«El lujo»

Hay muchas cosas que me parecen mal en este extracto del discurso de Arkaitz Rodríguez y en el tuit de Sortu: “No nos dejamos a Josu Muguruza, Santi Brouard, Espe Arana, Jokin Etxeberria y tantos y tantos otros compatriotas a manos de los fascistas para que ahora nos permitamos el lujo de no ir a votar”. La primera, que instrumentalice el dolor por un puñado de votos. Estaba mal cuando lo hacía el PP y está mal ahora. La segunda, que el líder de Sortu, el partido mayoritario en Bildu, olvide, literalmente, a “tantos y tantos otros compatriotas” asesinados por los fascistas a los que Otxandiano no llamó terroristas. Lo del “lujo”, ya, es el remate.

“Si estás harto de la corrupción, vota al PP”

Este tuit de @eVeydeVendetta me parece brillante: “Si estás harto de la corrupción, vota al PP”. Este es el resumen del mensaje que ha puesto Cuca Gamarra en la misma red social, X (existe porque lo he comprobado), con todo su morro: “Si estás harto de la corrupción del Gobierno, del partido y del entorno familiar de Pedro Sánchez, este domingo vota PP”. El tuit-resumen me parece brillante porque deja ver la cara dura de quien, siendo del PP, habla de la posible corrupción de otros. Lo hacen en Euskadi reiteradamente (y así les va) y ahora lo hacen también en España. La corrupción es una pelotita roja para el PP. Si se mueve la vemos más.

Y la foto de Begoña, claro

Si el PSOE quiere que hablemos de Begoña Gómez lo haremos. Tendremos que hablar, entonces, de esos favores que, según cuentan, ha pedido a grandes empresas que han colaborado gratis para sus proyectos. Tendremos que hablar de cómo se presta a que el PSOE maneje su imagen ahora que la de Pedro Sánchez parece quemada. Tendremos que hablar de lo que es una victimización vergonzante, la suya. Y tendremos que hablar de cómo Begoña, Pedro y el PSOE creen que la ciudadanía es tonta y va a tragar con la historia de amor y de lawfare, lo que sea con tal de no hablar de lo que toca: Europa.

La “policrisis”

Europa ya vota: no todos los países esperan al domingo y algunas conciudadanas y conciudadanos lo están haciendo en diferentes puntos del continente que compartimos en medio de una “policrisis”. Un concepto que describen así en Euronews: “El volátil estado de cosas en la década de 2020. Un fenómeno ‘en el que crisis dispares interactúan de tal manera que el impacto global supera con creces la suma de cada una de las partes’, según el Foro Económico Mundial”. Se trata de “crisis consecutivas que han reconfigurado profundamente sus políticas, desafiado sus viejas creencias y ahondado sus temores existenciales”.

Cuánto facha, ¿no?

Sé que parezco un exagerado cuando hablo de que debemos mantener una lucha diaria contra el fascismo de aquí y el de allí, pero en solo un par de días, y solo centrándonos en Madrid, hemos leído varias noticias que nos recuerdan la cantidad de neonazis con los que conviven (en Euskadi lo hacemos con calaña similar): el asesinato de Borja Villacís y la agresión de Alberto ‘Pugilato’ González al cómico Jaime Caravaca. Raúl Díaz, guionista portugalujo y tuitero certero redondeaba así la semana: “Nostálgico soy yo, que echo de menos cuando los nazis no proclamaban sus ideas en público porque estaba mal visto”.

Las contradicciones

No parece que haya sido un buen fin de semana para Bildu. No entro ya a valorar la nueva tradición de hacer campaña sin el candidato: ya sabemos por qué querían ocultar a Pello Otxandiano. Y barruntamos por qué quieren hacer lo mismo con Pernando Barrena. Pero ni así se libran de contradicciones flagrantes: Miren Zabaleta hablaba “del pueblo vasco y de las navarras y navarros” (y en Bildu así lo tuiteaban), como si fueran elementos diferentes. Y el torero Morante de la Puebla, que estuvo en las fiestas de Azpeitia (municipio gobernado por Bildu) el año pasado y que volverá este, le ha brindado un toro a Santiago Abascal. Toma ya.

Era por amor. O no

Ni lo de Pedro Sánchez ni lo del PSOE es una contradicción: simplemente, es una jugarreta. “‘¡Pedro, Begoña, estamos con vosotros!’, el grito que mete en campaña a la mujer del presidente”, titulan en Vozpópuli. Un grito de guerra, o de campaña, que lanzó María Jesús Montero en Sevilla. Una soflama que demuestra que aquellos cinco días de reflexión solo fueron un golpe de efecto y que la entrada de Gómez en campaña es otro golpe de efecto. ¿Volverá a salirle bien la jugada a Sánchez? Es probable. Yo sigo con lo mío: lo que me deja con cara de pasmo es que entren al trapo, por seguir con lo taurino, algunas y algunos periodistas.

Liberales

En el PP andan un poco desorientados: su campaña es un cajón de sastre contra el PSOE, tan de aluvión que es difícil saber qué proponen salvo quitar al PSOE del gobierno de España mientras votamos para Europa. Y al mismo tiempo, en su pulso con Vox no le ganan ni un centímetro a los ultraderechistas, y eso que intentan debilitar a los de Abascal: “El PP ha contactado al menos dos veces con Espinosa de los Monteros tras abandonar Vox” (El Plural). Ante estas evidencias crece el runrún de que Núñez Feijóo está perseverando en su error: el PSOE crece por el centro porque el PP ha renunciado a ocupar ese espacio.

Que no vayan con los fachas

No creo que el sector primario en Euskadi vaya a tener problemas para generar simpatía y empatía hacia sus reivindicaciones. Cualquiera que tenga un contacto mínimo con sus profesionales es consciente de las dificultades que Europa les ha añadido. El único riesgo que corre este sector, imprescindible en todos los casos, es el de equivocarse de socio en sus manifestaciones: los sindicatos de la izquierda vasca y los partidos de la derecha española no lo van a defender, lo van a utilizar como ariete contra los gobiernos que no controlan. La cabeza fría junto con la justicia que ya le acompaña serán sus mejores argumentos.

Esa fue la vergüenza

No hace falta ser del Real Madrid para sorprenderse y admirar la manera de ganar de ese equipo. La final de la Copa de Europa fue un gran espectáculo que la rutina de la victoria madridista rebajo. Un show que no disfrutaron muchas y muchos invitados al campo. Lo vimos todos en televisión y Nacho Carretero lo explicó en X como pocos: “La vergüenza de ayer fue ver que la UEFA –una vez más– se queda con casi la mitad de las entradas. El lateral estaba casi vacío cuando arrancó la segunda parte. Influencers, famosetes y enchufados comiendo bocadillos con miles de verdaderos hinchas sin poder entrar en el estadio”.

Se me acaban los calificativos

Se me acaban las palabras para describir de modo crudo y llamativo, para que no lo pasemos por alto, lo que está haciendo el gobierno ultraderechista de Israel sobre la población palestina: “‘Miles’ de camiones de alimentos quedan varados en Egipto tras el cierre de cruce de Rafah” (Infobae). Nada justifica la masacre, ni Hamás, con todo lo reprobable y grave que ha hecho, que es muchísimo, ni los juicios pendientes por corrupción de Netanyahu, ni la ideología sionista y ultra de su gobierno, ni la presión a Biden, nada justifica esta salvajada sobre población civil machacada sin piedad ni motivo.

Evidentemente

Estamos en pleno mayo, mes de las comuniones (aunque cada vez, menos) y de sus respectivos banquetes y regalos. En Pantallas Amigas también lo han tenido en cuenta y por eso han escrito un muy oportuno post: “Seis razones para no regalar un móvil en la primera comunión”. A saber: no es la edad adecuada (de hecho, sugieren que sea a partir de los 12 años), no es necesario, dificulta el desarrollo pleno, no parece que el móvil como regalo sea un buen punto de partida porque conlleva nuevas responsabilidades para la o el menor, y además añade un nuevo trabajo a los habituales de la crianza. A mí me han convencido.

La gran hipocresía

La de la energía es la gran hipocresía de nuestro tiempo: no queremos explorar el subsuelo ni poner placas o aerogeneradores en el entorno, pero sí queremos traer gas o lo que haga falta de donde sea. Otra hipocresía (porque superan con creces la contradicción): “La gente dice que le preocupa el cambio climático pero el turismo está batiendo todos los récords en España y el mundo” (El Blog Salmón). Viajamos por encima de nuestras posibilidades, no ya económicas, sino planetarias: el mundo que difícilmente nos sostiene con nuestro consumo diario va a llevarse ración y media de gasto de recursos solo para que veamos tres ciudades más.

Y que venga a mi ciudad

Es evidente que tiene menos impacto ecológico que se traslade un equipo a varias ciudades, que miles de personas lo hagan para ver a su ídolo. Pero ya no se trata de la típica furgoneta o autobús con la estrella y el camión con el escenario detrás: “La última gira mundial de Taylor Swift se ha cobrado una víctima y es la Tierra: 286.000 km en jet privado” (Xataka). “La exitosa gira The Eras Tour ha convertido en milmillonaria” a la cantante, por lo que sí debería de ser exigible una parte de sus beneficios ayuden a reparar su impacto. Taylor Swift es el ejemplo, pero también puede ser la palanca para proyectar una conciencia global necesaria.

Ya sé que no está de moda

Dejo para el final una cuestión que, para mí, debería de abrir esta columna. Pero es un tema que parece que nos importa cada vez a menos personas, que no está de moda, que mencionarlo es incluso negativo para mantener viva la memoria. Nuestra memoria. La memoria del sufrimiento, la desazón y la rabia: “La abstención de EH Bildu frustra un texto de condena de todos los atentados de ETA y, en especial, del asesinato de Tomás Caballero”, leo en la cuenta en X del Parlamento de Nafarroa, y pienso que algunos no han avanzado nada pero han logrado que la sociedad involucione hasta la glaciación. Qué pena.

Nos debemos tener memoria

Nos debemos tener memoria, especialmente, como vascas y vascos. Lo que hemos vivido no puede olvidarse como si no hubiese pasado, nuestras hijas y nuestros hijos deben saber que en este país hubo quien mató en su nombre y quien fue asesinado por pensar diferente a quien apretaba el gatillo y justificaba el horror. Nos lo debemos y se lo debemos a quienes se enfrentaron entonces, como hizo el lehendakari Ardanza, a quienes infringían dolor y sufrimiento. Solo hay algo peor que la ausencia de memoria: su manipulación. Y sus consecuencias no se ven en el tuit de Otegi, sino en las respuestas que genera entre los suyos.

50 años de interdependencia

Arnaldo Otegi es líder de Bildu porque Sortu quiso. El candidato a lehendakari de Bildu es el que Sortu quiso. En Sortu está el último jefe de ETA porque en Sortu quieren. Y quienes les hacen los coros con voces blancas, de la misma manera, es porque quieren. Porque quieren mantener su escaño, claro. Y por supuesto, si Sortu quiere retuitear a LAB, que celebra su 50 cumpleaños, ¿quién soy yo para decir nada? Pero si todo esto sucede, y sucede porque todas y todos los implicados quieren, podremos señalarlo, ¿no? Así que, ¿independencia? Yo creo que entre las marcas citadas antes, lo que hay es una gran interdependencia.

¿Se piensa que somos idiotas? (1)

El vídeo de Irene Montero haciendo campaña en Euskadi es para guardarlo: fruto de la necesidad (la urgencia, más bien) y de la ignorancia, habla de las grandes empresas vascas, que son a la vez las grandes empleadoras (sector público, aparte) y las grandes aportadoras a las haciendas vascas (pero eso la de Podemos no lo dice) como si fueran todas contaminadoras y perversas. Para colmo de despropósito, considera contaminante, por ejemplo, a Euskaltel. O ella es una ignorante o piensa que en Euskadi todas y todos somos tontos. No hay más opciones. Así les van las cosas: su única ambición es sacar un escaño y que no lo haga Sumar.

¿Se piensa que somos idiotas? (y 2)

Exactamente la misma afirmación es perfectamente aplicable a un hombre de más edad y ultraconservador: “O es una ignorante o piensa que todas y todos somos tontos”. Eso demuestra que la soberbia, como la idiotez, no entiende de género, edad, condición social, nivel económico, ni sector profesional. Para tenerlo claro solo hace falta leer esta ocurrencia de Javier Tebas: “En Google no aparece nada si buscas ‘quiero comprar cocaína’ o ‘sexo niños’; con ‘fútbol gratis’, sí”. Curiosamente, lo que ha conseguido es que si buscas “quiero comprar cocaína” o “sexo niños” sale Javier Tebas.

Qué bonito es ser del Athletic

“Qué bonito es ser del Athletic, joder”, es una gran frase de mi amigo Gorka. Una frase que esta semana podemos aplicar a miles de imágenes. Y no exagero. Una de mis favoritas, sin duda, es la de Kiko Hurtado que lleva Asís Martín a X: Unai Simón besa a Julen Agirrezabala mientras ambos posan con la Copa. Simón es hoy el único jugador del Athletic que sería titular en cualquier equipo del mundo y, sin embargo, fue suplente durante todo el campeonato. Lejos de enfadarse, asumió su rol con humildad y decidió aportar desde el banco en vez de generar pulsos. Un comportamiento tan extraordinario como todo lo que estamos viviendo.

El año de la inflación

Pocos titulares recientes describirán tan bien un año entero como este en República: “El precio de las uvas se dispara hasta un 227% en los últimos dos meses y es un 44% más caro que hace un año”. 2023 ha sido el año de la inflación galopante y de la timada de la subida de los tipos para contenerla y para que los bancos ganen más. Porque, por lo que se ve, que se acumule el dinero de las y los hipotecados en algunos bolsillos no genera inflación. No quiero amargarme, que es Nochevieja, aunque el precio del aceite sea, sencillamente, una locura injustificable: que hoy no se desperdicie ni una uva ni una gota de vino.

El año de las guerras (y del cinismo)

En 2023 no ha habido solo dos guerras. Y no solo en 2023 ha habido guerras. Conflictos enquistados y olvidados quitan la vida y el futuro de millones de personas a lo largo del mundo y no nos enteramos. A veces parecemos lo que somos: una civilización de mierda. Pero este año sí hemos convivido con dos guerras que hemos podido ver casi a tiempo real. Más bien: una invasión y un exterminio. Rusia e Israel son los enemigos de cualquier persona civilizada. Pero 2023 también ha sido el año del cinismo, como 2022 pero más bestia: hemos visto exigencias ante los ataques de Israel que no vimos ante los de Rusia.

El año del blanqueamiento definitivo

En Euskadi, 2023 ha sido el año del blanqueamiento definitivo a Bildu. Fue Podemos el que le abrió la puerta de la sala VIP pero ha sido el PSOE el que dentro le ha hecho el mayor lifting político que yo he visto. Las necesidades aritméticas en el Congreso, literalmente, pagan facturas. Así, Bildu sale en 2024 renovado y a por todo con una o dos campañas por delante: seguirá comiéndose el electorado de Podemos, curiosamente (y españolísimamente), y echando el aliento en el cogote al PNV. El primer semestre será muy interesante y muy intenso para quienes vivimos la política (y de la política). Y el segundo, igual, hasta tenemos vida.

El año de Negreira

En lo deportivo, muchos apellidos han llenado 2023: Rahm, Hermoso, Vingegaard… Pero el más importante, por todo lo que supone, es sin duda el de Negreira. El sistema de pagos del FC Barcelona, su capacidad de influencia, lo que los árbitros han permitido al equipo blaugrana durante los años de esos abonos y que hemos visto con nuestros propios ojos, las amenazas chuscas del ex vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros cuando finalizaron los ingresos, y pese a todo cómo el Barça se ha reforzado y hasta ha ganado una liga que igual no tenía que haber jugado, dice mucho, y nada bueno, de contra qué equipos compiten los nuestros.

Los dos minutos del año

El poco baloncesto que he visto por televisión es el de aquel Tau que lideraba desde la base Pablo Laso. Siempre me ha caído simpático el gasteiztarra, así que, aunque no soy seguidor del deporte, sí intento serlo de su carrera: por eso supe de su salida del Real Madrid con cierta alevosía de la directiva, me enteré de que volvía a la cancha blanca con su nuevo equipo, el Bayern de Munich, y por supuesto me emocioné con los dos minutos de aplausos de la grada madridista reconociendo su labor en el club. Eso es triunfar a lo grande. Y que todos nos sintamos como Pablo Laso por lo menos una vez en 2024 es mi deseo final del año.