Yo fui una vez a un Gaztetxe

Yo fui una vez a un Gaztetxe, a un concierto, cuando empezaba a salir con la que hoy es madre de mi hija y mi hijo, y ambos nos sentimos bastante desplazados y fuera de lugar. Se ve que no era de fiar para personas como Ane Lindane, capaz de escribir tuits como este pensando que son una buena idea: “¿Os suena su cara? A mí tampoco. Pues es Alba García, la candidata a lehendakari por Sumar, nació en 1988 y es de Bilbao igual que yo. No perdamos la buena costumbre que siempre hemos tenido en EH de desconfiar de esa gente a la que no hemos visto en la puta vida en un Gaztetxe”. ¿Qué más puedo añadir?

No, por favor

He visto a los partidos crear blogosferas, el uso de los grupos y las páginas de Facebook durante las campañas, la irrupción de Twitter, la dictadura de los vídeos verticales que impuso Instagram y, por supuesto, ahora me toca asistir a la “tiktokización de la política”. Nada de lo anterior es malo en sí mismo, pero algunos pasos sí nos han llevado a terrenos pantanosos: el de Twitter (hoy, X) y este último, hacia TikTok, que concentra lo peor de Internet. Por lo que he visto, no creo que la campaña gallega haya abrazado esta red social con todo lo que conlleva, como sugieren en Público, y espero que no lo hagamos en la vasca.

Y si…

He esperado pacientemente a la reflexión de Pablo Iglesias en Canal Red sobre los resultados de esas mismas elecciones gallegas, para saber qué análisis hacían en Podemos sobre sus resultados. En este caso, ha llegado por medio de un editorial sin firmar que, en un primer vistazo, parecía poco prometedor: “Podemos mira a las europeas”. Sin embargo, la tesis que desarrollan más abajo es más interesante: básicamente, creen que tienen más músculo que un Sumar que puede ser flor de un día, suflé que baja rapidito. Lo más significativo es que el análisis no suena complaciente sino esperanzador.

Nadie quiere ser una o un pringado

Sé que soy de esos que en su lecho de muerte se arrepentirán de haber trabajado demasiado. Y no lo hago por dinero, a los hechos me remito. Lo hago porque creo que tengo que sacar mi marca adelante y porque quienes han confiado en mí y pagan mis facturas se merecen que dé lo máximo. En resumen: soy un pringado. Así me ven, no me cabe duda, quienes vienen por detrás y tienen muy claro que no van a trabajar tanto como yo. A estas alturas ya pienso que hacen bien. En Pymes y Autónomos también lo ven: Las y “los más jóvenes tienen claro qué implica ser autónomo: poca vida social, y pagar, aunque no te paguen y lo gritan en TikTok”.

Cada vez menos vascos y vascas

Hoy, ni la izquierda abertzale es tan vasca como fue. Así que, ¿qué podemos pedir a quienes han mantenido nuestras tradiciones por devoción al otro lado del Océano? En About Basque Country (siempre digo lo mismo: si no existiese habría que inventarlo) reflexionan sobre el artículo de “la periodista Danielle Echeverria que ha publicado el diario San Francisco Chronicle sobre el auge y decadencia de la gastronomía vasca en esta ciudad. Un artículo que va mucho más allá de la apertura o cierre de restaurantes, sino que ayuda a entender la evolución de su comunidad vasca y la situación actual en la que se encuentra”.

La venda

Ha sido la Ertzaintza la que ha iniciado, motu proprio, la investigación sobre los graves hechos ocurridos en Tolosa. Que un ciudadano tenga que ser intervenido de un ojo por una actuación policial es grave. Que la Ertzaintza haya iniciado diligencias internas es lo exigible. Y la institución está respondiendo a la exigencia que como ciudadanía debemos mantener. Lo que no me parece tan exigible es que los sindicatos “reclamen” al consejero de Interior “que se posicione en defensa” del cuerpo. La posición de Erkoreka la decidirá él con el Gobierno. Condicionar es una manera de frenar más que de avanzar.

La herida

Solo un par de días antes de lo sucedido en Tolosa y lo reclamado por los sindicatos de la Ertzaintza, Xabier Lapitz publicaba en su Instagram cómo el juez ha sobreseído la denuncia de esos sindicatos policiales “por injurias y calumnias”. El periodista concluye: “Intentan callar a la prensa y les sale mal. Urge cambiar el modelo de nuestra policía”. Primero, me alegré por Lapitz, como periodista y como compañero. Después, me pregunté: ¿qué es “cambiar el modelo policial”? ¿Qué policía actúa diferente a la que tenemos en Euskadi? También es exigible, esta vez a nuestra profesión, que tengamos mucho cuidado con los eslóganes.

La hipocresía

Pero si algo ejemplifica la hipocresía estos días es el anuncio de que Alberto Garzón iba a incorporarse a la consultora de asuntos públicos de Pepe Blanco y, finalmente, ha renunciado a hacerlo por las críticas. No por los principios. Todo el tema desborda hipocresía: Garzón tenía que haberse mantenido porque tiene todo el derecho del mundo a trabajar en el ámbito privado y porque, además, así podríamos abrir el debate, por fin, sobre la actividad de las y los expolíticos. Porque si ponemos trabas a su reincorporación al mercado laboral nos ponemos trabas, como sociedad, para incorporar a la política a las y los mejores profesionales.

El decoro

Pablo Iglesias está quedando fatal: su texto adulando, aparentemente, la capacidad de Alberto Garzón para ser profesor universitario, es una trampa de libro para dejar claro que hacía mal en incorporarse a una consultora privada y agitar al graderío de la banda izquierda. El victimismo de Iglesias es también de manual (un manual viejo y con poquito interés, por cierto). Y finalmente: que dé por hecho que la universidad pública es el espacio en el que, por derecho, deberían de acabar las y los políticos de su banda, es una muestra clarísima de cómo considera Iglesias, que tomó decisiones ejecutivas, “lo público” y “lo privado”.

Pero en campaña quedaban bien

En El Blog Salmón no se cortan: primero, desnudaron la Ley de Vivienda y la presentaron como poco útil para bajar los precios del mercado de alquiler. Y ahora critican el uso de fondos ICO para avalar la compra de viviendas, alertando de que fomentar la demanda solo logra una cosa: subir el precio. De esta manera, el tema estrella con las que se lanzaron a las elecciones PSOE, Podemos, Sumar, ERC y Bildu (responsables de la aprobación de esa Ley de Vivienda) muta ahora, que toca actuar, en otra cosa: buenos argumentos electorales que no resuelven problemas reales. Y eso lo debería de tener en cuenta la ciudadanía.

Ya sabrán ellos y ellas

Supongo que ya lo sabrán las y los de los tractores: la extrema derecha en España y en toda Europa está arrimando el ascua que encienden las y los agricultores a su sardina. Esto es una evidencia, y que medios digitales que alaban los discursos de Vox en el Congreso, como Edatv, dediquen casi toda la portada de su web al tema, con el debido enfoque, es una prueba clara. ¿Es lo que quieren? ¿Es lo que buscan? Pues si no es así que se desmarquen también con claridad, porque los populistas están jugando su juego pero la capacidad de mover el tablero la tiene el sector primario. No puede perder la sociedad y ganar la extrema derecha.

Cada populista, con su tema

Y después de que la extrema derecha marisquee en el campo, lo que queda en el cedazo lo aprovechan en el lado contrario del arco: “La CUP busca capitalizar la tractorada en Cataluña con ataques a la agro-industria” (El Independiente). Cada populista, con su tema. Pero lo importante, lo vemos en casa, lo vemos fuera, y lo vemos todos los días, es que no se quede ninguna reivindicación laboral o social por politizar. ¿Es esto normal? Aquí y ahora, sí, pero no tiene por qué serlo: los consensos básicos no deberían retorcerse o, simplemente, omitirse, por un cálculo electoral. Y quien pase de ellos, por lo menos, que se sonroje.

Tenemos que decir (y asumir) la verdad

Estamos mucho más cerca del colapso del planeta y de nuestra civilización de lo que creemos. O de lo que queremos creer. Y ante una situación de emergencia es urgente que digamos y, sobre todo, asumamos la verdad. Por supuesto, cualquier restricción tiene que empezar por los ultrarricos, nuestro cáncer. Pero todas y todos tenemos que asumir la culpa: pedir una moderación de las exigencias medioambientales como si pudiéramos permitírnoslo solo da otra oportunidad a la extrema derecha para rebañar. De lo más realista que leí ayer fue este tuit de Tony Tornado: “No a la agenda 2030, sí a la agenda de mis santos cojones gordos”.

Qué tuit más triste

Algunas filtraciones que está haciendo Podemos del maltrato al que, según su relato, le somete Sumar, están muy mal medidas. Por lo que cuentan, Yolanda Díaz no tiene piedad con los morados como no la ha tenido antes con otros compañeros de viaje. Pero este tuit de Pablo Iglesias no aporta nada: “Entrar en el despacho de una diputada sin su consentimiento y arrojar sus informes médicos al pasillo es un delito. Tanto quien ejecutó la acción como quien la ordenó, debe rendir cuentas de inmediato. Si esto pasara con diputados del PP o del PSOE hoy no se hablaría de otra cosa”. El problema es que hablemos de ello, Pablo.

Contémoslo todo

La elección de Michelle O’Neill, “la primera mujer católica al frente del gobierno de Irlanda del Norte” es, como bien titulan en la BBC, “un hito”: que la vicepresidenta del Sinn Féin sea la “ministra principal” supone una novedad y una oportunidad para la comunidad irlandesa, siempre en peores condiciones y minorizada por la británica. Pero O’Neill no podrá hacer lo que quiera: en Irlanda del Norte existe una cohabitación forzosa que coloca como viceministra principal a Emma Little-Pengelly, del unionista DUP. El hito es el cambio de roles (y no es un logro menor), pero los límites siguen existiendo.

«Un ciclo» es una bicicleta

“Un ciclo” puede utilizarse para tantas cosas que hasta puede ser sinónimo de bicicleta y, en boca de Pello Otxandiano, “un ciclo político” (Electomanía) son 40 años de asesinatos por pensar diferente en nombre de un pueblo que exigía paz. Es decir: fascismo con todas sus letras. ETA fue fascismo y quienes formaron parte de ella, la defendieron o la defienden son fascistas. Y quienes colaboran en la “operación blanqueamiento” son eso: colaboracionistas. Reducir a las víctimas y su dolor, y a los victimarios y los que se aprietan para que les coja su sombra, en “un ciclo político” es ofensivo.  Y no entro ni a discutirlo.

Tienen derecho a no ponerse de acuerdo

Sumar y Podemos no tienen por qué ir juntos a ningún lado. Es evidente: son dos partidos distintos que ocupan el mismo espacio pero no pueden cohabitar. Y no pueden hacerlo porque Yolanda Díaz ha querido “matar al padre” pero ese muerto está muy vivo. Más, por lo menos, de lo que les gustaría a muchos. Y por eso ante las elecciones vascas tenemos varios escenarios: que ambos partidos se diluyan como un azucarillo para beneficio de Bildu. Que Iglesias pida el voto para los de Otxandiano y Otegi, como ha hecho para el BNG. O que Iglesias y Díaz se tomen el vasco como un pulso propio y suban las revoluciones en la izquierda.

Así, con todo

Con la cantidad de personas, especialmente en Euskadi, que hay repartiendo carnés de izquierdas, lo raro es que no me hayan dado uno aunque solo sea por error. Pero mientras en esos partidos se preocupan casi todo el tiempo de sí mismos, el resto de personas llegamos a conclusiones con facilidad: la jueza Kathaleen McCormick ha anulado el pago de más de 50.000 millones de euros de Tesla a Musk por abusivo. Y en esencia, la jueza ha tomado la decisión correcta. Me da igual los condicionantes y los contratos: cuando una persona percibe tanto dinero de una empresa que controla está cometiendo un abuso global.

Ojalá lo pague

Como tengo ojos en la cara, también he visto y he podido opinar sobre las declaraciones de Xavi Hernández del pasado fin de semana. El victimismo del entrenador, intentando que creamos que hay un complot contra su equipo resulta, sencillamente, indignante. Hay una frase que me parece especialmente desacertada y la destacan en Iusport: “El Barça está pagando lo del caso Negreira”. No lo está haciendo y, por desgracia, no creo que nunca lo haga, porque si el Barça resulta condenado por soltar dinero para ganarse el favor de los árbitros un descenso de categoría sería lo mínimo que podía pagar.

Un poco más mudos

Siempre he creído, y lo he dicho cuando he tenido oportunidad, que República era un digital infravalorado. Me resultaba muy cómodo leerlo porque solían enfocar con acierto los temas, sin caer en el populismo y buscando puntos de vista no necesariamente objetivos pero sí bastante razonables. Así que su cierre es, como en el caso de casi todos los medios, una mala noticia. Su paso a negro (o blanco, que es como queda su web ahora) deja el universo de medios digitales un poco más polarizado, y para quienes los consultamos a diario resulta un poco más dura su lectura sin una voz un pelín más centrada.

Esto no va así

¿Quienes más tienen que ganar menos y tributar más? Sin duda. ¿Hay que subir el resto de sueldos? Por supuesto. ¿Necesitamos trabajar menos horas? Claro. Pero es muy fácil legislar y que la factura la paguen otras y otros. Y no estoy hablando de las y los grandes empresarios, al contrario: las medianas, pequeñas y pequeñísimas empresas que nos dan servicio cada día (el bar en el que desayunamos, la tienda de deportes del barrio en la que hemos encargado regalos para Olentzero) se ven afectadas por los anuncios generosos de Yolanda Díaz a cargo de autónomas y autónomos a quienes, por cierto, ni CEOE ni Antonio Garamendi representan.

Aquí sí que hay que intervenir

Me parece bien, insisto, el control del gobierno sobre las grandes empresas (aunque tengo clarísimo que no puede obviar a las más pequeñas). Es más, soy exigente y quiero que sea más exhaustivo: las entidades bancarias ponen trabas para enviar copias de facturas de la tasación que obligaban a contratar para que no reclamemos los famosos gastos hipotecarios, y “las energéticas han cobrado 12.000 millones de más en dos años a familias y empresas en los recibos de la luz y el gas” (Público). Para atajar ambas cuestiones sí que el gobierno español debería intervenir, pero, claro, aquí hablamos solo de empresas gigantes, y la cosa cambia.

El bloque del PSOE

La noticia en El Nacional sobre las enmiendas que Junts ha incorporado a la ley de amnistía con ERC, por un lado, y con EAJ-PNV, por otro, es muy interesante más allá del titular. Resulta que estas se suman a las que el PSOE ha pactado con ERC “de la mano de Sumar, Bildu y el BNG”. Esa doble vía pone de manifiesto que hay un bloque totalmente alineado con el gobierno de España, y otro que no renuncia a sumar y, por supuesto, negociar todo lo que se pueda. Y pueden ponerse Arnaldo Otegi y Mertxe Aizpurua, la de los amaneceres preciosos en la capital del reino, tan dignos y estupendos como quieran, que Bildu y ERC están de pagafantas.

Acabarán por formar un medio más grande

Si las y los laminados por Pablo Iglesias y quienes se han enfrentado a la dirección de Podemos han podido formar una agrupación más grande que el partido morado, al paso que va la ira de Pablo Iglesias, con las y los periodistas castigados por él (y la ayuda de otro Roures, o del mismo Roures) van a acabar creando un medio de izquierdas más grande que el que lidera el que todo lo puede: “Los choques entre Podemos y Sumar aumentan la tensión en el canal de Pablo Iglesias” (Vozpópuli). Uno de los fundadores de Canal Red, el periodista Sergio Gregori “ha sido apartado” por “su intención de realizar un programa más plural”.

¿Qué significa?

Ayer por la mañana, mientras nos regocijábamos en la eliminación del FC Barcelona por los cuatro zarpazos del Athletic, encontré esta noticia en Iusport gracias a Edu Velasco (el aita): “La RFEF perdería 5 millones de la Supercopa si el Barça no acaba 2° en LaLiga”. ¿Qué significa esto? ¿Qué va a suponer? Porque en la pelea de las plazas de Champions también están los de Bilbao y puede meterse la Real Sociedad si Girona, Atlético o Barça, flojean. Después de todo lo que hemos visto y sabido (sí, me refiero al caso Negreira), ¿habrá presiones para cobrar ese bonus? ¿A quién, a los árbitros? La culpa es, por supuesto, de quien lo negoció y lo firmó.