Raquel Marcos cree que “es inaceptable que un partido político no pueda dar mítines en cualquier lugar de España”. Y tiene razón como idea general, pero lo que es inaceptable de verdad es que los medios españoles, hasta los que van de progres, estén haciendo el juego a quienes vinieron a buscar pelea a Euskadi. Lo que es inaceptable es que haya partidos políticos que diseñen acciones de campaña basadas en la provocación y en grabar la violencia verbal que iban buscando. Lo que es inaceptable es que haya periodistas que sepan todo esto y contribuyen con sus discursos a fomentar este macarrismo y esta política de mierda.
Sin enfrentamiento, no hay Ciudadanos
Ciudadanos se alimenta del enfrentamiento. Igual que Vox pero de un modo más sofisticado, es cierto: han pasado de la edad de piedra a la edad de bronce, es un avance pero no es suficiente, está claro. Y como no están sacando la cabeza esta campaña como les gustaría, los de Rivera vienen a Errenteria, sacan a pasear el 155, ETA (por cierto, ¿dónde estaban ellos cuando ETA estaba activa?) y, por supuesto, el argumento de que los derechos de los vascos son privilegios. El naranja de Ciudadanos señala una alerta, la del populismo, pero también señala que se trata de zumo, porque sustancia esta gente tiene muy poca.
Señalar a periodistas está de moda
Lo han hecho todos, es cierto, pero no lo es menos que cuando la extrema derecha señala a periodistas la cosa se pone más peliaguda. Que Pablo Casado afee a un periodista estrella que siga invitando a sus tertulias (esas con las que Casado se hizo famoso) a otros periodistas que, es cierto, envilecen este oficio, no pasa de acción de campaña. Pero cuando lo hacen los ultras y el público son más ultras la cosa cambia. Así que el periodismo valiente como el de Eider Hurtado u otros compañeros que ya hemos mencionado en esta columna es hoy más importante (necesario siempre lo es) que nunca.
Menos postureo
La campaña de los partidos españoles está a la altura de su política parlamentaria: en niveles mínimos históricos. Así que, bienvenidos esos periodistas que agitan la situación y esos observadores de la sociedad que no se callan, como Iñaki García Arrizabalaga: “Leo hoy en un periódico donostiarra que Vox simboliza la resistencia contra ETA y me indigno ante semejante reduccionismo. La resistencia civil contra ETA en Euskadi viene de lejos, fue muy plural y en sus orígenes no recuerdo a gente que hoy esté en Vox”. Lo que hace esta víctima de ETA es lo mejor que nos puede pasar: ser brutalmente honesto.
Qué pena sentir solo una cosa
Sobre a la tragedia (porque no solo lo son las que se llevan vidas humanas) de París hemos leído muchas tonterías en Twitter. Una de las más destacadas, sobre todo por la gravedad, es esta que me he encontrado sobre lo mal que le parece al autor que sintamos el incendio de Notre Dame cuando hay personas que sufren en el mundo. Ahora que tengo niños pequeños veo cómo son capaces de sentir pena ante distintas desgracias, y pienso que esa empatía se pierde con la edad porque acumulamos diferentes experiencias y, en algunos casos, porque algunos adultos acaban siendo víctimas de su propia soberbia.