Facebook ya no mola

Cualquiera que tenga una cuenta en Facebook habrá notado que la usa menos y que, incluso, consulta mucho menos las novedades de sus “amigos”. Facebook ya no mola y, como bien sugiere en Magnet, ese es el gran problema de la empresa, y no la falta de credibilidad, las “fake news”, si aupó a Trump a la presidencia de EE.UU. o si da más cancha a las ideas “de izquierdas”. Y ahora, ¿qué? ¿Qué va a pasar con nuestras fotos, nuestras reflexiones lanzadas a Internet vía Facebook, nuestros contactos y las relaciones que hemos mantenido? Tranquilos, que tenemos Instagram (propiedad de Facebook).

Pero no es solo Facebook

En un blog especializado en la tecnología de Android van más allá: no solo es Facebook, las personas usuarias están perdiendo su confianza en las redes sociales digitales. ¿Qué pasa con Twitter, cada día más lleno de pesados, indignados y, en general, el tonto del pueblo con un megáfono? Instagram sigue creciendo pero parece que nunca llegará a ser tan grande como Facebook. Y el resto de redes son hoy residuales (Flickr, Pinterest, etc.). Es decir, muchos usuarios dejarán de tener redes sociales cuando Facebook, definitivamente, caiga. ¿Qué ha pasado? Simplemente, que nos hemos cansado.

La culpa es de la tecnología

Si algo ha reforzado Internet es la tendencia natural del ser humano a echar la culpa a otro. Por ejemplo: las olas de indignados miran más que nunca al estado, al que piden que regule… la actividad ajena. Pero también se piden cuentas a las empresas tecnológicas, como la mujer que ha demandado a Tesla (no digo que no se lo merezca, ojo) porque ha tenido un accidente pese a usar (o por hacerlo) el sistema de conducción automática. El coche no percibió el obstáculo y vehículo y viajera (porque conducía un ordenador) se chocaron contra un camión de bomberos parado.

¿Y a dónde va el dinero?

Recelo por sistema de las virtudes de la tecnología, sobre todo cuando es la propia tecnología la única virtud de lo que sea. Tal vez por eso me esté perdiendo un dineral por no invertir en monedas virtuales… aunque según nos cuentan en Xataka parece que no están viviendo su mejor año (mientras en otros foros leemos que se disparan). Ether, por ejemplo, ha perdido un 82% de su valor desde que alcanzó su máximo histórico, y arrastra a otras más conocidas como el bitcoin. ¿Y dónde va ahora el dinero de los inversores? ¿De dónde sacan su valor estas monedas? ¿De la demanda? ¿Eso no es especulación?

Los videojuegos seguirán sin ser olímpicos

No seré yo el que niegue valor a esta industria ni el que niegue el esfuerzo a sus grandes estrellas, pero yo tampoco sigo viendo los eSports una disciplina olímpica, aunque el argumento principal del COI me parezca una soberana estupidez: que promueven la violencia. Miren, no. Lo malo de los eSports hoy es que promueven a personajes poco modélicos por horteras, porque juegan a irse a paraísos fiscales, y porque de momento no parecen promover valores deportivos distintos al del dinero que se mueve (cada vez, más). Miedo me daría ver a los representantes vascos en la disciplina.

Llarena contra Montoro

La semana pasada leí un tuit muy divertido: “Llarena, vuelve a unir a todos los españoles metiendo a Montoro en la cárcel”, venía a decir. Visto de lo que es capaz Llarena yo no apostaría porque Montoro no tenga que acercase a un calabozo si sigue negando la versión que prefiere el juez, la de la UCO. Hasta el punto de que ha sugerido un careo entre el ministro de Hacienda y la Guardia Civil para ver quién tiene razón sobre el desvío de fondos para el 1 de octubre catalán.

Vaya Semanita no sería hoy posible

Estoy de acuerdo con Lander Otaola en Twitter en todos los puntos: “Viendo capítulos repetidos de Vaya Semanita me doy cuenta de que hoy el 50% de los sketches estarían censurados o hubiéramos sido denunciados o boicoteados. Y los sketches son de 2010… Qué pena. Vamos para atrás”. Tanto en que Vaya Semanita y ETB hubieran tenido problemas con la justicia como en que vamos para atrás si seguimos sometidos a los dictados de esos jueces. Efectivamente: qué pena.

Que la suspendan

El usuario “Bribón” pedía que compartiésemos en Twitter una imagen negra terminada con una bandera española (como la que luce en su perfil) en la que se pide la suspensión inmediata de la final de la Copa del Rey si los aficionados de algún club pitan al himno español. Oigan, pues este año no me parece mal, que el que se queda sin minuto de gloria es Felipe VI y los equipos que se la juegan no me importan mucho, sinceramente. También sugiere la entrada de la legión al campo.

Cuando roban al experto

No solo han robado dos millones de dólares en “criptomonedas” (Bitcoin y similares) a un experto, es que lo han hecho en pleno streaming del asesor e inversionista. En el vídeo de Gizmodo incluso puede verse cómo un usuario del canal le avisa y a él se le queda una preocupante cara de sorpresa. Dice que ha aprendido una lección de seguridad, pero no explica qué dirá a los clientes ni qué hará para recuperar esos archivos, o lo que sea, que le han sustraído.

Bloggers y chantajistas

Decía el escritor Hernán Casciari que uno no es solamente “blogger”: es escritor y blogger, cocinero y blogger, o fotógrafo y blogger. Algunas incluso son jetas y bloggers: un restaurante de Galicia ha hecho público que una influencer había solicitado cenar gratis a cambio de publicidad y, ante la negativa, había escrito una crítica negativa en Tripadvisor sin entrar en el local. Es decir, falsa. En su denuncia, el restaurante pide respeto al trabajo ajeno. Esa es la base también en mi opinión.

Mujeres que se reivindican

La movilización del 8 de Marzo y la sensación de que el avance del feminismo es, por fin, imparable no puede diluirse, no debemos dejar que ocurra. Tenemos que seguir reivindicando todos a esas mujeres que se reivindican con su esfuerzo: la futbolista gipuzkoana Irene Paredes celebraba esta semana formar parte del once ideal mundial, y en Variety publicaban la lista de las mujeres más influyentes con la productora audiovisual catalana Mercedes Gamero en el número 20 de la lista.

Trump, no toques mis Levi’s

La soberbia de Donald Trump nos va a costar cara. Para empezar, los productores de acero o aluminio europeos serán los más perjudicados, ya que sus exportaciones a EE.UU. estarán especialmente gravadas por culpa del proteccionismo adolescente del presidente. Pero la respuesta europea también nos afectará: los pantalones Levi’s, las motos Harley y el bourbon tendrán impuestos especiales en nuestro continente. La política estadounidense nos afecta directamente al bolsillo… o las decisiones.

Al final, populismo

Una de las cosas que primero me fascinó de Internet es la existencia de blogs que explican fenómenos complejos de modo muy sencillo. Y sigue pasando: en Magnet presentan de un modo muy didáctico el avance de Beppe Grillo y sus consecuencias. Al final, se trata de la misma fórmula de éxito que Trump, el Brexit, Rivera o Pablo Iglesias: decir lo que la gente quiere escuchar, echar la culpa de lo malo a Europa y una idea de patriotismo embellecida pero peligrosa.

¿Es buena la opacidad?

Otro blog que sirve para conocer fenómenos complejos es El Blog Salmón pero reconozco que esta vez me desconcierta: empieza alegrándose de la opacidad que ofrece el Bitcoin para preocuparse, a renglón seguido, de las consecuencias de esta falta de transparencia. Para mí es una mala noticia: no considero en ningún caso un avance que el dinero corra por Internet sin control y solo con el conocimiento de quien convierte la cuenta corriente de la que salen los euros en un código anónimo.

Facebook sube los precios

Siguen los cambios en Facebook. El primero y más importante, la pérdida de usuarios activos por primera vez en su historia. El segundo, la estrategia para recuperarlos: veremos más actualizaciones de nuestros contactos y menos de las empresas que seguimos. El tercero lo tuitea Ícaro Moyano en Twitter y es consecuencia lógica de los dos anteriores: Facebook sube sus tarifas de publicidad hasta un 100% ya que todos los anuncios son prácticamente “premium” tras estas decisiones.

La psicosis Puigdemont

El procés nos regala, por fin, un titular tragicómico después de los de los dramas personales que están viviendo los políticos presos por sus ideas y los huidos por la persecución judicial: seis agentes acudieron a detener al cómico Joaquín Reyes que estaba grabando un sketch para El Intermedio en Torrejón de Ardoz, después de la llamada de un vecino a la policía. Según el propio Reyes, los agentes se echaron a reír y le dejaron en paz, contradiciendo de los tuits malintencionados que abundan.

¡Basta ya con lo bueno que es el Rey!

Personajes tan casposos como Javier Arenas han reforzado este fin de semana ese relato por el que Juan Carlos I salvó a España de Tejero y los suyos. Otras como Rosa Díez han ido más allá y han recuperado otro relato, todavía más cortesano, en el que el rey emérito y el actual tienen algo en común: Felipe VI también paró su golpe de Estado, en Catalunya, y nos salvó. Luego querrán que nos creamos lo del 23-F, después de demostrarnos que en 2018 nos la quieren colar pero bien.

Tontos hay hasta en Silicon Valley

Aunque conozco a personas muy inteligentes que están jugando con el bitcoin, permítanme que insista: sigo viendo esta moneda virtual como una especie de timo en el que están colaborando los más listos que, además, se ven obligados a hacer un ejercicio de ceguera a cambio de rentabilidad. Ceguera como la de compartir proyecto con Peter Thiel, fundador de Paypal y verso suelto (o no tanto) de Silicon Valley, de esos que apoyan a Trump y el liberalismo a muerte.

Y en casa, también

No me había interesado especialmente por Fariña hasta que una jueza decretó su secuestro a petición de un alcalde del PP que aparece en el libro relacionado con el narcotráfico (y que fue condenado dos veces y absuelto una). Como supongo que se levantará la medida, lo he pedido en la librería para leerlo este verano con calma y distancia. Así que entenderán que me sorprenda por los hasta 300 euros que están algunos dispuestos a pagar en el mercado de segunda mano por un ejemplar.

Triste

El vídeo que han preparado en El Mundo Today es de los de levantarse y aplaudir. El montaje con las frases de Mariano Rajoy que pasarán a la historia por su falta de coherencia con el texto: “Este señor es víctima de la inmersión lingüística y apenas sabe hablar español correctamente” es fantástico, y ridiculiza a un PP que quiere plantar cara a Ciudadanos inventándose en Catalunya un problema donde solo hay bilingüismo. Este es el principio de la respuesta que merece el PP.

¿Necesitamos una pandemia?

La ausencia de epidemias gracias a las vacunas nos ha llevado no ya a relajarnos, sino a idiotizarnos. Tanto es así que el gobierno británico ha tenido que poner en marcha una campaña de concienciación sobre la gravedad de no vacunar a los niños después de encontrarse con un brote de sarampión: de mil niños enfermos morirán uno o dos. ¿Los de quién? En esto no tiene que caber la duda: no hay moda, ni libro, ni corriente en Internet que justifique el riesgo.

Sí necesitamos más información

España está jodida. La recuperación económica de la mayoría se basa en el abaratamiento de la mano de obra mientras que la minoría de los poderes económicos y políticos no ha dejado de vivir bien. Ante esta realidad, nada más adecuado que una gran pantalla nacional. Y si el enemigo es ese español (según su visión) al que no le va tan mal, mejor. Y todo vale, como la mentira de que los vascos (incluidos los clubes de fútbol) pagamos menos impuestos. Así indignan y entretienen a los que pierden.

Fomentar la especulación

Me sorprendo cuando alguien intenta venderme una bondad que solo es posible gracias a Internet. Ya he oído muchas tonterías “de base tecnológica” en nombre de “lo colaborativo”. Sinceramente, no encuentro diferencia entre la inversión en Bitcoin y la especulación: hacer dinero rápido con recursos que no sabes de dónde salen ni a quién pertenecen, y haciendo un ejercicio de ceguera ante la evidencia de que es el refugio de fortunas manchadas de sangre y droga.

Neymar, tres millones al mes

Termino ya (o eso espero) con estos dos minutos del odio que he empezado con la ignorancia, he continuado con la mentira interesada y la especulación, y completo con la desvergüenza. Me gusta mucho el fútbol y soy capaz hasta explicar algunos de sus excesos. Pero otros sigo sin entenderlos, como los tres millones de euros al mes que gana Neymar. Con ese dineral, según El Periódico, pudo pagar un superfiestón en París por su 26 cumpleaños en el que compañeros, jefes y varios aprovechados tuvieron la oportunidad de hacerle la pelota.

Tenía que pasar

En esta vorágine de consumismo y de noticias que deberían de indignarnos pero nos anestesian, entiendo que los adultos vayan incorporando el hábito de los videojuegos. Soy de los que piensa que no tienen nada de malo, al contrario (en su justa medida, claro). Además, el acceso se ha simplificado y en el móvil podemos jugar casi a lo que queramos. Ese “casi” Google ahora lo quiere salvar con una nueva consola, una especie de “smart” consola conectada a una oferta infinita. Bienvenida.