Tras dos meses y medio sin poder desplazarme con libertad, tengo muchísimas ganas de poder estar en un entorno natural. Aunque la propuesta de hoy la he realizado en varias ocasiones, he querido rememorar la efectuada entre el 21 y el 23 de mayo del lejano 2010, por situarme en unas fechas como en las que ahora nos encontramos. Cómo me gustaría poder repetirla ahora, máxime con el tiempo tan espectacular que nos acompañó, no como dos años antes, por las mismas fechas, en la que los protagonistas fueron la niebla y la lluvia. Nuestro campamento base estuvo en Fuente Dé, a 219 km de Leioa, desde donde hicimos la ruta a pie desde el mirador de El Cable hasta Espinama y regreso a Fuente Dé.
Aprovechando una oferta de 2×1, nos alojamos en un lugar espectacular, el Parador de Fuente Dé ***, un moderno hotel de montaña ubicado en un idílico paraje a los pies de las montañas del Parque Nacional de Picos de Europa, junto al conocido teleférico. Para las cenas optamos por el restaurante del coqueto Hotel Rebeco **, donde se quejaban de que les resultaba imposible competir con las ofertas de alojamiento del Parador.
Situado en el corazón de los Picos de Europa, el Teleférico de Fuente Dé salva un desnivel de 753 metros, subiendo a los pasajeros desde los 1070 metros a los que se encuentra Fuente Dé, hasta los 1823 metros de altitud de la estación superior, en menos de 4 minutos, a una velocidad de 10 m/s. La longitud del cable es de 1.450 metros. El precio del viaje de ida y vuelta es de 18 €, uno menos en temporada baja. Existen descuentos para grupos y federados en montaña.
Éste es el perfil de la ruta que vamos a realizar, tramo El Cable-Fuente Dé, con casi todo el recorrido de descenso. Son 14,5 km, que se realizan con total tranquilidad en menos de 4 h, alargándose un poco más, si, como en nuestro caso, decides bajar a Espinama y luego subir hasta Fuente Dé.
Desde el mirador de El Cable tenemos una vista casi aérea del Parador, rodeado de verdes praderas. Menudo contraste con lo que tenemos encima, los Picos de Europa cubiertos de nieve. La temperatura también ha descendido pero, con el día tan soleado que hace, enseguida nos tenemos que quitar ropa.
Comienza nuestra ruta, teniendo que subir un poco hasta la Horcadina de Covarrobles (1925 m). Son poco más de 100 metros de desnivel pero, en frío, cuesta un poco de esfuerzo. Será el único desnivel ascendente que tengamos que salvar hasta llegar a Espinama. El paisaje es extraordinario y en ocasiones tenemos que caminar sobre la nieve, viendo a varias personas que realizan el recorrido con esquís de travesía.
Iniciamos el largo descenso que nos llevará a Espinama siguiendo caminado sobre la nieve. Enseguida pasamos cerca del Chalet Real, edificado por la Real Compañía Asturiana de Minas para residencia de los ingenieros. Fue el lugar de acogida del rey Alfonso XIII en una visita en 1912 a los Picos de Europa para cazar rebecos. Destaca por sus colores rojo y blanco en medio de una pradera verde. Enseguida llegamos a nuestra primera parada, situada a 1670 metros de altitud, en el antiguo refugio de Áliva, ampliado y convertido en hotel a 80 € la noche, gestionado por CANTUR.
Continuamos el descenso hacia Espinama por una pista transitable para vehículos, caminado en algunos momentos por una especie de trinchera abierta en la nieve. A veces se pega al arroyo de las Salgardas. En las Portillas del Boquerón hacemos un alto en el camino, observando a unas ovejas y viendo que el mastín que las guarda se acerca a nosotros con tranquilidad. Al principio nos asusta, pero pronto vemos que viene en son de paz, probablemente en busca de comida. Está muy tranquilo y se deja acariciar por mi mujer.
Continuamos el descenso por la pista, viendo que en las proximidades se desploman pequeñas cascadas debido al deshielo. El día está resplandeciente y, ahora que hemos descendido bastante, hace calor. La siguiente cita es con los llamados Invernales de Igüedri, de gran valor para el patrimonio etnográfico, ya que fueron refugio de los pastores y del ganado, cuando era trasladado a los pastos de altura. Según nos acercamos a Espinama podemos contemplar varios prados en los que pastan las vacas. El paisaje sigue siendo impresionante.
Seguimos caminando por la pista, que discurre en muchos tramos paralela al río Nevandi. Al fin llegamos al pueblo lebaniego de Espinama, perteneciente al municipio de Camaleño, que está situado en una hondonada rodeada por montañas, en el lugar en el que el río Nevandi desemboca en el Deva. Ha llegado la hora de poder tomar algo, antes de emprender la subida hasta nuestro punto de partida, el Parador de Fuente Dé, del que nos separan unos 3 km, caminando por un sendero próximo a la carretera. La marcha ha resultado preciosa.
Antes de emprender el regreso a casa, damos un paseo por Potes, la capital de la comarca de Liébana. La villa de Potes conserva numerosas edificaciones de interés, por lo que está declarada Conjunto Histórico, destacando la Torre del Infantado. Conocida como la como la villa de los puentes y de las torres, también son dignos de mención la iglesia de San Vicente y la parte vieja. Se ha echado la hora de comer así que aprovechamos para ello.
Como ya hemos estado en otras ocasiones esta vez no lo hemos hecho, pero si dispones de tiempo te recomiendo visitar un par de lugares antes de llegar a Potes. A 15 km de Fuente Dé se encuentra Mogrovejo, un precioso pueblecito rural declarado Conjunto Histórico. 9 km después, ya cerca de Potes, tenemos el monasterio de Santo Toribio de Liébana que, según la tradición, cuenta con una reliquia del Lignum Crucis, el trozo más grande conocido de la cruz en la que murió Jesucristo.
Tras la comida emprendemos el regreso a casa, para no pillar los atascos de la A-8. Tenemos por delante 196 km para llegar a Leioa. La “escapada” ha concluido.