Es el turno de los catalanes

Si el PNV no evita el bloqueo a los Presupuestos Generales del Estado podríamos haber ido al peor escenario político en España pero también en Catalunya: a unas elecciones con una pugna por ser quién es más duro con el nacionalismo, que podrían haber acabado con Rivera en Moncloa, que cortaba el débil hilo de comunicación entre Barcelona y Madrid y que iban a derivar en otras elecciones catalanas, algo a evitar según la a secretaria general del PDeCat, Marta Pascal.

Parece que cogen el testigo

El portavoz del PDeCat en el Congreso, Ferrán Bel, fue hábil con las palabras: “Ha denunciado que hubieran sido los nacionalistas vascos los que ‘han presentado la enmienda a la totalidad’ de las cuentas del Ejecutivo, ya que estos habían conseguido que las pensiones suban el 1,6 % en el 2018 y según el IPC en el 2019, así como retrasar el Factor de Sostenibilidad”, leemos en El Nacional. Si consiguen formar gobierno en Catalunya y Rajoy levanta el 155, es posible materializarlo.

¡Lo pedía hasta ERC!

Horas antes de que se anunciara que el PP había accedido a las condiciones básicas del PNV, Gabriel Rufián, de ERC, declaraba: “Estos presupuestos suben las pensiones un 0,25% y el presupuesto de defensa un 6,9%. Estaría muy bien que invirtieran un poquito más en nuestros mayores y un poquito menos en tanques”. Pues bien, eso ya no va a pasar. Y el logro del PNV ha descolocado sobre todo a los que se llaman de izquierdas. Pero los pensionistas no van a dejarse manipular.

¡Anda que Ciudadanos!

Si la izquierda está desubicada (¿dónde está el PSOE? ¿Por qué Podemos no empieza a preocuparse por otros problemas además de los internos? ¿Bildu va a prestar atención por fin a algo que no sea ETA?), a la derecha se le ha quedado cara de pasmo cuando ha visto que el PNV ha logrado lo que ellos no con las pensiones, y que ha logrado también alejarles de Moncloa y del Govern evitando, de un plumazo, tal vez hasta dos adelantos electorales que les beneficiaban.

Ortuzar habla… Y responde

Arnaldo Otegi se apresuró a marcar posición vía Twitter, sabedor de que el logro del PNV le desubicaba, mejorando sustancialmente la vida de los pensionistas (Bildu también podía haber negociado) y haciendo más por la gobernabilidad de Catalunya que poner un hashtag. Andoni Ortuzar, unas horas después, le respondía: el PNV estuvo presente en Moncloa como va a estarlo en Kanbo, superando incompatibilidades y bloqueos, que es de lo que va, precisamente, la política.

Llarena, déjalo

Xavier Sardà, que ha dejado claro varias veces que independentista no es, escribió una columna en El Periódico (accesible en su web) que firmaría no ya cualquier nacionalista, sino cualquier persona con un poco de sensibilidad y los ojos abiertos. Sardà viene a pedir a Pablo Llanera que pare, a la justicia que sea justa y a los medios que nos fijemos en que el mismo gobierno que disputa si hubo o no malversación el 1 de octubre está “hasta las cejas de casos de corrupción”.

El amarillo no agrede

Salta a la vista, pero la pieza de Magnet sobre cómo no tiene ninguna justificación retirar camisetas o bufandas amarillas a los aficionados del FC Barcelona, hay que leerla: los jueces han dicho que un abucheo o un silbido son formas pacíficas de protesta, UEFA y FIFA solo regulan los mensajes que emiten los jugadores en el terreno de juego (levantándose la camiseta, por ejemplo), no el público en la grada y, por supuesto, no había motivo justificado para requisar prendas de ese color.

Faltaba Fariña

La cuenta en Twitter de la editorial, Libros del KO, también lo recordaba, pero los más expresivos fueron los de Jot Down Magazine: “Falta ‘Fariña’ en Sant Jordi. Que no se nos olvide”. Así es: con la serie en un momento estupendo de trama y audiencia, Fariña habría sido este 23 de abril uno de los libros más demandados y regalados, pero la censura funciona, ¡vaya que sí lo hace!, y la editorial y el autor están perdiendo muchísimo dinero que les permitiría seguir investigando.

¡Que no se nos pase!

Ni el gran problema catalán ni sus expresiones más sonrojantes (o así deberían de ser) para España como la prohibición de camisetas o bufandas amarillas, ni el desastre judicial de Fariña, ni otros casos que seguimos como el de Altsasu o “la manda” deben hacer que perdamos de vista que “la policía nacional descubre que el Gobierno murciano del PP colaboró para que ACS consiguiera rendimientos del 60.000% desplazando todos los costes y riesgos a las arcas públicas” (El Confidencial).

La Infanta lista

Cristina de Borbón siempre había sido considerada más inteligente que su hermana hasta que ella misma prefirió quedar ante el juez y la sociedad española como una mujer incapaz de leer lo que firmaba y que hacía caso a su marido sumisamente. Ahora sabemos, además, que Elena de Borbón cobra casi el doble que su hermana (300.000 contra 170.000) por un trabajo equiparable, cada una en una Fundación, y lleva una vida mucho más tranquila (siempre que Froilán se lo permita).

Amarillo, porque sí

No he salido de mi asombro en todo el fin de semana por el modo en el que en la final de Copa se requisaron prendas amarillas y/o con la palabra “libertad” porque podían incitar a la violencia. Un país que hace eso es un país enfermo. Así que, animado por Sant Jordi, empiezo la columna de hoy con este vuelo de Van Der Sar, aquel portero holandés interminable, vestido completamente de amarillo en la década pasada, cuando llevar ese color en un campo de fútbol no estaba prohibido.

El vídeo que debería avergonzar a Europa

Son muchos pero yo he elegido el vídeo del periodista Jofre Llombart en el que se ve a un aficionado de mediana edad entrar en el Wanda Metropolitano con la camiseta del Barcelona y una bufanda amarilla, al que obligan a entregarla a un miembro de seguridad. Esta imagen, sumada a tantas otras (incluida una imagen de policías fotografiando con un teleobjetivo a quien silbaba al himno español), deberían avergonzar a España ante Europa, o a la propia Europa que tiene un estado miembro que hace todo eso.

Sí, Europa

Quiso la casualidad que ayer en una cuenta en Twitter que publica banderas del mundo aleatoriamente (y así alcanza más de 600 seguidores) apareciera la de Europa: azul… Y amarilla. ¿Qué hicieron con las banderas españolas en los tornos del Wanda Metropolitano? ¿Ese amarillo no podía suponer un riesgo para la seguridad? ¿El matiz del “gualda” por fin es importante para no requisar la bandera o camiseta equivocada? ¿Saldremos de este bucle de tonterías?

Y llega Sant Jordi

Atónitos seguíamos ante semejante muestra de vandalismo en nombre de la democracia cuando llega Sant Jordi y leemos en El Nacional que la venta de rosas amarillas se multiplica por diez. ¿Qué van a hacer España o el Govern intervenido? ¿A cuántos va a meter Llarena a la cárcel por vender, comprar o intercambiar una flor amarilla? Me niego a pensar que en España nadie se está dando cuenta de los atropellos de sus poderes y de que esta regresión también les afecta.

Volveremos a criticar

Fui crítico con la actuación de aquel Govern que escenificó una falsa declaración de independencia para contentar a la CUP (¡a la CUP!) y mantuvo la bandera española izada. He sido crítico con los políticos que han huido de la justicia española mientras sus compañeros cuentan cientos de días en la cárcel. Y volveré a serlo, pero ahora no toca: con todos sin excepción en sus casas podremos hacer crítica política, hasta entonces toca recordar a “los Jordis” y el resto de damnificados.

El ventilador salpica a todos

Cuando en el PP se den cuenta de que la estrategia del ventilador les enfanga como al que más y perjudica a la calidad de la democracia en España, seguramente, ya será tarde. No quiero ni pensar que son conscientes ya y que su propio sistema les importa un guano, cuando tuitean, como hizo ayer Maroto, por ejemplo, dos mentiras en los currículums y una corruptela (la conocida como “beca black” de Errejón) de otros partidos para que el escándalo de Cifuentes parezca uno más.

Todo puede ir a peor

Cuando Ignacio Escolar anunció en Twitter que su digital, Eldiario.es, lanzaba esta exclusiva: “El ‘posgrado en Harvard’ de Pablo Casado fue un curso de cuatro días en Aravaca”, desde El Mundo Today le respondieron: “PERO VAMOS A VER” (sic) porque la realidad, a este paso, les deja sin chistes. Pero que todo el marasmo de currículums hinchados no nos despiste: lo que ha hecho Cifuentes es hasta delito si se confirma que falsificó documentos públicos y firmas. Casado solo chuleó.

Pero, ¿por qué mienten?

Eso es lo que no entiendo: ¿por qué nos mienten? ¿Qué necesidad tiene Cifuentes de exhibir el título de un máster que no cursa o Casado de hacernos creer que ha estado en Harvard cuando se pasó cuatro días en Aravaca oyendo a un señor que venía de EE.UU.? ¡Si van a ganar el mismo dinero y en su partido eligen los sucesores a dedo! Y parece que no son los únicos: “El máster de Ana Pastor y de otros cargos que desparecen de la web del Congreso” titulan en El Nacional.

¡Qué vergüenza!

La universidad tenía ya sus propios problemas, con el del sistema de publicación de trabajos científicos como uno de los más graves, pero pocos esperábamos que el de los títulos “easy access” fuera a ser uno de ellos hasta que hemos visto cómo la Rey Juan Carlos (¡poco hemos hablado de lo apropiado del nombre!) facilitaba “licenciaturas exprés” a altos mandos policiales o rebajaba el 50% de la matrícula de un máster a los afiliados a Vox, además de lo de Cifuentes.

Y va Podemos, y la caga

Con Cifuentes acorralada y Ciudadanos dudando entre apretar la soga o quitársela, va Podemos y se mete en un lío: Espinar maniobra para adelantar el proceso de “elección” de candidato que no servirá para nada porque Iglesias y él ya han acordado con el propio Errejón que lo será… Pero con el equipo de Espinar, a lo que Errejón se niega. “Ni media tontería”, le responde Iglesias, para alborozo de sus adversarios que ven cómo Podemos se diluye por sus propios medios.

Sí, son realistas

Durante el procés hemos caído en la tentación (empezando por mí) de pensar que los catalanes no estaban siendo suficientemente realistas. Por suerte, Iu Forn en El Nacional (un digital imprescindible estos días) nos recuerda que saben de sobra, mejor que nosotros, los tres problemas que tienen sobre la mesa: los políticos encarcelados (de dimensión democrática), la indignación social y la necesidad de un gobierno realmente ejecutivo. Mejor descrito, imposible.

Y en España…

Mientras tanto, en España, una jueza ha absuelto a los seis jóvenes neonazis detenidos en Valladolid “bajo la acusación de integrar un grupo criminal dedicado a incitar el odio contra distintos colectivos y difundir mensajes xenófobos”. Los líderes de organizaciones que, según la acusación, se dedicaban a “difundir y promover entre sus miembros el rechazo a inmigrantes, ideas antisemitas, homófobas y posiciones políticas diferentes”, hoy están libres para volver a hacerlo.

Lo que no es cierto

Quienes quieren ganarse unos “likes” y unos “followers” difundiendo mentiras que suenan bien respecto a los graves ataques a políticos en Catalunya no ayudan en nada a los encausados ni la ciudadanía. En Maldito Bulo explican que en la tele alemana no han informado de que agentes españoles se hayan infiltrado en las manifestaciones independentistas, ni en Baqueira se ha celebrado la detención de Puigdemont, ni en el Kursaal han proyectado una estelada gigante.

Humor entre tanta indignación

Ferrán Martín está haciendo en Twitter esa maravillosa labor del dibujante de actualidad: resumir en viñetas lo que está sucediendo en Catalunya, disfrazando con humor todas esas decisiones indignantes y consecuencias trágicas. Me encanta una de las últimas: Rajoy muestra a Ángela Merkel una urna asegurándole que “es peligrosísima” ante un Puigdemont esposado. La alemana se pregunta: “¿Una urna? ¿Esta es la grave amenaza?”. Eso parece: la democracia les aterra.

Que se cuiden de los “amigos”

De hecho, activistas como Ferrán Martín, que ponen su nombre y su talento al servicio de una idea, son los que tienen que servir para que, de una vez, Catalunya suelte lastre: Silvia Broome tuiteaba que “hay gente que retuitea a Beatriz Talegón en serio. Ahí lo dejo”, como crítica al independentismo. Y es que esta crítica es necesaria: Catalunya, sobrada de mentes talentosas, no necesitan a periodistas ni políticos de medio pelo para sacarles la cara. Es el momento de aligerar el equipaje.