¡Cuánto hemos cambiado!

A Podemos le queda cada vez menos de movimiento y se va impregnando de lo que les parecía más criticable, precisamente, de “la vieja política”. Y ese pecado les va a costar una dura penitencia, pero ni con eso dejan de cometerlo: aprovechando una obligada reforma de los estatutos (por ley), Echenique habría incorporado la posibilidad de designar a dedo a los árbitros en los conflictos internos. Incorporación a la que nadie le obligaba y que le otorga más poder.

Tanto Senado, ¿para qué?

Soy de los que no entiende el papel del Senado español. Hoy no es más que una estupenda cámara para que los cuneros de PSOE y PP puedan seguir cobrando, con mayoría absoluta además de los de Rajoy, y un agujero de gasto espectacular. Solo en el último trimestre de 2017 los senadores gastaron casi un millón de euros en desplazamientos, coincidiendo, significativamente, con la aprobación del 155 catalán. ¿Y si suprimen la Cámara Alta, qué pasaría? Pues eso.

El colmo de WhatsApp

Al principio, me resistía a hacerlo, pero confieso que ahora sí uso WhatsApp en el trabajo. Al final, es un modo ágil de mandar un mensaje rápido aunque el e-mail sigue siendo insustituible… Y pese a que sepamos que están cediendo información a Facebook. Ahora el problema es otro: “Las empresas o autónomos que utilicen WhatsApp con sus clientes se arriesgan a ser sancionadas, tras las multas impuestas por la Agencia Española de Protección de Datos”.

Las plantillas… de no-jugadores

De los 7.640 empleados que tienen los equipos de primera y segunda división españolas, poco más de la mitad son jugadores y equipo técnico deportivo. El resto, 3.195 personas, forman parte de las plantillas administrativas, según Palco 23. El FC Barcelona tiene 1.104; el Real Madrid, 776; y el Atlético, 656. Athletic (270) y Real Sociedad (199) se mantienen en la zona media de la tabla, como en la clasificación. Y es que el tamaño de los despachos sí importa, por lo que parece.

Una gran isla de porquería

La pieza en Magnet sobre la balsa de basura que flota en el océano es fascinante: se encuentra entre las costas de California y Hawaii, y tiene una superficie de un millón y medio de kilómetros cuadrados. Para que nos entendamos: tres veces la superficie de Francia. Eso, sí, no parece consistente: se trata de una gigantesca agrupación de partículas de plástico que van deshaciéndose, junto a otros elementos como botellas. Eso no le resta riesgo y lo peor es que seguirá creciendo por nuestra acción.

«No todo vale»

Les dejo con el tuit que María Dolores de Cospedal dedica a Cristina Cifuentes en todo su esplendor, para que lo disfruten: “No todo vale en política. Las actuaciones de estos días contra Cifuentes son mezquinas, machistas y miserables. Parece que a algunos les gustaría conseguir lo que no consiguió un accidente de tráfico mortal. Retomando sus palabras de ayer: a seguir todavía con más fuerza”. Un mensaje que, viendo los acontecimientos, es un monumento al exceso.

La gran diferencia

También en Twitter y sobre este tema, Roger Senserrich se preguntaba con acierto: “¿De verdad tenemos que explicar por qué lo del master de Cifuentes es motivo más que justificado de dimisión? ¿De verdad?”. La gran diferencia entre los políticos de otros países que dimiten cuando les pillan falseando currículums o copiando tesis doctorales es que éstos lo admiten. En España la picaresca nunca ha pasado: Cifuentes lo niega, gana tiempo, entierra el problema y sigue adelante.

¿Sorpresa?

Cuando los gurús hablaban del mundo hiperconectado, ¿acaso alguien se creía que no se referían a lo que hoy a algunos les obliga a poner cara de sorpresa? ¡Por supuesto que doy por hecho que Facebook (la empresa) agrupa los datos que recibe de Facebook (la red social), WhatsApp e Instagram, sus tres grandes plataformas! Lo que me sorprende es la cantidad de personas que no lo sabían o no lo intuían aún, especialmente entre la gente del sector y los más entusiastas.

Lo que no sorprende

Supongo que esta tormenta pasará con algún parche estético para que nos parezca que tenemos más control sobre los datos que regalamos de nosotros mismos, y que seguiremos usando las redes para no perdernos lo que nos enseñan nuestros amigos y los influencers, cada vez más presentes en nuestras vidas digitales. Fíjense hasta qué punto: en La Información han listado a los más influyentes entre los mayores de 50, que también usan estas herramientas y quieren estar de moda.

Qué rule esa cachimba

Son jóvenes, tienen dinero y una vida social activa. También son personajes del cuché, así que por supuesto que voy a comentar el encuentro entre Froilán de Marichalar y “el pequeño Nicolás”, dos de mis personajes intrascendentes favoritos, en el bar de cachimbas que tiene Munir, el jugador del Alavés, en Majadahonda. “Los dos tienen muchas cosas en común: de las polémicas en la prensa a la vida de bon vivants en los locales de moda capitalinos”, resumen en El confidencial.

Ni víctimas ni sorprendidos

En Facebook no son las víctimas del embrollo que ha generado, otra vez, Donald Trump. Si el actual presidente se apoyó para ganar en los datos que Cambridge Analytica había recabado por un agujero de seguridad en esta red social, y estos se habían obtenido de un modo que comprometía a Facebook con pleno conocimiento de Facebook, la culpa, evidentemente, solo es de Facebook. Ángel Jiménez en Twitter explica muy bien la secuencia, que no se hagan los sorprendidos.

Y Facebook reacciona fatal

Pero el mayor fracaso de la hasta ahora todopoderosa Facebook ha sido su mala reacción cuando se ha publicado lo que, por otro lado, muchos intuíamos. Primero, un silencio cuestionable. Después, una sorpresa que nadie se cree. Y finalmente, como cuenta Manuel Moreno en Trecebits, unas medidas que, simplemente, por novedosas ofenden: el control sobre las aplicaciones de terceros y la información transparente a sus usuarios tenían que estar ya en marcha.

Sabido… ¿y consentido?

Nadie lo admitía. Tampoco nadie lo esperaba. Pero es evidente que Facebook hacía negocio con los datos: no solo se trataba de colocar anuncios en su plataforma con públicos autosegmentados, podía tratarse también de gestionar esa enorme base de datos… O de dejar que la gestionen. En The Guardian continúan el serial: Sandy Parakilas, un ex de la empresa, admite que la “recolección” de datos de otras aplicaciones era algo normal y que Facebook simplemente miraba para otro lado.

Solo es un negocio

Uno de los fundadores de WhatsApp, Brian Acton, que formó parte del reparto de los 19.000 millones de dólares que Facebook pagó por la compañía y trabajó después tres años para Facebook (en WhatsApp, claro), ha tuiteado que tal vez haya llegado la hora de que borremos nuestros perfiles en la red social. No podemos perder de vista que cuando se fue Acton puso en marcha Signal, una plataforma de mensajería parecida a WhatsApp pero más segura. Vaya, qué casualidad.

Pero tetas, no

La mejor frase publicitaria se la escuché a Steve Jobs: “Quien quiera porno que se compre un Android”. Pero hay porno en Twitter, Flickr o Tumblr (que se ofrecen en los iPhone), y no lo hay, es cierto, en Instagram o Facebook (aunque aquí sí que hay grupos para compartir fotos sugerentes de menores). Ambas plataformas, propiedad de Facebook, son especialmente mojigatas, capaces de censurar el cuadro “La Libertad Guiando al Pueblo”… Y permitir luego la recolección de datos.

No contribuyamos

La turba ha revivido gracias a Internet. En el caso del supuesto asesinato de Gabriel Cruz, es evidente: mensajes de WhatsApp, tuits y textos o fotos en Facebook absolutamente falsos (como que con un número de “likes” la justicia será más severa), y una agresividad que ha regado la impunidad del anonimato. Hoy cualquiera puede decir lo que le dé la gana, amenazar, insultar y dar por cierto lo que cualquier descerebrado o irresponsable diga. Qué valioso es saber quedarse callado.

Innenarity en estado puro

Siempre es interesante escuchar o leer a Innenarity. En Letras Libres recogen una entrevista al filósofo, que acaba de publicar “Política para Perplejos”, solo con sus reflexiones acompañadas de titulares sencillos. Así apreciamos mejor las dudas y los atisbos de certeza de un hombre informado y que reflexiona. Sobre Internet, por cierto, también tiene una idea apreciable: “Se ha convertido en una cámara de eco capaz de confirmar nuestros prejuicios hasta unos extremos inéditos”.

Todas son empresas

Me gusta el titular de La Información porque creo que empieza excepcionalmente bien: “Esta empresa pretende revolucionar la educación (sin ofrecerte ningún título)”. Udemy ofrece vídeos con formaciones on-line y su modelo de negocio es haber hecho posible que incluyamos en el currículum lo que hemos aprendido viendo tutoriales de YouTube. Pero lo más importante es que se trata de una empresa, como en casi todas las iniciativas disruptivas que van de molonas.

Cristina podría estar deprimida

Cuando Pedro J. Ramírez anunció que su medio digital daría una vuelta al periodismo pensé que, si hay experiencias como la de Ignacio Escolar que han dado pasos interesantes, alguien con mucho dinero y experiencia podía ir más allá. Pero me temo que no va a ser el de El Español, de momento: su digital sigue siendo, entre otras cosas, cortesano, el rasgo del rancio español. Su preocupación por la depresión de Cristina de Borbón si Iñaki Urdangarín entra a la cárcel es muy significativa.

También esto es fútbol inglés

Somos muchos los que admiramos la Premier League porque vemos que han sabido conjugar el gran negocio del fútbol con las mejores tradiciones de este deporte incluso reduciendo la violencia en las gradas (también es cierto de que partían de niveles de violencia muy altos). Pero tiene sus miserias: en La Media Inglesa relatan muy bien las del West Ham, ese club que ha cambiado de barrio (eso en Londres es toda una traición) y de estilo por marketing, y ha hundido a una hinchada.

Una gran, gran viñeta

Manel Fontdevila está soberbio en su viñeta para El Diario en la que caricaturiza el nacionalismo español que nos rodea. También dedica un ratito a aclarar que todos los nacionalismos son malos (no es recomendable ser políticamente incorrecto del todo en esta España), pero la idea general es acertadísima: algunos están muy interesados en tapar con la rojigualda y el himno las miserias judiciales, económicas y políticas del gobierno y el partido que lo ocupa, y les va bien.

Listos muy poco listos

Me parece imprescindible dar a conocer tanto como esté en mi mano el tuit de Libros del KO, la editorial de Fariña, de Nacho Carretero, ese libro secuestrado por la justicia: “Está circulando el PDF de Fariña por WhatsApp con la leyenda de que ‘nosotros lo hemos liberado’. Es mentira. Eso nos hace daño. Nosotros vivimos de la venta de libros”. Dicho de otra manera: los listos que mueven el libro “libre” de la justicia y los derechos de autor por la vía de la piratería, no lo son tanto.

Sí, el objetivo está alcanzado

A propósito de Fariña, David Bravo también recuerda en Twitter una idea muy importante: “Es cierto que si censuran algo suelen provocar un efecto Streisand. Pero no lo celebremos tanto, porque hay otro efecto, mucho más difícil de cuantificar, que es el de los autores que acaban de decidir justo ahora que no escribirán algo como Fariñas y de los que ya nunca sabremos”. Puede que el libro de Carretero se convierta ahora en un superventas, pero la autocensura funciona, por desgracia.

El idioma no es el problema

No creo que Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal hayan formado dos frentes irreconciliables en el consejo de ministros por su posición sobre el castellano en las escuelas catalanas. Dicen en El Confidencial Digital que la primera, junto a Montoro y Báñez, es más laxa, y la segunda, con Zoido, mucho más dura. Pero me temo que el enfrentamiento ni es nuevo ni es por el idioma, y que la lucha de alfiles es una tradicional miseria en Moncloa. Catalunya, otra vez, solo es la excusa.

La culpa no es siempre de los periodistas

Es muy fácil que “ardan las redes” con mensajes sobre la falta de cobertura, por ejemplo, al fútbol femenino. Pero creo que hay que tener en cuenta aportaciones como la de Miguel Ángel Puente: “El Athletic se empeña en convocar las ruedas de prensa del femenino a su antojo. Están en su derecho. El mismo que tienen los medios de acudir. No es obligatorio. Pero, si ves que con tus horarios nadie va, conociendo la realidad laboral que hay, la responsabilidad es sólo tuya”.