Parece que estamos ante la enésima polémica sobre la dictadura cubana y el oscurantismo de los Castro, esta vez, generada por un libro que ha escrito uno de los escoltas de Fidel, que acusa al iniciador del régimen “de llevar una vida de millonario y de poseer más de 20 mansiones, una isla o tres yates”. Pero va más allá: tráfico de drogas y diamantes cuyos beneficios podrían ir directamente a sus cuentas en el extranjero. Todo ello tapado por la opacidad del régimen y justificado por la doctrina socialista obligatoria en la isla.
Pero los pobres son los españoles
Pero no miremos mal a Cuba, donde al final, lo poco que tienen lo reparten… a menos que seas de los Castro. En España las desigualdades sociales van camino de agrandarse: solo ese puede ser el resultado de abaratar los costes de producción (según ‘Libremercado’), el objetivo que el gobierno español lleva persiguiendo desde que Rajoy rozó con la punta del zapato la moqueta de su despacho en Moncloa. Este objetivo, dicen, buscaba atraer la inversión, pero también contenta a la clase alta española, que disfruta de más márgenes pese a la crisis.
El nuevo circo
Con este sistema de abaratar costes por la vía de la mano de obra, y ampliar los márgenes por la vía de mantener los precios pese a la reducción, algunos podrán comprarse las Google Glass con más alegría mientras otros solo podrán soñar con ellas. Aún así, este es el menor de sus problemas, porque el invento de Google, de momento, solo sirve para hablar de él. Para hablar de él y para invertir dinero, como el que va a soltar RTVE para hacer visibles sus canales en una pantalla tan minúscula que carece de sentido, como anuncian en ‘Vertele’. Ahora, podremos ver la tele mientras andamos por la calle o conducimos. La tontería con la tecnología parece no tener límites.
Twitter dice que Twitter es bueno
Y vamos todos y nos lo creemos. Pero no se rían, que es verdad: cuando Twitter, o Facebook, o Google, o Apple, o Amazon, o cualquiera de estas tecnológicas dice algo bueno de sí mismo, la tendencia natural del periodista es repetirlo y confirmarlo. Y nos quedamos tan anchos. Pero vamos a hacer algo excepcional y a poner en tela de juicio lo que leemos en ‘TICbeat’: “Las marcas que se anuncian en TV y en Twitter aumentan sus ventas, asegura la red social”. Hablan de un 7%, un porcentaje muy bien calculado que roza lo exiguo e incluso lo anecdótico.
Un millón para la burbuja
Pero si creen que ya saben de qué va esto de la burbuja tecnológica después de leer que en unas gafas carísimas se podrá ver la televisión mientras camina, o que una red social habla bien de sí misma, esperen, que ahora viene la traca final: en ‘Gurusblog’ nos cuentan que una App que consiste en enviar la palabra “yo” a tus contactos ha recibido un millón de euros de financiación por parte de inversores que esperan que su dinero se multiplique. Como lo oyen. Aseguran que es tan “adictivo” enviar “yo” a tus amigos por medio de tu móvil, que tiene que haber negocio en ello. No se puede ser más tonto.