Lo que fue injusto

Reconozco que a veces me indigno y otras me sorprendo ante los intentos de la izquierda abertzale de hacernos pasar por el aro de su interpretación del pasado y el presente a los que siempre hemos estado aquí, a los que íbamos a las concentraciones, a los que nos avergonzamos de los atentados en nuestro nombre, a los que nos llenaban de rabia muertes como la de Ángel Berroeta que, como bien dice Juan Carlos Etxeberria, también fue injusta. Justas, las lecciones.

Lo que es obsceno

Pasar de la abstención ante la cadena perpetua a ser uno de sus impulsores, asegurando que “salva vidas” y apartando a la diputada que, solo hace unos meses, defendió la posición del partido cuando éste no estaba a favor, solo está al alcance hoy de Ciudadanos. Pero esta política según el viento de cola resulta absolutamente obscena y reprobable. La política de verdad es algo mucho más serio y menos oportunista. La de Ciudadanos es otro tipo de política.

Lo que es cierto

Lo que parece cierto atendiendo a las cifras es que el español, con Euskadi dentro de momento, es un estado seguro. No solo eso: las penas son más duras que en países del entorno. Entonces, ¿por qué la percepción de la ciudadanía es otra? Como parte de “los medios” sé que me toca un trozo de culpa por esta “paranoia”, como bien definen en Magnet, donde aportan datos comparativos fuera del amarillismo, que es lo que más daño hace a la sociedad.

Lo que es necesario

Facebook ha borrado en su red social la página oficial del partido xenófobo Britain First, según el Belfast Telegraph, y ha hecho bien. Sé que no es la primera vez que hacen un movimiento de este estilo, absolutamente necesario, pero es bueno aplaudir de vez en cuando a quien toma decisiones. Compartir ideas racistas o supremacistas no tiene nada que ver con la libertad de expresión, a ver si nos vamos enterando. Ahora, que Facebook y también Twitter o Google sigan haciendo limpieza.

Lo que es inevitable

Es inevitable que en esta columna y en los blogs más serios a veces nos relajemos y nos fijemos en cuestiones accesorias. Por ejemplo, en Gananzia han hecho una lista de los chicos vascos más elegantes. Algunos son evidentes: Jon Kortajarena, Aitor Ocio, Xabi Alonso, Jorge Fernández, Igor Yebra, Gotzon Mantuliz o Rubén Castillero. Pero en esta web siempre buscan algo más y, así, se cuelan Dani Álvarez, Ion Fiz, Lander Urquijo o Enejo Knörr, y los políticos Íñigo Urkullu y Borja Sémper.

Un paso adelante

Nota del autor: esta columna fue escrita y enviada, por necesidades de las previsiones, cuando todo apuntaba a que Carles Puigdemont iba a convocar elecciones y todos los medios, empezando por los catalanes, así lo anunciaban. El giro de los acontecimientos hace que las líneas a continuación casi carezcan de interés. En cualquier caso y desde hace varias semanas llevo defendiendo, también en esta columna, la convocatoria electoral de Puigdemont como mejor manera de continuar el «procés».

Sigo viéndolo así: el camino que hemos hecho hasta hoy catalanes y vascos, instituciones y ciudadanía, nos acerca a ser naciones europeas independientes de España. Pero hace falta más tiempo y, sobre todo, más fuerza. También es necesario recordar que la bandera se lleva al aire, que no puede taparnos la cara y cegarnos. Urkullu y también Ortuzar nunca se pusieron de perfil, estuvieron al lado de Puigdemont y Marta Pascal. Si acabas de enterarte: revisa tus fuentes.

ERC, el primero en entrar en campaña

Gabriel Rufián no perdió ni medio minuto en arrancar la campaña cuando se oyó el primer rumor de elecciones, con un tuit que muestra cuánto tiene de político y cuánto de bufón en su reino de taifas: “155 monedas de plata”, soltaba el diputado en el Congreso que nunca ha puesto en riesgo su sueldo al cargo del Estado. Pero que no tenga tanto morro de exigir a Puigdemont que llegue a una situación extrema. Y si cree que es necesario: que dé el paso y calle.

O empieza, pero bien

“Todo se ha acabado”, esas eran las declaraciones que Ara recogía de algún miembro de Junts Pel Sí en el Palau de la Generalitat por la mañana. Y es comprensible que quienes se hayan dejado llevar tengan sensación de fin de ciclo, pero hay que se inteligentes y no dar esa satisfacción a España: unas elecciones pueden suponer el inicio de un proceso con bases sólidas, con el necesario conocimiento de lo que nos jugamos todos, con garantías y, lo más importante: un plan.

Con un cuidado especial

Marc Gafarot es un observador político extraordinario y un buen amigo mío, y hoy está muy indignado. A las personas que sufren realmente por esta solución, y no como los Rufián, los de la CUP y otros interesados en alimentar la sensación de fracaso, son a las que hay que prestar especial atención. Unas elecciones pueden frustrar momentáneamente pero no pueden lastrar a largo plazo. Quienes así lo crean (o quieran) no son nacionalistas ni independentistas. Son de sus votos.

Lo que atenta contra el estado de derecho

Ni la independencia (las leyes están para cambiarlas cuando dejan de ser útiles) ni unas elecciones atentan contra el estado de derecho. Lo que lo hace, y esa es la palabra: “Atentado”, es lo que ha hecho el PP según las conclusiones de la fiscalía, acogiendo y alimentando una trama como la Gürtel que les habría servido para captar dinero de empresas que recibían obra pública y repartirlo entre sus máximos dirigentes. Esto debería romper España.

Alonso es un irresponsable

Alfonso Alonso no es tonto y sabe la verdad: que el lehendakari está siendo atacado desde el flanco salvapatrias (no confundir con “nacionalista”) porque no rompe y rasga la autonomía, ni su pacto con el PSE, ni los acuerdos a los que se comprometió el PP. Pero Alfonso Alonso sí destapa que el PP hace todo esto del 155 por puro electoralismo, porque pretende capitalizar en votos la crisis catalana aquí, allí y más allá, sin que importe la verdad ni las consecuencias. Tomamos nota.

“Eskerrik asko, Lehendakari!”

El tuit es de Carles Puigdemont, president de la Generalitat que está liderando el procés y al que quiere aparta España con el 155 a modo de bayoneta. Y sí, da las gracias a Iñigo Urkullu después de que este mostrara su solidaridad ante el atropello que han orquestado Rajoy, Sánchez y Rivera. Porque quien tiende puentes sólidos entre Catalunya y Euskadi son los principales líderes del PDeCat y PNV, al máximo nivel, mientras PP e Bildu intentan detonarlo todo.

Es la guerra (para algunas)

No puedes ir de fotógrafa sensible y de socialista y, al mismo tiempo, ser tan cafre de tuitear (y mantener): “Ayer nos sirvieron 12 botellas de #AguaFontvella en un @FosterHollywood de #Chamartin. Ya no volveré a ir…” (sic). La exministra María Antonia Trujillo no se quejaba por recibir agua embotellada, sino porque en Madrid le habían servido agua catalana. Esta queda segunda hoy en el concurso de irresponsables pero primera en el de ignorantes porque Font Vella tiene manantial y planta en Sigüenza.

Lo que no necesitamos

No necesitamos “fake news” sobre el procés: lo que pasa es suficientemente grave y la ola de solidaridad suficientemente alta como para que lo disolvamos todo haciendo caso a los de las cuentas de la lechera con los votos que recibirán si presionan a Urkullu y Puigdemont. Por eso tiene tanta culpa quien coló una foto de la celebración del último título del Athletic como una manifestación en Bilbao a favor del procés como los miles que la dieron por buena y retuitearon.

Sigamos cogiéndonosla con papel de fumar…

Tengo claro que la presidencia de Donald Trump tiene mucho que ver con la instauración de una versión extrema y peligrosa de “lo políticamente correcto”. Tenemos tanto cuidado con tantas cosas que, al final, gana el que dice cuatro burradas (y les remito al inicio de la columna) que muchos desean escuchar porque a alguien hay que echar la culpa. Y así acaba un insensible jugando al golf mientras sus cinco predecesores recaudaban dinero para los damnificados del huracán.

Un atropello

El gobierno de España ni entiende ni quiere entender a Catalunya, y esa es la mayor garantía de que puede que no en 2017, pero sí en un futuro próximo, nos iremos. Y cuando digo “el gobierno de España” hablo en genérico porque no importa qué partido esté ni estará. Y cuando digo “nos iremos” hablo de Catalunya y Euskadi, que no van a quedarse en una España maltratadora que expolia lo que no es capaz de generar. Ayer se marcó un antes y un después.

El punto de no retorno

El lehendakari lo avisaba: España está empujándonos a un punto de no retorno. Dani Álvarez también acertó en Twitter: la de la Guardia Civil entrando en la Generalitat para convertir en delito la voluntad popular será la imagen que nos acompañe desde hoy hasta el 1 de octubre, la que lleve a votar a algunos que “sí” porque con esta España “no”. Lo que está siendo histórico (a falta de garantías reales en el procés) es la torpeza de los tres poderes españoles.

«Estado» y «ley»

La desvergüenza de Rafael Hernando es antológica: en medio de las detenciones en Catalunya se descolgó con un tuit desde Madrid en el que aseguraba que los objetivos del PP son “claros”: “Mantener el estado de derecho haciendo cumplir la ley”. Que sea Hernando, que sea este PP imputado, que sea con emoticonos, que sea cuando estaban esposando a altos cargos del Govern lo convierten en un tuit despreciable por lo que dice y lo que quiere decir.

«Contra el referéndum catalán»

El martes fue El Español en su web y ayer Abc en Twitter quienes fueron los más honestos en sus titulares, seguramente porque su posición contra Catalunya es cómoda: “Detenido el número dos de Junqueras en la macrooperación contra el referéndum catalán”. Porque todo esto es contra el referéndum, contra su idea, su esencia y su significado. Y las detenciones nos recuerdan a Minority Report: realizadas porque no pueden detener a todo un pueblo.

Ni con Rufián ni con Vázquez

No soy partidario de que los diputados abandonen los parlamentos. Tienen que estar: es su deber, aunque lo que suceda no les guste, aunque lo que suceda fuera les guste menos. Y si se marchan como Rufián, parafraseando a Jon Idigoras y dándose la vuelta, me quedo sin recursos para defenderles. Pero más despreciable me parece la diputada del PP, Ana Vázquez, reduciendo un conflicto nacional a cuando dejarán de percibir el sueldo sus compañeros catalanes.

No, no nos quieren

La exclusiva de Onda Vasca sobre la denuncia de la Generalitat catalana contra las empresas vascas (y de otras comunidades) que, por fin, veían corregida la discriminación energética que sufrían, solo es una muestra de algo evidente: la animadversión de un sector importante del nacionalismo catalán a los vascos por sus logros económicos. El mismo que ahora, con el agua al cuello, pide sopitas políticas cuando no quisieron fotos con los vascos durante su “procés”.

Ibarretxe lo sabe bien

El mejor ejemplo del cinismo con el que actúan desde algunas filas catalanas los personifica el lehendakari Ibarretxe. ¿Quién le apoyó cuando fue a defender su estatuto al Congreso desde los escaños catalanes? Ahora le reciben con aplausos, se quieren sacar fotos con él y le ensalzan casi como a un visionario. Más de diez años tarde, bienvenidos a la realidad. Pero algunos tenemos memoria y sabemos qué pasó, qué dijeron y cómo actuaron: como ahora, egoístamente.

El enemigo actual, Urkullu

El actual lehendakari es también el actual enemigo: vendido como contrario al proceso catalán (cuando lo único que pide de todas las partes son garantías) es la cabeza de turco que necesitan algunos catalanes y que algunos vascos sirven en bandeja. ¿Dentro de otra década le veremos triunfar en Catalunya como hoy a Ibarretxe? Urkullu aguanta estoicamente y no se ha sumado al discurso fácil: sobre Catalunya dice la verdad. Dice lo que muchos pensamos: no van a ninguna parte.

Lo fácil lo hace cualquiera

Urkullu podía haber hecho lo fácil: sumarse a la marea catalana irresponsablemente y mirar para otro lado cuando la resaca traiga las consecuencias. Es lo que hacen en la izquierda abertzale: selfies, posados, sonrisas, tuits, frases huecas como que “los catalanes ya han ganado, pase lo que pase”. Irrealidad, en una palabra. Pero los que tragan no son los catalanes, que utilizan a su antojo a estos vascos que cargan con rufianes y esteladas para hacer de figurantes.

¿Quién gana?

¿Qué han ganado los catalanes? ¿Una sociedad más polarizada y un nacionalismo más dividido entre radicales y moderados? ¿A quién han ganado los catalanes? ¿A España, a Europa, a Euskadi? El que no ha perdido es Rajoy, que celebra que no tengamos respuestas para las preguntas anteriores mientras los catalanes averiguan qué pasará el 2 de octubre (¿otras elecciones autonómicas?) y algunos vascos aplauden a quienes quieren que sigamos pagando con recargo.