algo en un curioso bar, el Magic Ice, pues en su interior todo era de hielo y contaba con enormes esculturas heladas.
Quinto día de navegación. Después de comer llegamos a Tromso, conocida como la capital de las auroras boreales. Llevamos ya cuatro noches a bordo y ni rastro de ellas. Como el día está muy luminoso y el barco para más de tres horas, decidimos ir hasta la curiosa iglesia de Tromsdalen, conocida como la Catedral del Ártico (a la izquierda de la imagen). El entorno es precioso. Cada vez hay más nieve y hielo por las calles y andamos como patos mareados, así que decidimos comprar crampones de zapato, que tienen unas pequeñas puntas y se adaptan fácilmente a nuestras zapatillas deportivas. En cuanto empieza a caer el sol, pese a ir forrados de ropa, hace un frío que pela, así que antes de los previsto regresamos al calorcito del barco.
Seguimos con rumbo norte. Los días siguen soleados pero cada vez hace más frío para estar en cubierta, aunque aguanto todo lo que puedo para no perderme este extraordinario paisaje, pese a que ahora solo se ve nieve y hielo. Parece que estamos navegando por la Antártida.
Para concluir esta entrega dejo de lado el color blanco, pues hoy hemos tenido una espectacular puesta de sol, la primera del viaje, ya que al atardecer es frecuente que nieve.
El viaje continúa hacia Cabo Norte.