En el PP tienen un problema. Un problema que, además, salpica y universaliza el color marrón porque las noticias sobre España en el mundo estos días son sobre la investigación por corrupción en el seno del partido en el gobierno. Y porque cualquiera que se acerque al PP acaba igualmente manchado, bien para negociar unos presupuestos, bien para articular una ley incluso necesaria. Ayer, a la hora en la que escribía estas líneas, era Zaplana el gran nombre propio del PP para mal.
Pero no todo vale
En el gran pozo de lodo que parece ser la “Operación Lezo” que ha provocado las detenciones de estos días de personas vinculadas al PP, también sobresale una empresa: Indra, concesionaria de la gestión de las elecciones. Eso ha dado pie a Garzón, Rufián y Espinar, entre otros, a poner en duda los resultados. Pero como bien les recordaba Marcelino Madrigal en Twitter: ni IU, ni ERC, ni Podemos pusieron una sola reclamación. Sembrar ahora dudas es tirar piedras contra el tejado de la democracia, de la que viven.
Las ideas hay que tenerlas claras
Evidentemente, tengo que hablarles de las elecciones en Francia, donde han pasado a la segunda vuelta Marine Le Pen y Emmanuel Macron. Ante la disyuntiva, Jean-Luc Mélenchon, la opción de Podemos en la primera, tiene que preguntar a las bases, ¡toma ya! El diputado socialista Ignacio Urquizu lo expresaba perfectamente: “Hay una parte de la izquierda que sigue sin entender nada. Ni Hillary era igual que Trump ni Macron es lo mismo que Le Pen”.
Patxi López, tan cerca, tan lejos
Según El Independiente, si Susana Díaz gana las primarias socialistas el ex lehendakari pondría proa a Bruselas donde, con el beneplácito de la andaluza, podría comandar un equipo en el que encontraría a fines como Elena Valenciano o José Blanco que, además, ya se han posicionado con Díaz. En la misma pieza insisten en que el equipo de campaña de López asegura que esta vez es cierto que no hay acuerdo, pero también recuerdan que el vasco no ha criticado a su rival, mejor colocada.
No, no tienes derecho a tener razón
El tuit de Pedro Duque: “Se puede decir que la Tierra es plana porque hay libertad de expresión, pero ningún derecho ampara tener razón”, no se acota solo en el caso de la reciente tesis doctoral que ha querido probar que no vivimos en una esfera achatada por los polos. Twitter es así: la libertad de expresión y de elección, para algunos, conlleva el derecho a tener razón solo porque ejercen esas libertades con insistencia. Pero me temo que, otra vez, está en lo cierto el astronauta.