Había expectación por lo que podía decir Pablo Iglesias, pero nadie, absolutamente nadie, esperaba que fuera a hacer las cosas tan mal. Como le recordaría después Aitor Esteban, un portavoz de un grupo en el Congreso no le traslada primero al Rey sus intenciones: éste espera que los partidos hablen entre ellos antes de acudir a Zarzuela. Eso sí, Pablo Iglesias dio mucha, muchísima materia para tuitear entre el asombro, la risa de quienes llevamos un tiempo en esto, y las palmas de sus palmeros. Cada vez menos, por cierto.
La poltrona es la crítica
Además del desconocimiento y la osadía (eso de que la ignorancia amadrina el atrevimiento va a acabar siendo cierto) Pablo Iglesias recibió, principalmente, dos críticas: la primera, la de la hemeroteca (dijo expresamente que no sería vicepresidente de Sánchez), me parece menor. La de la poltrona me parece mayor. Marcelino Madrigal y Martu Garrote (poco sospechosos de “peperos”) ironizaban sobre su querencia por los buenos puestos (secretario general, eurodiputado, portavoz de grupo y, ahora, vicepresidente primero), y Carlos Alsina señalaba el cambio de criterio: “No era el derecho a decidir, era el derecho a vicepresidir”.
Sea lo que sea, que sea televisado
Pablo Iglesias puede que no conozca los mecanismos democráticos ni el concepto de prudencia, pero sí que sabe qué es atractivo para los medios (aquí me tienen, dedicando una columna a una idea de bombero). Ahora pide que su negociación con Pedro Sánchez sea televisada. Como lo oyen. El periodista Carlos Cué rescato el único precedente que uno es capaz de recordar: la negociación que protagonizaron Renzi y Grillo en Italia “que acabo fatal”. En LaSexta se frotan ya las manos.
¿Y qué dice Sánchez?
Pedro Sánchez fue bastante más prudente en la rueda de prensa y, ante el bombazo, compareció tranquilo (previa visita a Ferraz) y sin prisas. En Twitter reiteró que va a esperar a que Mariano Rajoy sea rechazado por la mayoría del Congreso (esa foto le refuerza, y hace bien en buscarla). Después, negociará con Podemos. Por el bien de todos, espero que Sánchez sea más razonable que Iglesias y negocie antes. Y que lo haga sin anunciarlo primero a la prensa con la excusa de que acaba de contárselo al jefe de Estado.
Los que se suman a la fiesta
Me cuesta entender la amabilidad de Alberto Garzón en Twitter con Pablo Iglesias, después de que Iglesias le haya fastidiado tanto como ha podido al propio Garzón y a toda IU. La promesa ahora de un ministerio (que en todo caso le daría Sánchez, no el de Podemos) no puede tapar que los morados cedieran la mayoría de la Mesa del Congreso a la derecha, que Iglesias no permitiera a los de IU en sus “confluencias” sumarse a la IU de Garzón, el robo de nombres, el ninguneo en las negociaciones… Por cierto, Equo se suma a la puja por un sillón.