A lo bueno nos acostumbramos rápido, y es una maravilla.
Alegría desmedida (Foto: Borja Guerrero)
Llevamos 3 finales en los últimos cinco años, lo cual es una auténtica barbaridad, unos datos que son de asustar y que me hace estar enormemente orgullosa del equipo, por mucho que en el caso de la Copa, no hayamos podido culminarlo desde hace 40 años. Vamos a tener otra oportunidad. Veremos lo que pasa. Pero de momento a disfrutar del paso dado. Porque no siempre se logra, de hecho, recuerdo que el año pasado nos quedamos a las puertas contra Osasuna, con ese gol postrero de ellos en la prórroga. Este año veníamos del partido de ida con un 0 a 1 a favor, bueno pero no definitivo, sobre todo porque era contra el Atlético de Madrid, muy acostumbrado a estas lides, de mucha calidad, y que siempre está ahí arriba. Pero este Athletic está de dulce y anoche lo bordó. No dejaron a los colchoneros ni media oportunidad de nada. Sí que empezaron ellos mejor el partido, reconocido por el mismo Ernesto en rueda de prensa, pero ayer nos tocó estar certeros. Tuvieron ellos dos acercamientos sin exito, pero ya para el minuto 12, Iñaki con una volea preciosa, metió un golazo a pase de su hermano, lo que quizá tranquilizó a los rojiblancos. Si a eso le añadimos que en el minuto 41 los hermanos se intercambiaron los papeles, pero con el mismo resultado, Iñaki pase atrás certero, que el pequeño culmina. Lo que llevó a un 2 a 0 esplendoroso en el marcador para ir al descanso. Ni en nuestros mejores sueños. Este año ya se le había dado un baño al Atlético en San Mamés, también hace relativamente poco, pero ni el más optimista esperaba eso.
El segundo tiempo, no fue lo esperado, ya que lo lógico hubiese sido que los de Simeone saliesen con el cuchillo entre los dientes, pero fue al revés. Así salieron los nuestros. Se sucedieron las oportunidades hasta que Guruzeta, otro que está en un estado de forma excepcional, anotó el tercero. Para aumentar el delirio de un público de récord (máxima asistencia de La Catedral en un partido de fútbol), con 52061 gargantas gritando, ¡A Sevilla oe, a Sevilla oe,…». Bueno, tengo que reconocer que 52060 gritando eso porque a mí me dio cosa celebrarlo antes de tiempo. Soy de las segurolas. Jejeje. Se pudo hacer más sangre, pero no sé consiguió. Eso sí, hay que decir que el Atlético no estuvo para nada afortunado, porque oportunidades sí tuvieron, pero ahí estaba otra vez un gran Julen para aguarles todo intento de reacción. Ni siquiera el gol del honor les dejó. Grande, Julen. Como grandes también Vivian y Paredes, como Ruiz de Galarreta y Beñat, como el otro Íñigo, como Óscar, como Sancet, que sigue sin ser el que era, pero que también asusta. Todos grandes, porque ante todo está el equipo. Conclusión; la eliminatoria quedó solventada con un 4 a 0 total, clarificador y que no da posibilidad a la duda. Aunque al Atlético hay que reconocerle que en la ida no le acompañó la suerte porque las tuvieron de todos los colores. Pero… nuestra defensa, nuestro portero, nuestro equipo entero no estuvieron por la labor. Así, de este modo, de a lo bajini nada, han conseguido 3 finales en 5 años. ¡Qué pasada! Y 7 finales en 15. ¡Vaya dato! Zorionak a los leones por el nuevo logro, y ahora solo me queda pedirles que lo culminen, claro, pero para eso queda mucho tiempo y antes nos tenemos que encargar de la Liga, y este mismo domingo, nos visita otro Miura, en este caso el Barcelona. Así que casi sin tiempo para descansar, pero con la moral por las nubes… ¡a por el Barça! Y…
¡Aúpa Athletic!