“Hoy me he acordado de lo que me dijo José Moreno Torres, el último gudari, hace alrededor de 10 años: ‘Que no tengáis que pasar por lo que pasamos nosotros’”. Este sencillo tuit, escrito desde una cuenta que homenajea a Juan de Ajuriagerra, concentra la esencia de lo que nos está pasando: somos la generación que tiene acceso a más información y de la manera más sencilla y, al mismo tiempo, somos la generación que más rápidamente ha dejado que se desvanezca la memoria y el legado. Ante una pandemia nos hemos comportado egoístamente (sin hablar de los negacionistas) y ante una amenaza no hemos sabido anticiparnos a la guerra.
La maldad y el poder
Vladímir Putin es un ser humano malvado. Lo ha sido todos estos años en los que algunos hasta le han reído las gracias desde la política (de izquierdas y derechas) y desde el show business hemos permitido que se popularizara un “viva Rusia” en la televisión pública (hasta que en la privada cortaron las alas a alguno). Más duro que yo ha sido Antonio Martínez Ron en Twitter, y ha acertado: “La historia nos ha enseñado que un solo ser humano cargado de poder y estupidez puede arruinar la vida de millones de personas. Allá va Putin, derechito a ganarse un sitio destacado en el panteón de criminales ilustres”.
No a la idiocia
Es perfectamente compatible aborrecer la guerra, despreciar a los canallas que la apoyan, como decía Julio Anguita, y saber que el enfrentamiento armado es inevitable esta vez y que Europa tiene que ganar. Así de sencillo. Las panfletadas cursis y los señalamientos a la OTAN, a Biden o a la Unión Europea solo son propios de mentes adolescentes. Pero si vienen de partidos con responsabilidades de gobierno o de personas que tienen que tomar decisiones, estos brindis al sol, estos gritos tuiteados por la fraternidad de los pueblos trabajadores, estas llamadas al diálogo que no se hacen al teléfono de Putin pasan a ser ya graves por muy idiotas.
Las contorsiones
Hace solo unas semanas, Abascal y Buxadé ejercían de anfitriones ante los dirigentes de partidos, algunos incluso de países, de la extrema derecha europea. La tensión entre Ucrania y Rusia ya existía y se trasladó al hotel donde tuvo lugar la reunión de nazis, aunque de puertas para afuera todo debía de parecer una fiesta. Lo cierto es que Putin es el mayor antisistema y desestabilizador del mundo, y para lograrlo ha apoyado y ayudado a algunos partidos ultras. Enric Juliana era diáfano en Twitter: “El verdadero aliado de Putin en España es Vox. Toda la extrema derecha europea bebe de las fuentes ideológicas del neo-zarismo ruso”.
Lo que diga William. O no
William Serafino se presenta en Twitter como escritor, politólogo, Premio Nacional de Periodismo en 2019, diplomado superior en Estudios del Trabajo, autor de una tesis en Historia y capaz de difundir mensajes como este: “Seré breve: si no estás con Putin estás con los neonazis. Punto”. Este reduccionismo es muy del gusto de los que se concentraron en un hotel de Madrid gracias a Vox hace unas semanas, pero no del mío, lo siento. Y pese a sus 29.000 seguidores tengo que contradecirle: ni estoy con Putin ni estoy con la escoria neonazi. Tampoco estoy con quien me señala ni con quien intoxica.