Podemos es Pablo Iglesias

No sé mientras escribo esta columna si Pablo Iglesias ha triunfado o ha pinchado en su regreso, pero sí sé que, cada vez más, Podemos es el partido de Pablo Iglesias. Para empezar, porque así lo ha querido él, imponiendo sus criterios como el de que elegir a un líder implica elegir a un equipo completo, o sus pulsos: o con Pablo, con su casa y su familia, o sin líder. Para seguir, porque la desbandada que ha encabezado Iñigo Errejón pero que, lista a lista, es cada vez más devastadora, muestra un partido en descomposición. Y para terminar porque si tu esperanza es el regreso del mesías, cualquier tropiezo del mesías acaba con tu esperanza.

Y sus éxitos no son todos suyos

Aitor Esteban replica en Twitter a Pedro Vallín, un interesante periodista de La Vanguardia, que el póster que ha difundido Podemos, precisamente, contiene por lo menos un error grave que afecta al portavoz de EAJ-PNV en el Congreso: el partido de Pablo Iglesias se ha anotado la subida de las pensiones como un logro que ha arrancado al PSOE… Cuando es un hito de la negociación presupuestaria del PNV con el PP que Sánchez hizo suyo para sumarse los escaños abertzales en la histórica moción de censura. Así que, si en Podemos hacen un póster, como reclama Esteban, que lo hagan bien. Porque si no, simple y abiertamente, mienten.

Y ahora también es negativo porque divide

Manuela Carmena tiene una opinión meridiana sobre lo que está haciendo Quim Torra con los lazos: “Es absurdo, antidemocrático e infantil”. Y yo sumo que es, además, negativo porque está convirtiendo un símbolo en contra de una injusticia manifiesta en un símbolo de división. Por supuesto, sé que la Junta Electoral desencadena el problema, pero Torra lo que no puede hacer es agravarlo. De ninguna manera. Si la causa es justa y el símbolo denuncia una tropelía, solo los más torpes pueden convertirlo en un elemento de enfrentamiento y batalla. La guerra de los lazos amarillos la va ganando España porque la va perdiendo Torra.

Ciudadanos termina con las dudas

Ciudadanos ha decidido terminar con todas las dudas que están surgiendo, como la mala hierba, sobre sus procesos de primarias, en los que, según los denunciantes, se habrían dado pucherazos digitales que, de un modo sospechosamente sistemático, siempre habrían favorecido a las opciones propuestas por la alta dirección. ¿Cómo ha decidido cerrarlo? Por la brava: los que los están investigando han concluido que no hay anomalías pese a las denuncias y han amenazado con sanciones a los posibles denunciantes. Y así es como “la nueva política” finiquita un tema que le molesta en precampaña.

Vox ya ha ganado

Pase lo que pase en las próximas dos elecciones, Vox ya ha ganado. Ha ganado la batalla de los medios lanzando mierdas que los periodistas graban, fotografían, muestran en portadas y espacios de privilegio, describen su olor junto a varios contertulios (uno o dos de Vox, incluidos) y, finalmente, pisan para que todos oigamos cómo suena. Los medios han invitado a portavoces y contertulios de extrema derecha para legitimarles mientras ganan audiencia, clics o retuits. La atención es hoy una mercancía barata y que, al mismo tiempo, todo el mundo quiere. Pero pocos se responsabilizarán del ascenso de los ultras.

Política miserable

Creo que en El Nacional se han quedado cortos cuando explican “el gesto más maleducado de Arrimadas en el Parlament”. Lo que hace la candidata de Ciudadanos es una política miserable cuando espeta a los representantes nacionalistas catalanes: “No se pongan nerviosos, que ustedes aquí son muy gallitos y luego, ante el juez, se vienen abajo”. Es difícil tener y exhibir una bajeza moral y política semejante. Y también es difícil para Ciudadanos cambiar ahora de guion: han hecho del Procés una cuestión de Estado pero Vox les ha adelantado con cuatro mensajes de WhatsApp, y ya solo les queda la escalada de miseria política.

No es un tertuliano normal

Fernando Paz no es un tertuliano normal porque cree que “hay terapias para reconducir a los gays”. No hay libertad de expresión que ampare eso, ni hay explicación de Espejo Público o Antena3 que justifique la invitación a este contertulio. Que este se desnude moralmente tampoco es suficiente si lo hace como un invitado normal y no como un entrevistado al que es obligatorio señalar la ponzoña que sale de su boca. Si normalizamos el mensaje de la extrema derecha, a su interlocutor y a los medios que les dan voz, normalizamos a la extrema derecha. Y eso no podemos permitirlo, simplemente.

Hay temas que no se debaten

No se puede debatir si la homosexualidad es una enfermedad, porque no lo es. Ni se puede debatir si portar armas puede ser considerado un derecho, porque solo es un riesgo. Así que la negativa de Juan Soto Ivars a acudir a tertulias que legitiman estos discursos por medio de una discusión de igual a igual que nunca debería de darse, es el camino. Por desgracia, me temo que las productoras encontrarán a alguien que sí se preste a conversar con el descerebrado que piense que una terapia modifica el amor o que dejar que todos llevemos pistolas genera más seguridad. Si lo defienden, son ultras, no son contertulios.

Tampoco estuvo bien antes

Javi Vizcaíno fue el primero recordaba en Twitter el vídeo de Pablo Iglesias defendiendo portar armas “como una de las bases de la democracia” en un monólogo de los suyos en La Tuerka, en esos que muestra lo listo que es. Mucho más que cualquiera de nosotros. Esos programas en YouTube le llevaron a las tertulias y las tertulias, al Congreso. Entonces, con ciertas dosis de sorna y soberbia, y otras tantas de la claridad meridiana con la que ve el mundo Pablo Iglesias, reclamaba que el pueblo no puede ceder el control de la violencia al Estado. Hoy, en Podemos asegura que no iba en serio, pero el discurso le coloca al nivel de Abascal.

Si no es una estampida, se le parece

Pablo Iglesias ha dicho tantas cosas de un modo tan sobrado que facturas como la del derecho a portar armas emergerán sin avisar en los próximos años. Unos años en los que Podemos, como es el deseo de Iglesias, cada vez más será un proyecto personal. Porque cuando se consume su regreso a la sede, tras su baja por paternidad, puede que se encuentre con Pablo Echenique y un par de globos, como decía un tuit afortunado. El último en abandonar el barco morado es Pablo Bustinduy, considerado uno de los valores del partido… Y considerado, también, un errejonista. Parece que lo segundo ha sido lo definitivo.

Lo que nos deja Internet

Llevo tiempo advirtiendo de que el Internet comercial (el de los buscadores, las redes y la publicidad dirigida, que es todo uno) no nos ha traído nada bueno. Y por desgracia las pruebas me siguen dando la razón: Facebook ha eliminado ya 1,5 millones de vídeos de la matanza en Nueva Zelanda que el presunto autor, Brenton Tarrant, habría emitido en directo por medio de esta red social. No creo que el acento deba ponerse en que Facebook no pudiera parar ese streaming, sino en que haya 1,5 millones de personas (y las que lo harán después) capaces de compartir las imágenes de los asesinatos.

Sí, es más grave de lo que parece

Gracias a mi amigo y compañero Aner Gondra leí en Twitter un hilo fascinante y aterrador sobre cómo algunas ideas racistas, supremacistas y de llamada a la violencia se difunden con inusitada facilidad en Internet. Puedes partir, como hace Emilio Doménech, el autor de los tuits, de un youtuber famoso, y acabar en foros xenófobos y ultras. Solo es necesario pasar tiempo delante de la pantalla para que las sugerencias de temas y vídeos te vayan llevando al pozo más oscuro de la red, que está ahí, esperando a personas frágiles para achicharrarles el cerebro. Al final, Internet no nos ha salvado de nada. Al contrario.

No hace falta ir muy lejos

Pero no hay que adentrarse en Internet para impregnarse de ideas ultras. Estas van a asaltarnos en solo unas semanas, cuando la campaña electoral sirva de excusa a Vox para lanzar legalmente su programa que, después de observar su acción parlamentaria en Andalucía, va en serio en cuanto a lo rancio y lo facha. Visto lo visto resulta especialmente preocupante que, como señalan en El Independiente, el partido de Abascal esté nutriéndose de generales del ejército español para preparar sus listas. Lo ultra no estaba en casa, como suponíamos, nunca salió de los cuarteles.

Y en Podemos no mandan los círculos

Vista la gravedad de todo lo anterior, que en Podemos no manden los famosos círculos es una ridiculez. Pero también es la constatación de un fracaso, el de la participación, y eso también es importante. Al final, los partidos de “la vieja política” que siempre han sido asamblearios siguen siéndolo, y los de “la nueva” solo sirven de ejemplo de que la participación no son más que fogonazos controlados por unos pocos. Ya no hay fotos en las cuentas de Twitter de aquellos círculos porque no se reúnen. Y cuando deciden, como en Barcelona, Iglesias y Colau alteran el orden de las listas provocando enfados y hasta renuncias.

La destrucción termina en autodestrucción

Al final, la CUP, en su espiral de destrucción ha acabado por autodestruirse. Y ahora, ¿qué? Poca cosa: la habitual sopa de nombres de la izquierda que concurren juntos a elecciones entre críticas de los que se les han escindido y forman otra ensalada de siglas, por venderse los primeros al sistema. Un sistema que no dudaron en menoscabar desde dentro, por desgracia, desde el nacionalismo catalán, haciendo rehenes a los partidos de tradición democrática y dando argumentos a Ciudadanos, PP y hasta PSC, que veían en la CUP un motivo para el ataque. Tanta destrucción no ha servido para nada. Y lo peor es que estaba cantado.

Necesitamos más de esto

Creo que no hemos valorado en su justa medida la decisión de Pablo Iglesias de disfrutar en su totalidad de su permiso por paternidad. No es un gesto, es una forma de demostrar una convicción y, sobre todo, es una acción que necesitamos. En este día a día en el que estamos metidos, en el que actuamos como si nuestro tiempo no fuera nuestro bien más preciado, que alguien importante para su organización (del tipo que sea) haya decidido disfrutar del tiempo que le corresponde, de su derecho, de sus hijos, solo merece reconocimiento. Ojalá todos y todas, empezando por el que escribe, hiciéramos lo mismo.

Pero hasta haciéndolo bien se equivocan

El ya famoso cartel de Pablo Iglesias anunciando su regreso, con un “vuelve” en el que remarcaban el “él” en la víspera del 8-M, es un error. Ni cuando lo hacen bien (una baja de paternidad disfrutada en su totalidad) los de Podemos aciertan. Y no, no se trata de un fallo de comunicación. Pablo Iglesias es el que ha cultivado su liderazgo desmesurado con sus continuos retos: “O a mi manera o sin mí”. Y de aquellos polvos, estos lodos mesiánicos que cada vez están peor valorados por la ciudadanía. “Pablo Iglesias se reencuentra con la gente. Muy pronto también, con la realidad”, tuiteaba Pamplinero.

Y faltaba Echenique

Para no empañar la celebración de ayer he guardado hasta hoy la enésima tontería del político más sobrevalorado de España, Pablo Echenique: “No haré huelga el 8-M porque tengo mucho trabajo”, era el titular que destacaban en El Español. Y es que es una frase llamativa porque en ella todo, absolutamente todo, está mal. Él no estaba convocado a la huelga, y la carga de trabajo no tiene nada que ver con el derecho y las ganas de ejercerla. Por otro lado, ¿acaso las mujeres en Podemos no tienen tanto trabajo como él? ¿Son más prescindibles que el segundo de a bordo de Iglesias?

¿En qué consiste una huelga?

Más me ha sorprendido lo del comité de empresa de Playground, que ha tuiteado: “Playground es una empresa feminista pero descontará el salario correspondiente a las trabajadoras que vayan a la huelga el 8-M. Nosotras, desde el Comité, le pedimos a Playground que demuestre su feminismo manteniéndoles el salario intacto”. Que yo sepa, una huelga consiste en poner de manifiesto una ausencia laboral que se activa con todas las consecuencias, empezando por la pérdida económica. Reclamar el pago como muestra de feminismo es, como poco, una decisión extraña.

Motivos de sobra

Miss Kiddo se ha relajado mucho, ya no es esa ninja moderna, como la de su avatar, que tuiteaba lacerando con su katana. Pero cada vez que vuelve a Twitter da motivos para no dejar de seguirla. En un breve hilo deja claro que no está de acuerdo con muchas proclamas de ese feminismo que quiere tener razón por ser feminismo, y no por ser justo (que lo es en casi todas sus expresiones). Pero admite hacer huelga para revertir la invisibilización y ese machismo cultural que está impregnado en las grandes obras, escritas con los ojos de hombres, y también en la publicidad.

A las puertas… de la evidencia

A las puertas del 8-M, Aina Díaz exhibe con acierto la falta que hace que el feminismo avance para lograr la igualdad real: “Preguntan a Irene Montero si el permiso de paternidad de Pablo Iglesias lo ha debilitado como candidato y como Secretario General. Sed conscientes de que esa pregunta en una sociedad igualitaria no tendría cabida”. Esta balear, abogada en Podemos, según su propia biografía de la web del Partido, da en el clavo, sin más. Y añado: que Pablo Iglesias esté disfrutando de su permiso de paternidad como diputado, en su totalidad, solo habla a favor de Iglesias.

Ellos sí tienen conciencia de clase

Otro que resume perfectamente en un tuit una verdad como un templo (o palacio, que les va más a los referidos) es Roberto García: “Que los cachorros de la familia real sean de Vox y vayan a actos de Vox muestra que tienen una gran conciencia de clase y que se comprometen con la defensa de sus intereses y de los suyos. Ojalá todos fuéramos igual”. Sin que haya llegado a confirmarse, Froilán podría haber sido visto en la ya famosa manifestación de Colón del trifachito, y Victoria Federica, en la fiesta de Abascal con 700 jóvenes en una discoteca… propiedad de un cuñado de Felipe González, para más señas.

¿Qué es Twitter para el Procés?

Twitter fue una herramienta muy importante para la difusión de los pasos de los independentistas. Los miles de seguidores que tenían las cuentas más relevantes daban muestra de ello y en alguna ocasión lo hemos mencionado en la columna. Pero Twitter no sirve para nada efectivo. Sin embargo, Isaac Rosa hace esta reflexión: “El juez Marchena reprocha a un abogado defensor que lea trozos de entrevistas. Abogado: ‘De acuerdo, señoría, pero aquí hemos leído hasta twitter’. Juez: ‘Ya, pero el twitter es otra cosa’. Estaría bien que aclarase qué otra cosa es, vista la importancia de los tuits en el juicio”.

Obama, en su línea

También gracias a Twitter (hoy me veo obligado a hablar solo bien de esta red social que, normalmente, demuestra ser un pozo sin fondo de guano) hemos llegado a esta advertencia de Barack Obama y que ha relanzado y traducido David Redoli: “Si ganas una campaña electoral dividiendo a la gente, no serás capaz de gobernarlos más tarde. También serás incapaz de unirlos después”. Evidentemente, Obama habla de EE.UU., pero lo que dice es universal. Por desgracia, es igualmente universal la irresponsabilidad de los líderes que optan por la confrontación y división por un puñado de votos.

Una autocrítica siempre es necesaria

Termino con esta serie excepcional de tuits, y lo hago con Luis Alfonso Gámez: “Es una pena pero la desconfianza actual en los expertos la hemos alimentado en los medios durante décadas equiparando opiniones de expertos de verdad y charlatanes”. Como todos los anteriores, este periodista ha sido capaz de resumir en unos caracteres una inmensa verdad. Los medios no hemos sabido ofrecer diferencias entre un experto y un vendedor de libros (o de humo), y esa tendencia en Internet se ha lanzado irrefrenablemente. Tenemos que volver a dar valor a quien sabe, y no a quien habla.