¿Y mañana, Pablo?

Pablo Casado aprovechó ayer el tiro en el pie que se ha dado Vox con la moción de censura. ¿Y mañana? ¿Pablo Casado va a romper el lunes los acuerdos que tiene firmados con Ciudadanos y Vox en las comunidades de Madrid, Andalucía o Murcia? Porque si no lo hace, su discurso acertado (para su parroquia) de ayer solo se queda en palabrería. Casado dio un paso adelante, dibujando un país en el que Vox y el gobierno de PSOE-Podemos forman parte del problema en el que el PP es la solución. Pero los discursos no son nada sin acciones, así que si le queda algo de honestidad, o rompe con Vox o colabora con Vox.

¿Qué izquierda?

Juan Carlos Monedero despreciaba en Twitter el breve discurso de Aitor Esteban durante la moción de censura con este argumento: “Si hay menos fascistas en Euskadi es porque la gente de izquierda les ha plantado cara”. ¿Qué gente de izquierdas? Los batallones de gudaris que se enfrentaban a los golpistas eran del PNV, ETA nació para sustituir a los jeltzales durante el franquismo, errando principios y fines ya desde su creación; y en democracia los fascistas eran los que mataban a quien no creían en una Euskal Herria de izquierdas nacida sobre balas y explosivos, y quienes les justificaban, por supuesto.

Abascal está amortizado

La columna de César Calderón en Economía Digital sobre el papel de Santiago Abascal me parece de las más acertadas: “Como si de un Donald Trump enloquecido se tratase, ha ido recorriendo todas las magufadas posibles del universo conocido para componer un paisaje dialéctico más propio de la cabeza de un adolescente con problemas de socialización”. Y coincido plenamente en que “Abascal marcó su tope”. El de Amurrio está amortizado después de su papelón en la moción de censura. Tal vez él no lo vio venir, pero creo que sí lo hicieron quienes le empujaron al estrado desde su propia bancada.

El ídolo de Santi

Cualquiera que siga mínimamente las políticas estadounidense y española se ha dado cuenta de que Santiago Abascal intenta copiar las formas a Donald Trump. Pero quien le escribe los discursos al líder de Vox es incapaz de diferenciar qué puede tener efecto en España de lo que sí lo tiene en EE.UU.. Si continúa este seguidismo, dentro de poco veremos a Abascal asegurar que lo malo de los gobernantes actuales, desde Urkullu a Sánchez, es que hacen caso a los que saben, pue este es el último argumento de Trump contra Biden: “Si votáis a Joe Biden, escuchará a los científicos” (Huffington Post).

Racistas, ¡fuera!

La crónica de Salvador Sostres sobre el partido entre el Barça y el Ferencvaros es infame por la referencia que el columnista y cronista de excepción incluyó sobre Ansu Fati, al que define así: “Mantero jovencísimo y negro que de repente veías corriendo por el Paseo de Gracia cuando alguien al grito de: ‘¡Agua, agua!’, anunciaba que la Guardia Urbana había llegado” (Abc). Ante semejante muestra de racismo, Antoine Griezmann reaccionaba en Twitter: “Ansu es un chico excepcional que merece respeto como cualquier ser humano. No al racismo y no a la mala educación”, y el Barcelona demandará correctamente a Sostres.

Vergüenza

El final de la huelga de hambre de los presos de Lledoners fue una de las mejores noticias prenavideñas: Catalunya necesita volver a la normalidad urgentemente y esa es una labor de todos los actores y agentes. Flaco favor hacen a esta demanda Carlos Herrera, Juan Carlos Girauta, Arcadi Espada y Salvador Sostres con su foto desde una marisquería y el mensaje: “Empezamos huelga de hambre”. Los dos últimos ya son solo dos bufones de la derecha rancia. Herrera no debería de caer en el peor tuiterismo. Pero lo de Girauta, por diputado, es injustificable.

Nacionalismo paleto

Uno se los protagonistas de la foto de la vergüenza de la que acabo de hablarles, Juan Carlos Girauta, se ha enfadado con Hermann Tertsch porque el periodista ha echado en cara a Ciudadanos, fíjense, el reportaje en Diario Vasco de los líderes políticos de Euskadi comiendo en una sociedad donostiarra. Girauta y Tertsch son de esos a los que les gusta relacionar el nacionalismo con lo peor de lo rural, pero no he visto una muestra más clara de ese nacionalismo paleto que retorcer ese reportaje, muestra de una normalidad democrática vasca que deberíamos exhibir más.

No es un periodista

Cake Minuesa se quejaba estos días de Navidad de que nadie de LaSexta, Telecinco, Cuatro, o TVE le ha llamado para preguntarle qué tal estaba después de que el pasado 21 de diciembre un idiota le agrediese en Barcelona. Minuesa sabe que ningún periodista tiene obligación de llamar a un agredido. Pero le da igual porque lo suyo es provocar, también cuando va micrófono en mano y cámara a tres metros. Minuesa tiene de periodista lo que yo de cocinero: la cuchara de palo. E insisto: los compañeros que se han referido a él como “un reportero agredido” solo se han rebajado.

Monedero el rapero

Cuando vi a Juan Carlos Monedero marcarse un villancico navideño a ritmo de rap con su habitual matraca (que él es el pueblo y vigila al poderoso), me alegré: no hay mejor manera de retratar a alguien que esperar a su autorretrato. Y se supone que Monedero es de los listos: el profesor de Iglesias y Errejón, el que trabajaba para el gobierno venezolano y cobraba su buen dinero público chavista, el que tenía una sociedad unipersonal para tributar menos, y el que fundó La Tuerca y Podemos. Lo siento por quienes confiaron en su capacidad revolucionaria y ahora se encuentran a un aspirante a showman.

El vídeo que hay que ver

He escrito sobre Catalunya en el primer párrafo, en el central y reincido en este final pero con el vídeo que tienen que ver: lo ha publicado Gabriel Rufián (que sigue sin caerme bien) y en él se distingue a manifestantes con pañuelos amarillos que el pasado 21 de diciembre detenían a quienes tiraban contenedores y querían montar barricadas y algarabía. ¿Infiltrados? No tengo motivo para pensar que no lo fueran si comparo a estos buscadores de pelea con esa ciudadanía que volvía a dar una lección de civismo. Aunque en Euskadi sabemos demasiado de tontos con pasamontaña.

Hablemos de las pensiones

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Ahora que PNV y PSE se han puesto de acuerdo para abordar la necesaria actualización (y esperemos que superación) del Estatuto de Autonomía, podrían empezar por exigir, sobre todo los socialistas, que se cumpla y nos transfieran, de una vez, la gestión de la Seguridad Social. Porque por muy mal que se gestione en Euskadi, seguro que el resultado es mejor que en España: faltan 9.000 millones de euros que saldrán del menguado fondo de reserva pero no hay acuerdo para ello.

Hablaron de los andaluces

A colación de la afirmación de Cristina Cifuentes de que los madrileños están tapando los agujeros económicos de los andaluces, Javier Caraballo ha recopilado una serie de comentarios anteriores de miembros del PP sobre la ciudadanía de Andalucía: “A los andaluces, la realidad nacional les suena más a chirigota, no tiene la seriedad necesaria que tiene que tener una reforma estatutaria» (María San Gil), “los niños andaluces son prácticamente analfabetos. Chaves no ha hecho nada por su educación, parece que le gusta y quiere que estén así” (Ana Mato), “el resultado de 31 años de Gobierno socialista andaluz y tres modernizaciones es que los niños andaluces no tienen para comer tres veces al día. Íbamos a ser la California europea pero, con el bipartito, parecemos Etiopía” (Rafael Hernando).

La foto del Vanity Fair

No, no me refiero a la de Patxi López en un salón de Ajuria Enea escuchando música repantingado mientras la crisis empezaba a achuchar a las empresas de Euskadi. Esta vez es Pablo Iglesias el que protagoniza una imagen ridícula, igual que en el caso del ex lehendakari, fruto de su propia vanidad (claro): aguantando un botellín de cerveza en su mano mientras le terminan un smoking a medida, con la coleta y sonriendo. ¿Un triunfador de nuestro tiempo? Hortera como solo él pero, sí, convencido de que es un triunfador para “la gente”.

Sostres se gusta de Franco

Sabemos que Salvador Sostres es un columnista provocador y que le encanta que hablemos de él en Twitter o en otros periódicos que él considerará de provincias desde su atalaya del ‘Abc’. Pero también creo que, le hagamos o no el juego, es importante retratarle con el artículo que ha escrito alabando la herencia de Francisco Franco. Algunos de los extractos más repugnantes pulularon por Internet, a modo de denuncia, de la mano de tuiteros relevantes como Javier Pérez de Albéniz.

Otro buscavidas

Ayer mismo les daba mi opinión sobre Lagarder Danciu, el tipo que se había presentado en una manifestación profranquista con un cámara para que le grabara cómo recibía una paliza. Hoy les recomiendo el texto en Magnet sobre el sujeto: en este blog son mucho más comedidos y presentan al personaje en su contexto. Pero después de leerlo me reafirmo: con la excusa de su activismo a favor de los derechos y la igualdad, Lagarder solo ha buscado notoriedad para sí.