Tenemos un problema

Tenemos muchos problemas, pero este también lo es, en España, en Euskadi y en muchos más países: “La violencia machista entre adolescentes se dispara casi un 90% y la edad de las víctimas es cada vez más temprana. Las víctimas son jóvenes de 16 años de media, el 47,1% de ellas no son conscientes de sufrir violencia de género y el 70% no denuncia ni tiene intención alguna de hacerlo” (República). El populismo, que victimiza a los hombres blancos heteros, y la ruptura de consensos básicos, tienen consecuencias, y las estamos sufriendo todas y todos en general pero nuestras jóvenes en particular. Y ante esto, sin duda, pie en pared.

¿Buena noticia o todo lo contrario?

Esta que encontramos en About Basque Country, ¿es una buena noticia o es todo lo contrario? Donstia es “la mejor ciudad para comer del mundo”. La han elegido como tal los lectores de Conde Nast Traveler en su Readers’ Choice Awards. Me lo pregunto porque tal día como hoy hace siete días vimos una manifestación contra el turismo en la misma ciudad. Una ciudad atractiva, ¿no la disfrutamos en el día a día? Si queremos restricciones para quienes nos visitan, ¿estamos dispuestas a admitirlas cuando vayamos nosotras y nosotros de vacaciones? Porque eso de que “yo no soy turista, yo soy viajero” suena top, pero en gilipolleces.

¿Y si escuchamos a Repsol?

Creo que los superricos deberían de desaparecer, radicalmente. Estoy a favor de los impuestos a grandes fortunas y empresas. Hago públicas en esta columna lo que opino de los beneficios que declaran Banco Santander, Iberdrola o Kutxabank. Y también creo que hay que escuchar voces como las de Josu Jon Imaz, por lo que ha dicho durante todos estos años. Su reflexión sobre cómo un gobierno de PSOE y Sumar puede desincentivar la inversión no es menor ni debe ser lapidada rápidamente. A escala vasca, y quienes tienen relación con inversores aquí lo saben, acciones como esas de las que ELA presume también desincentivan la inversión.

¡Que se pinche la burbuja!

Noticias como esta, que no paran de salir, refuerzan mi teoría de que la fiesta del fútbol la pagamos las y los aficionados de proximidad. Somos quienes compramos las camisetas, quienes pagamos las cuotas de socio y quienes pagamos a las televisiones por ver los partidos de los nuestros fuera de casa. Pero, ¿qué pasa cuando “la Ligue-1 no recibe ofertas por sus derechos de televisión y deja en el aire un negocio de 800 millones” (2 Playbook)? Pues que en vez de asumir que la burbuja está ya pinchada la presión se redobla sobre las y los pagadores tradicionales. Con suerte, reinventamos en breve el fútbol tal y como lo conocemos.

Ojalá que sea más de un día

Ayer reduje todo lo que pude mi paso por Twitter, rebautizado como “X” por Elon Musk, que para algo la maquinita es suya. Evité la herramienta porque hubo una protesta mundial a la que se sumaron ciertas personalidades internacionales, y yo también quise aportar con mi moderación. Marcelino Madrigal fue uno de los pocos que motivó su ausencia: “No me esperen aquí por la desinformación y el odio que corre libremente en esta red. Otro Twitter es posible pero este lo único que merece es desaparecer como lo está haciendo”. No puedo estar más de acuerdo con él, no se puede resumir mejor una herramienta crucial.

Hasta la convocatoria electoral

Me ha hecho gracia, lo reconozco, me ha resultado divertido leer que “mucho tiene que cambiar la actitud del Gobierno para  replantearnos la huelga del 19 de diciembre”. Lo dice Garbiñe Aranburu, coordinadora de LAB, en Radio Euskadi. Lo único que satisface a LAB, igual que a ELA, es una convocatoria electoral, para echar el resto, y un cambio de gobierno. Porque en los municipios en los que ha entrado Bildu la conflictividad laboral no se ha resuelto: se ha disuelto. Y no se ha disuelto sola, la disuelven los mismos sindicatos. Y esta es una evidencia, un hecho que ninguna propaganda, ningún megáfono ni ninguna sentada van a silenciar.

Ni se sonrojan

En ELA, LAB y Bildu no se sonrojan cuando alguien señala una acción coordinada para desestabilizar socialmente Euskadi, para tensionar a la sociedad de un país que va razonablemente bien, para recordar cada día, altavoz en mano, que “la lucha es el único camino”, y en otro escenario populista, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida tampoco se han sonrojado cuando han salido en el segundo foro económico de OK Diario. Al contrario: decir salvajadas que compran y venden bien en el digital de Eduardo Inda les espolea. Si unos y otros, unas y otras, no se sonrojan, no voy a hacerlo yo al denunciarlo.

Las traiciones a Pablo Iglesias

Es verdaderamente llamativo que con las y los purgados por Pablo Iglesias y las y los desencantados de Podemos, haya sido posible hacer un partido más grande que el propio Podemos. Pero empiezo a pensar que no es una cuestión personal del que fuera y sigue siendo líder pero en la sombra: no se trata de que todas y todos se le revuelvan, como ahora Ada Colau. Se trata de que Pablo Iglesias logró reunir a un grupo de personas capaces de darse la patada entre ellas sin mucho miramiento en la búsqueda de un mayor beneficio individual, que no colectivo, como ha quedado registrado.

Un nuevo horror pero evitable

Las al menos 22 personas muertas en Maine, a manos de un instructor militar armado que ha abierto fuego sobre población civil, tienen que servirnos para recordar el drama no ya de las personas allegadas de las últimas víctimas, sino del que viven a diario en EE.UU., como hace Almudena Ariza: “600 tiroteos masivos de media al año. 120 personas mueren cada día por armas de fuego. Es la principal causa de muerte de niños. Hay más armas que habitantes”. Ese es el día a día de un país que ha invadido al resto culturalmente y que pretende presentarse como árbitro casero del mundo, y que nos dé igual su parcialidad.

El mundo es complejo

El populismo avanza porque resume un mundo complejo en unas pocas disyuntivas y se coloca siempre en el lado que más conviene. Es así de sencillo, eficaz e irresponsable. Pero la realidad es que el mundo es complejo y que la mayoría de temas no se resuelven en un “bien” o “mal”: “Los Verdes alemanes colocan una bandera de Israel en su sede de Berlín”, leemos en Diario Red, el diario digital de Pablo Iglesias, en el que, por supuesto, critican el “belicismo” del partido, que también defendió el envío de armamento pesado a Ucrania para defenderse de la invasión rusa. Reducirlo todo a un cambio de la bondad a la maldad también es populismo.

El país es suyo

No me parece justo para el conjunto del funcionariado que una parte del mismo (importante, no lo discuto) justifique y colabore activamente en huelgas ya no políticas, sino con fines electorales. No me parece justo para el conjunto del funcionariado que una parte proyecte la imagen de un colectivo acomodado y quejicoso que no reconoce unas condiciones laborales mejores (que se han ganado con méritos y pruebas, tampoco lo discuto). No me parece justo para el conjunto del funcionariado que quien les pone la bandera de un sindicato en la mano les enfrente a autónomas y autónomos que esta misma semana han abonado el IVA trimestral.

La mentira como recurso

La huelga de la función pública en la sede de Bildu se vivió de manera diferente que en otras sedes. Eso es una evidencia. Como lo es que en ese partido la mentira es un recurso. Mintieron cuando aseguraron que la ley de vivienda no suponía una invasión competencial (aunque Oskar Matute no mintió cuando dijo que a la ciudadanía, en realidad, eso no le importaba), y mienten en sus discursos bonistas sobre el medio ambiente. Sin medir cuánto plástico utilizan para las pancartas en su entorno, sus argumentos son fácilmente desmontables: su rechazo a la alta velocidad y a las plantas de energía renovable les señalan con total claridad.

Las consultas telemáticas están sobrevaloradas

La participación solo es posible en pequeños grupos, bien trabajada y con conclusiones elaboradas. Todo lo demás es simple apariencia: las consultas telemáticas son maquillaje en muchas ocasiones, y quienes las convocan (el ejemplo más claro es Pablo Iglesias) lo hacen con un resultado esperado. Igual que lo espera quien no la promueve: la consulta al Consell de la República no la lanza Carles Puigdemont, y el resultado, aunque llamativo para los medios (el 75% de quienes han votado promueven un bloqueo a la investidura de Sánchez), no es relevante (solo votaron 1.000 personas, claramente movilizadas, de 90.000 inscritas).

Correcto

He llegado a una edad en la que puedo llamar a un chaval por lo que pone en su camiseta: “Eh, tú, Iron Maiden”, del mismo modo, he llegado a una edad en la que me gusta llamara a las cosas por su nombre e, igualmente, he llegado a una edad en la que puedo contradecirme sin que me importe mucho. Me centro: me ha gustado que António Guterres haya hablado con claridad sobre Israel y cómo “el pueblo palestino ha estado sometido a 56 años de ocupación asfixiante”. “Nada puede justificar la matanza deliberada, las heridas y el secuestro de civiles o el lanzamiento de cohetes contra objetivos civiles” (Euronews).

Un milagro

Permítanme que haga una oda, casi una elegía, desde estas humildes líneas, a esas personas tan capaces, tan generosas en su esfuerzo, tan bien entrenadas y reconocidas, que han obrado el milagro económico: “El Santander bate otro récord de beneficios de 8.143 millones por la subida de los tipos” (EPE). Ni la invasión rusa sobre Ucrania ni la inflación ha hecho tambalear a esa empresa familiar, entrañable, que pasó de padre a hija, y antes de abuelo a padre, y que ha sido levantada con dedicación y cercanía a cada cliente y clienta, que por supuesto aportará su grano de arena en este beneficio colectivo que celebran las y los accionistas.

El caos… de tener tela y propiedades

Según El Economista, el Tribunal de Cuentas ha detectado “múltiples irregularidades” en la gestión económica de Bildu, y ha “denunciando la existencia de sedes sin declarar, alquileres sin contrato, movimientos en las cuentas que no cuadran y anomalías contables en las sociedades mercantiles tenedoras de los inmuebles”. “La formación política en la que se han detectado más irregularidades es Eusko Alkartasuna” entre locales de su propiedad, 23 sedes “ocupadas sin contraprestación” y varias sociedades. Bildu tiene más lío con lo de justificar sus cobros: “Registró unos ingresos ordinarios de 23,1 millones entre 2018 y 2019”.

La huelga, claro

Los sindicatos vascos celebran el aniversario del Estatuto con una huelga en la función pública, la mejor articulada para proyectar que todo está fatal en la CAV. Hoy, autónomas y autónomos, y trabajadoras y trabajadores del sector privado, más que nunca, seremos quienes aportemos al crecimiento de Euskadi. Lo escribo crudamente porque creo que no debemos olvidar que un país solo con “lo público” no es sostenible, hizo bien el lehendakari Urkullu en recordarlo. Y que no nos vengan con que estamos mejor porque hay más huelgas como la de hoy: lo estamos porque generamos y distribuimos riqueza. Al menos, algunas y algunos, sí.

Y el acuerdo, por supuesto

El acuerdo entre PSOE y Sumar para la investidura de Pedro Sánchez es una buena noticia, para empezar, porque empieza a atarse la legislatura y, para seguir, porque se ha sustentado en una serie de beneficios, como la jornada de 37 horas y media semanales, que se incorporará al estatuto de los trabajadores. Una reducción horaria que lleva años disfrutando el funcionariado y que a las y los autónomos nos suena a música lejana, por supuesto. Pero bienvenidos los beneficios para quien pueda disfrutarlos y para quien lleva años incorporándolos a su normalidad hasta el punto de que llamarla “precariedad”.

Mejor que el PP

Es evidente, evidentísimo, que es mejor la opción del PSOE y Sumar al frente del gobierno español, con todos los recelos que levante Pedro Sánchez, que la del PP y Vox, que en Balears van a impulsar “multas de hasta 100.000 euros por no hablar castellano” (El Nacional). No nos extraña en quien moviliza a personas tan maleducadas que son capaces de toser, carraspear y hasta patalear, como niños idiotas, cuando un lehendakari elegido mayoritariamente les da la bienvenida en euskera. Estamos hablando de personas que no respetan y que no entienden el patrimonio cultural de cada una o uno. De esta manera, ¿dónde llegas?

Ayuso, en defensa de Milei

Por si la catalanofobia y la euskerafobia del PP no fueran suficientemente graves, Isabel Díaz Ayuso, la paladín en la recámara de Núñez Feijóo, tiene claro su favorito en las elecciones argentinas: “Pide a los españoles ‘abrir los ojos’: ‘Yo quiero que haya un cambio en Argentina’” (El Diario). A mí me gustaría que la propia Ayuso aclarase si dice que votaría a Milei porque le pilla lejos y, total, le da igual el desastre, o porque le parecen bien las ideas del populista argentino. En ese caso, tiene que aclarar si entre el Estado y la mafia prefiere la mafia, o si está a favor de la compra-venta de órganos y de bebés, o de llevar armas encima.

Crímenes de guerra

Esto no lo digo yo, ni sale publicado en un blog de esos que llaman a la rebelión poniendo al mismo nivel a víctimas y fascistas, esto lo dice la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard: “En su intención declarada de usar todos los medios a su alcance para destruir a Hamás, las fuerzas israelíes muestran un desprecio escalofriante por la vida de la población civil. Han pulverizado edificios residenciales calle tras calle, matando a civiles masivamente y destruyendo infraestructuras esenciales, mientras Gaza, debido a las nuevas restricciones, se queda rápidamente sin agua, medicamentos, combustible y electricidad”.

Y encima, Twitter

Por si la tragedia en Gaza no fuera suficiente, tenemos que aguantar a quienes nos quieren convencer on-line de que Israel y Hamás actúan, con sus ataques sobre la población civil, en legítima defensa: “Los verificados de X (Twitter) generan el 75% de las noticias falsas sobre Israel y Palestina” (Hipertextual). Esto es posible porque Elon Musk, gracias a una idea con la que solo buscaba hacer más dinero, quitó los check azules que llevaban las cuentas verificadas por Twitter y los puso a la venta. Así, cualquiera con ocho dólares al mes puede proyectar imagen de autentificación y escribir las mierdas que le den la gana.

Una buena noticia

Evidentemente, espero que el corresponsal en Palestina (sabemos que a Gaza no van a dejarle entrar, veremos desde dónde emite) del medio que ha lanzado Pablo Iglesias, Canal Red, narre lo que ve con su sesgo. Y cuando lo vea decidiré si me gusta o no. Pero me parece una noticia magnífica que un medio envíe otro par de ojos, con una cámara y un ordenador, a una zona en la que se están produciendo crímenes de guerra (y lo dice Amnistía Internacional). Y me parece igualmente una grandísima noticia, para el oficio y la sociedad, que un crowdfunding haya generado los 52.600 € necesarios para el trabajo en solo un par de días.

Pero que empiece por casa

Sin ir a Palestina, en Canal Red también podrían investigar esto que hemos visto en Vozpópuli: “El Gobierno de PSOE y Podemos ha vendido armas a Israel por valor de 40 millones de euros. Desde el año 2020 se han autorizado 147 licencias para la venta de armas a Israel”. Y de esto Pablo Iglesias o Ione Belarra no pueden echar la culpa a Yolanda Díaz ni a Sumar. De hecho, tanto él como ellas tienen responsabilidad directa sobre lo sucedido porque estaban en el mismo consejo de ministros, junto a Garzón, por cierto, que iba aprobando esas ventas de armamento. Señalar atrocidades está bien, hacer algo cuando se puede está aún mejor.

El Estatuto Vasco

Resulta tan interesante como necesaria la pieza en El Independiente sobre cómo se gestó el Estatuto de Gernika cuyo cumplimiento íntegro ha puesto encima de la mesa EAJ-PNV para dar luz verde a la investidura y la legislatura en España. Recuerda Mikel Segovia que el partido abertzale fletó un avión que permitió a sus diputados registrar el texto en Madrid tras negociarlo con UCD, que en el referéndum Alianza Popular pidió el “no” y la izquierda abertzale (que renunció entonces y durante 40 años a negociar) promovió la abstención, y que desde la aprobación su cumplimiento ha sido esquivado por todos los gobiernos españoles.