Una pelea de abuelos

Solo a Gonzalo Queipo de Llano, de actualidad estos días porque su cuerpo por fin ha sido retirado de un lugar de privilegio, se le atribuyen casi 13.000 asesinatos en Andalucía. Eso no es una pelea de abuelos. Eso es un aplastamiento por razones ideológicas después de un golpe de Estado. Por no hablar de lo que robaron los que tenían el monopolio de la fuerza. Así que Núñez Feijóo va de mal en peor cuando, primero, pide dejar a los muertos tranquilos (las y los de las cunetas jamás lo estarán) y, después, sugiere que “hace 80 años nuestros abuelos se pelearon” (El Diario), como si no hubiera pasado casi nada.

Y crear la Superliga

El sinvergüenzómetro anda disparado en el PP. Si lo de su presidente resulta indignante, lo de su principal reclamo entre la derecha y la pared, Isabel Díaz Ayuso, es sonrojante: “Desde la moción de censura y el pacto de sus socios, la estrategia es acabar con el Partido Popular, anular al Rey, echar a la Guardia Civil de varias regiones, federalizar España” (Huffington Post). Y crear la Superliga, que destruiría otro de los pilares de la España sagrada, como es la Liga de Tebas. ¿Por qué no? Si a ella le vale la colección de chorradas, nosotros también podemos proponer alguna, sería lo justo. Como justo sería que la huida hacia delante de la de Madrid acabase de morros.

No es normal

Acierta Diego E. Barros con su comentario sobre el tuit de Pablo Iglesias después de que la plaza a la que se presentó quedara desierta: “En condiciones normales cualquier universidad contrataría a un candidato así como asociado, más allá de por la experiencia en el campo (la tiene) porque ha sido vicepresidente de un Gobierno con lo que eso conlleva. Es más, en USA le crearían la plaza ad hoc”. No tiene ningún sentido el veto a Iglesias y solo retrata a quienes lo promueven. Y aunque no sea un veto (que lo parece), tampoco tiene sentido que la burocracia o una interpretación restrictiva de la norma evite su contratación.

Esto, tampoco

La carrera académica de Iglesias no la discuto. Tampoco me parece discutible que, más allá de la Academia, Pablo Iglesias es líder en contradicciones: después de lo que sugirió en su discurso del fin de semana (y todos dedujimos lo mismo) y de que asegurase al día siguiente que no se refería a Yolanda Díaz, no tardó ni unas horas en invitarnos a pensar que, sí, que cuando pedía respeto por su partido se refería a la vicepresidenta del gobierno español: “Te hemos hecho ministra, vicepresidenta. Respétanos”, pedía en la SER y recogen en La República. Y ahora, ¿qué tenemos que pensar? Ya nos lo dirá en un hilo en Twitter.

Pues responsabilízate

Dice Joseph Blatter que “la elección de Qatar fue un error y asumo mi responsabilidad” (El Periódico de España). Pero no se responsabiliza. De hecho, hasta señala a otros culpables: “Al final los votos de Platini fueron decisivos para la adjudicación a Qatar. Esa es la verdad. Y por supuesto que había una cuestión de dinero de por medio. Seis meses después de aquellas reuniones, Qatar compró aviones de combate a los franceses por valor de 14.600 millones de dólares”. Pero el argumento de Blatter no es ético, sino espurio: “Qatar es un país demasiado pequeño para algo de la dimensión de un Mundial”.

Sinvergüenzas

Ya sé que no se puede pedir mucho a un veinteañero inmensamente rico al que, además, jeques, entrenadores y directores deportivos le han entregado las llaves de la caja fuerte y del club en su totalidad, pero me resulta injustificable e intolerable la risa exagerada de Mbappé y su entrenador, Christophe Galtier (que no es un veinteañero ni un millonario precoz y consentido, o no debería), ante la pregunta de un periodista sobre por qué no viajan en tren de alta velocidad (dos horas de trayecto en un transporte sostenible) en vez de en el jet privado para ir a un partido. Nosotros separamos la basura para que ellos contaminen.

Correcto

Me parece bien que las y los diputados en Madrid, de la misma manera que las y los parlamentarios en Gasteiz o Iruña, tengan móviles de última generación comprados por sus respectivas cámaras. Son su herramienta de trabajo, no solo porque se dedican a hablar y negociar ejerciendo de nuestros representantes, también porque hoy, cada vez más, su actividad en Instagram, Twitter o Facebook forma parte de su trabajo (no siempre de la manera correcta, pero allá ellos). Lo que no me parece bien es que haya periodistas que intentan deslegitimar el difícil oficio de representarnos.

Incorrecto

Que las y los diputados, y sus asesoras y asesores, estrenan móvil con nuestro dinero me parece menos importante que los 74 millones de dosis de la vacuna contra el coronavirus que han sido adquiridas pese a que el 93% de la población en España tiene la pauta completa, según Nius. ¿Quién ha impuesto un sobrecoste semejante? ¿Por qué? ¿Y no pueden aprovechar en otras partes del mundo todos esos viales que salvan vidas? ¿Por qué no lo están haciendo ya? ¿Cuántas vacunas de más se almacenan en otros países de la Unión después de la compra centralizada que, con buena lógica, impuso el organismo supranacional?

El caos

Estoy completamente de acuerdo con Pere Aragonès cuando dice: “No tendría sentido ir a una manifestación en contra del Govern que presido” (El Nacional). Lo que no alcanzo a entender, y solo nos separan unos pocos kilómetros, es cómo la Diada de este año está adquiriendo este carácter antisistema. ¿Igual tiene que ver con el giro hacia el autonomismo de ERC que esperábamos todos (también Otegi cuando ponía a sus socios de ejemplo soberanista) si tocaba gobierno? ¿Igual tiene que ver con cómo se ha cebado el ánimo de una población cuyo anhelo se ha frustrado salvajemente después? Qué jolgorio tiene que haber en Madrid…

El momento de los gilipollas

Desprecio a la sostenibilidad, periodistas amarillistas, derroche de las instituciones europeas y tragicomedia independentista. Solo falta una contradicción de Echenique y una manifestación feminista para montar la tertulia definitiva entre influencers que empezaron hablando de videojuegos o criptomonedas y ahora ocupan horas de emisión en Internet o televisión. Sobre esta tribu Daniel Méndez ha escrito en Twitter un hilo estupendo: “Lo realmente preocupante es que la sociedad española no tenga la capacidad crítica para entender que la opinión de una persona que no tiene ni puta idea sobre algo no debería ser tomada en cuenta”.

51 colegas

Es muy popular el tuit que Pedro Sánchez escribió mucho antes de ser secretario general del PSOE en el que pide “ser malos” (sic) a unos “colegas”. Ahora el presidente del gobierno quiere recuperar ese tono y “ha decidido abrir el curso político recibiendo el próximo lunes en el Palacio de la Moncloa a medio centenar de ciudadanos” (El Plural). Las y los invitados están seleccionados entre quienes han mandado mensajes a Moncloa con anterioridad, y el evento lo moderará la periodista Carme Chaparro. La idea no me parece mala, pero en un ambiente preelectoral que ha forzado el propio Sánchez me parece, del mismo modo, forzada.

Un millón de “ninis”

Ha hecho falta un informe “elaborado por las Subdirección General de Estadística y Análisis Sociolaboral dependiente del Ministerio de Trabajo y Economía Social” (La Información) para que el gobierno español sepa que “habrá 16,5 millones de pensionistas en 2050, con prestaciones medias que rondarán los 2.000 € y que para sustentarlas será necesario elevar la tasa de actividad”. Y esto es aún más grave de lo que parece porque “en España todavía hay más de 900.000 ‘ninis’, que tienen entre 16 y 29 años y que no trabajan, pero tampoco estudian”. El problema no son las pensiones: son la estabilidad y la motivación de la juventud.

Una guerra

“Casi 2.300 instituciones educativas fueron bombardeadas desde que comenzó la invasión rusa y 286, completamente destruidas. Más de 350 niños han muerto ya” (Huffington Post). Estas cifras no son nada sin el trabajo de Emilio Morenatti, de Associated Press, que está documentando gráficamente el inicio del curso escolar en Ucrania: aulas destrozadas y menores solitarios en lo que queda de lo que un día fue su clase. Y las que quedan en pie muestran los desgarros de la invasión rusa: sin cristales, sin patio para jugar o socializar y sin más materiales que los rescatados. Un trabajo extraordinario que no tenía que haber sido.

El más peligroso

Cómo de exagerados tienen que ser sus bulos para que en una red social en la que se permite hasta la pornografía le hayan cerrado la cuenta: Javier Negre no puede difundir en Twitter las exageraciones con forma de noticia que publicaba en su web, Estado de Alarma. Un canal menos de difusión, pero no el más importante: seguramente Facebook le esté generando más tráfico pese a su decrepitud, como a todos. Pero insisto: lo significativo es que Twitter haya encontrado motivos para callar a Negre pese a que en la plataforma se difunden hoy teorías antivacunas y algunos seguidores de Trump siguen insistiendo con sus conspiraciones.

153 millones

La liga no ha empezado mal para nuestros equipos ni en Primera ni en Segunda. No es una mala noticia, y parece incluso mejor cuando nos acordamos de que la competición está claramente adulterada: no hablo ya de un calendario aleatorio con demasiadas coincidencias siempre a favor de tres equipos. Hablo del milagro barcelonés: “El Barça completa una plantilla de ensueño en una última jornada frenética de mercado de fichajes” (El Nacional). 153 millones de euros gastados y solo 38 recaudados por traspasos pero, oh, milagro, las cuentas salen y el equipo más endeudado e insostenible puede reforzarse como le da la gana.

«Cuando la diferencia se agranda…»

Ya sé que Obama cobra medio millón por conferencia y que, por lo tanto, él es de “los ricos”. Pero eso no deslegitima su discurso, como no lo hace que haya obreros de derechas, por mucho que se queje la izquierda caviar, precisamente. La tesis del expresidente es que cuando la diferencia entre ricos y pobres se agranda, la ciudadanía comparte menos experiencias, y en esa brecha es donde surgen y se refuerzan los populismos. Es tan sencillo como lo cuenta Obama (y recogen con precisión en el Huffington Post), y pararlo también lo sería si para ello los que más tienen estuviesen dispuestos a renunciar y repartir. O nosotros lo cogemos.

A estos hay que pedírselo

En esencia es muy sencillo: si quienes más tienen renuncian, por ejemplo, a hacer derrapes en la Luna con todoterrenos, el planeta sería un sitio mejor, con menos contaminación y más recursos para repartir a quienes menos tienen, reduciendo esa diferencia. No estoy exagerando: “General Motors y Lockheed Martin no solo están diseñando vehículos lunares para la NASA, sino que quieren fabricar y vender nuevos modelos para usuarios privados” (El Confidencial). Los primeros en la lista de clientes privados, por supuesto, serán Jeff Bezos y Elon Musk, pero no los únicos. Y estamos hablando de 2025.

También a estos

Me gusta el fútbol, pago mi cuota de socio, compro merchandising oficial varias veces a lo largo de una temporada y, sí, aunque colaboro en el sostenimiento del circo, me parece injustificable lo que ganan los jugadores. Porque no, no lo generan (de hecho, todos los clubes pierden dinero) y sí lo malgastan: Sergio Ramos y Pilar Rubio se comieron una chuleta bañada en oro en el restaurante del hortera Salt Bae. Una usuaria de Twitter concluía sobre la noticia: “Los ricos deberían tener muchos más impuestos porque no saben en qué coño gastar su dinero, y ese dinero podría ir a gente que lo necesita”.

¿Vale todo?

Jon Rahm ha dado una lección estupenda estos días, asegurando que cuando uno tiene mucha pasta como él (ganada por ser uno de los mejores del mundo en lo suyo) es mejor no ser ambicioso y valorar otras cosas como el prestigio o la lealtad. Es lo que no hacen otros como, por ejemplo, Gerard Piqué, ambicioso hasta el extremo. Gracias precisamente a gente como él, como Rubiales, y como los golfistas que aceptan venderse a los saudíes a cambio de duplicar sus millones, pueden jeques y emires hacerse con más poder. Lo vemos en el deporte de élite pero no lo vemos en negocios que generar millonarios sin decencia.

Una limpieza de vez en cuando

Lo siento por quienes han visto cómo se volatilizaban todos sus ahorros después de invertir en criptomonedas que, de pronto, han perdido casi todo el valor acumulado. Pero no lo siento por quienes, guardando lo mínimo para seguir, han perdido el dinero que se jugaban en la tragaperras de la especulación. Y la caída, además, está siendo con todo: los diferentes tipos de monedas virtuales y servicios de soporte van dándose de bruces y, sobre todo, dejando que veamos de qué ha ido siempre todo esto, como la plataforma Celsius, que “precisamente, ha acaparado todas las miradas, pues es sospechosa de estafa piramidal” (El Blog Salmón).

El problema

El dinero público es limitado y si hay que rescatar a la hostelería, el transporte y el poder adquisitivo del funcionariado, habrá que quitar dinero de otros objetivos y planes. La otra opción es limitar el beneficio de empresas como las que Julen Bollain recordaba en Twitter, y que han obtenido en 2021 los siguientes beneficios: Iberdrola: 3.900 millones, Endesa: 1.900 millones, Naturgy: 1.200 millones, BP: 6.615 millones, Repsol: 2.499 millones, Cepsa: 661 millones. Ojo, que por ese beneficio también tributan. Pero yo sí probaría a limitarlo a ver qué sale más rentable. Solo por probar. Solo por una vez. A ver qué sucede.

Un mes que lo ha cambiado todo

María Sahuquillo es de esas periodistas que dignifican la profesión: se ha tirado dos meses en Ucrania y ha contado para El País cómo ha vivido la amenaza y la posterior invasión de Rusia. Su trabajo es estupendo y, por suerte, no es la única. En este mes ya pasado hemos visto cómo ha cambiado para siempre la vida de millones de personas gracias a las y los periodistas (y sus medios) que han decidido que el mundo tenía que ver lo que estaba sucediendo. No me cansaré nunca de reconocer su mérito ni de recordar que cualquier limitación del derecho a la información, cualquiera, sitúa a quien la ejecuta en el mismo plano que Putin.

No son mis modelos

Con periodistas como Sahuqillo, tantas otras y tantos otros (salvo a quienes no les permiten trabajar, como a Pablo González, que sigue detenido y aislado en una cárcel de Polonia) jugándose incluso la vida, Juan Caño, el presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, decidió elegir otros modelos para la profesión: “Algo debe tener nuestra profesión para generar celebridades de la talla de nuestra reina y de la presidenta de nuestra comunidad” (El Huffington Post). Algo debe tener nuestra profesión, es cierto, pero no es bueno si nos dejemos meter goles como el de Caño y otros peores.

Pues vete

Del mismo modo que no entiendo a quienes pierden un escaño y dejan de hacer política, como si solo la hicieran cuando hay posibilidad de seguir ganando dinero con ella, no entiendo a quienes dejan el partido con el que llegaron a un parlamento pero mantienen el escaño: el último caso es el de la diputada canaria de Podemos, Meri Pita, muy crítica con la dirección de su formación (con serios problemas en Canarias), tanto que ha decidido abandonar la disciplina del partido y pasarse al Grupo Mixto. Qué morro, ¿no? Y que no venga con la historia de que ella se debe a sus votantes, como si estos hubieran elegido a la persona y no al partido.

Se acabó compartir contraseña

Era cuestión de tiempo: la estrategia de compartir contraseña de Netflix, entre otras plataformas, solo ha servido para que la compañía entre en más hogares. Ahora pretende cobrar por hacerlo y es absolutamente lógico, pero recibirá quejas airadas de algunos usuarios que quieren todo gratis o con un buen descuento, agrandando la bola de un consumismo low-cost absolutamente inasumible. Necesitamos romper esta tendencia de bajos costes que nos ha echado en manos de China durante una pandemia y de las dictaduras árabes para evitar la de Putin. O asumimos el precio o asumimos el coste.