La nueva estrella del rock

Hubo un tiempo, nada lejano, en el que Pablo Iglesias podía haber soltado una hostia a alguien en público si hubiera querido: no iba a pasarle nada. Ninguna ni ninguno de quienes estaban entregados a él hubieran dejado de votarle ni de admirarle. Incluso le habrían justificado. Era una estrella del rock’n’roll en su mejor momento. Un momento que ya ha pasado. Ahora es otra la que ocupa su lugar, atrayendo todos los focos: “Yolanda Díaz criticó recientemente a Feijóo por proponer la bajada de IVA a los alimentos”, titulan en El Independiente. ¿Y qué? Es la estrella del rock, las y los suyos lo justificarán todo.

¿Está bien?

Precisamente Yolanda Díaz (que lo está capitalizando todo en “el ala morada” del gobierno) y Pedro Sánchez han decidido empezar 2023 regando de millones a la ciudadanía española y a la vasca en la parte que nos corresponda. Y en el PP, según The Objective, han entrado en “pánico” porque con estos cheques el PSOE “arranca la maquinaria electoral” (el propio Sánchez lo deslizó en la rueda de prensa). ¿Está bien? En el PSOE no es la primera vez: Rodríguez Zapatero cambió unos cuantos votos a cambio de 400 euros vía IRPF. Pero, ¿y en Podemos, guardianes de las esencias políticas, qué piensan?

Sánchez acaba el año como Superman

Lo cierto es que con el cheque para el consumo (con más letra pequeña que un préstamo telefónico) y la rebaja del IVA, por un lado, y la “vía libre para una mayoría progresista en el Tribunal Constitucional después de nueve años y medio”, Pedro Sánchez acaba el año como Superman. Y eso que hace solo una semana estábamos hablando de una serie de encuestas que parecían fortalecer a Núñez Feijóo por la derecha (extrema) y la izquierda (de postal y escaparate). Todo eso ha cambiado: el de Moncloa sigue ganando la partida entre la suerte propia y la resignación ajena porque los grupos que le apoyan saben que no hay alternativa.

Sobre Jaume Roures y Pablo Iglesias

Todas y todos conocíamos, de sobra, la buena relación que mantienen Jaume Roures y Pablo Iglesias. También conocíamos a los personajes por separado: el empresario trotskista involucrado hasta en el Fifagate por el pago de sobornos, y el líder político mesiánico. Pero hay un antes y un después de la columna almibarada del de Podemos al de Mediapro, previa al anuncio (y crowdfundig) del nuevo canal de televisión que lanzarán ambos. El enjabonado, que en Vozpópuli equiparan al de “El Buen Patrón” (película por la que Roures recogió un Goya), fue un exceso hipócrita (¿cuántas veces Iglesias habla de prensa vendida?).

¿El fin?

Sé que se trata de fútbol, de Italia y que la familia Agnelli no ha dejado de ser la propietaria mayoritaria de la Juventus, pero con todo, cándido como soy aún a finales de 2022, pensaba que iba a haber un cambio en el club más importante del Calcio y sostenedor de la Superliga junto a Real Madrid y Barça. Pero no: aunque hayamos leído varias veces eso de “el fin de era” en los titulares, en el cuerpo de la noticia nos encontramos con que “el club estará presidido por Gianluca Ferrero, un asesor corporativo, auditor y miembro de la junta de numerosas compañías de la familia Agnelli” (2Playbook). Realmente, casi nada cambia con el año.

Dos meses luchando por su vida

Se juegan la vida, literalmente, pero las y los manifestantes en Irán saben que con sus protestas están jugándose la vida que pueden llevar. Después de “dos meses de atroz represión y derramamiento de sangre” (República) nada ha cambiado, y el régimen ahora condena a muerte a algunos manifestantes detenidos. Manifestantes hartos de que en su país una lectura integrista de la religión haga que las mujeres especialmente vivan con miedo porque las pueden matar, como mataron a Mahsa Amini por no usar correctamente su hiyab y por ser kurda. La comunidad internacional no puede mirar a otro lado ni un día más.

Hemos enriquecido y adorado a idiotas

Elon Musk es solo el ejemplo más visible de que algunas fortunas, además de indecentes por su volumen, son intolerables por cómo se han conseguido: el único mérito del de Twitter es haber entendido mejor que nadie (solo Jeff Bezos le hace sombra) cómo funciona esta nueva economía virtual. Pero no son los únicos: Stephen Findeisen recordaba en su cuenta en Twitter que Sam Bankman-Fried y Elizabeth Holmes habían aparecido en la portada de Forbes poco antes de perder sus respectivas fortunas con ventas fraudulentas y evidentes señales de no tener ni idea de cómo funciona un negocio básico. Las y los ricos son el lastre.

Insisto

Amancio Ortega no me parece el peor, comparado con los Musk, los Bezos, los Bankman-Fried y las Holmes, pero es evidente que forma parte del grupo que pone en peligro nuestra civilización: “Ortega más otros 124 multimillonarios contaminan tanto como toda Francia, según Oxfam. Las personas más ricas del mundo producen 393 millones de toneladas métricas de emisiones de CO2” (El Economista). No podemos permitirnos sus jets privados, su exclusividad asentada en importaciones de lujo hasta sus casas y sus negocios, o sus excentricidades (como poner en marcha empresas de cohetes espaciales).

Cada cosa, a su tiempo, pero…

No podemos pedir a IU, ni a Sumar, ni a Podemos, que haga algo contra las y los ultrarricos. Son las instancias supranacionales las que deben tomar la iniciativa porque son las únicas que pueden hacer palanca. Pero a los partidos de izquierda españoles sí podemos advertirles de que están haciendo un camino que puede acabar en un sitio muy pequeño o en un barranco. Elige tu propia aventura. Ahora IU “pide paso con un macroevento con mensaje a Podemos: ‘Somos la organización con mayor presencia municipalista’” (El Plural), después de saber que la coalición Unidos Podemos no se reedite para las próximas elecciones.

El tiro en el pie se lo dan todas y todos

Por el bien de la democracia solo espero que esta semana no pasemos otro episodio de bochorno en la izquierda española: “El padre de Yolanda Díaz la defiende frente a Pablo Iglesias: ‘No sé por qué tiene esa obsesión’” (El Independiente). ¿Qué hace este hombre, por mucho que sea un padre defendiendo a su hija, por mucho que haya sido un sindicalista conocido en Galiza, representando ese papelón en Cuatro? Las críticas de Iglesias, en cualquier caso, son el desencadenante, y parece que nadie es consciente de que con esta división televisada a la carrera electoral salen todas y todos cojos, aunque finalmente haya coalición.

Una pelea de abuelos

Solo a Gonzalo Queipo de Llano, de actualidad estos días porque su cuerpo por fin ha sido retirado de un lugar de privilegio, se le atribuyen casi 13.000 asesinatos en Andalucía. Eso no es una pelea de abuelos. Eso es un aplastamiento por razones ideológicas después de un golpe de Estado. Por no hablar de lo que robaron los que tenían el monopolio de la fuerza. Así que Núñez Feijóo va de mal en peor cuando, primero, pide dejar a los muertos tranquilos (las y los de las cunetas jamás lo estarán) y, después, sugiere que “hace 80 años nuestros abuelos se pelearon” (El Diario), como si no hubiera pasado casi nada.

Y crear la Superliga

El sinvergüenzómetro anda disparado en el PP. Si lo de su presidente resulta indignante, lo de su principal reclamo entre la derecha y la pared, Isabel Díaz Ayuso, es sonrojante: “Desde la moción de censura y el pacto de sus socios, la estrategia es acabar con el Partido Popular, anular al Rey, echar a la Guardia Civil de varias regiones, federalizar España” (Huffington Post). Y crear la Superliga, que destruiría otro de los pilares de la España sagrada, como es la Liga de Tebas. ¿Por qué no? Si a ella le vale la colección de chorradas, nosotros también podemos proponer alguna, sería lo justo. Como justo sería que la huida hacia delante de la de Madrid acabase de morros.

No es normal

Acierta Diego E. Barros con su comentario sobre el tuit de Pablo Iglesias después de que la plaza a la que se presentó quedara desierta: “En condiciones normales cualquier universidad contrataría a un candidato así como asociado, más allá de por la experiencia en el campo (la tiene) porque ha sido vicepresidente de un Gobierno con lo que eso conlleva. Es más, en USA le crearían la plaza ad hoc”. No tiene ningún sentido el veto a Iglesias y solo retrata a quienes lo promueven. Y aunque no sea un veto (que lo parece), tampoco tiene sentido que la burocracia o una interpretación restrictiva de la norma evite su contratación.

Esto, tampoco

La carrera académica de Iglesias no la discuto. Tampoco me parece discutible que, más allá de la Academia, Pablo Iglesias es líder en contradicciones: después de lo que sugirió en su discurso del fin de semana (y todos dedujimos lo mismo) y de que asegurase al día siguiente que no se refería a Yolanda Díaz, no tardó ni unas horas en invitarnos a pensar que, sí, que cuando pedía respeto por su partido se refería a la vicepresidenta del gobierno español: “Te hemos hecho ministra, vicepresidenta. Respétanos”, pedía en la SER y recogen en La República. Y ahora, ¿qué tenemos que pensar? Ya nos lo dirá en un hilo en Twitter.

Pues responsabilízate

Dice Joseph Blatter que “la elección de Qatar fue un error y asumo mi responsabilidad” (El Periódico de España). Pero no se responsabiliza. De hecho, hasta señala a otros culpables: “Al final los votos de Platini fueron decisivos para la adjudicación a Qatar. Esa es la verdad. Y por supuesto que había una cuestión de dinero de por medio. Seis meses después de aquellas reuniones, Qatar compró aviones de combate a los franceses por valor de 14.600 millones de dólares”. Pero el argumento de Blatter no es ético, sino espurio: “Qatar es un país demasiado pequeño para algo de la dimensión de un Mundial”.

Necesitamos otro contendor

Ni discuto, ni tiro de sarcasmo, ni critico las políticas de reciclaje de nuestras instituciones. Pero hablo completamente en serio cuando digo que necesitamos otro contenedor después de leer este titular en EPE: “El mundo registra un nuevo récord de concentración de gases de efecto invernadero” porque, ¿a qué contenedor van quienes más contaminan? Sí, me refiero a los ultrarricos que viajan en jets privados y que se han hecho millonarios en países como China, Rusia o EE.UU., donde pasan de los acuerdos para evitar la emisión de esos gases (también conozco la culpa histórica de Europa al respecto, no necesito lecciones).

Solo hemos empezado

Después de lo urgente, que nos estamos cargando el único planeta que tenemos, vamos con lo importante: “Una decena de ‘selecciones vascas’ tendrá opción de ser oficial con la nueva Ley del Deporte” (El Independiente). Y sí, la de fútbol, clave por la enorme visibilidad que daría a nuestra reclamación nacional, está entre ellas (porque la selección de Euskadi ya compareció antes de la creación de la Federación Española). Surf y Pelota solo han tirado la puerta abajo, el resto de camisetas verdes están esperando para entrar y coger lo que es suyo: la oficialidad en competiciones internacionales, para disgusto de muchos y muchas.

Ese país a los dos lados de los Pirineos

La de la salida del Tour en Euskadi es otra de esas grandes noticias que criticarán los mismos que luego se sacarán fotos desde las rampas para tuitearlas. La visibilidad de Euskadi como ente diferenciado, desde Bilbao hasta Bayona, a los ojos de todo el mundo, es importantísima. No solo desde el punto de vista económico (la organización del Tour sabe que lo suyo es un escaparate y cobra por ello porque genera grandes ingresos a quien se exhibe), también desde el emocional y desde el nacional. Con el camino hacia la oficialidad empezado el espaldarazo que puede recibir el ciclismo vasco es impagable.

La política la hacen los partidos

Yolanda Díaz ha hecho toda su carrera política apoyada en partidos de izquierdas. En varios. Eso habla bien de ella: varios equipos de trabajo diferentes vieron su valía y quisieron contar con sus ideas. Lo que no habla tan bien es que después de eso ella misma haya llegado a la conclusión de que su proyecto, Sumar, no necesita a ningún partido político y que todos tendrán que subsumirse detrás de su claim y su figura. Pues bien, según The Objective, Sumar no sacaría ni un escaño en la circunscripción de la vicepresidenta del gobierno español. Su idea parece que no cala y “los sondeos asustan”. No son las personalidades, son las personas.

Como opción, es menos mala

No estoy de acuerdo con rociar pintura contra ninguna fachada (ni aunque se quite con acetona), pero por si me preguntan me adelanto: sí, me parece mejor lo que ha hecho el activista (entrado en años, por cierto) que ha llenado de pintura la parte delantera de lo que aseguran que es un lobby del petróleo, que lo que han hecho las crías y críos que han lanzado comida contra obras de arte que si se dañan supondrán pérdidas irreparables. Es más consecuente, más valiente y el mensaje queda más claro: si ellos manchan nuestro planeta y nuestras economías, nosotros (por medio del pintor) les manchamos la fachada.

El feminismo es para las pobres

Los graves insultos que han lanzado los chicos de un colegio mayor de Madrid a sus compañeras son graves e injustificables en cualquier contexto. Pero también han servido para abrir un buen melón, el de esas instituciones que quieren parecer elitistas pero no pasan de rancias. En ellas las novatadas se heredan porque en su sustrato socioeconómico todo se hereda. El feminismo es para los pobres: “Si a tu hija no la llaman puta a berridos todas las noches desde el bloque de enfrente es porque eres un perdedor muerto de hambre que no tiene dinero para procurarle el mejor ambiente de estudios posible”, tuitea Hermanos Peláez.

Una organización criminal

La OPEP es una organización criminal. Terrorista, incluso, porque con sus acciones lo que intenta es infundir miedo, con ese miedo generar ansiedad y acopio, y con el acopio de combustible que haga la población atemorizada, ganar dinero. Sin duda, la OPEP es una banda de extorsionadores organizada para tener el mundo a sus pies. Y el mundo, mal liderado, se ha postrado con un modelo energético insostenible y que enriquece a personajes que, pese a los millones, siguen pareciendo siniestros. El anuncio de que recortará la producción solo para mantener el precio (y beneficiar a Rusia, de paso) tiene que suponer un punto de inflexión.

El primer rudimento de la educación

Si no sabes algo, pregunta. Ese rudimento sigue siendo válido cuando tienes 42 años. Lo sé por propia experiencia. Pero puede que algunos crean que ya han pasado esa pantalla y que su intelecto funciona de otra manera, más madura. O todo lo contrario: “¿Sabía o no sabían en Unidas Podemos que las Cuentas para 2023 incluirían una subida del 25,8 por ciento del Presupuesto de Defensa? Pues si se escucha la versión de Hacienda parece que no hay duda al respecto. ‘La gente que se ha sentado con nosotros lo sabía. Los interlocutores preguntan. Es que parece que son tontos, ¿por qué desmarcarse?’”, leemos en El Independiente.

Echa la culpa a Yolanda

¿Cómo quieren que creamos en Podemos que ellos no aceptarían nunca un incremento presupuestario en Defensa y que, al mismo tiempo, no son tontos, como sugieren en algún ministerio, según El Independiente? Pues echando la culpa a Yolanda Díaz: la señalan a ella como la persona negociadora del “ala morada” (mucha “Ala Oeste” han visto algunas y algunos) que conocía esa subida para Defensa y que, además, la ha ocultado al resto de su propio bando en el consejo de ministros (y de poco les ha servido ver la serie de Aaron Sorkin) para que no la rechazasen. En esos juegos de manos todos son los primos. Y primas.

Un camino largo

El camino que han andado las jugadoras, los equipos técnicos y de prensa, entre otros, del Athletic femenino es largo, como ayer nos recordaban en su cuenta en Twitter: 20 años, que no son nada si los cantas y menos si los vives. 20 años de reivindicación, de lucha en el campo, de títulos celebrados en el parking, de algún terremoto interno, de vestuarios diferentes al de los chicos, de récords, de que la afición haga la ola cuando nos golean en San Mamés y de despertar cada mañana ante la injusta realidad. No quito ningún mérito a las directivas que impulsaron y mantuvieron ese equipo, solo pido más porque creo que es lo justo.