Continúo el relato del viaje por Australia y Nueva Zelanda. En el decimosexto día de viaje, justo cuando se cumple el ecuador, abandonamos Australia. El aeropuerto de Brisbane es la puerta de salida. El Airbus A330-200 de Qantas nos traslada a un nuevo país, Nueva Zelanda. Cuatro horas de vuelo y estamos en Auckland, la ciudad más poblada de la isla Norte y del país. Entramos en Nueva Zelanda o Aotearoa, “tierra de la gran nube blanca”, en maorí, mi país diferente nº 107 y el más alejado de cuantos he visitado. Las dos próximas noches las pasaremos en un hotel bastante básico pero muy céntrico, Ibis Budget Auckland Central. Desde el aeropuerto nos desplazamos al centro en SkyBus Express, que sale cada 10 minutos. La parada (Stop) 7051 está en el 175 de Queen street, a solo 160 metros del Hotel.
Pese a que tenemos que adelantar el reloj dos horas, todavía nos queda tiempo por la tarde para tomar el primer contacto con esta ciudad de más de 1.200.000 habitantes, más de una cuarta parte de la población del país. A cien metros del hotel tenemos la Queen Street, la calle principal de la ciudad y la más comercial, así que caminamos por ella hasta llegar a su fachada marítima, Quay Street, donde se encuentra la Downtown Ferry Terminal y, muy cerca, The Cloud, un centro de eventos. Por hoy ya vale. Unos vinos, unas hamburguesas y al hotel, que esta mañana ha tocado madrugón.
Antes de ir al hotel, como está muy cerca, nos acercamos a la Sky Tower para tomar unas fotos nocturnas. Fue también lo primero que hicimos al día siguiente, el 17º de viaje. Sky Tower es el elemento más emblemático de la ciudad y, con sus 328 metros de altura, la torre más alta del Hemisferio Sur desde 1997, fecha en la que se concluyó su construcción. Abre de 9 de la mañana a 10 de la noche y el precio de subir al mirador superior es de 32 NZD (18 €). Los mayores de 65 años pagan 23 NZD (13 €). Desde arriba se domina toda la ciudad, destacando las vistas sobre el Harbour Bridge y el volcán Maungawhau (monte Eden).
En la Sky Tower cogemos un taxi que nos traslade a los cuatro hasta el museo. A pie habrían sido unos 2,5 km, que de regreso haremos caminando, pero con abundantes paradas. Este es el único transporte que cogimos en Auckland, ya que el centro de la ciudad es muy manejable a pie. Merece la pena visitar el Auckland War Memorial Museum, que ocupa un edificio neoclásico que guarda notables colecciones de arte maorí y polinesio. Abre de 10 a 17 h y la entrada cuesta 25 NZD (14 €).
En el Auckland War Memorial Museum tuvimos ocasión de asistir a un espectáculo cultural maorí (Maori Cultural Performance), que incluye una danza de bienvenida, baile poi, juego con palos, despliegue de armas y haka. Aunque estábamos recién llegados al país, por si luego no teníamos ocasión de ver un espectáculo similar, decidimos acudir. La verdad es que nos gustó. Además de la entrada al museo hay que adquirir otra al precio de 20 NZD (11 €). Nueva Zelanda no es nada barato.
Ya he comentado antes que la vuelta desde el museo al centro la realizamos caminando, primero por el Auckland Domain, el mayor parque de la ciudad, que ocupa el cráter de un antiguo volcán. Cuenta con una buena masa forestal y numerosas esculturas modernistas. Después atravesamos la zona universitaria hasta llegar al Albert Park, enorme parque público que tiene gran cantidad de vegetación, esculturas, fuentes… Entre sus estatuas destaca la de la reina Victoria, que se colocó en el año 1899.
Hemos regresado al centro de Auckland. Comemos en un lateral de la Queen Street y dedicamos el comienzo de la tarde a recorrer la parte monumental de la ciudad, situada en torno a esta calle. Comenzamos contemplando dos interesantes edificios, el Auckland Town Hall y el Auckland Civic Theatre. Al lado tenemos la Aotea Square, plaza considerada como el centro de la ciudad, en la que se encuentra el Arco Waharoa, versión expresionista de una entrada tradicional maorí y la escultura de Sir Dove-Myer Robinson, Mayor de Auckland. Para terminar, dos iglesias, la anglicana neogótica de St Matthew-in-the-City y la Catedral católica de St Patrick & St Joseph.
Concluimos la jornada en el Abandoibarra de Auckland, Viaduct Harbour, antiguo puerto comercial, convertido en una zona de lujosos apartamentos, oficinas, restaurantes y puerto deportivo. Antes era una zona deteriorada de la costa de Freemans Bay. Un puente levadizo une este lugar con el barrio Wynyard. Nada más cruzarlo, observamos que están rodando una película del estilo de la guerra de las galaxias. No nos permiten sacar fotos, pero alguna se escapa. Auckland no nos ha dicho gran cosa, pero nos ha servido para tener día y medio de tranquilidad después de tanto ajetreo. Mañana el viaje continúa, rumbo al norte.
Bonito país ,ahora lo veo muy lejano el poder visitarlo, aunque nunca se sabe,mientras, disfruto de tus reportajes. Un abrazo.