Noche de fantasmas

Elon Musk es un fantasma. El fantasma con más dinero del mundo, es cierto, y con todo ese dinero, no podía ser de otra manera, es un tipo muy pagado de sí mismo que cree que su paso por este mundo lo cambiará todo. ¡Ay, el día que se dé cuenta de que sus millones no le librarán de que el resto irán a por el bollo cuando él esté en el hoyo, como en todos los casos de la humanidad! Mientras tanto, juega a trascender cuando dice que ha comprado Twitter “por el futuro de la civilización” (EPE). El futuro de la civilización si por algo pasa, y estoy completamente seguro, es por acabar con los ultrarricos como él. Sin eso no habrá futuro.

¡Vaya susto!

Si yo fuera Elon Musk o Mark Zuckerberg, sin duda, me centraría en lo que se me da bien, cada vez trabajaría menos y dejaría a los demás que innovasen. Pero me temo que precisamente porque esa es mi actitud ante la vida no soy ni el de Twitter ni el de Meta. Lo que no creo es que le merezca la pena al segundo, con todo el dinero que tiene y lo que ha logrado, llevarse disgustos: “Facebook se hunde en bolsa y ya pierde cerca de 700.000 millones en solo un año” (ADSL Zone). Todos lo vemos: mucha gente entra solo de vez en cuando a la red social que un día fue la más recurrente, y eso ya no vale para repartir beneficios millonarios.

Pues el terror todavía va a más

Lo peor para Facebook, en cualquier caso, no es su presente de estrella que se apaga, sino su futuro: Hugo Sáez ha creado un hilo en Twitter con unos cuantos gráficos y noticias que vaticinan un futuro muy negativo para Facebook, pero también para Instagram (también en Meta, la gran matriz de Zuckerberg), y muy positivo para TikTok, cuyo crecimiento no tiene antecedentes. No obstante, yo lo matizaría un poco: aunque se dirija a jóvenes, TikTok ha llegado a un mercado maduro. Facebook e Insta fueron avanzando a medida que comprábamos smartphones y adquiríamos tarifas con datos, por eso no hay precedentes.

Un disgusto menos

TikTok, a igual que Twitch u Onlyfans, han impactado en una población muy acostumbrada a entretenerse con el móvil. Su éxito, pese a esta evidencia, es indiscutible, y especialmente en el cado de las dos últimas, muy significativo, porque su modelo de negocio es el de la suscripción (eso que perseguimos los medios de comunicación digitales, por ejemplo). El de OnlyFans, además, es un caso especialmente interesante porque sin quererlo se ha convertido en una herramienta con un público muy claro: el que busca sexo on-line. Pese a las reticencias iniciales, “garantiza contenidos para adultos durante 5 años más” (Trecebits).

Peligro de muerte

Llevo tiempo advirtiendo en las redes sociales, como el típico viejo solo que se lamenta en voz alta en la calle, de que la moda del café de especialidad en casa nos va a traer un disgusto: la cantidad de gente que se habrá quemado intentando montar su cafetera italiana cuando el agua ya hervía no sale en TikTok. En la red social, y cada vez más, en Instagram, lo que vemos son bomberadas como la que leemos en El Periódico: una influencer anima a usar esas cafeteras con leche en vez de con agua, e incluso a atascar con pepitas de chocolate el mecanismo, que va a presión, y que en varias casas de sus seguidores ya ha estallado.

Sí hay futuro

Soy periodista, vivo de ello y sé lo afortunado que soy. También sé que tengo un trabajo siempre discutible en un momento de cambio, y eso me parece apasionante. Por eso cuando caigo en piezas como “Papel y digital en un oficio del siglo XXI” solo puedo leerlas y recomendarlas. Yo tengo mi teoría (como que hemos despreciado la diagramación on-line y estamos pagando las consecuencias) y mi visión de futuro (que el papel será otro producto, exclusivo, y el de masas será el medio on-line), pero es mucho más interesante leer a las y los responsables de grandes diarios que entrevistan en El Periódico de España.

Igual más que en YouTube

Antonio Ortiz en Retina cree que YouTube puede ser la plataforma con mejor presente y futuro porque su sistema de pago a las y los generadores de contenido es de las más claras. Pero lo que sí está bastante diáfano es que esas y esos generadores, a los que antes llamábamos “youtubers”, quieren que el modelo de negocio de las plataformas cambie. Ortiz llama “feudalismo digital” al que ejercen las webs, repartiendo beneficios de modo arbitrario y poco transparente. Y quienes las alimentan quieren que esto evolucione, y que también los canales pequeños y medianos tengan su trozo del pastel.

Todas se copian

La guerra en Internet es en todos los frentes: las y los creadores contra las plataformas y estas, entre ellas. Es evidente que Instagram está copiando a TikTok (y lo está haciendo bien porque tiktokers están incorporándose a la red de Meta), pero TikTok también ha emulado a la que antes fue la reina de la foto, para alivio de muchas y muchos generadores de contenido que estaban muy a gusto con sus fotos y tuvieron que empezar a hacer vídeos. Pues bien, según Trecebits, la red china va a permitir ahora fotos en su timeline. No todo serán imágenes en movimiento. A mí que nadie me mire, yo sigo siendo de Flickr.

Y la tecnología cambia

Que en Xataka recomienden una Sony para grabar vídeos para TikTok me parece lo de menos. De hecho, me extraña poco que de las grandes marcas de foto y vídeo haya sido la japonesa la que se marque el tanto hasta con accesorios casi específicos. Y tampoco sé de qué me extraño cuando veo que las empresas ya empiezan a sacar cámaras adecuadas para que la chavalada se grabe bien para sus redes. El artefacto, con micro y pie especial, cuesta casi mil euros, pero permite grabar en vertical y la pantalla de extrae y gira para que puedan verse mientras se graban. ¿Nuevas necesidades? De nuevas tienen poco.

La verdadera brecha digital

La verdadera brecha digital no es la que separa a quienes no se manejan en entornos de Internet y quienes sí lo hacemos, más bien es esta otra que encontramos en el ya añojo Yahoo Finanzas: “La disparidad creciente entre el valor de mercado y la actividad real en el mundo de la Web3 durante los últimos años”. Se refieren al “proyecto Metaverse Decentraland”, que ha costado más de mil millones de dólares y cuyos creadores “entraban en pánico por la bajísima cantidad de usuarios activos registrados en un periodo de 24 horas”. Nada más que “apenas 38 clientes”. Por cierto, el proyecto es de compra-venta de espacios virtuales en el Metaverso.

Defienden a este

“El general Sergey Surovikin se ha estrenado con un ataque contra civiles en Kiev” (Público). El nuevo jefe del Ejército Ruso en Ucrania, nombrado el pasado sábado, solo dos días antes de que empezaran los bombardeos, tiene un largo historial: asesinato de manifestantes rusos durante unas protestas, matanzas en Siria, comercio ilegal de armas, operaciones sangrientas en Chechenia y, por supuesto, una alta distinción militar, la de ‘Héroe de Rusia’, que le impuso Putin. Quien defiende las acciones “defensivas” del Kremlin matando a civiles en Ucrania ante cada derrota militar, defiende a Surovikin. Que nadie lo olvide.

Indefendible

No hace falta ir tan lejos para encontrar hechos y personas indefendibles. “Las petroleras sacan más margen de beneficio que nunca a la gasolina y al diésel. La CNMC revela que el margen bruto de distribución de gasolina 95 y gasóleo A –sin contar impuestos ni petróleo– se elevó en julio al máximo histórico” (El Confidencial). O lo que es lo mismo: Putin no es el culpable, es la excusa para subir los precios. Y leer y escribir esto me deja estupefacto. Más bien, me deja con ganas de soltar un par de insultos. Y entiendo lo que es una empresa y la lógica del beneficio al accionista, pero no entiendo el abuso. Venga de quien venga.

Somos insostenibles

Nuestra civilización es insostenible. No tenemos recursos suficientes para satisfacernos. Y ya no hablo solo de la voracidad de las y los ultrarricos: “China se come un tercio de todo el pescado del mundo” (Xataka). “El 80% de todo el pescado que se ha recogido este año en las aguas internacionales frente a países como Argentina, Ecuador o Perú lo ha recogido China”. Y lo hacen porque sus caladeros están esquilmados y diezmados por su actividad industrial. Pero “el pesquero es solo una de las muchísimas facetas que tiene el hecho de que cada vez hay más millones de personas incorporándose a estilos de vida intensivos en recursos”.

El gran “descontrol” de China

Dentro del gigantesco “descontrol” de la cuadriculada dictadura China también nos encontramos con TikTok. En realidad, la falta de alimentos o el éxito desmedido de esta red social son consecuencias de un crecimiento bien calculado. Si proyectan alguna sensación de caos no es por descontrol, sino por lo pésimas que son algunas consecuencias. En el caso de TikTok, los contenidos perniciosos, como la cantidad de cuentas en las que dan consejos sobre invertir en criptomonedas que esconden venta de producto (cursos, inversiones) van a ser regulados, por lo menos, por la CNMV, según La Información.

La gran metáfora

El cuadro hiperrealista que pintó Antonio López de la familia real española, por el que cobró 300.000 €, y que retrata a Juan Carlos I y Sofía de Grecia junto a sus dos hijas y su hijo (un pelín apartado) está actualmente cubierto por “un visillo con el que se oculta el cuadro cuando hay visitas oficiales porque se avergüenzan de él” (El Periódico de España). No solo eso: “Mientras que Felipe es capaz de mandar al ostracismo a su padre, no se atreve a retirar el cuadro de ahí. Por eso, cuando finalmente lo quiten, que lo acabarán quitando, ¿qué van a poner? Felipe está tan asustado, que ni siquiera ha querido pintarse como rey”, según Peio Riaño.

¡Y no lo retira!

Rosa Díez miente. Lo sabe. Se lo ha explicado hasta el alcalde al que ha señalado en su mentira. Pero no retira su tuit publicado el pasado 18 de agosto, en el que comentaba la noticia que ya trajimos a esta columna por su falsedad: “Alsasua organiza una jornada contra la Guardia Civil y la Policía y exige su expulsión” (Vozpópuli). La exconsejera vasca de Turismo con el PSE asegura: “Lo hace el Ayuntamiento de Alsasua, formado por Geroa Bai y Bildu”. A lo que Javier Ollo, alcalde de la localidad, responde: “El Ayuntamiento nunca ha organizado este acto y este año tampoco”. Pese a ello, Díez mantiene su tuit.

La grandeza de no hacer ruido

Muy enfadado tiene que estar Ignacio Aguado para hacer pública su baja en Ciudadanos sin dejarse nada en el tintero: “En el caso de que la refundación ‘fuera necesaria’, Aguado cree que ‘tendría que ser impulsada por una nueva Ejecutiva y no por la misma que lleva tres años encadenando un fracaso electoral tras otro’” (El Confidencial). Acusa a esa ejecutiva de haber emprendido “una huida hacia delante” y lamenta “la ausencia total de estrategia, el desgaste de la marca y la falta de un liderazgo”. Irte bien de los sitios, sin hacer ruido, es un arte que en Ciudadanos se les ha dado siempre regulinchi.

Correcto

“El ministro de Transporte francés, Clément Beaune, ha anunciado que Francia está estudiando limitar el uso de aviones privados por parte de particulares y empresas en distancias cortas o cuando existan alternativas ferroviarias”, leo en Nius, y casi me levanto y aplaudo al ordenador. Beaune plantea, además, que esta sea la norma en Europa, lo que ya casi me hace llorar de la emoción. No podemos permitir que los ricos contaminen lo que quieran mientras nosotros separamos latas, envases, papel y vidrio. Ni es justo, ni es motivador, ni realmente sirve para nada nuestra labor ante un jet privado.

¿China sí puede moverse?

No dejo de alucinar, a mis cuarenta y tantos, con cómo intentan tomarnos el pelo a todas y todos a diario: no hay manera de explicar el conflicto entre China y EE.UU. por Taiwán sin aclarar que China lo que quiere es que nadie le sustituya como proveedor. De la misma manera, no es posible explicar que el gigante asiático (aquí, tirando de lugar común) perdone “la deuda de 17 países africanos ante la mirada crítica de Estados Unidos” (Misiones Online) sin hablar de cómo la dictadura oriental intenta quedarse con las minas y sus recursos incluso empeorando las condiciones de vida de quienes las trabajan y los extraen.

Sí, nos rastrean

Esta es la típica noticia sobre algo que todo el mundo sabe pero que, por fin, se ha confirmado: por supuesto, las redes sociales rastrean nuestros movimientos fuera de ellas, por ejemplo, en el buscador de Google. “Una investigación desvela que esas plataformas (Instagram, Facebook y TikTok) incrustan código en los navegadores externos para seguir rastreando la actividad y comportamiento de sus usuarios” (EPE). Lo ha desvelado un “exempleado de Google y Twitter especialista en privacidad”. ¿Cómo funciona? Cuando seguimos un link dentro de una red social se abre un navegador dentro de la plataforma que recoge nuestros datos.

Son ellos los que sobran

Ahora que la izquierda abertzale habla claramente de su manejo de las fiestas patronales y los recintos de las txosnas, igual es un buen momento para que repasemos nosotros también todo lo que hemos visto, sabemos y, digámoslo claro, nos ha asqueado durante toda nuestra juventud. Por ejemplo, especímenes como los que han intentado amedrentar al hijo de Carlos Iturgaiz en las fiestas de Getxo. Los que sobran son los que insultan, amenazan y excluyen, como siempre. Los que sobran son los que manipulan, obligan a poner ciertos carteles o hablan en nombre de todos cuando no representan a casi nadie. Como siempre.

El calor mata

No entiendo a quienes se empeñan en negar que el calor que estamos pasando no es normal. Los datos en España lo dejan claro: “En lo que llevamos de verano, el de 2022 ya ha sido el más caluroso de la historia en 25 provincias. Temperaturas extremas y termómetros más de 10 grados por encima de lo normal” (El Diario). Datos que, por desgracia llevan otros asociados: “La primera ola de calor del año, la de principios de junio, que batió récords históricos, también coincidió con un pico de fallecimientos. No es casualidad”. Por supuesto que no lo es: la cifra de fallecidos supera incluso a la del verano de la pandemia.

El agua, también

Estamos desatados y aprovechando el verano a tope. El mayor número de salidas y la intensidad con las que las disfrutamos tienen que ver, claro está, con que nos demos más txonbos. También el calor provocado por el cambio climático, por supuesto. Pero una cifra, otra vez, nos invita a que nos zambullamos con precaución: “82 personas murieron por ahogamiento en julio en España, el cuarto peor mes de la historia. Casi la mitad de las víctimas mortales de julio se concentraron en tres CC.AA.: la Comunidad Valenciana, Andalucía y Cataluña” (El Independiente). Y no, esta columna no es la de sucesos.

Netflix siempre fue insostenible

El modelo de negocio de Netflix siempre fue insostenible: los precios bajos y las suscripciones compartidas no podían sostener todas las producciones o adquisiciones de la plataforma, y ni siquiera hemos empezado a hablar de la puesta en marcha y mantenimiento de semejante maravilla técnica. Pero mientras la plataforma crecía nadie atendía a la evidencia, algo ya totalmente habitual en esta economía virtual en la que vivimos y que solo sirve para que los espabilados se forren. Ahora que la curva de suscripciones no mira hacia arriba y Netflix tiene aprietos, todos los problemas, los que ya conocíamos, afloran.

El rumor de Tiktok

Convivimos con una nueva generación de personas permeables a los rumores de la prensa del corazón que no leen revistas hechas con papel couché ni ven Telecinco: se alimentan de Tiktok que es una especie de concentrado con todo lo peor de YouTube. Pues bien, esta semana ha comenzado con un tema del que todo el mundo hablaba: la supuesta cuenta de Leonor de Borbón en esta red social en la que, como cualquier otra adolescente, según dicen, salía bailando. Yo no he dado con ella pero sí con decenas de chavales y chavalas que aseguran conocerla sin ofrecer ninguna prueba, pero acumulando miles de visitas.