Isla Norte de Nueva Zelanda (1): Whangarei y Hobbiton

Continúo el relato del viaje por Australia y Nueva Zelanda, que dejaba en la principal ciudad del país, Auckland. Iniciamos el decimoctavo día de viaje. En Auckland recogemos el Toyota familiar que habíamos reservado para recorrer la isla Norte. Es el cuarto que cogemos, así que ya estamos acostumbrados a conducir por la izquierda. Nos dirigimos hacia el norte, así que nada más abandonar la ciudad tenemos que recorrer los 1.020 metros que tiene de largo el emblemático Harbour Bridge, que se eleva 43,27 metros sobre la pleamar. Aunque originalmente no lo teníamos previsto, cuando llevábamos recorridos 99 km por una buena carretera, nos apartamos de la ruta para llegar a Mangawhai Heads, un tranquilo pueblo de playa que se asoma al océano Pacífico. Aquí caminamos por una extensa playa, rodeada de dunas, donde obtenemos unas preciosas imágenes de reflejos. Tras el paseo, enseguida nos detenemos en una pizzería, McLeod’s, ubicada al borde de la carretera, donde también nos obsequiamos con una hamburguesa.

Nos quedaban 72 km para llegar a nuestro destino de hoy, Whangarei, la ciudad más septentrional de la isla Norte. Es una moderna pero anodina ciudad, que casi no pisamos, que acogió la Copa Mundial de Rugby de 2011, ganada por Nueva Zelanda, y el Mundial de Fútbol Sub-20 de 2015. Nuestro hotel, el Quest Whangarei ****, también era muy moderno. Más interesante me resultó fotografiar a una pata con sus patitos, en un bar de carretera en el que nos detuvimos a tomar café poco antes de llegar.

Dejamos los equipajes en el hotel y rápidamente nos desplazamos, tan solo 5,5 km, al lugar que nos ha traído hasta aquí, la cascada Whangarei Falls, de 26,3 metros de caída sobre los acantilados de basalto. Si realizáis el viaje en el verano austral, mejor no desplazarse hasta aquí, porque no suele tener agua. Un agradable paseo de poco más de 1 km por el Otuihau Whangarei Falls Loop, nos permite disfrutar de una agradable naturaleza, además de poder contemplar la cascada desde el mirador superior y desde su base.

Hemos disfrutado durante casi una hora del entorno natural de la cascada. Como el día ha salido espectacular y la tarde es larga, decidimos aprovecharla para conocer la cercana costa de Tutukaka. Enseguida vamos bordeando una especie de ría, observando las distintas embarcaciones allí ancladas. Al lado de la carretera hay un pequeño bar, en el que aprovechamos para tomar un rico chocolate.

Enseguida llegamos al pequeño pueblo de Tutukaka, que pasamos de largo para llegar directamente hasta la costa, votada como uno de los “Diez lugares imprescindibles en Nueva Zelanda” así como “uno de los mejores destinos costeros del planeta” por National Geographic Traveller. Es como una cerrada bahía rodeada de islotes y peñascos cubiertos de vegetación. Vemos que es también un excelente lugar para la práctica del piragüismo.

Concluimos nuestro recorrido por el norte de la isla Norte en un cercano lugar también lleno de encanto, Kowharewa Bay. Se trata de una playa de guijarros situada en el interior de la bahía, en Tutukaka Block Road. Cuenta con parking, zonas de picnic y aseos. Cuando empieza a anochecer, regresamos a Whangarei. Mañana tenemos un largo viaje de 409 km hasta nuestro siguiente destino, Rotorua.

Día decimonoveno de viaje. Hoy nos toca paliza de coche, pues tenemos que recorrer 338 km, prácticamente sin parar, para llegar a Hobbiton Movie Set. Tenemos que hacerlo antes del mediodía, para poder comer allí una hamburguesa, ya que el tour parte a primera hora de la tarde. Sólo esta permitido visitarlo en grupos acompañados de un guía que te dará información. Desde el centro de visitantes, te trasladan en autobús hasta el punto de partida del recorrido a pie. El precio de la entrada es de 89 NZD (49,27 €). La primera impresión es que el paisaje es extraordinario.

El Hobbiton Movie Set fue un lugar utilizado para la trilogía de la película The Lord of the Rings (El señor de los anillos) y la serie de películas The Hobbit. Está situado en una granja familiar a unos 10 km al suroeste de Matamata, en Waikato. Lástima que nada más empezar el recorrido empieza a llover, aunque al poco tiempo la lluvia cesa y ya no tuvimos que volver a abrir el paraguas. Lo que más llamó nuestra atención durante la visita fueron los 44 agujeros hobbit, aunque solo pudimos acceder al interior de uno de ellos. El más famoso de todos es el de Bilbo.

Nuestro recorrido sigue bordeando los agujeros hobbit, pasando por diferentes zonas de cultivo en los que vemos las frutas y hortalizas recién recogidas, para concluir en una hermosa aldea. Nos detenemos en la posada de dragón verde, donde tomamos una cerveza que nos ofrecieron gratuitamente. Más información en www.hobbitontours.com. El día todavía no ha concluido. Por delante nos quedan 71 km para llagar al Ambassador Thermal Motel, situado en la ciudad de Rotorua, en el que pasaremos las dos próximas noches. El viaje continúa.

Hay días en los que me encuentro desmotivado para escribir este blog, pues estoy a punto de perder dos de los meses que más me gustan para viajar, mayo y junio, porque los días son muy largos, la temperatura agradable y suele haber poca gente. Ya me he perdido el viaje a Grecia en marzo y el de junio a un destino lejano y, lo que es peor, no me puedo entretener preparando un próximo plan, pues nadie sabe cuando se podrá viajar con libertad. Faltan todavía seis meses para la Expo de Dubai, mi siguiente proyecto, pero, ¿se celebrará? ¿Se podrá viajar? Lo único claro que tenemos es que ya queda un día menos para poder hacerlo con libertad.

AUCKLAND: Puerta de entrada a Nueva Zelanda

Continúo el relato del viaje por Australia y Nueva Zelanda. En el decimosexto día de viaje, justo cuando se cumple el ecuador, abandonamos Australia. El aeropuerto de Brisbane es la puerta de salida. El Airbus A330-200 de Qantas nos traslada a un nuevo país, Nueva Zelanda. Cuatro horas de vuelo y estamos en Auckland, la ciudad más poblada de la isla Norte y del país. Entramos en Nueva Zelanda o Aotearoa, “tierra de la gran nube blanca”, en maorí, mi país diferente nº 107 y el más alejado de cuantos he visitado. Las dos próximas noches las pasaremos en un hotel bastante básico pero muy céntrico, Ibis Budget Auckland Central. Desde el aeropuerto nos desplazamos al centro en SkyBus Express, que sale cada 10 minutos. La parada (Stop) 7051 está en el 175 de Queen street, a solo 160 metros del Hotel.

Pese a que tenemos que adelantar el reloj dos horas, todavía nos queda tiempo por la tarde para tomar el primer contacto con esta ciudad de más de 1.200.000 habitantes, más de una cuarta parte de la población del país. A cien metros del hotel tenemos la Queen Street, la calle principal de la ciudad y la más comercial, así que caminamos por ella hasta llegar a su fachada marítima, Quay Street, donde se encuentra la Downtown Ferry Terminal y, muy cerca, The Cloud, un centro de eventos. Por hoy ya vale. Unos vinos, unas hamburguesas y al hotel, que esta mañana ha tocado madrugón.

Antes de ir al hotel, como está muy cerca, nos acercamos a la Sky Tower para tomar unas fotos nocturnas. Fue también lo primero que hicimos al día siguiente, el 17º de viaje. Sky Tower es el elemento más emblemático de la ciudad y, con sus 328 metros de altura, la torre más alta del Hemisferio Sur desde 1997, fecha en la que se concluyó su construcción. Abre de 9 de la mañana a 10 de la noche y el precio de subir al mirador superior es de 32 NZD (18 €). Los mayores de 65 años pagan 23 NZD (13 €). Desde arriba se domina toda la ciudad, destacando las vistas sobre el Harbour Bridge y el volcán Maungawhau (monte Eden).

En la Sky Tower cogemos un taxi que nos traslade a los cuatro hasta el museo. A pie habrían sido unos 2,5 km, que de regreso haremos caminando, pero con abundantes paradas. Este es el único transporte que cogimos en Auckland, ya que el centro de la ciudad es muy manejable a pie. Merece la pena visitar el Auckland War Memorial Museum, que ocupa un edificio neoclásico que guarda notables colecciones de arte maorí y polinesio. Abre de 10 a 17 h y la entrada cuesta 25 NZD (14 €).

En el Auckland War Memorial Museum tuvimos ocasión de asistir a un espectáculo cultural maorí (Maori Cultural Performance), que incluye una danza de bienvenida, baile poi, juego con palos, despliegue de armas y haka. Aunque estábamos recién llegados al país, por si luego no teníamos ocasión de ver un espectáculo similar, decidimos acudir. La verdad es que nos gustó. Además de la entrada al museo hay que adquirir otra al precio de 20 NZD (11 €). Nueva Zelanda no es nada barato.

Ya he comentado antes que la vuelta desde el museo al centro la realizamos caminando, primero por el Auckland Domain, el mayor parque de la ciudad, que ocupa el cráter de un antiguo volcán. Cuenta con una buena masa forestal y numerosas esculturas modernistas. Después atravesamos la zona universitaria hasta llegar al Albert Park, enorme parque público que tiene gran cantidad de vegetación, esculturas, fuentes… Entre sus estatuas destaca la de la reina Victoria, que se colocó en el año 1899.

Hemos regresado al centro de Auckland. Comemos en un lateral de la Queen Street y dedicamos el comienzo de la tarde a recorrer la parte monumental de la ciudad, situada en torno a esta calle. Comenzamos contemplando dos interesantes edificios, el Auckland Town Hall y el Auckland Civic Theatre. Al lado tenemos la Aotea Square, plaza considerada como el centro de la ciudad, en la que se encuentra el Arco Waharoa, versión expresionista de una entrada tradicional maorí y la escultura de Sir Dove-Myer Robinson, Mayor de Auckland. Para terminar, dos iglesias, la anglicana neogótica de St Matthew-in-the-City y la Catedral católica de St Patrick & St Joseph.

Concluimos la jornada en el Abandoibarra de Auckland, Viaduct Harbour, antiguo puerto comercial, convertido en una zona de lujosos apartamentos, oficinas, restaurantes y puerto deportivo. Antes era una zona deteriorada de la costa de Freemans Bay. Un puente levadizo une este lugar con el barrio Wynyard. Nada más cruzarlo, observamos que están rodando una película del estilo de la guerra de las galaxias. No nos permiten sacar fotos, pero alguna se escapa. Auckland no nos ha dicho gran cosa, pero nos ha servido para tener día y medio de tranquilidad después de tanto ajetreo. Mañana el viaje continúa, rumbo al norte.

Unas horas en la Serenísima República de SAN MARINO

Desde mi encierro, hoy os invito a visitar de forma virtual San Marino. En el romano aeropuerto de Fiumicino recogemos el Citroen Picasso, alquilado a Locauto, con el que nos desplazamos a este pequeño estado de tan solo 61,19 km² y una población de poco más de 33.000 habitantes, un enclave rodeado de territorio italiano, situado a 10 km del mar Adriático. San Marino es una república parlamentaria y presume de ser el Estado soberano más antiguo del mundo. Si pensáis recorrer las carreteras italianas por estas fechas, conviene saber que en buena parte del país es obligatorio circular con neumáticos de invierno o llevar cadenas para la nieve del 15 de noviembre al 31 de marzo, aunque no haya ni gota de nieve en las carreteras, como fue nuestro caso cuando cruzamos los Apeninos los días 25 y 26 de marzo de 2017. Por delante teníamos casi 400 km de viaje.

Nuestros amigos Eduardo y Mariluz estaban pasando unos días en la Toscana, así que aprovechamos para quedar a comer con ellos en Betolle, una pequeña aldea de la provincia de Siena, cerca de donde ellos se encontraban y que nos pillaba a mitad de camino. Al final nos enrollamos y para cuando llegamos al Grand Hotel San Marino ya había anochecido, por lo que nos limitamos a dar un paseo por nuestro entorno, para tomar las primeras imágenes nocturnas. Por cierto, el 25 de marzo es festivo en San Marino, pues celebran el aniversario del Arengo, representante familiar de una asamblea que gobernó el país hasta mediados del siglo XIII.

Si algo ha llamado especialmente mi atención en este pequeño país son las excepcionales vistas que se tienen desde la parte alta de su capital, Città di San Marino, que realmente es un pequeño pueblo de poco más de 4.000 habitantes, situado sobre el monte Titano, en los montes Apeninos, a una altitud media de 749 metros. Hoy ha tocado madrugar, pues disponemos tan solo de la mañana para recorrer esta encantadora ciudad.

La ciudad de San Marino estuvo protegida por tres cercos de murallas, datando el más antiguo el siglo XI. Aunque lo normal es acceder al casco antiguo por la puerta de San Francisco, también conocida del Loco, y luego pasar la Puerta Nueva (en la parte inferior de la imagen), nosotros entramos en el recinto amurallado por la Puerta de la Muralla Nueva, ya que la teníamos al lado del Hotel. El centro histórico de San Marino y Monte Titano forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde el año 2008, como testimonio de la continuidad de una república libre desde la Edad Media.

En mi opinión, el principal atractivo del centro histórico se encuentra en las fortalezas que protegían la ciudad, construidas en los riscos de su parte alta. Un agradable paseo recorre las tres torres de guardia, siendo la primera la Guaita (o Rocca), construida en el siglo XI dominando toda la zona costera. La segunda, la más alta de las tres, es la Cesta. Edificada en el siglo XIII, acoge el Museo de las Armas Antiguas. La última torre es Montale, de finales del siglo XIII, que se alza aislada y conserva aún un antiguo calabozo.

Tras haber recorrido la zona de montaña, descendemos “un peldaño” hasta la parte alta de la ciudad. Pasamos junto a la Basílica de San Marino y la iglesia de San Pedro y llegamos a la Piazza della Libertà, el corazón del casco antiguo, en cuyo centro se encuentra la estatua de la Libertad (1896). Lo más llamativo de la plaza es el Palazzo Pubblico, construido con formas medievales a finales del siglo XIX. Tras él tenemos un mirador desde el que se domina una espectacular vista hasta el mar Adriático.

En la zona que da al mirador existen dos importantes esculturas, una modernista de título “Nido de vida” y otra mucho más clásica, un busto en memoria de Bartolomeo Borghesi. Seguimos descendiendo y fotografiando esculturas. En el pequeño parque Orti Borghesi tenemos unas cuantas: “En memoria del bombardeo”, “Insecto”, “Alumna de danza”, “A Aldo Volpini”…

Nuestro recorrido monumental por el caco antiguo está tocando a su fin. Pasamos por la Piazza Titano y nos dirigimos al punto más bajo, la Puerta de San Francisco, cerca de la cual se encuentra la iglesia del mismo nombre, edificada en el siglo XIV. Comenzamos la subida hacia el punto de partida pasando por la hermosa Piazza Sant’Agata. Unas escaleras nos conducen hasta nuestro hotel, frente al que tenemos aparcado el coche. Desde allí echamos un último vistazo a las estribaciones montañosas de los Apeninos. Me ha gustado San Marino, pero tenemos que salir rápido, pues nos separan 507 km de nuestro siguiente destino, Nápoles.

De Leioa al mundo

En el Franz Jose Glacier (Nueva Zelanda)

Hola. Mi nombre es Antonio Ortega. He nacido en Bilbao, pero vivo en Leioa. Tras haber publicado más de mil páginas sobre viajes en DEIA, haber colaborado en más de mil programas en Radio Euskadi y haber sido durante 35 años director de la revista Pyrenaica, inicio esta nueva singladura, en la que espero daros a conocer el mundo desde el km 0, las localidades máscercanas a mi lugar de residencia. He estado en 109 países, en algunos de ellos varias veces, pero también he recorrido los 112 municipios de Bizkaia y todas las provincias y departamentos de España, Francia y Portugal. Mi concepto del viaje es muy amplio.

Le he llamado así al blog porque en él os informaré, casi en directo, de cuanto suceda en la playa de Ereaga y su entorno, ya que es mi campo de entrenamiento. Siempre que estoy aquí suelo realizar la «ruta del colesterol», caminando hasta el Puerto Viejo para desayunar un buen pintxo de tortilla. No voy nunca a la playa, pero caminar junto al mar me relaja mucho y me permite admirar un paisaje que cambia con mucha frecuencia, pues a veces hay olas, otras se divisa la llegada del temporal o aparece la playa helada como en la imagen.

En Ereaga y su entorno se realizan muchas actividades deportivas, culturales y festivas: surf, volleyball, GetxoPhoto, conciertos, fiestas de San Ignacio y del Puerto Viejo. También acuden muchos cruceros, como Asuka II, barco japonés que, realizando la vuelta al mundo, nos visitó el pasado año.

En 2018 he estado más de 80 días fuera de Euskal Herria, 32 de ellos en Australia y Nueva Zelanda, siendo el punto más lejano que nunca había alcanzado, como podéis ver en ersta imagen tomada en Christchurch (Nueva Zelanda.

También he pasado dos semanas en varias islas del Caribe, nueve días en Rumania y el resto repartido entre Tarragona, La Rioja, Norte de Palencia, las lagunas de Neila y Galicia (en la imagen A Lanzada).

Todavía no os he comentado que todos los viajes me los preparo yo y los realizo con mi esposa, lo que nos da mucha independencia. Además disfruto mucho preparándolos. En algunos de ellos viene también una pareja de amigos. El blog va a ser muy visual, pues tengo infinidad de fotos que, en Google Maps han superado ya los dos millones de visualizaciones, como la de este cormorán secándose en Arriluze.

Si tuviera que resaltar algo de los viajes realizados el año pasado, me quedaría con esta imagen, el fiordo de Milford Sound, en la isla sur de Nueva Zelanda. Es un lugar en el que llueve muchísimo, pero el pasado
18 de octubre nos tocó la lotería, pues amaneció con lluvia y niebla, pero al llegar al fiordo quedó un día espectacular, que ni de encargo.

Espero que os guste.