La tragedia como excusa

Están los que no entienden nada y están en los que no quieren entender. Están los que ven una tragedia como la de Galiza y se les mueve algo por dentro y los que la ven y aprovechan para echar balones fuera. Esteban González Pons tuiteaba a Puigdemont: “Hoy no tengo cuerpo para tus delirios” y, solo unas horas después, el del PP retuiteaba varios enlaces a su artículo sobre el president de Catalunya. No niego la tristeza de Pons, pero tampoco su intención.

Los bulos nos perjudican a todos

Sobre los incendios en Galiza la cuenta Maldito Bulo en Twitter ha tenido que desmentir varias informaciones falsas que corrían por las redes sociales digitales: que la ley de montes permite edificar sobre suelo quemado, que el agua de Vigo ya no es potable y que Portugal (donde también sufren el fuego, otra vez, y con peores consecuencias) enviaba bomberos a Galiza. ¡Bastante mal está España e incapaz se muestra su gobierno como para que difundamos bulos que perjudican a todos!

Malas intenciones

“Si el ministro dice que en Catalunya no se enseña el castellano, yo que viví toda mi vida allí debo haber escrito mis dos libros en esperanto”, tuiteaba el periodista Xavier Aldekoa en respuesta a la denuncia de moda desde España: que la escuela catalana adoctrina con el idioma y los contenidos. Este largo puente también hemos visto ese Aznarismo de que la catalana es una sociedad enferma. La misma mierda, exactamente, que echaron contra Ibarretxe y Euskadi.

A Rosa Díez se le ha ido de las manos

No es la primera ni será la última a la que su obsesión contra una forma de pensar se le ha ido de las manos. Me refiero a Rosa Díez, capaz de ver una rojigualda en una canoa sobre el Nervión. Lapitz mostraba el tuit y opinaba que tal vez la de UPyD necesitara ayuda. Aner Gondra también en Twitter le recordaba que no podía criticar el “chanchulleo” con nacionalistas quien había sido consejera con Ardanza. Pero ella ya va a tumba abierta, no pierde nada. Ya ni dignidad.

¡Bien por el Athletic!

Por tuits como el que les enseño dimos a los community managers el primer reconocimiento de Deia a estos nuevos profesionales. En este caso han tenido que responder a un “hooligan” (eso dice él) de la Real Sociedad que mostró una foto de tres jugadores negros de la cantera del Athletic y poniendo en duda su origen vasco. Una visión capada de la realidad que los de Ibaigane respondieron con acierto: “Vascos de Zumaia, Iruñea y Gasteiz”. El de la Real ha borrado su tuit.

Sí, es por eso

¿Por qué España no quiere que Catalunya se independice? Porque perdería uno de sus motores económicos y, con la probable salida después de Euskadi, perdería el otro. Y al final, España sería un estado europeo en el que, Madrid aparte, Valencia y Cantabria tirarían del carro. ¿Se lo imaginan? ¿Por qué no quiere Europa que lo haga? Porque el efecto llamada sería irreversible y casi todos los estados europeos tienen cuestiones nacionales en el armario que no quieren airear.

Me mojo

Soy muy malo haciendo quinielas políticas, y creo que en los últimos años solo he acertado la que planteamos en la mesa de En Jake con los hipotéticos titulares del 11 de octubre. Pero me mojo y vuelvo a hacer un vaticinio: estoy de acuerdo con Alberto Lardiés que, en El Español, cree que la única salida son unas elecciones autonómicas en Catalunya. Creo que las convocará Puigemont después de tres meses harto de intentar avanzar entre los tirones de Rajoy, la CUP y los suyos.

El pasado tuitero de Puigdemont

Cada vez me parece mejor idea que los presidentes de Gobierno tengan su propio perfil en Twitter. Así, apostaría por una cuenta llamada @lehendakari para Urkullu que luego continúe el que venga, y solo con información oficial. De este modo evitaríamos en parte lo que le ha pasado a Puigdemont, que es lo mismo que le sucedió a Pedro Sánchez o a Donald Trump: su pasado tuitero, cuando estaban lejos de los liderazgos que ostentan, se les vuelve en contra.

Un historión

Así lo califica el periodista Xavier Aldekoa, que es el que lo ha llevado a Twitter y ha hecho que miles de personas descubramos a Joseph Duo, que tuvo la fortuna de protagonizar una de las fotos más icónicas del conflicto de Liberia (obra de Chris Hondros) y que, hoy, catorce años después, se presenta a las elecciones presidenciales. En realidad, se postula para uno de los 73 escaños entre casi mil aspirantes en todo el país, pero gracias a él volvemos a mirar a Liberia y su realidad.

¿Once millones sin rentabilidad?

Conozco un poco el sector tecnológico: me paso el día mirando Internet y leyendo noticias sobre empresas que intentan prosperar gracias al medio, y por suerte, junto a Bego Beristain en Onda Vasca he entrevistado a decenas de empresarios del sector en Euskadi y alrededores. Pero algo se me escapa porque no alcanzo a entender que una empresa, Hundredrooms, “levantara” hasta once millones de euros de inversión (¿sin modelo de negocio?) y ahora esté a punto de cerrar.

La bajeza de Girauta

Juan Carlos Girauta se pone al mismo nivel que quienes hacen chistes por el accidente de aviación (laboral, al fin y al cabo) que costó la vida a un militar el pasado 12 de octubre: quienes utilizan a las víctimas, sin que importe quién sea la víctima ni quién la utiliza, se convierte automáticamente en un tipo tan despreciable como quien se ríe de ellas. Y Girauta lo hace con una serie de tuits para, agárrense, negar el diálogo con el nacionalismo. Qué falta de altura.

¿Quién es peor nacionalista?

El 12 de octubre para mí siempre ha tenido un punto divertido: el de ver cómo los “antinacionalistas” exhiben y justifican su nacionalismo español inflamado durante un día. Un buen ejemplo es Girauta, nacionalista español (me parece estupendo) que desprecia al resto de nacionalistas. Los que no creo que sean nacionalistas, sino fanáticos y fachas (y en Euskadi les hemos conocido y los reconocemos) son quienes quemaron banderas catalanas como parte de la fiesta española.

Hablando del 12 de octubre…

Las banderas, que para algunos son símbolos que unen, ponen en común y sobre los que edificar una nación, para otros son toldos estupendos con los que ocultar sus vergüenzas. Por ejemplo, en España el 12 de octubre taparon que Human Right Watch calificó de excesivo el uso de la fuerza el día del referéndum, y la condena del Consejo de Europa a esa misma violencia. Ambas noticias saltaron el día de la fiesta nacional española, pero la cabra las ocultó bien.

Podemos necesita hablar de España

En Podemos han detectado un problema: su posición, de perfil durante todo el procés y especialmente en su parte final, la más dura, les está costando cara. Necesitan girar, coger el toro por los cuernos y, de una vez, hablar de España. Ojo, no es que no piensen en ella porque Podemos es un partido profunda y legítimamente español, y sus políticas, decisiones y el origen de sus líderes lo demuestran. Ahora lo que tienen que hacer es mostrar su naturaleza.

Dalas no quiere más polémicas

Igual alguno de ustedes se quedó con la curiosidad de qué pasó con Dalas, el youtuber al que Wismichu (otro youtuber) acusaba de ser un maltratador y un manipulador, y al que cerraron durante unas horas su canal. Pues bien, el tipo en cuestión ha publicado un vídeo bien llenito de publicidad en el que se despide para siempre, según él, de las polémicas. Pero el número de suscriptores ha bajado drásticamente (lo que afecta a sus ingresos) y, sinceramente, no me creo su renuncia.

Cara España

420.000 € cuesta solo el desfile de Madrid y más de 800.000 los actos organizados en toda España por el Día de la Hispanidad, una fiesta llamada a convertirse este año en una victoria más que simbólica y más que moral sobre Catalunya. Me gustaría conocer el desglose del presupuesto porque poco dinero me parece después de la campaña de publicidad que han encargado, a lo grande, y que todos hemos sufrido, y por si contempla el propio gasto militar.

Colón ya no es querido en América

Del mismo modo que hoy España celebra una victoria sobre Catalunya que, a mi juicio, no sufrió ninguna derrota, España siempre ha celebrado el 12 de octubre no un descubrimiento ni una llegada, sino el inicio de una invasión, por lo que parece, no exenta de crueldad, derramamiento de sangre ni imposición. Pero en América se revuelven y lo hacen cada vez de un modo más visible: aparecen en EE.UU. estatuas de Colón decapitadas o con pintadas de “genocida”.

¿Con quién empatizas?

Un usuario de Twitter ha hecho parte de mi trabajo capturando los tuits de Jordi Évole y Gorka Otxoa en los que coinciden: la frustración por la suspensión de la independencia que anunció Puigdemont fue mayor en los españoles que querían confrontación. En una foto añadida al mismo tuit se ve, sin embargo, a una independentista llorar. Yo creo que Évole, Otxoa y otros muchos se equivocan porque no son capaces de empatizar y ponerse en la piel desea chica catalana.

Una tontería histórica

El 11 de octubre, con la marea dejando paso a la resaca, en La Información tuvieron el valor de titular: “El Barça presenta unos presupuestos históricos sin saber si sigue en la Liga”. En el cuerpo de la noticia ni una sola referencia al peligro que estaría corriendo el Barcelona de abandonar la competición a mitad de temporada. Nada. Pero en el titular intentan colarnos una mierda que, a estas alturas, es ya motivo de guasa. Y quien se lo tome en serio se retrata.

Por cierto, en España…

El pulso que ha mantenido Puigdemont, y la colaboración de los equidistantes y los medios que hacen el caldo gordo, han permitido a Rajoy tapar sus vergüenzas durante meses. Corrupción, datos del paro, hucha de las pensiones… Y un conflicto vecinal en Murcia del tamaño de unas obras del AVE. Muchos murcianos han protagonizado una auténtica revuelta contra el Estado porque las vías cortaban la ciudad y dejaban barrios apartados por falta de soterramiento.

No es una derrota

Me niego a creer que la decisión que Carles Puigdemont hizo pública en el Parlament es una derrota o un paso atrás. Catalunya, como Euskadi, sigue avanzando en su camino hacia la soberanía, solo han bajado de la quinta marcha al ralentí porque era necesario hacerlo. Pero todos los pasos cuentan para que maduren un gobierno español que, nos guste o no, es el único que da legitimidad a estos procesos, y una sociedad española absolutamente infantilizada.

Y si lo es, lo es de todos

El éxito tiene muchos progenitores y el fracaso siempre es huérfano. Ya les he dicho que, para mí, lo del 10 de octubre no es un fracaso, y si lo fuera asumo mi parte como abertzale, es decir, nacionalista, y periodista que se ha dedicado a observar y trasladarles el procés. Estos días veremos a muchos contertulios, cronistas y columnistas repasar la actualidad como si ellos nunca hubieran lanzado campanas al vuelo. De los políticos triunfalistas hasta el martes no espero nada.

Por ejemplo…

Además de los atriles, las páginas de los periódicos y las mesas de tele y radio desde la que han y hemos hablado sobre Catalunya, en Twitter (más que en Facebook, creo) el tema ha tenido muchísimo recorrido con estrellas del medio que escribían sin responsabilidad. En el fondo, es Twitter, y esa percepción de que todo da igual está generaliza. Ahora nos quieren hacer creer que la de Puigdemont es una jugada maestra. Pero igual que no es una derrota tampoco es una victoria.

En resumen

La misma prensa internacional a la que señalábamos porque recogía la violencia que el estado español ejerció contra la población catalana el 1 de octubre, hoy nos muestra una realidad poco esperanzadora: la CNBC estadounidense, por ejemplo, hablaba de la suspensión del resultado del referéndum. Solo es un ejemplo, soy consciente, pero también es una lectura especialmente dolorosa. Y no es la única. Otros medios hablan de independencia, pero son los menos.

El silencio de Otegi

Una persona tan elocuente, especialmente en Twitter, durante el procés, se ha quedó casi mudo después del discurso de Puigdemont. No se lo reprocho, no soy nadie para hacerlo. Pero sí me sirve para poner de manifiesto que todos esos políticos que, desde la comodidad de la distancia, alentaban el procés, lo que han hecho ha sido agigantar la percepción de victoria de Rajoy y de España. Y Euskadi, ya lo hemos visto, no estaba en esta sintonía. Hace falta más realismo.