Felizmente equivocados

Los que ganaron en España estaban ahí antes de Twitter, son más de mitin y de periódico. Si me apuran, de Facebook. Los que perdieron en España son de Twitter y de tele, y la de ayer era una mala noche para salir en las dos. Los líderes de Podemos y Ciudadanos crecieron con la tele y se agrandaron artificialmente con Twitter, despreciaron Facebook y, sobre todo, el papel, y ayer, a mediados de 2016, demostraron que a finales de 2015 se les acabo el queroseno: habían tocado techo. Por mucho que empujen, por mucho que tuiteen, por mucho que sumen partidos y siglas, más arriba no irán. Así que se hizo el silencio. Seguro que Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, los dos grandes vencedores españoles, hablan hoy en las radios, las de toda la vida. De Iglesias y de Rivera esperamos refugio también en los viejos micrófonos. Pero sus seguidores esperan un tuit, aunque sea por misericordia, que tardará en llegar.

Los últimos que vimos en las cuentas personales eran anteriores a las 20:00, y yo me quedo con el de Alberto Garzón, apelando a que nadie se quedara en casa por lo que IU se jugaba en las elecciones. ¡Y tanto! IU se jugaba una operación financiera estupenda, con doble mailing para llevarse dos veces la subvención, y fondos renovados para pagar la deuda. ¿O Pablo Iglesias va a prohibir que Garzón pague a los bancos con los escaños que ha capitalizado? Entonces, sí, Unidos Podemos paga créditos. Salieron a dar la cara en televisión, es cierto, pero no en Twitter, donde vive ahora cómodamente ahora la burbuja de Internet. Twitter no es un reflejo de la sociedad, es un lugar de paso de una parte de la misma. Y las extrapolaciones, como las encuestas a pie de urna, son más deseos que realidades.

En el silencio, sonó a hueco el hashtag #RajoyPresidente que intentó promover el PP y que como primera respuesta recibió un “gilipollas” antológico. Y entre los usuarios observadores, asomaba la retranca: desde los que deseaban mejor suerte a Iglesias con toda la coña del mundo a quienes disfrutaban con unas posibles terceras elecciones, y en medio los que pedían la dimisión de los contertulios que aplaudían las encuestas del sorpasso.

Al final del ruido, Andoni Ortuzar recordaba que la primera fuerza con origen y destino en Euskadi era EAJ-PNV, y a Iñigo Errejón el tiempo volvía a darle la razón: el ahora tercero de a bordo no ha cambiado en todo este tiempo su descripción en Twitter, en la que se describe a sí mismo como portavoz en el Congreso incluso con la cámara disuelta. Ahora vuelve a serlo porque su asiento, claro, no ha corrido peligro. Lo que ha corrido es el tiempo. Seis meses que, como Twitter, a algunos no les cuesta dinero. Pero que en el mundo real pueden ser una eternidad.

¿Y yo puedo votar?

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Si el permiso para votar te lo tiene que dar un interventor que, mientras te graba con un móvil, te pregunta qué día es hoy, no me dejarían votar la mitad de las jornadas. David Bravo, abogado y diputado de Podemos era un poco más agresivo que yo en su crítica al interventor de En Marea que ha impugnado una mesa porque, a su juicio, una votante no estaba capacitada: “La impugnación es absurda -con esa declaración de incapacidad exprés que se marca el compa- pero subir el vídeo es indigno”.

¿Quién puede hacerlo, entonces?

Lo que hace el interventor de En Marea (la confluencia gallega de Podemos) solo es fruto de la caza de brujas que el propio Podemos lleva montando desde hace años, extendiendo que a los otros partidos les votan incapaces manipulados. Es cierto que ha habido denuncias por intentos de este tipo, sobre todo al PP, pero no es menos cierto que, como decían Xabi Álvarez y Luis Cazorla, si abrimos el melón de la capacidad o incapacidad para votar, lo abrimos por completo. No solo para acusaciones que extienden gratuitamente sombras de duda.

Seguimos con los juicios sumarísimos

Salvo algún verso suelto como David Bravo (que declinó volver a presentarse el 26-J), en Podemos y sus confluencias están evidentemente influenciados por las sentencias que habitualmente dictan sus líderes. Es lógico que en Cambados el de En Marea se viniera arriba con la grabación y la sentencia, con profesores como Monedero, acostumbrados a separar por opiniones sin preguntar: “Los mismos que han votado en GB por salir de Europa son los que en España van a votar al PP”. Este atrevimiento se merece un aplauso.

Aitor Esteban no estuvo en LaSexta

Seguimos con el repaso al fin de semana electoral en Twitter: el sábado por la noche, Aitor Esteban se quejaba con cierta retranca del espectáculo político-televisivo de LaSexta: “Creía que era el ‘Día de Reflexión’ y están dando videos de campaña de los 4 fantásticos en LaSexta. Alucino”. Y seguía: “Y ahora Ferreras dice en LaSexta que invitan a todos por igual pero unos van y otros no. Deben haber perdido mi teléfono”. El número que no quieren perder algunos es el de la audiencia, a costa de hacer, como poco, medias trampas.

Los 100 del PP

Hasta cien nombres propios, todos del PP, y todos con un pantallazo a una noticia en la que aparecían como condenados, detenidos o imputados (ahora hay que llamarles “investigados”) por corrupción, prevaricación, malversación… 100 tuits en la jornada de reflexión (101 con el que anunciaba el inicio del hilo) que son la vergüenza del Partido Popular y que tendrían que desanimar a votar a este partido, y que recopiló Stéphane M. Grueso en la jornada de reflexión, acumulando varios miles de retuits en total.

El mañana de Pedro Sánchez

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Hay nervios: el PP no sabe por cuánto va a ganar en España. Podemos adelantar al PSOE y ser primera fuerza en votos y en escaños en Euskadi. El PNV puede verse, de este modo, por detrás. Ciudadanos puede darse un susto. Pero el que peor lo lleva, sin duda, es Pedro Sánchez, que a su mal resultado (volverá a tener el peor de su partido) suma la crisis que surgirá. Tanto en La Información como en El Confidencial Digital ya hablan de congresos, gestoras, y sobre todo de un futuro negro para el líder y el socialismo.

Dragó votará a Vox

Uno de los votos que ya conocemos es el de Fernando Sánchez Dragó que, como leemos en El Plural, ha hecho público que votará a Vox. Pues muy bien, oiga. Lo que me da pena es que solo hayamos podido usar el cuentagotas para explicarles la parte más friki de la campaña, la de los personajes de segunda y tercera que quieren pasar al primer plano hablando de política, normalmente desde posiciones extremas. Por ejemplo, ¿qué ha hecho Savater en “su” campaña?

Más España

El Brexit ha tapado la noticia en la prensa española y seguramente la haya sepultado en la internacional, pero antes de la tormenta europea perfecta medios como el Financial Times o Bloomberg recogían con asombro el escándalo (porque es un escándalo) de Jorge Fernández Díaz, y también su permanencia en el gobierno después de que se conociera que ha usado instrumentos del Estado para beneficiar a sus propios intereses políticos. Esto es lo que exporta España.

Ni cuidar de sí mismos

La campaña oficial, la de los cuatro, el escándalo de Jorge Fernández Díaz, y el Brexit nos han ocultado noticias que retratan un modo de ser y de hacer: en Almería han taladrado una muralla de casi mil años para colocar un andamio durante el montaje de una pista de tenis para un evento deportivo. La Junta se ha echado las manos a la cabeza pero el daño y, sobre todo, la imagen de que todo da igual mientras la pelotita se mueva y los invitados disfruten del espectáculo, se agranda.

“Te las comes”

Antes de que empecemos con la vorágine del recuento de votos tenemos unas horas de tranquilidad para recuperar temas “importantes” como el que denuncia @mort en Twitter: Facebook ha cambiado el sistema de notificaciones y en 2016 somos presos de todas aquellas páginas que creamos para hacer chistes sobre las cosas más banales y estúpidas. Ahora vuelven como un boomerang para dificultarnos el manejo y para recordarnos cuánto somos capaces de hacer el tonto en las redes sociales.

Que alguien se lo explique

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Alberto Garzón es de esos que creen que todo vale para el convento: “El referéndum del Brexit no es el problema, sino el síntoma. El síntoma de una UE para los mercaderes y construida contra los pueblos”, tuiteaba. Acaso sin saber que han votado “sí” a la Unión lo han dado los jóvenes, los más formados, los escoceses y los irlandeses, y que el “no” se ha promovido con argumentos xenófobos y clasistas. ¿No sabe inglés? ¿No es capaz de entender un mapa de colores? Y si sabe la verdad, ¿por qué escribe eso?

Una explicación

No seré yo quien defienda los hachazos de Rajoy ni su política de espaldas a la ciudadanía y rodilla ante las élites, pero creo que esta usuaria de Twitter ayer estuvo bastante acertada: “El problema de Pisarello y Podemos en general es que para ellos la extrema derecha son Merkel, Cameron o Rajoy, no Le Pen o Farage”. De hecho, solo hay que ver cómo votan en el Parlamento Europeo, y echar un oído a los discursos de la derecha radical para darse cuenta de que nos suenan.

Así es

Otro tuit muy interesante derivado del Brexit ayer fue el de Roger Senserrich: “Y no, esto no es un caso de ‘han votado mal’. Es un caso de ‘líderes irresponsables mintiendo a sus votantes prometiendo lo imposible’”. Así de fácil y trágico. Este pecado de irrealidad y de las promesas imposibles, además, lo han cometido unos y otros. Y es un mal que se extiende irremediablemente, por lo que vemos, además, muy cerca. ¿Qué más da prometer y no cumplir después si has conseguido el voto?

Lo que no consiga Europa…

Soy un europeísta convencido. Y el “Brexit” me refuerza: no solo porque Europa es capaz de establecer mecanismos para desmembrarse. También puede ser la palanca que impulse a Escocia a independizarse, a Irlanda a unirse y a Gibraltar replantearse su amor al imperio británico… Solo por seguir en la Unión Europea. El resultado a medio plazo puede ser muy interesante, con Inglaterra con los pies fuera de Europa pero abrazada, y el resto de naciones tomando sus decisiones.

No nos olvidemos de España

La bomba del Brexit le ha venido muy bien a Jorge Fernández Díaz, ya que la atención se ha desviado hacia las islas y dejamos de mirar todo el tiempo a su despacho. Aunque tapadas, es cierto, las noticias no han dejado de surgir de la mano de Daniel de Alfonso. El director de la oficina catalana antifraude ha puesto a tope el aspersor de mierda, ha acusado a todos los partidos de reunirse con él con similares intenciones, y ha amenazado con guardar información de todos ellos.

Fernández Díaz contará los votos

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El guionista de Buenafuente, Javier Durán, se dio cuenta rápidamente en Twitter: el señor ese que se presenta como víctima porque han usado en campaña una grabación suya pidiendo que se busque información de partidos nacionalistas para atacarles (hay que tener el rostro de hormigón armado), va a ser el máximo responsable del recuento electoral del domingo. El ministro de Interior que usa los instrumentos del estado para intentar condicionar el voto, cuenta nuestros votos.

Llegados a este punto…

El periodista Isaías Lafuente daba carpetazo al asunto de Fernández Díaz con acierto: “Pues sólo hay dos opciones. O dimiten los dos porque todo es verdad o uno destituye al otro por mentiroso”. Realmente, es así de simple, y como decía Aitor Esteban en una entrevista ayer, en cualquier democracia real, la dimisión o el cese no se hubieran discutido. Lo que ha sucedido y, peor, lo que está sucediendo (nada) muestrab un sistema democrático español nada recomendable.

El PP se equivocó

El PP se equivocó mandando una carta amenazante e El Mundo Today para que retiraran la una falsa web electoral que, a modo de chiste, habían publicado los de la página satírica. Unidos Podemos y el PSOE también son víctimas de su acidez, pero solo el PP ha reaccionado tan mal. El Mundo Today accedió a retirarla… E inmediatamente publicaron: “Esa web de la que usted me habla”. Un acierto pleno ante un error mayúsculo de un partido que demuestra que los medios solo le gustan atados y bien atados.

¿Por qué no votamos el Brexit?

Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera, los cuatro que plasman en sus programas que sobre lo que sea una parte de España decidirá toda España, podrían explicarnos por qué, si su razonamiento es tan universalmente cierto, no estamos votando sobre la posible salida del Reino Unido de Europa. El “cuñado de Twitter” es un personaje tan conocido como divertido en esta red social, y ayer se preguntaba eso: ¿por qué no podía votar él? Cualquier español medianamente crítico se podría hacer la misma pregunta y llegar a alguna conclusión.

Encumbrando a gilipollas

Son jóvenes, sin estudios, endiosados por los medios, admirados por millones, deseados por las mujeres y los hombres más atractivos, y jodidamente ricos. Lo tienen todo para volverse gilipollas. Lo raro es que no veamos muestras de su idiocia más a menudo. Imágenes como Cristiano Ronaldo tirando un micrófono de un periodista a un lago. Es cierto que el portugués está jugando mal, no es menos cierto que se “borra” en las grandes citas. Pero nada, tampoco la fama, el dinero y la falta de estudios, justifica el desprecio a un trabajador.